El Cerebro Viviente
Electro entró a ese lugar y comenzó a disparar sus rayos por toda la zona.
Ben los esquivaba casi todos, mientras veía como los aparatos eran electrificados.
Las cabezas de los robots de Ultron, restos de armas Chitauri, la Interfaz Neural...
***
Recarga de energía completada.
"Ya lo dijiste muchas veces..."
Por favor, ingrese clave de seguridad.
"¿DocOck63?"
Por favor, ingrese clave de seguridad.
"Llevamos horas así..."
Por favor, ingrese clave de seguridad.
"¿Tres de Julio?"
Por favor, ingrese clave de seguridad.
"¡Estúpida interfaz!"
Por favor, ingrese clave de seguridad.
"Juro que cuando salga de aquí..."
Por favor, ingrese clave de seguridad.
"..."
Por favor, ingrese...
"OttoPeterIndustries"
Bienvenido, señor Parker.
"No cambió la contraseña..."
En ese momento, una gran interfaz se hizo presente, con varios datos. Era mucha información, pero toda la reconocía. Era la interfaz que él ayudó a crear.
"¿Qué fue lo que pasó?"
Varios datos están corruptos.
"¿Qué no lo está?"
En ese momento, se mostró un archivo de almacenamiento. No poseía ningún nombre.
"¿Qué son?"
Según algunos datos registrados, son recuerdos.
"Otto... evolucionaste nuestra interfaz hasta este punto..."
¿Desea revisar esta base de datos?
"Sí..."
Y entonces, gran luz se hizo presente.
***
Peter finalmente tenía un cuerpo, o lo que parecía ser uno. Toda está situación era muy confusa para él.
Hace solo unas horas había estado luchando contra Otto Octavius y de pronto... estaba allí. Lo único que tenía claro era que se encontraba en la interfaz neural.
¿Cuánto tiempo había estado dormido?
Tal vez años. No tenía nada claro.
Solo sabía una cosa.
Y era que se encontraba en un sótano.
— ¿Qué es este lugar...? — murmuró Peter, mientras caminaba por ese lugar.
Caminó hasta parar en seco.
Había una mesa y un niño se encontraba allí. Peter se acercó lentamente hasta ver de quien se trataba.
Pero no tenía ni idea.
— ¿Hola? — dijo Parker, moviendo su mano enfrente del chico, pero este no lo veía.
Y de pronto, se escuchó el sonido de una puerta abriéndose de golpe. Alguien estaba bajando por las escaleras.
Peter vio de quien se trataba. Era una mujer.
El niño que estaba a su costado se asustó y empezó a temblar.
La señora que bajaba, estaba borracha.
— ¡Otto! — gritó esta mujer, al llegar al final de las escaleras — ¡¿Qué carajos estás haciendo aquí?!
— Na-nada, señora — dijo el niño.
Allí, Peter descubrió que el niño a su costado era Otto.
— ¡¿Qué mierda te dije sobre jugar tu juego?! — volvió a gritar la señora.
— No es un juego, señora.
— ¡¿Qué dijiste?! — dijo acercándose hasta el niño y dándole un golpe.
Lo que hizo que cayera al suelo.
— ¡Oye! — dijo Peter, tratando de empujar a la mujer, pero atravezándola.
No podía hacer nada.
— Niño de mierda, ¡¿Me contestaste?! — dijo su madre.
— No, señora... — dijo Otto, derramando lágrimas.
— ¿Por qué no puedes ser un niño normal, cómo todos los demás? — preguntó — Eres un fenómeno, Otto.
— No, señora... estaba haciendo...
— ¡¿Ciencia?! ¡Ciencia, ciencia! ¡Siempre haces ciencia! — dijo — ¡Eso no te hace especial! ¡Tú no eres mejor que yo!
— No lo soy, señora...
— ¡Entiéndelo de una vez! — dijo la mujer, estrellando la botella que tenía en la cabeza del niño, rompiéndola.
El vino se derramó por todo el lugar. Peter no podía hacer nada. Solo observar.
— ¡Mira lo que hiciste! — dijo la señora.
— Lo siento... — se disculpó Otto.
— ¡Lárgate de aquí! — dijo la señora — ¡Compra otra botella!
— Pero no me dejarán...
— ¡No me importa! — dijo la mujer — ¡No volverás a esta casa hasta que me traigas otra botella!
— Sí, señora...
Otto solo caminó y subió las escaleras.
