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Cita Nostálgica

Una cita romántica.

Una pequeña salida entre dos personas que se encuentran en una relación.

Usualmente van a lugares donde disfrutar de la compañía de otro.

Divertirse.

Pasarla bien.

Conocerse un poco más.

Aunque... cuando la pareja es de superhéroes, las cosas nunca suelen ir del todo bien.

— ¡Muy bien! — dijo Peter, pateando a uno de los maleantes del museo — ¡Creo que estos tipos no aprecian el arte!

— ¡Son unos tontos si no  lo hacen! — dijo Felicia, derribando a otro — ¡Estas pinturas se venden muy bien en el mercado negro!

— ¡No les des ideas!

Unos tipos en traje habían tomado de rehenes a varios estudiantes y personas que estaba visitando ese museo.

Además, había puesto una bomba en un maletín, con un contador hacia atrás.

Hablaban sobre algo de hacer un llamado o un mensaje al mundo.

Una excusa barata para causar una gran masacre de inocentes

Felicia disparó dos balas eléctricas y dejó en el suelo a dos de los tipos armados.

Peter disparó dos redes de impulso hacia dos sujetos, pegándolos en la pared.

Entonces, el lider de estos sacó un cartucho de su bolsillo.

Unas balas más poderosas.

De un gran tamaño y explosivas.

Ese iba a ser un gran problema.

Apuntó hacia los rehenes y se preparó para dispararlos...

Pero el castaño pegó su arma a su cuerpo, gracias a sus redes, y luego lo pateó contra la pared, dejándolo inconsciente.

— ¿Se estaba moviendo en cámara lenta? — preguntó Peter.

— Que tipo más raro... — dijo Felicia — ¡La bomba!

— ¡Yo me encargo!

El Hombre Araña agarró el maletín y saltó por la ventana.

Dio un pequeño balanceo y saltó lo más alto posible, lanzando el maletín.

Y estallando poco después.

El joven salió volando por la onda expansiva y terminó estrellándose contra el tejado de un edificio.

Eso le había dolido mucho.

Pero, mientras siguiera vivo, todo iba a estar bien.

— ¿Respiras? — preguntó Felicia, agachándose al costado.

— Me duele cuando lo hago... — dijo Peter, sentándose — Pero, no fue una mala cita, ¿verdad?

— Eres todo un galán, cielo — dijo, acariciándole la mejilla.

Realmente, el plan era ir a algún restaurante y probar la comida que haya por ahí. 

Probar algo nuevo y disfrutar de las distintas variedades que los restaurantes de Nueva York podía ofrecer.

Aunque, eso se vio interrumpido por las patrullas policiales.

Últimamente, así era el problema.

Siempre sucedía algo que interrumpía lo que estaban haciendo.

Y era especialmente molesto para el joven de Queens.

Pero no quería prestarle mucha atención a eso.

Ambos jóvenes aterrizaron en el penthouse y entraron. 

Felicia comenzó a caminar hasta dentro, pero ella tropezó con algo. 

El joven logró atrapar e impedir que cayera al suelo.

— ¿Estás bien? — le preguntó Peter.

— Sí, uno de esos tipos me golpeó muy duro en la cabeza — dijo la peliblanca — Después me pondré hielo.

Su tiempo de patrullaje había terminado. Era el momento de un descanso superheroíco.

Ver televisión o algo así.

— Voy a salir — le dijo Peter, mientras se quitaba la máscara.

Felicia, quien se encontraba alimentando al gato, volteó a verlo.

— ¿Vas a salir? — le preguntó — ¿A dónde?

— Por ahí... — dijo el castaño, poniéndose una camiseta negra.

La gata cerró la bolsa y lo miró fijamente.

— Te acompaño — le dijo.

— No es necesario — dijo Peter, poniéndose su pantalón.

— Quiero acompañarte — le dijo Felicia, acercándose a él.

— Es algo personal, Fel.

— Tú y yo somos pareja, Pete — dijo la peliblanca, cruzando sus brazos por el cuello del castaño y sonriéndole — Y tenía pensado pasar todo el día de hoy con mi pareja. Así que, te acompaño.

