Ecos del Silencio
Ha pasado una semana.
Otto Octavius había estado monitoriando el progreso del Ben Reilly, esperando una mejora de su condición.
Pero los resultados no eran favorables.
Sus células seguían muriendo, sin regenerarse.
Esto provocaba que su clon estuviera cada vez más y más cansado. Se estaba muriendo y no él no tenía idea.
— No te entiendo, Peter — dijo Ben, sudando, mientras se quejaba la máscara — ¿Cómo no te cansas de estar balanceándote?
— Práctica — dijo Otto, terminando de registrar varios reportes de los crímenes.
A pesar de haber pasado una semana, seguía sin encontrar la ubicación de la chica. Sus Spider-Bots habían estado buscado en cada rincón de la ciudad.
Si estaba siquiera viva, no estaría en Nueva York.
— ¿Estás bien? — preguntó Ben — Te veo preocupado.
— No es nada — dijo, guardando sus cosas en su mochila — Vámonos...
Los dos chicos salieron del laboratorio, tomaron un bus y fueron directamente a la ESU, como una estaban acostumbrados.
Ben se divertía mucho en el laboratorio, a pesar de que a veces causaba algunos estragos.
Ya que le quedaban pocos días de vida, Otto había decidí llevarlo cada vez que iba.
La búsqueda para una solución a su condición había sido completamente inútil. Ni siquiera con los datos de Anna María podía hacer que las células del clon se regeneraran.
Octavius debía encontrar una cura rápido... o prepararse para la muerte de Ben.
— ¡Llegan tarde! — dijo Anna Maria, viéndolos entrar.
— Que no... — dijo Otto, sentándose enfrente de una mesa.
— Sí, claro... — dijo la chica, volviendo a su investigación — Por lo menos no eres como el Dr. Warren. No ha venido en mucho tiempo.
— S-sí, ¿Por qué será? — dijo Ben, nervioso.
— No tengo idea... — dijo Octavius, revisando sus notas.
Finalmente había entendido la investigación de su compañera de laboratorio. Aunque se había quedado en el mismo punto que ella.
¿Cómo permitir la regeneración para un ser vivo ya existente?
Si no lo averiguaba, no podría curar a Ben.
— ¡Chicos! — dijo Connors, entrando a su laboratorio — Veo que ya llegaron todos.
— Llegó tarde, doctor — dijo Anna María.
— Mi clase se alargó más de lo que creí — rió el científico, dejando una caja en el suelo.
— No importa... el Dr. Warren volvió a mandarnos materiales...
— ¡¿Uh?! — expresaron Otto y Ben, sorprendidos.
¿Cómo era eso de que Warren había mandado materiales?
Se suponía que estaba muerto.
— Tienes razón... — dijo Connors, sentándose en una silla — ¿Podrían ayudarme a traerlo? Está en el almacén.
Otto pensó en negarse, pero... el tipo solo tenía un brazo.
— ¿Dónde queda eso? —pregunto Octavius.
— Yo te llevo — dijo Anna Maria, caminando.
— Yo puedo ir solo.
— Estoy seguro que te perderías.
— Te odio... — dijo Otto — Vamos, Ben.
— De hecho... yo me quedaré a ayudar a Connors — dijo Ben, guiñando el ojo bajo sus lentes.
— Como quieras...
Otto salió del laboratorio, dejando a los dos solos.
— ¿Qué planeas, Ben? — preguntó Connors.
— Ellos dos deberían de pasar más tiempo juntos — dijo Ben — ¿No cree?
— Nunca he sido de relacionar a las personas — dijo Curt — Pero, si tu lo dices...
— Ustedes los científicos no saben nada del amor...
— Eres algo fastidioso con ese tema...
En ese momento, alguien entró al laboratorio. Se trataba de Mary Jane Watson.
— ¡Mary Jane! — dijo Ben, acercándose a ella — ¿Qué haces aquí...?
— Hola, Ben — le sonrió.
— Hola...
— ¿Qué tal todo por aquí?
— Bien, bien — sonrió el clon — Ellos no podrían hacer nada sin mi ayuda.
— Eso es mentira — dijo Connors.
— Está bromeando — dijo Ben — ¿Y qué haces aquí?
— Vine a verte a ti —dijo, sonriéndole.
Ben se sonrojó ante esto.
— ¿A-A mí? — dijo el clon.
— ¡Sí! Quedamos para salir algún día, ¿no?
— ¡Oh! ¡Sí, es verdad!