Peter tenía unas fuertes ganas de querer golpear a esa señora, pero no podía. Solo vio como ella tiraba todo el juego científico al piso, rompiendo el vidrio, simplemente para darse un espacio para echar en la mesa y tomar whisky.
***
Ahora, el castaño ya no se encontraba en el sótano, estaba en una escuela. Nunca la había visto antes.
Estaba en un callejón de esta misma y habían dos chicos. Uno de ellos era Otto, quien se veía mayor al niño que había visto.
Y el otro era un chico. Alguien con una sudadera del equipo de fútbol. Este chico, estaba estrellando a Octavius contra la pared, para después darle un golpe en la cara y dejarlo tirado en el suelo.
— ¡Detente! — gritó Peter, pero sin éxito alguno.
No podían escucharlo.
— ¡¿Qué fue lo que dijiste de mi?! — le gritó el chico futbolista.
— ¡Nada! — dijo Otto, entre lágrimas — ¡No dije nada!
— ¡Mentiroso! — dijo, volviéndolo a tomar de la camisa — ¡Te quisiste burlar de mí. ¿no es así?!
— ¡No! ¡Steve! ¡Yo no...!
— ¡Cállate! — dijo, lanzándolo contra un contenedor de basura.
Peter se sorprendió ante eso. Había sido acosado por Flash hace mucho tiempo, pero él nunca había ido tan lejos como para dejarlo así de herido.
— ¡No quiero volver a ver su horrible cara! — dijo el chico — ¡Y si le dices algo a algún profesor, te mato!
— No diré nada...
— ¡Más te vale! — dijo el chico, escupiéndole en la cara y yéndose de allí.
El castaño se acercó y vio como se encontraba el joven Otto. Este se levantó del suelo y se limpió la saliva de su cara. Estaba llorando.
La vida de Octavius no era una en la cuál Peter hubiera querido vivir.
***
Ahora ya no estaba en esa escuela. Se encontraba en una sala. Parecía ser una casa, pero estaba sucia. Con botellas de alcohol alrededor de los muebles.
El joven castaño se dio cuenta de inmediato que volvía a estar en la casa de la madre de Octavius. El ambiente se sentía sombrío en todo el lugar.
De pronto, desde la puerta principal, alguien entro. Tenía el traje de una persona graduada, pero al mismo tiempo, tenía un moretón en uno de sus ojos.
Estaba llorando.
— Otto... — dijo Peter, viéndolo entrar.
A un costado suyo, también entraba su madre. Ella estaba con una cara extraña, mareada. Seguramente, ella había sido la causante del golpe.
— Incluso en su graduación... — volvió a decir Peter, viendo como la señora se tiraba en el mueble y encendía la televisión.
— Oye, gordo — dijo la señora a su hijo.
— ¿Señora...? — preguntó el chico, con los ojos vidriosos.
— Ve recogiendo tus cosas — dijo — Ahora vivirás con tu padre.
— Con papá no...
— ¡¿Dijiste algo, mocoso estúpido?!
— No, señora...
Octavius subió las escaleras y fue a su habitación. Peter lo siguió.
Al entrar, vio un cuarto sumamente ordenado y limpio, desentonaba con el resto de la casa. Para Peter, le pareció curioso como Otto siempre fue ordenado, incluso en esos años.
De la mochila que llevaba, saco varios diplomas. Era el primer puesto de su grado y de su escuela. Alguien sumamente listo.
Pero totalmente abusado por su madre y por los demás.
En vez de ser felicitado, era golpeado.
— Maldición... — suspiró Octavius, tirándose al suelo y poniéndose a llorar.
***
Y volvió a cambiar de lugar. No entendía que ocurría. ¿Por qué la interfaz neural le estaba mostrando todo esto?
Eran los recuerdos de Otto Octavius, pero ¿por qué solo tristes?
¿Acaso esos recuerdos fueron los que intensificaron su cambio al Dr. Octopus?
Pero esto no le ayudaba a buscar una forma de salir de allí, o de saber que estaba ocurriendo.
Lo único que tenía claro ahora, era que estaba en un gran pasillo, casi vacío. Había casilleros a los costados y, como siempre, Otto estaba a un costado de él.
Caminaba tranquilamente, revisando un libro que poseía. Se le veía feliz, seguro era un libro que lo emocionaba mucho.
Para Peter, era curioso verlo sonreir después de verlo llorar sin parar.
Pero entonces, Octavius chocó contra alguien y cayó al suelo. El joven miró hacía quien había chocado.
