Epílogo
La Muerte del Hombre Araña
Alguien comenzó a saltar por los edificios.
Sus disparadores habían quedado destruidos, por lo que solo le quedaba saltar de tejado en tejado... como solía hacerlo antes.
La lluvia que se había generado hace unos minutos estaba comenzando a desaparecer.
Los simbiontes que habían a su alrededor caían, derrotados, mientras que las masas rojizas que los envolvían desaparecían...
Y mostraban a los seres vivos que habían poseído.
A pesar de que se había mojado toda la ciudad... aquella persona no se detuvo y siguió saltando...
Hasta que paró en un edificio.
Allí, levantó la vista.
Y miró a lo alto de la torre Alchemax.
Vio como prácticamente todo el tejado de ese lugar había desaparecido.
Como si se hubiera evaporado.
No entendió muy bien lo que había pasado... pero eso no evitó que estuviera feliz.
Habían ganado esa batalla... no podía creerlo.
Ganaron...
Quiso gritar de felicidad, pero algo llamó su atención.
Algo que se acercaba hacia él por el viento cálido del lugar.
Lo tomó con su mano y vio de qué se trataban.
Era una máscara roja...
Era la máscara del Hombre Araña.
Miró confundido esto.
¿Por qué la máscara de su héroe había salido volando?
Y también...
¿Dónde estaba el Hombre Araña?
Fue entonces... que un grito llamó su atención.
Era un llanto... que podía escuchar justo en la calle que tenía enfrente.
Justo en la entrada de la torre.
Habían tres personas allí.
Dos juntas... y una más alejada, de rodillas...
Se limpió la cara, intentando enfocarse... buscando reconocerlos.
Logró reconocer al que estaba alejado...
El Doctor Strange.
Y también reconoció a la persona que lloraba y gritaba...
Felicia Hardy.
Pero, ¿por qué lloraba?
Si habían ganado... no lo entendía...
Hasta que vio... a la persona que estaba tirado en el suelo...
Sonriendo...
Lo identificó a la primera...
Esa persona... era su héroe...
Era el Hombre Araña...
¿Por qué el Hombre Araña estaba tirado en el suelo?
Esa pregunta rondó por su cabeza... durante un buen rato...
Intentando pensar en una respuesta coherente.
Pero solo una le vino a la mente...
Solo una...
Miles Morales abrió los ojos de sorpresa.
Mientras sentía como su pecho empezaba a apretarle...
Como sus piernas empezaban a temblar...
Y como sentía que se iba a desmayar...
— ¿P-Peter...? — murmuró el joven Hombre Araña.
Mirando el cuerpo muerto de ese héroe.
De su héroe...
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Un año después
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
"Oye, Miles..."
— ¡Mamá! — dijo Miles, abriendo la puerta del apartamento — ¡Voy a salir!
— ¡Miles, no olvides que no estaré en casa todo el día! ¡Vendrá la niñera! — le respondió su madre, terminando de preparar la comida — ¡Te dejaré el almuerzo en el refrigerador!
— ¡Sí, no te preocupes! — le dijo, cerrando la puerta.
El moreno comenzó a caminar por el pasillo... hasta bajar por las escaleras.
Llegó a la puerta de la entrada y la abrió, cegándose un poco por la luz del sol que alumbraba esa mañana.
La gente en las calles parecía estar animada, mientras levantaban algunas tablas de madera y algunos botes de pinturas.
Faltaban edificios por reparar.
Pero en sí, Harlem fue uno de los distritos que no se vieron tan afectados en el ataque de hace un año.
Así que Miles comenzó a caminar por su calle, empezando a escuchar su música...
Hasta que le llegó un mensaje.
Anya:
"Estoy en casa de Cindy"
— ¿Qué haces allí? — se preguntó el moreno, soltando una pequeña risa.
Miles:
"Voy en camino"
Anya:
"Trae papitas"
Miles:
"Bien..."
Ahora tenía que hacer una parada antes de subirse al metro.
Ir a la tienda de Teo's.
Miles apagó su celular y se dio la vuelta, pero terminó chocando con alguien.
— L-Lo siento... — dijo el moreno.
— No hay problema, fue mi culpa — dijo esta persona, mientras abría el maletero de su auto.
El joven de Brooklyn vio todas las cosas que tenía en su auto.
— ¿Necesitas ayuda? — le preguntó.
— No, yo puedo... solo... — le respondió, sufriendo por cargar una caja.
El moreno solo volteó los ojos y lo ayudó a levantar esa caja, cargándola hasta la entrada de su edificio.
Lo cual lo tomó por sorpresa.
— ¿Te mudas aquí? — preguntó el joven.
— Sí, estaba barato y... una amiga mía me impulsó a salir de la casa de mi padre — respondió.