— Y... ¿vamos?
— Ah, yo...
Ben volteó para ver a Connors. Este le sonrió y asintió con el dedo. El clon sonrió y acompañó a la pelirroja.
Parecía que la vida le sonreía.
Para solo tener una semana de vida, había pasado por muchas experiencias, enfrentando a tipos malos y con superpoderes. Ayudando a hacer ciencia. Teniendo unos amigos en el laboratorio de la ESU.
Aunque seguía ocultándole algo a su hermano. Algo que no podía revelar. Era increíble para él como ya tenía secretos.
Y ahora, estaba saliendo con una hermosa chica a una cita. De verdad estaba feliz.
Tan feliz...
Que no se dio cuenta, hasta que ya era tarde, que todo comenzó a volverse negro.
Y caía al suelo.
***
Otto y Anna Maria se encontraban en el almacén. Había un montón de cajas desperdigadas por todo el lugar.
Estaba desordenado y sucio, algo que Octavius le fastidiaba, pero que le recordaba cuando trabajaba en la interfaz neural.
Últimamente tenía muchos sentimientos encontrados.
— ¿Qué piensas? — dijo Anna Maria, revisando una de las cajas.
— En nada... — dijo Otto, viendo unos papeles.
— Tienes la misma cara de cuando piensas.
— Yo no hago ninguna cara cuando pienso.
— Claro que sí — dijo, riendo — Elevas tu labio superior y entrecierras tus ojos.
— Eso no es cierto.
— Cualquiera notaría eso — se burló — Pero tranquilo, todos tenemos alguna cosa que nos hace raros.
— ¿Y la tuya cuál sería? — preguntó Otto.
— ¿No es obvio? — respondió Anna Maria, señalándose completamente.
Octavius la miró fijamente.
— Eso no te hace rara... — le dijo.
— No tienes que decirme eso — le dijo — Sé lo que todo el mundo piensa; me lo dejaron muy en claro.
— Lo digo enserio.
— ¿Uh?
— Pasé toda mi vida siendo tratado como un raro — le dijo Octavius — La gente abusaba de mi por ser como era... incluso llegué a pensar que tenían razón.
— Tal vez así era...
— Pero, no era sí — dijo Otto — Lo que me hacía diferente, era lo que me hacía mejor a ellos. Tal vez tú seas pequeña, pero eso no te hace alguien inferior. Tu gran intelecto te hace alguien superior a todos, incluso de mí...
Anna Maria solo agachó la cabeza un poco. Nadie le había hablado así antes, no sabía como actuar.
— Hablas como un viejo — le dijo Anna Maria, sonriéndole.
— Cierra la boca —dijo Otto, tomando una caja — Encontré lo que buscamos...
— Pero...
— ¿Uh?
— Gracias... por tus palabras...
Otto solo volteó su cabeza a otro lado. Sin querer, había hablado más de la cuenta. Estaba avergonzado.
— Solo vayamos al laboratorio... — le dijo Otto, caminando hasta la puerta.
— ¿Te ayudo? — dijo Anna Maria, caminando hasta él.
— Yo puedo solo...
Y de pronto, varios aparatos se le cayeron de la caja.
— Te ayudo.
— Por favor...
***
Ben comenzó a despertar.
Estaba en un lugar oscuro.
No podía ver nada.
Se encontraba en una silla, con los brazos y pies sujetados por un metal, impidiéndole moverse.
— ¡¿Hola?! —preguntó Ben — ¡¿Hay alguien?!
De pronto, escuchó una risa. Ben empezó a buscar por toda la sala de donde era que provenía, pero era imposible. La oscuridad no le dejaba ver.
Hasta que miró enfrente suyo.
Y vio a su creador.
— Warren... — dijo Ben, sorprendido.
— Hola, "Peter" — dijo Miles Warren, viéndolo fijamente — ¿Te divertiste jugando a ser el héroe?
— Estás vivo...
— Más vivo que nunca, hijo — dijo — Pero de eso no vamos a hablar. Hay muchas cosas que debemos hacer...
— ¿Qué?
— Necesito ver como se encuentra mi clon estrella — dijo Warren, caminando hasta una puerta.
La abrió y entro a una especie de cabina.
— ¡Muéstrame toda tu fuerza! — dijo, presionando un botón.
Los metales que sostenían a Ben se soltaron, liberándolo. El clon saltó y se pegó en el techo. Su cabeza no paraba de vibrar por alguna razón.