Peter también lo vio. Era el mismo chico que lo había golpeado en ese callejón de la escuela.
— ¡Steve! — dijo Otto, sorprendido de verlo.
— Hola, Ottoman — dijo el chico, tomándolo de la camiseta — No esperaba verte por aquí.
— Yo no... yo...
— Dime, ¿qué fue lo que te advertí?
— Que no... no me metiera en tu camino...
— ¿Y qué acabas de hacer?
— Lo siento...
— ¡Sí que deberías! — dijo, golpeándolo.
Octavius volvió a caer al suelo, dejando caer también su libro.
El chico vio este libro y comenzó a pisarlo, arrastrándolo hasta estar enfrente de Otto.
— Voy a matarte, Ottoman — dijo Steve — Te voy a destruir.
— Por favor, Steve —dijo Otto, llorando — No te he hecho nada...
— ¡Ya basta! — dijo Peter, corriendo para tratar de evitar a que lo volviera a golpear.
El chico levantó su puño, pero alguien lo tomó de la muñeca.
El castaño paro en seco al verlo.
— ¡¿Harry?! — dijo Peter, viéndolo.
Era alguien que se parecía demasiado a su amigo.
— ¿Por qué no te calmas, chico? — preguntó esta persona — Estamos en un centro de estudio. Aquí estudiamos.
— ¡No te metas en esto! — dijo Steve, acercándose a "Harry".
— ¿Por qué? ¿Tienes miedo? — preguntó.
— ¡Idiota!
Steve intentó golpearlo, pero el tipo lo esquivó y le golpeó en la cara, haciéndolo retroceder.
El futbolista intentó volver a atacar, pero la voz de un profesor lo hizo detenerse.
— ¡Alumno Thompson! — dijo el profesor — ¡A mi oficina!
— ¡Pero...!
— ¡A mi oficina!
Steve escupió al suelo. Miró por última vez a los dos chicos con una mirada de muerte y se fue a seguir al profesor.
El chico parecido a Harry suspiró un momento y luego volteó a ver a Otto.
— ¿Estás bien? — preguntó.
— Sí, yo... — dijo Octavius — Gracias...
— Cuando quiera, ah...
— Otto, Otto Octavius.
— Norman Osborn — dijo.
Peter se sorprendió ante eso. Ese tipo era el padre de Harry. Eso explicaba su parecido.
Allí, el castaño se dio cuenta que la interfaz le estaba mostrando el momento en el que Octavius y Osborn se acababan de conocer.
Otto recogió el libro que le había tirado. Las hojas estaban rotas y manchadas de barro.
— Parece que ese tipo era un estúpido — dijo Norman.
— Yo... sí, eso creo...
— ¿Y de qué es tu libro?
¡¿Ah?! — dijo Otto, sorprendido de que alguien le haya preguntado eso — Es sobre... bueno...
Octavius levanto el libro: "Principios básicos de la ciencia mecatrónica"
— Otro hombre de ciencia — sonrió Osborn.
— Sí, eso estudio.
— Pero te dejó el libro completamente destruido — dijo Norman — ¿Qué te parece si vamos a mi casa?
— ¡¿Eh?!
— Tengo una copia igual allí — le dijo — Podría dártela.
— ¿De verdad lo harías? — preguntó Octavius — ¡No puedo aceptarlo! Hay muy pocas copias...
— Oye, he leído ese libro cientos de veces — dijo Norman — Ya me lo sé de memoria.
— ¿De verdad?
— Claro, sería todo tuyo.
— Entonces... sí, está bien... — dijo Otto, caminando a su costado.
Ambos jóvenes se comenzaron a ir caminando de allí.
— Vaya... es tan extraño verlos actuar así... —dijo Peter, recordando todo lo malo que ellos le habían hecho.
Hasta le daba pena pensar en como fue que terminaron al final.
Pero debía de seguir viendo la manera de llegar al final de los recuerdos. Cueste lo que le cueste.
***
Octavius y Norman se encontraban hablando tranquilamente en un café. Era un laboratorio muy familiar para el joven de Queens.
Era el de la ESU.
— Nunca me había puesto a pensar donde fue que estudiaron... — dijo Peter, viendo todo el lugar.
Otto estaba terminando el diseño de una especie de tostadora, lo que era bastante curioso.
Jamás pensó que el gran Otto Octavius estuviera interesado en hacer tostadoras.
— Otto... — dijo Norman.
— ¿Qué pasa? — preguntó Octavius.
