CIVIL WAR
Un lugar lúgubre, lleno de pantallas y personas de altos cargos. Ese era el lugar en el que Tony Stark y Black Widow se encontraban.
Habían ocurrido muchas cosas. Una explosión ocasionada por Wanda Maximoff, una superhéroe, había provocado la muerte de varias víctimas inocentes.
Esto, sumado a la destrucción por la batalla de Nueva York, en 2012, la destrucción de varios Helicarrier y la destrucción en Sokovia y cercanías de Wakanda, por Hulk y Ultron en 2015, había impulsado a los gobiernos a una iniciativa.
Los Acuerdos de Sokovia. Unos acuerdos que impedían que Los Vengadores pudieran actuar con libertad. Ellos necesitaban un permiso cada vez que vayan a un lugar lejos del suelo americano.
Tony estaba de acuerdo con esto. Los mantenían vigilados y evitaría muertes de gente inocente.
Steve Rogers, el Capitán América, no lo estaba. Argumentaba sobre una situación hipotética donde debían actuar, pero no les dejaban. Además, su amigo de la Segunda Guerra Mundial, Bucky Barnes, había sido obligado a realizar varios atentados y era buscado por los gobiernos.
Este conflicto llegó a un punto en el que, no solo Barnes era buscado, sino también el mismo Capitán América, Falcon y Wanda.
Estos tres acababan de escapar y era por eso que ambos Vengadores, Tony y Natasha, estaban en ese lugar.
— Entonces, supongo que no tienen idea de dónde están... — dijo el general Ross, uno de los representantes de las Naciones Unidas.
— La tendremos — le respondió Stark — GCG-9 ya patrulla las fronteras, vigilancia aérea las 24 horas. Los encuentran y son nuestros....
— No lo entiende — le interrumpió Ross — No les toca encargarse... es obvio que no pueden ser objetivos. Enviaré a operaciones especiales.
— ¿Y qué pasará cuando inicie el tiroteo? — pregunto Natasha — ¿Matará a Steve Rogers?
— Si nos vemos obligados, sí — le respondió — Barnes hubiera sido eliminado en Rumania de no ser por Rogers... hay personas muertas, que ahora estarían vivas. Y puede verificar mis cifras.
— Con todo respeto — le dijo Tony — No resolverá esto con hombres y balas, Ross. Deje que los capturemos.
— ¿Y por qué será diferente de la última vez?
— Secretario, porque esta vez no iré vistiendo una camisa de seda y un saco — le respondió el multimillonario — Setenta y dos horas, garantizado.
— Treinta y seis horas — le respondió Ross, mientras se iba del lugar — Barnes, Rogers, Wilson.
— Gracias señor... — dijo Tony, mientras se acomodaba en su asiento.
Las cosas estaban muy mal entre ellos. Y era demasiada presión para él. La súper espía se acercó a su amigo.
— Mi brazo izquierdo se entumeció, ¿es normal? — preguntó Stark.
— ¿Estas bien? — le pregunto Romanoff.
—¿Yo?, siempre... — le respondió el multimillonario — Treinta y seis horas...
— Tony, nos urge encontrar personal...
— Sí... me haría feliz un Hulk conmigo ahora — le respondió — ¿Y si le dices?
— Pues... ¿y tu crees que se pondría de nuestro lado?
— No...
— Tengo una idea — propuso Natasha.
— Igual yo — dijo Tony — ¿Dónde está la tuya?
— Esta abajo — respondió Widow, confundida — ¿Y la tuya?
Stark solo le sonrió.
***
Queens
Fue un día muy largo para mí. Flash me metió mi cabeza a un escusado y perdí mi tarea mientras me balanceaba hacia la escuela.
"Tomar nota, cerrar bien mi mochila cuando llego tarde a la escuela"
Sin contar eso, fue un día realmente bueno. Harry y Gwen me ayudaron a ocultarme de los brabucones por el resto del día y encontré un reproductor en la basura, en perfecto estado. A improvisar. Ahora, solo quería llegar a casa a descansar un poco.
— Hola May — salude a mi tía, mientras dejaba el reproductor en una mesita.
— Hola — me saludo desde la sala — ¿Cómo te fue en la escuela?