Pelear con ella no era la mejor idea del mundo.

— De acuerdo — dijo Peter, abrazándola — Pero, no te vayas a arrepentir.

— ¡Bien! — dijo Felicia, sonriendo victoriosa.

Entonces, ambos se dieron un pequeño beso y se alejaron.

La gata tenía también que cambiarse.

— Por cierto... — dijo, mientras se bajaba el cierre — ¿A dónde vamos?

***

R.I.P.
BEN PARKER
"Mejor esposo y tío"
1963 - 2016

— ¿Ben Parker...? — preguntó Felicia, leyendo la tumba — ¿Quién...?

Hasta que, finalmente, se dio cuenta.

— Peter, tu tío...

— No lo he venido a visitar en un buen tiempo — dijo Peter, viendo la tumba — A ninguno de los dos...

Ha un costado de la tumba de su tío, se encontraba la de su tía.

Los dos fallecidos y estando juntos.

— Mi tío Ben falleció por mi culpa, al igual que mi tía... — continuó el joven — La persona que tú amas no hubiera existido sin ninguno de los dos.

— Lo siento mucho, Peter... — le dijo Felicia, tomando su mano.

— No sabes cómo me encantaría poder decirles todo lo que he hecho — dijo — Todo lo que... lo que he vivido hasta ahora.

— Estoy seguro que lo saben...

— Me gustaría volver a atrás y... evitar que me mordiera esa araña — le dijo el castaño — Nada de esto hubiera ocurrido...

Muchas tragedias hubieran sido evitadas.

Muchas personas hubieran vivido.

Felicia lo miró y sonrió.

— Quiero mostrarte algo — dijo la peliblanca.

— ¿Qué cosa?

— Algo que nadie sabe...

***

— ¡Papi! ¡Papi! — decía una pequeña niña — ¡Ve más despacio!

La pequeña niña de cabellos blancos estaba siendo llevada de la mano por un señor de un cabello con un mismo color.

Esa niña era Felicia.

Y ese señor, era su padre, Walter Hardy.

— Casi llegamos, Fel — decía Walter, mientras miraba hacia todas direcciones.

Preocupado de que alguien los viera.

Esa tarde era una muy fría, debido a la nieve que cubría todas las calles.

No había muchas personas por donde estaban pasando, lo cual era ujn alivio para el señor.

— ¿A dónde vamos? — preguntó la niña — Mamá dice que podrías perder tu vuelo.

— Justo por aquí...

Los dos cruzaron una esquina y empezaron a caminar por un callejón.

El callejón los llevó...

Hasta una fuente, la cual estaba cubierta de plantas y estaba algo sucia.

Parecía estar abandonada.

Walter sonrió y se agachó hasta su hija.

— Necesitaba hacer una parada rápida — le dijo.

— ¿Qué es este lugar, papi? — le preguntó Felicia, sonriente.

El señor giró la cabeza y miró la fuente.

— Tu padre ha cometido muchos errores, gatita — le dijo — He hecho muchas cosas de las que me arrepiento...

The Cat comenzó a caminar hasta la fuente, mientras levantaba un maletín que tenía.

— Pero, no siempre tuve elección. Era parte de algo... — dijo Walter — Lo entenderás algún día... eso espero.

— ¡Papi! — preguntó Felicia, acercándose — ¡¿Qué estás haciendo?!

— Lo que se tiene que hacer, cariño... — dijo, abriendo el maletín — Para poder mantenernos a salvo...

Entonces, a la fuente, comenzó a tirar montones de monedas de oro y joyas. 

Todo lo que había robado ese mes.

Felicia solo sonrió al ver todas esas cosas brillantes.

— ¡¿Puedo tirar una?! — preguntó.

— Toma una... — dijo Walter, dándole una moneda.

Ella tomó la moneda, contenta.

— Vas a tener una vida mejor que esta, Fel — le dijo Walter — Vas a ser feliz, segura y libre...

La peliblanca alzó la moneda y la lanzó al aire.

— Pero, mientras tanto... — continuó — Le tenemos que dar al diablo lo que le corresponde...

Y entonces, la moneda cayó al agua.