— He estado pensando algo los últimos meses... — dijo Norman — Pensaba en... abrir un negocio...
— ¿Un negocio?
— Sí... de venta de tecnología — dijo Osborn — Uno pequeño, donde vendería lo que construiría.
— Eso sería un negocio interesante, Osborn.
— ¿Te unes?
— ¿Me estás... invitando...?
— Sé que quieres salir de la casa de tu padre — le dijo el pelirrojo — Con este negocio, podríamos ganar suficiente dinero como para hacer lo que queramos.
— Yo... yo, no lo sé, Norman...
— Vamos, Otto. ¡Somos los O's! — dijo — Juntos, podremos lograr maravillas.
— Bueno, no mentiré que no suena nada mal... — dijo Octavius, pensándolo — Está bien, estoy dentro.
— ¡Así se habla!
— ¿Y cómo se llamará?
— Ya tengo pensado el nombre — dijo Norman — Aquí nos llaman los O's, ¿no? Será Oscorp.
— ¿Oscorp? No suena muy original.
— ¿Tienes una mejor idea?
— En este momento, no.
— ¡Entonces, Oscorp será!
Peter vio como estos dos jóvenes empresarios salían del lugar. El castaño sabía que el nombre "Oscorp" había sido creado por esa razón.
Así fue como el contó Octavius.
De pronto, el tiempo comenzó a avanzar rápidamente.
El lugar en donde estaba se convirtió en una calle y ahora estaba enfrente de una pequeña tienda.
El tiempo se detuvo en ese momento.
Habían varias personas entrando a esa tienda.
Era Oscorp, así había empezado esa gran industria.
Con una pequeña tienda.
Peter caminó y entró al lugar. Otto y Norman estaban en el mostrador, vendiendo sus inventos a las personas que estaban allí.
Pero Norman se calló cuando vio a una mujer entrar en la tienda. Era rubia y con una hermosa sonrisa.
Peter la vio y la reconoció. Era la madre de Harry.
— ¡Emily! — saludó Norman, acercándose a la chica — ¡Hola!
— ¿Qué tal, Norman? — dijo la rubia, saludándolo.
— Hola, Emily — dijo Otto, acercándose.
— Otto — le sonrió — Veo que el negocio está prosperando.
— Las cosas nos está yendo muy bien — dijo Norman — Nos llegan ofertas fe varios inversores.
— ¿Y no han aceptado?
— Estamos esperando al mejor — dijo Otto — Ya nos conoces, siempre buscando lo mejor.
— Siempre mirando a lo alto — dijo Emily — Oye, Norman, me preguntaba si estabas libre para... ya sabes, ir a comer o algo.
— ¡¿Yo?! Yo no... no lo sé — dijo Osborn, viendo a su amigo.
Otto le sonrió y soltó unas risas.
— No te preocupes, Norman — dijo Otto — Ve, no hagas esperar a la dama. Yo me encargo de la tienda.
— No tardaré — dijo Norman, caminando junto a Emily.
Y los dos futuros esposos salieron del local, dejando a Otto solo, junto a los clientes.
Peter se paró a un costado suyo y vio su sonrisa. Era una feliz, como si viviera una vida de una serie.
Nunca había visto a Octavius tan contento.
Pero, de pronto, esa sonrisa desapareció al ver a alguien entrar a la tienda.
Era un señor, grande. Se veía sumamente enojado.
Hasta el joven Parker sintió temor al verlo.
— Papá... — dijo Octavius, al verlo.
— ¿Así que en esto pierdes el tiempo? — dijo el señor.
— No, yo... es mi trabajo...
— ¿Tú trabajo? — repitió el señor — Esto es una pérdida de tiempo.
— No lo es, yo...
— ¿Cuánto es lo que ganas?
— ¿Qué?
— ¡Dime, ¿cuánto ganas?!
Las personas en la tienda voltearon a ver la discusión. Algunos se retiraron del lugar por miedo, pero otros se quedaron para ver.
— Unos dos mil dólares... — murmuró Otto.
— ¿Dos mil dólares? — dijo — Así que, ahora que ganas más que yo, decidiste olvidarte de quienes te criaron.
— ¡No! ¡Yo jamás!
— ¡Cállate! — dijo, golpeándolo — ¡¿Crees que eres mejor que yo?!
— ¡Nunca dije eso!
— ¡Esto que haces no sirve para nada!
Entonces, el padre de Otto tomó uno de los inventos y lo lanzo al piso, rompiéndolo.