— Me fue bien — mentí. No quiero preocuparla — Tía, afuera hay un auto muy... extraño...
En la sala, al costado de mi tía. Tony Stark. Multimillonario y el más grande superhéroe de todos. Iron Man. En mi apartamento.
— Oh, señor Parker — me saludo Stark. Comía un pan de nuez que le había hecho mi tía. Parecía que le gustaba, pero era imposible. Esos sabían horrible.
— Ah... ¿Qué...? — dije, sorprendido de la situación — ¿Qué está haciendo...? ¡¿Qué tal?! ¡Yo soy... Pe... Pe-Peter! ¿Qué hace aquí?
— Era tiempo de vernos — me respondió, mientras me guiñaba ambos ojos — ¿Recibiste mis e-mails?
— Sí... — dije, siguiendole el juego — Claro, ese asunto de...
— No me hablaste de la beca — me dijo May.
— ¡La beca!
— La Fundación Septiembre — dijo Tony — La solicitaste...
— Sí, claro...
— ¡La aprobé! — me dijo. No entendía nada — Y ahora, somos socios...
— Pero nunca me dijiste nada — me dijo May — ¿Eso por qué? ¿Ahora vas a ocultarme secretos?
— Es que sé lo mucho que amas las sorpresas, entonces... — dije, cambiando de tema — No importa, ¿qué comprende la beca?
— Justo por eso vine aquí.
— Ok... hay que discutirlo...
— Es muy difícil creer que es la tía de alguien — dijo Stark, levantándose del sillón — Y este pan de nuez es... excepcional...
— Una pregunta — dije — ¿Usted está diciendo que la beca... involucra dinero?
— Esta bastante bien financiada — me respondió. Luego se volteó a ver a mi tía — ¿No da cinco minutos?
El señor Stark y yo caminamos hasta mi cuarto, donde él cerró la puerta con seguro. Luego, fue al tacho de basura que tenía y escupió el pan de nuez. No lo culpo, si saben horrible.
— Con respecto a otros panes de nuez... — me dijo, retomando el aliento — No estaba tan mal...
Luego, empezó a caminar por mi cuarto y fue a mi escritorio.
— Oh... ¿qué tenemos aquí? — dijo, viendo todos los aparatos que había recolectado — ¿Tecnología retro? ¿Segunda mano? ¿Ejército de salvación?
— De hecho, de la basura — le respondí. Debí haber dicho otra cosa.
— ¿Buceas en la basura?
— Yo... — lo interrumpí — Creo que yo nunca solicite esa beca, señor.
— Primero yo, una pregunta totalmente retórica — dijo sacando su celular y poniéndolo en modo de holograma. Era un video de unas personas y salía yo, de la vez que detuve el auto de esos ladrones de chocar contra ese bus — Este eres tu, ¿verdad?
— Ah... no... — le respondí, ocultando mi identidad — Oiga, ¿de qué habla?
— Sí... es grandioso — dijo, reproduciendo el video — Wow, mil trescientos kilos y lo atrapaste en sesenta y cinco por hora. No es sencillo, eres muy talentoso.
— Oiga, eso lo encontró en internet, ¿verdad? — dije, mientras ordenaba mi escritorio — Obvio lo encontró de ahí, por que todo eso es falso, lo hacen con computadora...
— Ah, como eso de los ovnis en Phoenix — dijo el señor Stark, mientras agarraba un palo y abría el compartimiento en el techo.
Fui corriendo, ya que ahí guardaba mi traje, pero fue tarde. Mi ropa cayó, Tony la vio y lo único que pude hacer fue tirarla al suelo.
— Ay... — dije.
— Así que... eres el muchacho arácnido que pelea contra el crimen — dijo Tony — ¿El joven araña?
— No... soy el Hombre Araña — confesé.
— Con esa pijama no.
— Es que no lo es — dije, volviendo a mi escritorio — De verdad estaba teniendo un magnífico día, señor. No perdí mi tren, encontré este perfecto reproductor de DVD y ¿mi examen de álgebra? Seguro un 10...
— ¿A quién le haz dicho? — me pregunto, mientras levantaba mi traje — ¿Alguien sabe?
— Nadie más...