— Oh, pues bienvenido al barrio, amigo — dijo — Soy Miles.
— Yu, Yu Onomae— respondió este, dándole la mano — Un placer...
— Tu nombre me suena...
— A-Ah... debe ser solo coincidencia — dijo Yu, soltando unas risas nerviosas — Es un nombre muy popular en Japón.
Miles también rió y se despidió de ese chico, comenzando a caminar hasta la tienda.
Cruzó la pista y finalmente entró a ese lugar.
— Miles Morales, bienvenido — dijo Teo, viéndolo entrar.
— Hola, Teo — dijo el moreno — Veo que por fin decidiste reabrir...
— Bueno, tardaron un poco, pero mi hogar finalmente fue reconstruido.
Miles entendía eso. También habían tardado algunos meses en reconstruir su apartamento.
Se sintió aliviado cuando por fin lo hicieron.
— ¿Y qué necesitas? — preguntó.
— Solo tres bolsas de papas — respondió — Voy a visitar a unas amigas.
— ¿Estrenando la nueva línea del metro?
— Alguien tiene que ser el primero.
Fue en ese momento, que un gato se subió al mostrador...
Y comenzó a maullar, mientras se recostaba en este.
— Hola, pequeñín... — dijo Miles, acariciándolo — No sabía que tenías un gato.
— Sí, lo adopté cuando lo vi hurgando en la basura...
— ¿Y cómo se llama?
— Ah... bueno... — dijo Teo, algo incómodo.
Miles lo miró confundido, para después fijar su vista en el collar que tenía el gato.
Su nombre era Hombre Araña.
— Oh... — murmuró Miles.
— Quise ponerlo en su honor, ya sabes...
— Sí, lo comprendo.
— Sí... ¡¿Sabes qué?! Esta la invita la casa — dijo Teo, poniendo las papitas sobre la mesa.
— No es necesario que lo hagas...
— Quiero hacerlo... — dijo — Nunca pude agradecerte cuando... nos salvaste de que Harlem fuera borrado del mapa...
— Teo...
— Solo acéptalas — dijo, guiñando un ojo.
Miles sonrió levemente y tomó las papas.
Se despidió de Teo y de su gato...
Y salió de la tienda, suspirando.
Empezando a caminar al costado de lo que era...
Un graffiti gigante del Hombre Araña.
"Si Ganke y Anya se basaron en mi primera interfaz, eso significa que graba todo lo que digo en un servidor privado. Esa fue... una función que tuve el traje que me dio Stark y... supongo que también lo tiene este..."
Bajó por las escaleras y caminó por la estación de metro.
Se detuvo de golpe... mirando los metros pasar con rapidez.
Con mucha rapidez...
El tiempo pasó muy rápido.
Un año... sí que pasó rápido...
"¿Y por qué digo esto...? Supongo que es porque sé lo que va a pasar ahora..."
Un año...
Desde que el Hombre Araña...
"Voy a morir..."
Entonces, un metro paró enfrente de él.
Era el suyo.
Así que entró y se sentó.
Ese vagón estaba completamente vacío.
Lo normal, ya que recién se habían reabierto luego de su reconstrucción.
No muchos lo iban a tomar.
La mayoría estaba ocupado con la reconstrucción de la ciudad.
Fue cuando las puertas del metro comenzaron a cerrar... cuando alguien más entró.
— Casi llego tarde... — dijo esta persona, caminando y sentándose enfrente de Miles — Mi esposa siempre me dice que llego tarde a todo...
— Sí... lo entiendo... — dijo Miles, sonriéndole — También lo dice mi madre de mi...
— Es todo un problema, ¿no crees?
El señor sacó un periódico de su gabardina... y lo abrió.
Miles levantó la vista, viendo que periódico era el que leía.
"Sé que debo mantener la esperanza y luchar hasta que no pueda más, pero... ya no puedo más... ya sobrepasé mi límite hace mucho. Estoy perdiendo... mucha sangre y... no siento mi brazo izquierdo..."
Era un periódico del Daily Bugle.
Y en la portada... podía verse una foto del Hombre Araña.
Al ver esto, simplemente cerró los ojos y apartó la mirada.
— Una pena lo que pasó con el Hombre Araña... — dijo el señor, aún leyendo el periódico — Era un buen chico...
— S-Sí... lo era...
— ¿Cómo era su nombre real? ¿P-Peter... Palmer?
— Parker... — corrigió el moreno — Era Peter Parker.
— ¡Claro, sí! ¡Peter Parker! — dijo, recordándolo — Se tomaba fotos a sí mismo y se las daba a los diarios... debió ser alguien listo.
— Lo fue...
— Sabes, yo lo conocí una vez...
Miles Morales sonrió.