Las personas, al ver esto, salieron corriendo del lugar, dejándolos solos.
— ¡Tú no eres nadie, Otto! — dijo su padre — ¡No eres mejor que yo!
— ¡Padre, por favor!
— Aún así, estas cosas que haces sí que dan dinero... — dijo el señor — A partir de ahora, me darás el cincuenta por ciento de las ganancias.
— ¡¿Qué?! ¡No puedo hacer eso!
— ¡Escúchame, pequeña mierda con lentes! — dijo el señor, tomándolo de la camisa — No me costaría nada venir con unos amigos y destruir todo este lugar. Si no quieres esos problemas, harás lo que te digo.
— Yo no...
— ¡¿Lo harás?!
— ¡Sí! — dijo, tembloroso.
— Así se habla — dijo, soltándolo — Finalmente vas entendiendo como funcionan las cosas...
— Sí, padre...
Su padre se dio la vuelta y salió del local.
Otto quedó en el suelo un buen rato, llorando, tratando de secar sus lágrimas.
Pero más aún se desbordaban.
***
El tiempo volvió a avanzar, pero a una mayor velocidad.
Peter solo veía pequeños fragmentos de la vida de Octavius.
Dos funerales, la boda de Osborn, la construcción del gran edificio Oscorp.
Todos recuerdos que serían muy bueno, pero con todo lo que acababa de ver, no lo sentía como tal.
Era incómodo ver estos recuerdos. Se sentían sumamente personales.
Algo que no debería de ver.
Peter empezó a caminar lentamente. Otto Octavius había sido menospreciado toda su vida.
Por sus padres, compañeros... por la vida.
Ya entendía porque, cuando obtuvo esos brazos, se sintió superior.
Pero Norman Osborn fue el único que no lo trató así.
¿Por qué razón se separaron y llegaron a odiarse?
Eso era algo que nunca llegó a entender.
Y la interfaz, como su fuera un cerebro viviente, detuvo el avance del tiempo en un recuerdo.
Se encontraba en el gran edificio de Oscorp.
Octavius y Norman se encontraban juntos, hablando. El pelirrojo se veía molesto al leer una noticia del periódico.
— ¡Maldición! — grito Osborn.
— Cálmate, Norman — dijo Otto — Mira, no es la gran cosa.
— ¡¿No es la gran cosa?! — repitió — ¡Stark dejó de vender armas hace unos meses y sigue liderando los puestos!
— Somos el segundo lugar, lo entiendo — dijo — Pero no es tan malo. Nuestras ventas siguen siendo superiores a las de otras compañías.
— ¡¿No lo entiendes?! ¡Esta competencia no involucra a otras compañías! — le dijo Norman — ¡Siempre ha sido entre Stark y Oscorp! ¡Siempre los segundos¡ ¡Estoy harto!
Norman golpeó la mesa y tomó un poco de aire.
Estaba agotado, física y mentalmente.
— ¿Estás bien...? — preguntó Otto.
— No... desde la muerte de Emily, nada ha sido lo mismo... — le respondió.
— Hicimos lo que pudimos, Norman...
— No todo... — dijo Norman — Mi hijo podría también contraer esa enfermedad.
— El GR-27 no es la mejor opción, es muy peligroso...
— Buscaremos más opciones — dijo Norman — Haremos pruebas, genéticas. Tendremos sujetos que nos servirán...
— Ya hablamos de esto — dijo Otto — No podemos hacer pruebas en humanos, es inmoral y...
— ¡¿Aún quieres conservar tu empleo, verdad?! — pregunto Norman — Tu solo ayúdame.
— Norman...
— Otto, no lo volveré a repetir...
— Está bien... te ayudaré...
— De acuerdo... gracias...
Y el tiempo volvió a avanzar.
Peter se dio cuenta que a eso fue a lo que se refería Octavius con el proyecto que consideraba poco ético.
Experimentos con humanos.
El castaño vio varios fragmentos que mostraban. Personas con más de una extremidad crecida.
Experimentos con personas con superpoderes desconocidos.
Un tipo con garras retráctiles.
Hombres de arena.
Incluso pudo ver a su padre, junto con Connors, con sus experimentos con arañas y lagartos.
Todos esos experimentos con la única finalidad de querer curar a Harry y todos...
Fallidos.
Todo lo que había hecho Osborn era inhumano, pero lo hacía por su familia.
Peter estaba cada vez más y más confundido con todo este asunto.
Y de pronto, todo se tornó negro.