En las esquinas de la habitación, habían capsulas. Cuatro en total. Estas se abrieron y de ahí salieron cuatro personas.
Clones.
Mary Jane, Kong, una chica con rasgos asiáticos que había sido clonada y un clon igual a él. Era otro clon de Peter Parker.
Estos se quedaron quietos por un momento.
— Oh, sí — dijo Warren — Todos, mátenlo.
Los clones empezaron a correr en dirección del rubio.
— ¡Oigan, esperen! — dijo Ben, viéndolo acercándose — ¡No le hagan caso!
La chica asiática saltó y le dio una patada a Ben, dejándolo tirado en el suelo.
La Araña Escarlata se levantó e, inmediatamente, bloqueó un golpe del clon de Kong.
Este ataque lo estrelló contra la pared, causándole daño. Estos golpes estaban siendo efectivos.
— ¡Por favor, Kong! — dijo Ben, viéndolo.
Los clones se acercaron al rubio.
— ¡Todos! — dijo — ¡No escuchen a ese loco! ¡Piensen por sí mismos!
Mary Jane se acercó corriendo y pateó, en el estómago, a Ben, destruyendo la pared y provocando que cayera dos piso al suelo.
Así, Ben pudo ver dónde se encontraba. Acababa de salir de una especie de habitación construida y, ahora, estaba en un gran subterráneo abandonado.
— Esto no me ayuda en nada... — dijo Ben, viendo a todos lados.
Los demás clones bajaron hacia donde estaba el rubio.
Ben estaba sorprendido de la fuerza y agilidad de esos clones. Se suponía que eran la copia de las personas originales.
Mary Jane y Kong no tenían ningún poder, pero tenían una fuerza sobrehumana. Muy parecida a la suya.
— Acaso... — dijo Ben — ¡¿Mezclaste la sangre del Hombre Araña para hacer estos clones?!
— Fue difícil de realizar, pero los avances de Anna Maria me sirvieron en demasía — dijo Warren, por un megáfono — Lastimosamente, la poca sangre de Octavius me permitió crear cuatro clones más.
— Así que ya lo sabías...
— ¡Y veo que tu también!
Tres clones comenzaron a atacar a Ben.
Este esquivó todo lo que pudo sus golpes, pero le era imposible contraatacar.
Sin sus disparadores, no podía hacer gran cosa para detenerlos.
Entonces, la chica asiática le dio un puñetazo en la cara, haciendo que este retrocediera y tropezara con varios materiales de construcción.
Kong lo tomó de la camisa y lo estrelló contra la pared. Acercó su puño y trató de golpearle en la cara, pero Ben movió su cabeza a tiempo.
El clon de Peter pateó el estómago de Kong y lo estrelló contra varias tablas de madera.
Mary Jane se le acercó y volvió a intentar patearlo, pero Ben lo esquivó y la empujó al suelo.
— ¡No quiero hacerte daño! — dijo el rubio.
— ¡Si no los matas...! — dijo Warren — ¡Ellos te matarán!
— ¡¿Qué?!
De pronto, la chica asiática le agarró los brazos por detrás, permitiéndole a la pelirroja golpearle en el estómago.
Ben soltó un grito de dolor.
La clon no se detuvo ahí y siguió golpeándole, repetidas veces.
Kong se levantó del suelo y se acercó corriendo hasta Ben. MJ se agachó una vez el grandote estaba cerca y Ben solo pudo ver como el chico le daba un fuerte golpe en el rostro, que lo estrellaba contra un metro abandonado.
Ben intentó levantarse, pero sus piernas temblaron. Estaba sangrando, por la nariz y por la boca. Esos golpes le hacían mucho efecto.
Esos tipos eran más fuertes que él.
— Por favor... piensen por ustedes mismos... — dijo Ben, intentando ponerse de pie.
Pero no escucharon.
Un cosquilleo en la cabeza de Ben lo hizo dar un salto enfrente. Una gran viga de metal iba directo hacia él.
El otro clon de Peter había sido quien le había lanzado eso.
Ben notó como los demás chicos intentaron acercársele y este corrió hacia uno de ellos. La chica asiática.
La tomó de los hombros y la empujó, hasta estrellar la contra un muro. Tuvo la leve esperanza de dejarla inconsciente, pero esta empezó a golpearle en el pecho y espalda.
— ¡Por favor, cálmate! — dijo un cansado Ben.
Pero la chica no se detenía. El clon apretó los dientes, sosteniéndola entre sus brazos.