— Tampoco tu tía, inusualmente atractiva.
— No... ¡No! Si se entera, se pondrá súper loca — le dije — Y si ella se pone loca, yo me pondré igual.
— ¿Te digo lo que si es cool? — me respondió, mientras me lanzaba uno de los paquetes donde tenía mis redes — Tu telaraña... su fuerza de tensión esta fuera de serie, ¿quién la fabricó?
— Yo la hice — dije, lanzandola a mi armario.
— Trepas paredes, ¿para eso que usas? ¿Guantes adhesivos?
— Es una larga historia... — dije — Estaba...
— ¡¿Qué onda?! — me interrumpió, mientras se ponía mis lentes con los que usaba el traje — ¿Enserio ves algo con esto? ¡Estoy ciego!
— ¡Sí, sí veo! — le dije, quitándole el traje y poniéndolo en mi clóset — Sí veo, eso ya se lo dije...
Camine un poco y me senté en mi cama.
— Sucede que... cuando lo que sea que pasó, pasó... todos mis sentidos volaron al límite — le dije — Es demasiado abrumador, así que eso ayuda a que me concentre.
— Te urge hacerle varias mejoras — me dijo — Sistemáticas, de cabo a rabo. Ciento por ciento restaurado, por eso vine aquí.... ¿por qué lo haces?
Yo lo miré. No sabía si debía abrirme con él.
— Ya, dilo — volvió a decirme — ¿Cuál es tu motivo? ¿Qué te saca de esa cama en la mañana?
— Creo que... yo... — intente hablar, pero no me salían las palabras — Toda mi vida he sido como soy y he tenido estos poderes por unos meses... leo libros, armo computadoras... y sí, también quiero jugar futbol, pero si no lo hacía antes, menos ahora.
— Claro, eres diferente.
— Exacto... pero a nadie le puedo decir la verdad... — le dije — Cuando alguien tiene los talentos que yo tengo... pero otros no y luego pasa algo malo.... es por culpa de uno...
Tony me miró fijamente por unos momentos.
— Así que quieres salvar al indefenso — me dijo — Hacer tu parte... luchar por un mundo mejor...
— Sí, quiero defender al indefenso...
El señor Stark se levantó y caminó hasta estar frente mío.
— Me voy a sentar aquí, así que muévete...
Yo solo obedecí e hice un espacio para él. Se sentó al lado mío y puso si mano en mi hombro.
— ¿Tienes pasaporte? — me pregunto.
— No, no tengo ni licencia de conducir — le respondi.
— ¿Haz viajado a Alemania?
— No...
— Te encantará.
— Es que no iré a Alemania — le dije — Es que tengo... deberes...
— Voy a fingir que no dijiste eso... — dijo, levantándose de la cama y caminando a la puerta.
— Oiga, hablo enserio — le volvi a decir — No dejaré así de pronto la escuela.
—Tal vez sea peligros... — me dijo, poniendo su mano en la perilla — Le diré al bombón de tu tía que....
Le lance mis redes y le atrape la mano en la perilla — No le diga a tía May.
— Muy bien chico listo — me dijo fijamente — Qui-Quitame esta cosa.
— Ah, si, iré por una...
No puede ser, el señor Stark estuvo en mi cuarto, y hablo conmigo. Esto fue genial. Luego de que llegará a mi habitación y de la charla, me llevo hacia otro continente donde me fui a un hotel.
— Estoy listo para la acción — decia mientras me miraba en el espejo del hotel.
— ¿Qué haces vestido así? — me dijo Happy. Un guardaespaldas.
— Es mi traje.
— No no no, tu traje esta en la otra habitación.
— ¿Hay otra habitación? — Happy señala una puerta — Creí que era un closet.
Al entrar había una gran sala con un bonito araña de luz. También había una mesita donde había un maletín plateado.
— Ábrelo — me dijo Happy.
— Ok — lo abrí y salió un traje muy genial y lanzaredes negras que veían cool — ¡Esto es genial! Y-y, ¡¿Es para mí?!
— Sí, ahora póntelo, rápido.
Fuimos a un aeropuerto donde el señor Stark me dijo que me oculte hasta que me de la señal y de una entrada sorprendente.