En este último año, muchas personas había salido y habían buscado fama, diciendo que conocían a Peter Parker y que eran grandes amigos.
— ¿Lo conoció? — preguntó Miles — No me diga...
— De verdad — respondió — Al principio me pareció un simple chico inmaduro y sin valor...
— Oiga — dijo Miles, fastidiado.
— Pero después... ese chico logró callarme la boca — dijo — Verlo crecer y adaptarse a las dificultades... bueno, es algo que no muchos tienen la oportunidad de hacer.
Miles lo miró confundido.
— Solo... me fastidia no haber estado el día de su muerte — le dijo el señor — Aún cuando él estuvo el día de la mía...
— Señor, no lo entiendo...
— Oh, no prestes atención a un pobre anciano... — dijo el señor, cerrando el periódico.
"Se ve muy mal, pero la esperanza... esa no la he perdido..."
El metro paró en una estación, abriendo las puertas.
Mientras ambos se miraban de frente.
El señor sonrió... y se levantó.
— Esta es mi parada, hijo — le dijo, mientras se acomodaba su gabardina — Fue un placer hablar contigo. Hace tiempo que no lo hago con nadie...
— C-Claro...
Miles miró fijamente a ese señor... viéndolo caminar y salir de la parada del tren.
Paró un segundo, para girar un poco la cabeza y sonreír...
Y después continuar su camino.
Subiendo las escaleras hasta la luz cegadora que había más arriba.
Morales volteó y dejó de pensar en eso...
Se puso sus audífonos.
Cerró los ojos...
Y comenzó a escuchar música.
"Lamento mucho todo lo que ha pasado. Sé que no debería de pensar así, pero tengo el sentimiento de que todo esto... es mi culpa. Y lo es... pero voy a arreglar este error..."
El sonido del metro comenzando a parar fue lo que despertó a Miles.
Abrió los ojos y vio que ya estaban llegando a su parada.
Se quitó los audífonos y se levantó de su asiento.
Comenzó a caminar hasta la puerta y se quedó allí, viendo como el metro paraba lentamente...
Hasta quedarse quieto.
Las puertas se abrieron.
Y empezó a caminar por la estación de metro de Hell's Kitchen.
"Realmente... no esperaba que todo terminara así..."
Este distrito había sido muy golpeado por los ladrones durante el último año.
Pero, por suerte, algunos héroes pudieron mantenerlos a raya.
"No... creo que es exactamente como creí que terminaría todo..."
Las personas, en las calles de ese distrito, también se veían felices.
Algunos caminaban en familia, mientras que otros viajaban en sus vehículos, riendo y disfrutando de ese día soleado.
Miles los veía pasar.
Realmente, él no había tenido tiempo para hacer eso. Para salir con amigos o algo parecido.
Esos meses habían sido muy duros y... no había tenido tiempo para pensar en esas cosas.
La verdad... casi nadie había tenido tiempo para pensar en eso...
De todas formas, decidió seguir su camino, cruzando cada una de las calles y volteando en cada esquina.
Hasta llegar a un edificio algo antiguo.
Allí, abrió la puerta y comenzó a subir las escaleras.
Una por una, subiendo hasta llegar al último piso de ese lugar.
Tocar la puerta... y ser abierto por alguien.
"Fue una gran... vida. Viví cosas que... jamás creí que viviría. Hice cosas increíble... sobreviví a cosas increíbles..."
— Por fin llegar, Morales — dijo Cindy, saludándolo.
— Lamento la tardanza — dijo Miles, riendo.
El entró y vio como todo el departamento de Moon.
Hubo algo que le llamó la atención.
Habían cajas.
Cajas... con cosas guardadas.
— ¡Miles! — dijo Anya, al verlo — ¿Trajiste las papitas?
— ¿No nos vemos en semanas y eso es lo primero que me dices? — preguntó el joven de Brooklyn, dejando las bolsas en el mostrador de la cocina.
Ella rió y agarró una bolsa de papas.
Abriéndola y comiendo una.
— Lo lamento — dijo — Estuvimos muy ocupadas anoche.
— ¿Enserio? — preguntó el moreno — Creí que hoy te irías a San Francisco.
— Y eso haré — el dijo Anya, comiendo sus papitas.
Miles miró confundido.
— Entonces, ¿qué haces aquí?
Anya también lo miró confundido.
— ¡Oye, Moon! — dijo la chica — ¡¿No le dijiste?!
— ¡Aún no! — dijo Silk, acercándose a la cocina — Es que todo pasó muy rápido.
El joven de Brooklyn no entendía lo que estaba pasando.
"Y, la verdad... no me arrepiento de ninguna de ellas. Soy feliz... incluso en el final..."
— ¡Yo también me iré a San Francisco! — le dijo Cindy, emocionada.
Miles las miró confundido, tratando de procesar la información que le acababan de dar.