***

— Mi padre me solía traer aquí cuando era niña — le dijo Felicia.

La fuente ahora estaba limpia.

Había algunas personas cerca, junto con algunos niños jugando con un balón.

Ese lugar ya era lo que fue alguna vez.

Era mejor.

— Siempre que podíamos, me traía aquí... decía que era porque le gustaba este lugar... — continuó Felicia — Pero, luego descubrí que eso era mentira.

— ¿Lo era? 

— Sí, lo era... realmente, esta fuente le pertenecía a los Maggia — le dijo — Aquellos ladrones que trabajaban para ellos, traían una parte de sus ganancias y las tiraban a la fuente...

— Le pagaban a los Maggia.

— Si fallabas alguna vez, te conviertes en enemigo de los Maggia... — dijo Felicia — Supongo que ya puedes deducir que pasó después...

— Lo siento mucho...

— No lo hagas... varios de los recuerdos que tengo de mi padre no son buenos... — dijo — Pero, yo no cambiaría ninguno de ellos.

— ¿Ah no? — preguntó Peter — ¿Por qué?

— Porque, si no fuera por eso... no me hubiera convertido en Black Cat — dijo Felicia — Y si no me hubiera convertido en Black Cat... no te hubiera conocido.

— Si yo no me hubiera convertido en el Hombre Araña... — decía Peter — Los que murieron... no hubieran muerto. Y los que sufrieron... no lo hubieran hecho...

— No pienses en las cosas malas que pasaron — dijo Felicia, tocándole la cara — Siempre van a pasar cosas malas... tienes que centrarte en lo bueno.

— ¿En lo bueno?

— Sí... — dijo la peliblanca — Dime, Peter... ¿eres feliz?

— ¿Qué?

— ¿Eres feliz con tu vida actual...?

— Y-Yo... bueno...

De pronto, por la calle cercana, varias patrullas de policías comenzaron a pasar a gran velocidad. 

Parecía que había problemas.

— T-Tenemos que ir — dijo Peter, retrocediendo unos pasos.

— No tengo mi traje... — respondió la peliblanca.

— Yo iré — dijo el castaño — Ya regreso.

Peter comenzó a correr por el callejón, mientras Felicia retrocedía un poco...

Y se sentaba en la fuente. Estaba algo cansada.

Volteó y miró el agua de esta.

Se preguntaba si su moneda seguiría por allí.

Entonces, su teléfono comenzó a sonar.

Era Miles.

***

¿Cómo podía ser feliz?

Ni siquiera sabía como se sentía realmente.

¿Estaba feliz con su vida?

¿Satisfecho?

¿Había cumplido con todo lo que quería hacer al terminar la escuela?

¿Podría con la universidad...?

La respuesta corta... sería no.

Había terminado la escuela, salvado la ciudad.

Encontrado un equilibrio en la vida que tenía. Podía ser el Hombre Araña y Peter Parker...

Tenía a la chica de sus sueños. A unos grandes amigos.

Una vida que jamás pensó llegar a tener... desde que le mordió esa araña.

Era tan fácil decir que uno debía de centrarse en lo bueno.

Pero, ¿qué pasaba con lo malo? ¿Había que ignorarlo?

¿Ponerlo debajo de la alfombra?

¿Fingir que nunca pasó?

Peter vivía con ese tormento, día a día...

En sus peores pesadillas, siempre recordaba todo lo malo que le había pasando en la vida.

La muerte de su tío, padre, tía, Gwen, las personas que murieron por el Duende Verde y el Colisionador...

Y mucho más...

Todo eso...

Lo carcomía por dentro.

¿Cómo podía ser feliz si había hecho infeliz a otros...?

Eddie lo había perdonado... pero eso no significaba que él se hubiera perdonado a si mismo.

Seguía sintiendo que era una basura para los que los rodean.

Por su culpa, algún día, ellos sufrirán...

Si dijera que era feliz... seria visto como un hipócrita.

Y él les daría la razón.

Todos estos pensamientos inundaban su cabeza, mientras continuaba siguiendo al grupo de delincuentes en auto.

Los oficiales estaban sonrientes y emocionados de trabajar con el Hombre Araña.