Peter se asustó. Creyó que la interfaz se había apagado.
Que volvería a desaparecer.
Pero, de pronto, hubo una luz.
Una pequeña luz.
Que empezó a brillar con tal intensidad que iluminó toda la zona.
Y entonces, vio otro recuerdo...
***
— Doctor, dígame, ¿cuál es el proyecto del que vamos a trabajar?
— Ah, sí, justo te iba a contar de eso — en ese momento, Otto se sentó en una silla, e invito a Peter a que hiciera lo mismo — ¿Recuerdas lo que pasó en Nueva York?
— ¿Se... se refiere al ataque alienígena?
— Sí, verás Peter. A lo largo de los últimos años, han habido distintos ataques alienígenas o, bueno, terrestres. Nueva York, Sokovia, entre otros, Peter — explicó el científico.
— Sí, lo recuerdo.
— Los Vengadores se encargaron de acabar con esas amenazas pero, las personas, Peter, los que se vieron perjudicados, no salieron del todo ilesos de esos eventos. Algunos perdieron extremidades como son los brazos o piernas, y yo....quiero ayudarlos.
— Se... se refiere a crear...
— Quiero crear partes mecánicas que reemplacen las pérdidas. Pero no cualquiera, sino unas que funcionen con la mente.
— ¡¿Con...con la mente?! — Peter se levantó de la silla, sorprendido — Doc... doctor Octavius, eso sería una revolución muy grande, podríamos cambiar vidas, ayudar a muchas personas.
— Bueno, ese es el plan en un principio — dijo Otto — Ahora que sabes que se trata de eso y no de crear volcanes de papel maché, dime ¿Te gustaría ayudarme?
— Para... para mí sería un gran honor, doctor.
— Bien, perfecto — entonces Octavius también se levanto de su asiento — Me alegra que aceptaras. Por ahora, centrémonos en los brazos. Luego vendrá lo demás.
— Se... seguro doctor Octavius.
— Bien, necesito ayuda en como vamos a llevar los pulsos de la mente hacia la extremidad artificial. Tengo algunas ideas, ¿qué tal si empezamos ahora?
— Por supuesto Doc.
Este recuerdo era uno en el que él estaba presente.
Fue la vez que Octavius le contó sobre lo que iban a hacer. Había pasado mucho tiempo desde eso.
Era nostálgico.
Era una lástima de cómo las cosas habían terminado.
Esa pelea en la torre Oscorp fue el final de su amistad.
Y su batalla en el huracán multiversal fue con un Otto Octavius que él no reconocía ya.
Las cosas habían cambiado tanto en ese tiempo.
Si tan solo no hubiera Blipeado, tal vez las cosas hubieran sido diferentes.
Ahora, Otto Octavius había cambiado cuerpo con él y...
Peter abrió los ojos como platos. ¿Otto Octavius había cambiado de cuerpo con él?
Y entonces recordó todo.
Como luchó, cansado, contra un robot con la mente de Octavius.
Como casi lo mata, pero que se detuvo en el último momento.
Como lo tomo por sorpresa e hizo el intercambio mental.
Y se dio cuenta de algo mucho peor.
Muchísimo peor.
Se encontraba atrapado.
En un robot que podría destruirse en cualquier momento.
Y no tenía ninguna forma de escapar.
Estaba atrapado, con los recuerdo de Otto Octavius como única compañía.
_________________________________________
La base de datos de virus ha sido actualizada...
Buenas, señores!!
Este fue un capítulo algo lento, mostrando el trasfondo de quien es Otto Octavius y como fue su vida hasta ahora.
De todas formas, espero mucho que les haya gustado ^^.
Sí así fue, denle a la estrellita jeje.
Hasta la próxima!!!
Publicado el 31/03/21
***
— Ya ha pasado una semana — dijo el ser a Miles Warren.
— Ya sé...
— ¿Dónde está el clon?
— Si me dieras tus recursos, ya hubiera podido acercarme a él.
— No confío en que puedas usarlos bien.
— ¡Entonces no me exijas mucho!
De pronto, el ser alzó una espada en dirección del cuello de Warren. Este retrocedió unos pasos.
— No me retes... — dijo el ser — Yo te conseguiré al clon...
— ¿Podrás hacerlo?
— Por supuesto — dijo — Les diré a uno de mis esbirros...
— Está bien... yo me encargaré de Jameson, entonces...
— Bien...
Y entonces, el ser desapareció.
— Maldito loco, casi me dejas sin cabeza...
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