Procesándolo... un poco lento.
— ¿También estudiarás en Stanford? — preguntó Miles.
— No, ella no es de eso... — dijo Anya.
— Encontré una pista del paradero de mi hermano — dijo Cindy — Puede que esté en San Francisco, así que me mudaré allí.
— Nos iremos juntas.
Miles se sorprendió al escuchar esto.
La noticia lo tomó por sorpresa.
— P-Pero, ¿cómo...? — decía el moreno.
— Me pasaré con una amiga al Bugle que hay allá — dijo Cindy — Seremos roomies, mientras intento localizar a mi hermano.
— Apenas me enteré ayer — dijo Anya — Estuvimos toda la noche empacando sus cosas.
— Olvidé decirte, lo lamento — dijo Cindy — ¡Pero estoy muy emocionada! ¡No puedo creer que estoy tan cerca de encontrar a alguien de mi familia!
— Y yo estaré allí para ayudarte — dijo Anya, sonriéndole — Pero, más te vale no interrumpir ninguno de mis estudios...
— No seré tan insistente... — dijo, riendo nerviosamente.
"Si debo arrepentirme de algo... es no haber podido vivir lo... suficiente para conocer a mi hijo. Vaya... incluso ahora... no puedo evitar preocuparme... por ustedes..."
— Dejarás la ciudad... — dijo Miles — Dejarás la ciudad... ¿desprotegida?
Cindy y Anya se quedaron calladas al escuchar esto.
Moon suspiró un momento y luego miró fijamente al moreno.
— No está desprotegida — le dijo — Aún tienen a héroes que podrán defenderla.
— Pero no tienen a otro que pueda balancearse...
Silk sonrió al escuchar eso.
— Sí lo tienen... — dijo Cindy.
Miles agachó la cabeza... y negó con esta.
— Hace un año que Happy nos reparó nuestros trajes... — dijo la mujer arácnida — Dime Miles, ¿sí llegaste a ponértelo?
Y entonces... volvió a negar con la cabeza.
— Ellos aún tienen a un Hombre Araña — le dijo Anya.
— No lo tienen... — le dijo Miles, suspirando — No desde...
— Lo sé... pero, la ciudad necesita a un Hombre Araña...
— Anya, está bien... — dijo Cindy — Miles, ¿podrías ayudarnos a terminar de empacar?
El joven asintió con la cabeza y comenzó a caminar hasta varias cajas.
Las otras dos chicas hicieron lo mismo y empezaron a guardar varias cosas.
"Dile a... Felicia que lo siento... que lo siento mucho... lamento tener que dejarla...sola y lamento... mucho no poder seguir a su lado..."
— ¿Y han... hablado con ella...? — preguntó Anya, guardando varias fotos.
Miles y Cindy se quedaron un rato callados.
— ¿Ella sabe que tú te vas? — preguntó Miles.
— Sí, le mandé un mensaje... — dijo Cindy — Ya sabes, no... no quiere vernos...
— A ninguno — añadió a Anya — Creo que MJ es la única que soporta ver...
— No la culpo... — dijo Miles, cerrando la caja — Si estuviera en su lugar...
— Sí yo estuviera en su lugar, me gustaría tener a mis amigos a mi lado — se quejó Anya.
"Ella no lo entenderá al inicio, estoy seguro... pero, sé que podrá... seguir. Es muy fuerte... incluso, más fuerte que yo..."
— Ya ha pasado por mucho... — dijo Miles — Sí no quiere vernos... está bien...
Anya suspiró, cansada.
— ¿Cuándo fue la última vez que... la vieron...? — preguntó.
— Hace como tres meses — dijo Cindy — No estuvo para nada feliz que llegara al hospital.
— Yo la visité hace seis meses... — dijo Miles — Me botó ni bien me vio.
— Definitivamente... no quiere saber nada de nosotros... — suspiró Anya
— Sí...
"Igual que tú..."
Miles comenzó a bajar las escaleras, con varias cajas en sus manos.
Trataba de mantenerse firme, ya que podría caerse una y terminar rompiéndose en mil pedazos.
Era fuerte... pero muy poco delicado.
"Los amigos son una familia... son los que impulsan a uno a... seguir..."
Pero lo logró.
Logró llegar al primer piso y salir del edificio.
Allí, Cindy abrió el maletero de su auto y comenzaron a guardar las cajas.
Algunas personas se ofrecieron a ayudar, pero ellos negaban la ayuda.
Para la superfuerza de los dos, no era problema levantar esas cajas.
"Y aunque a veces... no estén o mueran... realmente nunca se van. Siempre siguen allí... dándote ánimos..."
Hasta que, finalmente, guardaron todo en el maletero.
Cindy caminó y entró a su auto, mientras que Anya y Miles se quedaron un rato afuera.