Poco a poco, se iba enojando más y más, mientras la apretaba más y más fuerte.
La chica comenzó a gemir del dolor e intentó liberarse, golpeando más y más fuerte.
Estaba desesperada.
Pero Ben, a pesar de todo, era más fuerte.
Cuando la chica logró morderle una oreja, el clon la lanzó contra una zona, llena de barras de metal.
El hecho que se estrellara, provocó que un gran humo se esparciera.
Ben vio al lugar donde la había lanzado, pero entonces, un fuerte dolor en su oreja se hacía presente. Esa chica se lo había arrancado.
Estaba sangrando más y más.
Y cuando el humo se disipó, el clon rubio pudo verla. A la chica.
Ella tenía un gran tubo metálico atravesándole el pecho. En sus dientes, seguía sosteniendo un pedazo de su oreja.
La chica trató de moverse. De quitarse el tubo.
Pero al moverlo mínimamente, el brillo en sus ojos se esfumó.
Agacho la cabeza y dejo de moverse.
Había muerto.
— Oh no... — dijo Ben, viendo la escena.
— ¡Uno de cuatro! — dijo Warren — ¡Felicidades por tu primer asesinato!
— No...
— ¡Pero no te distraigas! — dijo — ¡Aún te quedan tres clones más a quienes matar!
Ben volteó. Vio como Kong, Mary Jane y el otro clon de Peter Parker lo miraban fijamente.
— ¿De verdad quieren hacer esto...? — pregunto Ben.
— Que pregunta más tonta — dijo el otro clon de Peter.
— ¿Qué...?
— Por supuesto que sí.
Los clones empezaron a correr en dirección a Ben.
Este no tuvo más opción que agarrar un tubo de metal para defenderse.
Y prepararse para sobrevivir a lo que sea que le esperaba.
***
La noche se cernía por la ciudad de Nueva York. A pesar de ser primavera, el frío a las afueras de la ESU era fuerte.
Otto estaba sintiendo ese frío.
Según le dijo el Dr. Connors, Ben Reilly se había ido a una cita con la pelirroja de la escuela Midtown.
Debía de esperarlo para ir a casa.
Pero se estaba tardando demasiado.
— ¿Qué tanto hace...? — se preguntó a sí mismo el científico, viendo a ambas direcciones de la pista.
El lugar estaba tranquilo, sin mucho ruido. Además de que las luces de los semáforos hermosamente reflejados por los vidrios de los edificios.
Otto nunca se había puesto a ver lo hermoso que podía ser la ciudad en donde vivía.
Hasta le daba pena el pensar que, por su culpa, casi se destruye todo por completo.
— ¿Qué haces aquí? — pregunto Anna Maria.
Octavius se sorprendió de la presencia de la chica.
— Creí que ya te ibas para tu casa... — dijo Otto, mirando a las ventanas de los edificios.
— En realidad, iré a mi trabajo...
— ¿Trabajas?
— ¿Cómo crees que me mantengo?
— Tiene sentido...
Anna Maria volteó y miró al mismo lugar donde miraba Otto.
— Es bonito, ¿no? — dijo la chica.
— Sí, nunca... nunca había visto a la ciudad así...
— Hay veces que uno no nota lo que es obvio a simple vista...
— Me ha pasado un montón de veces... — dijo Otto — He llegado a alejar a un gran amigo, pensando que no lo necesitaba... me arrepiento de haberlo hecho...
— Tal vez puedas arreglar las cosas con él...
— No puedo... falleció hace poco.
— Lo siento mucho...
— Está bien...
Anna Maria se quedó callada por un momento, antes de volver a hablar.
— ¿Me acompañas a mi trabajo? — le pregunto.
— ¿Qué? — preguntó Otto — ¿Por qué?
— Vamos, no queda lejos.
— Tu puedes ir sola.
— Cierra la boca... — dijo Anna Maria, tomándolo de la mano — Y solo acompáñame.
— Está bien, está bien — dijo Octavius — Pero yo puedo caminar por mi mismo.
— Por seguridad — le dijo ella, sonriéndole — No quiero que te me escapes.
— Que pesada...
— Cállate, niño torpe.
Los dos chicos empezaron a caminar por varias calles de la ciudad.
Las luces de los coches iluminaron los edificios, provocando un sinfín de luces que embellecían la ciudad que nunca duerme.
Otto veía estas luces. Eran hermosas. Parecían un regalo del mundo hacia él.
— Llegamos — dijo Anna Maria, parando en seco.