Mientras que este, trataba de dar su mayor esfuerzo para mantener la actitud.

— ¡¿Por qué no se rinden y lo hacen más fácil?! — preguntó el castaño.

— ¡No dejaremos que nos atrapes, trepamuros! — grito uno de los delincuentes.

Comenzando a provocar una gran lluvia de balas.

Peter saltó y cayó encima del vehículo robado.

Esto sorprendió a los delincuentes.

— ¡En el techo! — dijo, otro de ellos.

— ¡Debes ser el más listo del grupo! — dijo, mientras comenzaba a esquivar las balas.

Disparo una red y le quitó la ametralladora de las manos de uno de los ladrones.

Otro intento dispararle, pero el joven de Queens aplastó el arma con solo apretarla.

Los ladrones se asustaron ante eso.

— ¡Ya no hacen a lo malos como antes! — dijo Peter

El Hombre Araña se posicionó en el capo del vehículo y disparó sus redes hacia los edificios.

Con un poco de esfuerzo, el auto paró de esfuerzo.

Los ladrones salieron disparados del vehículo, pero el castaño los salvó, disparando granadas de telarañas hacia ellos y envolviéndolos.

— Vaya, vaya... — dijo el castaño, viendo a los criminales — ¡Han sido atrapados por mi telaraña!

¿"Han sido atrapados por mi telaraña"?

Cuando tenía dudas existenciales, sus chistes empeoraban mucho.

De todas formas, tenía que volver con Felicia.

Estaba comenzando a anochecer.

Se balanceó hasta la fuente, pero vio que ya nadie estaba allí.

Claro, había tardado un poco en atrapar a los malos.

Seguramente, ya regresó al penthouse.

Así que, decidió volver también.

Realmente, todo el mundo buscaba esa felicidad.

No siempre la encontraban. Tal vez era él una de esas personas.

Tuvo en sus manos más de un millón de dólares y él sabía que eso no le daría la felicidad.

Así que, no había problema si no era feliz del todo.

Aunque... si era cien por ciento honesto consigo mismo...

Tal vez... no quería aceptar...

No, eso sería ridículo.

***

— ¡Llegué a casa! — dijo Peter, aterrizando y quitándose la máscara.

Realmente, enfrentarse a tipos malos lo dejaba exhausto.

Durante esos meses de verano, no había sucedido nada interesante.

Parecía que nada iba a superar la amenaza que fue Venom. 

Lo cual lo alegraba.

Una vida de superhéroe, pacífica y aburrida.

Eso era justo lo que el joven de Queens necesitaba para poder vivir.

Sobretodo, quería una taza de café caliente. Había comenzado a llover de pronto.

Era un poco raro. Era Agosto, pero se supone que aún no acaba el verano.

Aunque, la lluvia siempre le permitía pensar en varias cosas.

May solía decirle que cada persona contenía los aspectos más nobles y malos de la humanidad, pero que algunos reciben una dosis mayor que otros en una cosa u otra.

Dependía de la naturaleza de cada uno.

Entonces, ¿cuál era su naturaleza? 

Él era un héroe, pero... casi mata a Eddie cuando se enfrentó a él.

Si él no hubiera contraatacado, era seguro que iba a terminar matando a su hermano.

Al final del día... ¿quién era él?

Entonces, saliendo del baño, apareció Felicia, en una bata.

— Otra vez esa cara de pensativo — le dijo la peliblanca.

— Estoy en medio de una crisis de identidad — dijo el castaño, en el sofá — ¿Crees que Ricochet es un buen nombre para cambiarme?

— "Hombre Araña" es mejor.

— Eso creo... — dijo Peter, levantándose — ¿Ya he dicho que pienso mucho las cosas?

— Deberías dejar de hacerlo... — le dijo la peliblanca, quitándose.

— Lo haría, pero es muy difícil... — dijo — Siempre que algo se me mete a la cabeza, no puedo sacármelo... y no paro de pensar en eso y de darle más, y más vueltas.

— Peter.

— Y a veces es un problema, porque cuando alguien lo piensa mucho, las cosas terminan saliendo todavía peor.

— Peter...