— Así que... llegó el momento... — dijo Miles.
— Sí, ya me voy... — dijo Anya — Nuestro vuelo sale pronto.
Ambos amigos se acercaron y se abrazaron.
— Voy a extrañarte — le dijo el moreno.
— No perderemos contacto — dijo Anya.
— Sí, pero no será igual que nos grites a mí y a Ganke desde más de dos mil millas.
— De todas formas, seguiré haciéndolo.
Los dos jóvenes rieron.
— ¿Y sigues seguro de querer estudiar en la ESU? — preguntó Anya — Existen mejores universidades a las que podrías ir.
— Lo sé, pero... no me gusta alejarme de mi barrio, ¿sabes? — dijo Miles, mirando las calles — Además, Kong y MJ estarán allá... me apoyarán.
— Sí... ¿y estás seguro que solo es por eso?
— C-Claro, ¿por qué...?
— Nada, olvídalo — dijo Anya, sonriendo y abriendo la puerta del auto — Por cierto, Ganke sigue en la Academia Visions. Está llevándose sus cosas.
— ¿Aún no lo ha hecho?
— Lo dejó a última hora.
— Como siempre...
— Sí, es una cosa que todos tenemos en común... — dijo — Hasta luego...
Los dos jóvenes se sonrieron... y se despidieron.
Cindy Moon se dio la vuelta y miró al moreno.
— Cuídate mucho, Miles — dijo Moon.
— Tú también — le dijo Morales — Espero puedas encontrar a tu hermano...
— Gracias... — dijo — Y no olvides... que Nueva York también necesita un Hombre Araña.
— No por mi parte.
— Ya lo veremos, jovencito.
Entonces, ambos rieron...
Miles se alejó del vehículo... y vio como este empezó a avanzar.
Se quedó un rato quieto... viendo como el automóvil se perdía entre los coches que pasaban por allí.
"Nunca olvides eso, Miles... sé que no fui un buen maestro... de hecho, ni siquiera fui eso... pero hay algo importante... que debes saber..."
Y entonces... se dio la vuelta.
Y comenzó a caminar hasta la estación de metro.
Tenía planeado irse a su hogar, pero...
Decidió ir a otro lugar.
Así que, siguió caminando... y se subió a un metro.
En dirección de la Academia Visions.
"Algo que me tomó... un tiempo entender, pero que... finalmente lo logré..."
El joven de Brooklyn caminó por los pasillos de esa academia.
La frialdad de estos era eliminada por los alumnos y profesores que seguían caminando por allí.
Caminaba algo nostálgica, ya que ya no iba a estudiar allí.
Y así estuvo... hasta llegar a una puerta.
Abriéndola.
— Ganke... — dijo Miles, entrando a la habitación.
El joven que se encontraba dentro, Ganke Lee, se sorprendió de verlo.
— ¡Miles, hola! — dijo, caminando y saludándolo.
Hicieron un extraño saludo con sus manos, riendo después de hacerlo.
— ¿Qué haces aquí, viejo? — preguntó Ganke, volviendo a guardar su ropa en una mochila.
— Eso iba a preguntarte yo — dijo Miles — ¿Recién llevándote tus cosas?
— Sí, la dirección me llamó para que las retirara — le respondió — Ya me había olvidado de todo esto...
Ganke alzó un usb y se lo mostró.
— ¿Sabes qué hay aquí? — preguntó Ganke.
— ¿Ahí está...? ¿Speed Nonagon?
— Nuestros primeros códigos, amigo — dijo, mientras se lo entregaba — Finalmente lo encontré.
— Vaya, y yo que creí que lo habíamos perdido para siempre — dijo Miles, sorprendido — Con esto, podremos arreglar algunos bugs...
— Y muchas otras cosas — dijo Ganke — Oye, bro, ¿me ayudas? Mis padres me esperan abajo.
Miles asintió con la cabeza y levantó una de las mochilas.
Abrieron la puerta y comenzaron a caminar por los pasillos.
— Así que... la universidad — dijo Ganke — ¿Quién diría que llegaríamos a este punto?
— Hasta yo me sorprendo — dijo Miles — Esperemos que la ESU no esté tan difícil como la Academia Visions.
— Nada es más difícil que la Academia Visions.
Los dos jóvenes rieron y siguieron su camino.
Bajando las escaleras y caminando hasta la entrada.
"A pesar de que mueran personas... a pesar de que pierdas cosas y... a pesar de que pasen tragedias... uno debe pararse firmemente... y seguir avanzando..."
— ¿Y qué harás en lo que queda de vacaciones? — preguntó Ganke.
— Nada interesante... — dijo Miles — Jugaré o... pintaré algo...
— Oh, claro... sí... — decía — Bueno, también podrías... ya sabes...