Octavius vio el lugar donde trabajaba. Era una tienda de pasteles.
— ¿Trabajas aquí? — preguntó.
— ¿Alguna queja?
— En tiempos de necesidad...
— Para tu información, esta tienda prepara los mejores pasteles de la ciudad — dijo Anna Maria.
— Si tu lo dices...
— ¿Quieres entrar y probar?
— No lo creo — dijo Otto — Se supone que debo estar esperando a Ben en la ESU.
— Estuviste esperándolo un buen rato — le dijo la chica — Él se merece tener que esperarte a ti.
Otto lo pensó un rato.
— Tienes suerte que tenga dinero extra — dijo el científico, suspirando.
Ambos chicos entraron al lugar.
Otto camino hasta una mesa, en una esquina del local, mientras que Anna Maria entraba a la cocina, seguramente para cambiarse.
El científico vio, a través del cristal, como los automóviles pasaban de un lado a otro. Cada uno de estos eran conducidos por personas. Cada uno de ellos con sus propios grandes problemas.
Era prácticamente imposible poder enumerar cada uno de estos problemas. Eran infinitos para la vista simple del ser humano.
Octavius había pensado en ayudar a cada uno de ellos. Tenía la esperanza de que, con sus inventos, podría hacer lo posible para hacerles la vida más simple.
Pero se había equivocado.
En vez de ayudarlos, casi destruía la ciudad por completo, causándoles más problemas de los que tenían.
Le había fallado a su yo del pasado.
— ¡Ya vine! — dijo Anna Maria, acercándose a la mesa.
Otto la vio. Llevaba el clásico uniforme de una camarera, solo que en colores naranjas.
— Te ves ridícula — dijo Otto.
— No te pedí tu opinión, lerdo — dijo la chica, sacando un lapicero de su ropa — ¿Qué quieres pedir?
— Ni siquiera como mesera me tratas bien — dijo, soltando una pequeña risa.
— Agradece que te traje aquí.
— Pero yo voy a pagar.
— ¿Qué quieres pedir? — preguntó Anna Maria, de nuevo.
— Solo dame un pie.
— Manzana, limón o zanahoria.
— ¿Hay de zanahoria?
— Te sorprenderías.
— De manzana...
— De acuerdo, caballero — dijo Anna Maria, tomando nota — No tardo.
La chica se fue de allí, hasta la cocina.
Otto soltó una pequeña risa. Nunca pensó en verla con esa ropa tan ridícula.
Y después volvió a sus pensamientos.
Se preguntaba el qué estaba haciendo Ben, Ya se había tardado demasiado.
Tal vez ya estaba esperándolo en la ESU. Aún así, decidió sacar su celular y ver las cámaras de los Spider-Bots.
Pero no encontró nada.
Realmente nada.
Esto hizo sospechar a Octavius. En las grabaciones, vio como Ben y Mary Jane caminaban por algunas calles, pero al dar la vuelta por una esquina, desaparecían.
El Spider-Bot de esa calle había grabado normalmente, pero sin mostrar la aparición del clon. Es como si hubiera desaparecido de la nada.
Era extraño.
— Aquí está tu pie — dijo Anna Maria, despertando a Otto de sus pensamientos.
— Gr-Gracias — dijo Octavius, viendo el plato enfrente suyo.
— ¿Y en qué piensas? — preguntó, sentándose enfrente suyo.
— ¿No tienes que trabajar?
— ¿De verdad siempre eres así de insoportable?
Otto suspiró un momento.
— Últimamente, he estado pensando en algunas cosas... — dijo Otto — ¿Algunas vez has hecho algo para ti mismo que... llega a afectar a otros?
— Un sinfín de veces...
— Yo lo hice con mi amigo... creí que él estaba en mi contra y lo alejé — le dijo — Ahora, no sabes como me hubiera gustado pasar este día con él.
— ¿Hoy día?
— Sí... hoy es mi cumpleaños...
— ¡¿Hoy?!
— SÍ.
— ¿Por qué no dijiste nada?
— Nunca he celebrado mi cumpleaños... — dijo Octavius — Mis padres... ellos, nunca lo hicieron.
— Deben ser unas personas terribles.
— Creo que lo fueron... hace años que fallecieron — dijo, soltando unas risas.
— También estás solo...
— Sí, pero he estado bien por mi mismo... al igual que tu.
— Ambos somos muy fuertes — le dijo Anna Maria.
— Ni te imaginas... — dijo Otto, riendo.