— Y yo no quiero que nada...

Entonces, el castaño se dio la vuelta...

Y la vio.

— N-Nada... nada malo pase... — continuaba el castaño, viéndola.

— ¿Vas a quedarte babeando toda la noche? — preguntó la peliblanca.

Mientras apagaba la luz.

***

Ambos jóvenes se encontraban durmiendo en la misma cama.

Con todo lo que había pasado y había ganado... ¿realmente no era feliz?

Se estaba cavando su propia tumba en su miseria...

Su sentimiento de culpa lo estaba carcomiendo.

Todo el daño que había hecho... algún día iba a pasarle factura.

Algún día... alguien iba a venir y...

— Hombre Araña — dijo una voz.

Un sonido estruendoso despertó a la pareja, quienes abrieron sus ojos, confundidos y asustados.

Enfrente de su cama, había dos personas.

El Doctor Strange.

Y la Bruja Escarlata.

— Definitivamente, tú no sabes nada de intimidad — dijo Peter, viéndolo.

— Requerimos de tu ayuda — dijo Strange.

— ¿Requerimos...? — preguntó el castaño, mirando a Wanda Maximoff — ¿Ella también...?

La Bruja Escarlata era alguien que realmente asustaba al joven de Queens. 

Había escuchado muchas cosas horribles de ella y temía de que le hiciera algo.

— Dame un momento... — dijo Stephen.

Este, chasqueó los dedos.

Y entonces, lso dos jóvenes ya estaban cambiado y con sus trajes.

— Eso es funcional... — dijo Felicia.

— ¿Para qué quieren mi ayuda? — preguntó el héroe, acercándose a Strange — ¿Y por qué ella está aquí...?

Dijo, susurrándole.

Wanda lo miraba con cara de desprecio.

Parecía que no le agradaba.

Eso no le preocupaba al castaño... lo que le preocupaba era que su desagrado provocara que lo convirtiera en cerdo.

— Dormammu... — dijo el doctor.

— Claro... — dijo el castaño — ¿Quién es... Dormammu...?

— Un ser sumamente poderoso, capaz de destruir el planeta entero con solo pensarlo.

— Tenía que ser un conflicto mundial... — suspiró Peter — ¿Por qué yo?

— Porque eres el único que puede ayudarnos a detenerlo — dijo Wanda, finalmente.

El Hombre Araña retrocedió algunos pasos al escuchar su voz.

— Te explicaré todo en el camino — dijo el Dr. Strange.

El Hechicero Supremo abrió un portal en ese momento.

— Andando...

— Voy con ustedes — dijo Felicia.

— Esta es una misión muy peligrosa — dijo el Hechicero — Solo debemos ir nosotros tres.

— ¿Enserio? — preguntó la peliblanca — ¿Por qué?

— Todas tus dudas serán respondidas... después — dijo — Pero ahora, no tenemos que perder tiempo.

Strange y Maximoff cruzaron el portal.

Peter vio su máscara.

Todo había sucedido muy rápido. 

No sabía como reaccionar.

Solo sabía que tenía que ir.

— Fel, volveré pronto — dijo el castaño, poniéndose la máscara.

— ¡Peter! — dijo la gata, agarrándolo de la mano — Solo... asegúrate de llegar antes de medianoche.

— ¿Por qué?

— ¿No lo recuerdas?

— Creo que... no...

Felicia solo sonrió ante eso.

— Ya lo sabrás — dijo, guiñándole el ojo.

Peter solo sonrió y se despidió de ella.

Entrando al portal.

Y estando listo para poder ayudar a los dos hechiceros en esta misión.

De la cual, no tenía idea... como siempre.

Definitivamente, iba a ser un gran día.

_________________________________________

Un capítulo algo corto y un poco más simple, si los comparamos con los anteriores ^^.

Siempre me ha gustado jugar con las historias del pasado de los personajes, sobretodo con Felicia ^^.

Bueno, este capitulo fue como una especie de preludio para el siguiente que viene...

Que será algo fuerte!!!

Jajajaj, gracias por todo el apoyo!

Hasta la proxima!

Publicado el 24/05/21

***

Y el último día de la humanidad...

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