Uau, ahí esta Ironman y el Capitán América y el del traje es nuevo- susurraba mientras esperaba.
— Muy bien, perdí la paciencia. ¡Underoos! — gritó el señor Stark.
— Esa es mi señal — di un gran salto y lance mis redes hacia el escudo del cap y caí encima de un contenedor junto al escudo.
— Buena entrada — me felicito el señor Stark.
— Gracias señor, aunque pude dar una mejor entrada. Es por el traje nuevo, pe-pero esta genial, señor Stark, gr-gracias.
— Sí, no es momento de iniciar una conversación — me dijo Stark.
— S-Sí, sí — mire al capitán — Cap-Capitán, soy su fan...
— Sí, si bueno...
— El hombre araña, jejeje, pues.. Hola a todos.
— Estuviste ocupado — le dijo el capitán al señor Stark.
— Y tu fuiste un completo idiota — le dijo Stark seriamente — Arrastraste a Clint, rescataste a Wanda de un lugar que no quería dejar. De un lugar seguro. ¡Trato de...! Estoy tratando de evitar que separes al equipo.
— Lo hiciste al firmar — le respondió el cap.
— Tsk, ya me canse, ¡Entregaras a Barnes y vas a venir con nosotros ahora! ¡Por que, o es con nosotros o con un escuadrón de fuerzas especiales al cual no le intereza ser amable! — con calma — Te lo pido.
De la nada, el cap levanto los brazos y una flecha le quitó las redes en sus manos
— Ahora — dijo el cap.
— Oigan, algo esta... Guahhh — recibí un golpe de un tipo que se había vuelto pequeño.
— Esto es suyo, capitán — decía mientras le daba el escudo.
— Hay dos en el estacionamiento y uno de ellos es Maximoff. Déjenmelo a mi — decía Stark mientras se iba.
— Señor Stark, ¿yo que hago? — le preguntaba por el comunicador.
— Lo que te dije... Te mantienes lejos y los envuelves.
— Ok, entendido — decía mientras lanzaba mis telarañas hacia la terminal e iba para allá.
Me trepe por el vidrio y vi a dos señores que estaban corriendo. Lance mis redes por mas encima del vidrio y me balance rompiendo el vidrio y deteniendo el golpe de un sujeto — ¡Tienes un brazo de metal! ¡Eso es genial, viejo! — decía impresionado.
De la nada, el otro tipo con el que iba el brazo metálico, se fue volando hacia mi, haciendo que me valla por los aires junto con el.
— ¡Tienes derecho a permanecer callado! — le dije mientras me liberaba y me columpiaba por el techo.
De pronto, sentí un cosquilleo que nunca había sentido antes y me di cuenta que el del brazo metálico me lanzaba algo.
— ¡Oye, creo que perdiste esto! — le dije mientras le lanzaba lo que me tiro.
Di un salto y con mis redes, tape una turbina de las alas que tenia el tipo alado y lo enrede en el pasamanos.
— ¿Son alas se fibra de carbono? — le pregunte cuando lo había atrapado.
— ¿Esta cosa salió de ti? — también me preguntó.
— Eso explica el coeficiente de rigidez y flexibilidad que... Que la verdad es asombroso.
— No se si has participado en peleas, pero uno no suele conversar en ellas.
— Claro, perdón, fue mi error — di un salto y lo iba a patear solo a él, pero el brazo de metal se metió y lo termine tirando al piso de abajo a los dos y envolviéndolos en mis telarañas.
— Oigan, me gustaría seguir con esto, pero me dieron una sola orden y debo impresionar al señor Stark así que... De verdad lo siento — iba a seguir lanzándoles telarañas, pero una pequeña nave me agarro de la muñeca y me hizo caer afuera del termina.
Cuando me sacaron, comencé a pensar que más hacer y cuando me di cuenta, todos se estaban reuniendo, así que fui corriendo donde los demás.
Se encontraban formándose, por lo que aterricé justo donde estaba el equipo con el que vine.
El equipo de Iron-Man.
— Esto tendrá un gran final — dijo Viuda negra mientras todos empezábamos a correr hacia ellos.
— No se detienen — le dije a Stark.
— Ni nosotros.