— ¿Sabes qué?
— ¿Qué?
— Tu pie va por la casa — dijo Anna Maria.
— ¿Puedes hacer eso?
— Tendría que hablar con mi jefe, pero seguro acepta... hablamos de un amigo mío.
— ¿Ahora somos amigos? Creí que me odiabas.
— Solo eres fastidioso y cascarrabias, además de tenes un aura de superioridad.
— Sí, ya entendí — dijo Otto — Tu tampoco eres tan amable que digamos...
— Aunque, por dentro, parece ser que eres una buena persona — dijo Anna Maria, mirándolo fijamente.
Octavius se ruborizo un poco.
— Cierra la boca... — dijo el científico.
— Feliz cumpleaños — le dijo, sonriendo.
Otto también sonrió. Hace mucho que nadie le decía esas palabras. Casi quería empezar a llorar por la felicidad.
— Gracias... — dijo, finalmente.
Mientras partía un trozo de su pie.
***
La chica asiática seguía muerta, empalada en un tubo de metal.
El clon de Kong estaba con el cuello roto, con los ojos completamente en blanco.
La clon de Mary Jane tenía un tubo, atravesando su corazón.
Ahora, solo quedaba vivo Ben Reilly y el otro clon de Peter Parker. El rubio estaba cansado, mientras que el clon estaba listo para seguir peleando.
"Peter" corrió hasta Ben y le golpeó en la cara. Después, le golpeó en el estómago, lo que le hizo escupir sangre al piso.
Reilly cayó de rodillas al suelo.
Estaba cansado.
— ¡¿Es todo lo que puedes hacer?! — preguntaba Warren, por el megáfono — ¡Mátalo!
El clon agarró un tubo de metal del suelo y se preparó para atravesar a la versión rubia. Pero, de pronto, Ben lo tomó del pie y tiró de él.
El clon cayó al suelo, para luego ver como Ben Reilly se posicionaba encima suyo y extendía sus manos a traves de su cuello.
Lo empezó a ahorcar.
El clon intentó por todos los medios liberarse de Reilly, pero no podía. Estaba perdiendo sus fuerzas.
Ben apretaba cada vez más fuerte, hasta que ya no pudo más.
Apretó un poco más.
Y le rompió el cuello al clon, matándolo.
El rubio, al ver lo que había hecho, dio unos pasos atras y cayó de rodillas.
Sus manos estaban llenas de sangre. De las personas que acababa de matar. De sus hermanos.
— Bien hecho... — dijo Warren.
Este ya no se encontraba en esa habitación. Ahora estaba cerca de Ben.
— No lo has hecho nada mal — dijo — Se nota que has sido hecho para ser un asesino.
Ben lo miró furioso. Agarró el mismo tubo que su clon iba a usar para matarlo e intentó atravesarle el cuello.
Pero una mano lo detuvo.
En las sombras, un guante extraño de un ser escondido lo había detenido de matar a Warren.
— Eres igual a él — dijo el ser — Casi me dan ganas de matarte...
Ben intentó moverse, pero no podía. Estaba temblando. De miedo, shock, o por haber asesinado a cuatro clones.
Solo pudo volver a derrumbarse sombre sí mismo... y quedar mirando al vacío.
— Llévenlo a la cápsula — dijo Warren — Nos desharemos de esas emociones tan innecesarias.
Dos seres aterrizaron y tomaron a Ben de los brazos, llevándoselo de allí.
— ¿Y ya has pensado en un nombre para tu asesino personal? —le preguntó el ser.
— Por supuesto que sí... —dijo Warren, sonriendo — Lo leí en un cómic viejo.
— ¿Y cuál es...?
— Se llamará Kaine — dijo Warren — Mejor nombre que esa tontería de "Ben Reilly"
— No olvides nuestro trato — dijo el ser, antes de desaparecer — Mi ejercito de clones... o te mataré...
Y de pronto, desapareció.
— Una vez tenga lo que quiero, me desharé de ti... — dijo el científico — Pronto, esta ciudad será solo mía...
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Bueno chicos, espero les haya gustado ^^.
Fueron cuatro mil palabras jajaa, o algo así. La verdad, en la computadora dice cuatro mil, pero aquí tres mi setecientos, pero nada se ha cortado.
Los bugs de Wattpad.
En fin, gracias por leer y apoyar estar historia ^^.
Nos vemos en la próxima!!
Publicado el 05/04/21
***
"¿Crees que no se que vas a traicionarme?"
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