Ganke paró en seco, lo que confundió al moreno.
— Miles, ¿estás seguro de esto? — preguntó Ganke — De... ya sabes... la decisión que tomaste.
El joven de Brooklyn entendió a que se refería.
— Sí... yo... — decía Miles — Tomé esa decisión hace mucho... y la voy a mantener...
— Pero...
— Ganke, no quiero hablar mucho del tema...
Su amigo lo miró por un momento, preocupado.
— Entiendo... sí, claro...
— Gracias, bro... — dijo Miles — Ahora, vamos... tus padres se enojarán si tardamos muchos.
— No quieres ver a mi madre enojada.
— No quiero ver a ninguna madre enojada.
"Mi camino como el Hombre Araña ha llegado a su fin..."
Miles Morales dejó a Ganke con sus padres y siguió su camino.
Ahora sí... se dirigía a su hogar.
Comenzó a caminar hasta su metro y se subió.
Este avanzó y llegó hasta su estación.
Las puertas se abrieron y el joven Morales bajó de este.
Sus amigos habían estado diciéndole muchas veces... cuestionándole sobre su decisión...
Él solo prefería pasar del tema.
No pensar mucho en eso.
No era algo que le hiciera muy feliz.
"Pero tú... eres alguien que sigue avanzando. Eres en quien... confío para poder mantener... la ciudad a salvo..."
— ¿Está ocupado? — preguntó el señor que se había encontrado en el metro.
Miles se encontraba sentado en las escaleras hacia su edificio, pensando en muchas cosas.
Se sorprendió un poco al verlo... pero, de todas formas, decidió cederle el asiento.
Ese señor se sentó a su costado...
Y ambos miraron la calle.
— ¿Logró llegar a tiempo a su cita? — preguntó el moreno.
— No... la verdad es que no — le respondió — Pero ellos ya están acostumbrados...
— Ya veo...
Miles agachó un poco la cabeza...
Pensativo.
— Algo te pasa — le dijo — ¿Qué sucede?
Pero el moreno siguió callado.
Sin decir nada.
— Vamos, puedes hablarle a este viejo — dijo — No se lo diré a nadie.
— No, es que... tuve un amigo que... murió hace tiempo — dijo Miles — Y ahora... bueno, ya no está...
— Oh, ya veo... la pérdida...
— Él y yo hacíamos algo juntos, pero ahora... sin él, ya no sería lo mismo... — dijo — No quiero hacerlo...
Esa persona se quedó un momento callada... y luego, habló.
— Y dime, eso que hacían juntos... ¿a ti te divertía?
— ¿Cómo? — preguntó Miles.
— Si a ti te gustaba mucho...
— Bueno... sí, eso creo...
— Entonces, si a ti te gustaba... no deberías dejar de hacerlo — dijo.
— Pero... sin él...
— Escucha, hijo, yo soy un hombre viejo — le dijo — He hecho cosas asombrosas en mi juventud... y también, he perdido a gente que amaba en el camino.
— Sí, pero...
"Ahora... tú no eres el otro Hombre Araña..."
— Pero, siempre seguí haciendo lo que más me gustaba — prosiguió diciendo — Nunca me alejé de ese camino, aunque hubiera querido hacerlo... y aquí me ves, más vivo que nunca.
— Yo no sé si pueda hacerlo sin él...
— ¿Y crees que a él le hubiera gustado que tú dejarás de hacer lo que te gusta?
— Yo... no, creo que no...
— ¡Ahí tienes tu respuesta!
"Eres el Hombre Araña"
Miles sonrió un poco al escuchar eso.
Entonces, el señor se levantó de las escaleras.
— Fue un placer hablar contigo, joven — dijo el hombre.
— Gracias por los ánimos... — le dijo Miles — ¿Usted vive por aquí?
— Algo así... — le dijo — Confía en mi, creyente. Él estaría orgulloso de que siguieras con lo que estaban haciendo juntos...
— C-Claro... — dijo Miles, algo confundido.
Aquel señor viejo se despidió...
Y comenzó a retirarse de allí. Caminando.
Alejándose de Miles.
El joven de Brooklyn se levantó de las escaleras y entró a su edificio.
Su madre ya se había ido, así que era seguro que la niñera estaría en su apartamento.
Llegó a la puerta de esta... y pensó mucho en si abrirla o no.
"Deposito mis esperanzas en ti... harás un gran trabajo, lo sé..."
Al final, decidió entrar a su apartamento.
Entró en el pasillo de su hogar y miró hacia la sala.
Allí vio a la niñera... Danika Hart.
Se había quedado dormida en el sillón, mientras que su hermana pequeña jugaba con sus juguetes en el suelo.
Miles se rió de eso y caminó hasta su cuarto.