Y así es como comenzó la parte mas emocionante de esa batalla.
Miraba a cada uno de los héroes que se acercaban hacia mí. Era sorprendente y extraño estar en esta situación... pero no mentiré que también era increíble.
Cuando finalmente estábamos a tan solo unos metros, ese extraño cosquilleo volvió a mi cabeza.
Alcé la vista y vi como Wanda Maximoff aterrizaba enfrente mío y comenzaba a lanzarme una especie de magia rojiza.
Seré honesto... no tengo idea que era esa cosa que me tiraba.
Y no quería que me diera.
Salté y me balanceé, intentando evitar que ella siguiera atacándome, pero entonces me lanzó varios contenedores y cajas.
¡No sabía que podía lanzarme cosas!
Disparé mis redes, intentando esquivar esas cajas... pero Hawkeye lanzó flechas explosivas, estallándome en la cara.
Caí al suelo, listo para que el ojo de halcón o Wanda me siguieran atacando, pero, por suerte, centraron su atención en Viuda Negra y en Pantera Negra.
Que suerte...
Salté y empecé a balancearme, buscando al señor Stark o a alguien con quien pudiera pelear.
Hasta que un escudo volador rompió mi telaraña, provocando que callera sobre un contenedor que estaba sujetado por una maquinaria.
Me arrastré por el contenedor hasta quedarme quieto, viendo como el Capitán América se ajustaba su escudo.
— ¡Esa cosa no obedece las leyes de la física! — le dije al cap, algo nervioso.
— Niño, hay cosas en juego que tú no entiendes — me respondió, seriamente.
— ¡Stark dijo que lo dirías! ¡Guau!
Rápidamente, traté de dispararle una red a su cara, pero el Capitán fue más rápido y se protegió con su escudo.
Eso no había salido como había planeado. Aún así, tenía que pensar en algo.
Vi sus piernas al descubierto y disparé dos redes allí, tirando de estas y dejando al Cap en el suelo. Luego, impulsándome con dos de mis redes, me acerqué velozmente y le di una patada al Capitán, estrellándolo contra un contenedor.
— ¡También dijo que atacara tus piernas! — le dije.
Vi como se levantó del suelo e intentó correr hacia su escudo, pero yo disparé dos telarañas a sus brazos, frenándolo.
Estaba seguro que lo tenía... hasta que noté como, haciendo una pirueta, tiró de mis redes y me dio una fuerte patada en la cara.
Me volví a levantar y disparé otra red a su escudo, tratando de repetir el mismo truco que había hecho... pero no iba a volver a funcionar.
Tiró la red y me golpeó con su escudo, dejándome en el suelo.
Salté e intenté alejarme de él, posicionándome encima del contenedor donde había caido.
— ¿Te dijo otra cosa Stark? — preguntó el Cap.
— ¡Que te equivocas, pero crees tener razón! — le respondí, listo para seguir atacando — Eso te hace peligroso...
Volví a saltar, balanceándome por el contenedor y listo para darle una patada al Capitán América...
Lastimosamente, fui yo quien recibió esa patada, terminando en el suelo, nuevamente.
— Quizás no se equivoca — dijo el Capitán, lanzando su escudo hasta la maquinaria.
Esta de dobló y tiró el contenedor encima mío.
Tuve suerte de haberme levantado para sostener el pesado contenedor encima mío.
¡Y sí que pesaba! Nunca había cargado algo tan pesado.
— Tienes corazón — me dijo — ¿De dónde vienes?
— D-De Queens... — respondí, con dificultad.
— Brooklyn — dijo sonriendo, mientras se iba de allí.
Mis piernas comenzaban a temblar por el peso que sostenía. No era mi mejor momento.
Traté de inclinarme para atrás, intentando soltar el contenedor a mis espaldas.
Y, por suerte, logré hacerlo.
Logré deshacerme del peso del contenedor.
Espero nunca cargar algo así de pesado, o más, en un futuro...
Me puse de rodillas, tratando de recuperar el aliento.
Mi batalla contra el Lagarto no me había exigido tanto como todo esto... pero era emocionante.
Terminé de tomar aliento y me levanté del suelo... justo cuando algo increíble sucedió.
— ¡No puede ser! — grité, sorprendido, al ver como un sujeto creció más de diez metros.
Este tipo enorme sostenía a Máquina de Guerra, mientras escuchaba como se reía.
Sí que estaba siendo un día increíble.
¡Todo era muy increíble!
Entonces, el tipo gigante lanzó a Máquina de Guerra, desestabilizando su vuelo.
Es mi momento de actuar.
— ¡Lo tengo! — dije, disparando mis redes hacia el tipo en armadura.
Aunque no lo pensé muy bien, ya que también terminé saliendo volando. Tuve mucha suerte de lograr estrellarme contra un camión, evitando que Máquina de Guerra se estrellara contra un avión.
— B-Bien... — tartamudeé, intentando levantarme del suelo.
Pero rápidamente salí volando.
Máquina de Guerra estaba volviendo a la batalla y yo, sin darme cuenta, seguía agarrando la telaraña.
Mientras el compañero del señor Stark disparaba misiles hasta el tipo gigante, yo me solté y disparé una red al brazo, balanceándome y pateándolo en la cara.
Volví a disparar dos redes y me posicioné en el casco de ese tipo enorme, intentando buscar alguna abertura para entrar dentro.
— ¡Bájate! — me dijo el hombre gigante, al notar mi presencia, obligándome a bajar de su casco.
Intenté aterrizar sobre unos contenedores, pero terminé estrellándome sobre estos.
Me levanté, justo a tiempo para ver como una torre empezaba a estrellarse en el otro lado de aeropuerto.
Pero, por desgracia, el hombre gigante volvió a poner su atención sobre mí.
Salté e intenté esquivar todos sus ataques.
— ¡Oigan, amigos! — grité, mientras corría encima de un avión, mientras una enorme mano me perseguía — ¡¿Han visto esa película antigua?! ¡¿"El Imperio Contraataca"?!
— ¿Qué cosa? — preguntó Máquina de Guerra — ¡Tony, ¿cuántos años tiene este niño?!
— ¡No lo sé! — le respondió — ¡No le hice la prueba de carbono, ¿ok?!
Volví a dar un saltó, empezando a enredar las piernas del hombre gigante.
— ¡¿Recuerdan la parte... en que están en el planeta nevado... con esas máquinas gigantes?! — volví a decir, mientras terminaba de enredar sus piernas.
— ¡Tal vez el niño tiene razón! — dijo Tony.
— ¡Al cielo, Tony! — le respondió su amigo.
Estos volaron lo más rápido que pudieron y le dieron un fuerte golpe en el casco del hombre gigante, provocando que comenzara a caer al suelo.
— ¡Sí! — dije, victorioso — ¡Fue asombroso!
Pero, sin previo aviso, la mano del hombre gigante logró golpearme, provocando que comenzara a caer al suelo.
Así fue como terminé estrellándome contra un montón de cajas.
Seré honesto... eso me dolió mucho...
Pero sigo vivo... que es lo importante.
Nadie creerá lo que fue este día... sí se lo pudiera contar a alguien...
Fue entonces que escuché a alguien aterrizar a un costado mío.
Me mantuve alerta, listo para golpear a quien sea que se me acercaba.
— Niño, ¿estás bien?
Y cuando escuché lo que parecía ser una voz, me di la vuelta e intenté golpearlo, dándome cuenta que era el señor Stark.
— ¡Mismo lado! — dijo Tony — Soy yo, hola.
— Ay, perdón... — dije, en el suelo — Me asusté...
— Sí... terminaste.
— ¿Qué?
— Buen trabajo.
— Estoy bien, de verdad — dije — No es nada, yo lo derroté, puedo...
— ¡Te vas a casa o le digo a tía May! — me dijo, mientras empezaba a elevarse — ¡Terminaste!
— E-Estoy bien... señor Stark, espere.
Traté de levantarme del suelo, pero Tony ya se había ido volando hasta un avión que se alejaba por el horizonte.
— No he terminado, no he... — dije, intentando ponerme de pie, pero volviendo a caer al suelo por el cansancio — Ok, terminé... terminé...
Sí que había sido un día largo... y tal vez, el mejor día de todos.
¡Fue increíble!
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