Entró, algo cansado y cerró su puerta.
Tenía planeado dormir o algo así...
Así comenzó a dar unos pasos... antes de parar en seco.
Y sorprenderse sobre quien estaba allí.
"Será difícil... caerás muchas veces... incluso, querrás dejar esta... responsabilidad de lado... pero sé que no lo harás..."
— Nick Fury... — dijo Miles, al verlo sentado en su escritorio.
El agente estaba leyendo un artículo desde la computadora.
— Sabes, he estado pensando mucho en si venir aquí o no... — dijo Fury, levantándose de la silla — Desde que me enteré de... su fallecimiento.
— Señor Fury...
— He estado viendo la reconstrucción de la ciudad — dijo — Y debo decir... que está yendo fantásticamente...
— ¿Qué está haciendo en mi habitación...?
— Pensé que tú y yo deberíamos de hablar cara a cara...
— ¿Q-Qué va a hacerme...?
— Solo hablar...
— P-Pero, Danika... ¿usted la durmió o algo...?
— Siéntate...
Miles lo miró dudoso.
Y solo suspiró.
El joven caminó hasta su cama y se sentó. Nick hizo lo mismo, sentándose en la silla del escritorio.
Luego, señaló a la pantalla de la computadora.
Mostrando el artículo que estaba leyendo.
"Seguirás manteniéndose firme..."
Aquel artículo que Mary Jane había escrito hace tiempo... y que se volvió muy popular.
"Como el mundo mató al Hombre Araña"
Miles lo había leído muchas veces... demasiadas veces...
Más de las que le gustaría admitir.
— Es un muy interesante artículo... — dijo Fury.
— Señor Fury, lo de ese artículo... — empezó a decir el moreno — Lo lamento, eso...
— Yo lo quería.
Esas palabras sorprendieron al joven de Brooklyn.
Levantó la cabeza y miró a Fury, quien observaba la pared de un lado que solo podía verle el parche.
— Lo conocí cuando apenas era un bebé... — dijo — Sus padres... llegaron a trabajar en un proyecto para nosotros...
— ¿Conoció a los padres de Peter? — dijo Miles, sorprendido.
— Sí...
— Y-Yo no... no sabía...
— Cuando sus padres murieron, me pregunté si habría una forma en que pudiera hacer lo correcto por ellos — dijo Fury — Me emocioné cuando descubrí que aquel héroe que se balanceaba por las calles era él...
Miles agachó un poco la cabeza.
— Podía hacer algo... por él... — dijo Fury — Yo estaba seguro que llegaría a ser alguien grande. El mejor de todos nosotros...
Fue entonces, que él se levantó de su asiento.
— Pero, al contrario... no lo ayudé — dijo — En vez de eso, lo hice sentir mal. Lo hice sentir que no estaba listo... que no era un verdadero héroe... y eso lo llevó a que no pudiera convertirse en el hombre que estaba destinado a ser.
— No sabía que conoció a sus padres...
Fury se puso de espaldas y miró la computadora de fijamente.
Miles también se levantó y suspiró.
— Lamento lo que escribió MJ sobre usted en ese artículo... — dijo Miles.
— Yo entiendo que buscaban a alguien a quien culpar por todo esto — dijo — Y mi punto es...
Decía, mientras se daba la vuelta.
— Ustedes me culparon... — dijo — Y tienen toda la razón...
"Marcarás la diferencia... y seguirás siendo alguien fuerte..."
Miles se sorprendió al verlo.
Una lágrima estaba saliendo de su ojos.
Nick Fury estaba llorando en esos momentos.
Eso generó un nudo en el estómago del joven Morales.
Y solo hizo que apartara la vista, confundido... y angustiado.
— Cometí un error con Peter... — dijo Fury, mientras sacaba algo de su gabardina — Y no lo cometeré contigo.
Entonces, sacó algo.
Y se lo entregó al moreno.
Miles lo observó. Era una tarjeta.
— Bienvenido a los Vengadores.
"No dudes, Miles..."
— Señor Fury... — dijo el joven de Brooklyn — Yo ya no soy el Hombre Araña...
— Entiendo tu postura... pero este mundo en crecimiento necesita a los héroes... — dijo — Tú eres uno de esos héroes...
— Ya no lo soy...
— Sí lo eres... — dijo Fury, sacando otra cosa de su gabardina — Él sabía que tú lo eras.
Era un usb.
No entendía por qué le entregaba eso.
— Dejó un mensaje para ti... — dijo, mientras comenzaba a caminar hasta la puerta — Lo encontramos hace poco mientras revisábamos ciertos archivos.
Miles miró ese usb, consternado.
— Fueron sus últimas palabras... y te las dedicó a ti...
— ¿Y qué es lo que me dice...? — preguntó Miles.
— Tendrás que escucharlo para saberlo... — dijo Fury, abriendo la puerta.
Volteó un momento y lo miró.
Ambos se miraron... fijamente.
Entonces, Fury sonrió.
Se despidió...
Y salió de su habitación.
Miles miró el usb por unos segundos, dudoso si escucharlo o no...
Pero, aún así... caminó hasta su computadora...
Conectó el usb.
Descargó el archivo de audio hasta su celular y luego apagó la máquina.
Se puso sus audífonos...
Y le dio a reproducir.
Fue cuando pudo escuchar su voz... esa voz que no escuchaba desde hace mucho.
Miles se sentó en su cama y cerró los ojos.
Lágrimas comenzaban a desbordar cuando escuchaba cada palabra que le dedicaba el castaño.
La impotencia lo llenaba y lo hacía querer volver atrás.
Pero también... un sentido de responsabilidad lo llenaba.
Abrió los ojos y miró a su closet.
Se agachó y sacó un maletín...
Y lo abrió.
Allí estaba... doblado y como nuevo...
Su traje... rojo y negro.
Aquel traje que había hecho junto con Peter.
Lo miró fijamente... mientras veía como el audio empezaba a llegar a su fin.
Mientras sentía... como iba a dejar de escuchar la voz de su amigo muy pronto...
Observó su traje, una vez más...
Cerró los ojos...
Tomó una bocanada de aire...
Y...
"Tú... puedes... lograrlo..."
"Solo se trata..."
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
"De un salto de fe"
La luz del sol era opacada por una sombra que cruzaba velozmente.
Los ciudadanos de una ciudad en plena reconstrucción miraban al cielo.
Algunos gritaban de sorpresa, mientras otros lloraban de felicidad.
Algunos gritaban de rabia, mientras otros saltaban de alegría.
Unos tomaban fotos y otros corrían, intentando seguirle el paso.
Aquella figura disparaba sus telarañas y volvía a impulsarse, mientras la gente se sorprendía de verlo.
Las imágenes suyas rápidamente pasaron a las redes sociales, siendo vistas por todo el mundo.
Cindy y Anya veían contentas estas imágenes.
En un laboratorio de la ESU, dos científicos veían nostálgicos los videos del balanceo de esa persona.
Nick Fury, antes de subirse a su helicóptero, sonrió al escuchar que alguien había vuelto a balancearse por los edificios.
Mary Jane y Kong escuchaban sorprendidos las palabras de varios jóvenes sobre el regreso de tal superhéroe.
Ganke gritó de felicidad, en su cuarto, mientras intentaba llamar a su amigo.
Todos tenían una expresión de sorpresa... al enterarse de la noticia.
Y aquella persona que se balanceaba en su traje rojo y negro...
Aquella persona que había vuelto hacer lo que le gustaba hacer...
Aquel joven llamado... Miles Morales...
Se encontraba más que emocionado, mientras seguía disparando sus telarañas.
Gritaba de emoción, mientras cruzaba los edificios.
Sentía como varias lágrimas trataban de salirse de sus ojos, mientras pasaba velozmente por las calles de la ciudad que nunca duerme.
La ciudad de Nueva York.
Saltó por varios tejados, mientras disparaba unas redes y se impulsaba hasta otros.
Así siguió, disfrutando todo lo que podía... su regreso.
Saltó y comenzó a descender, pasando velozmente por una terraza.
Mientras volvía a gritar de emoción.
Y de esa terraza... alguien salió.
Alguien comenzó a caminar por la terraza... hasta llegar a la baranda.
Esta persona miró al Hombre Araña balancearse por las calles de una ciudad en plena reconstrucción.
Y sonrió... como no lo había hecho en mucho tiempo.
Una pequeña persona... un bebé... comenzó a moverse entre su brazos, feliz y hambriento.
Aquel niño... que era fruto de un amor perdido.
Felicia Hardy levantó la mirada y vio el hermoso cielo azul que los cubría a todos.
En lo alto, pudo divisar a varias aves.
Unas aves blancas, empezando a volar por el cielo azul.
Ella sonrió al verlas... y se dio la vuelta.
Caminó hasta dentro de su penthouse y comenzó a llevar a su pequeño hijo a su cuarto.
Mientras pasaba por una pequeña mesa... con varias fotos.
Y entre ellas... se encontraba la de un castaño.
Una de un joven perteneciente a Queens.
Una de una persona que dio su vida para salvar a los que amaba.
Alguien que llegó a demostrar... ser el héroe más grande de todos.
Su nombre era Peter Parker.
Mordido por una araña genéticamente modificada y radioactiva...
Y que fue...
El Hombre Araña.
Basado en el personaje de Marvel, escrito por Stan Lee y dibujado por Steve Ditko
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro