Actualización Crítica
Spider-Bots.
Como no se le ocurrió antes.
Pequeños robots que se encuentren dispersos por toda la ciudad. Estos, conectados a la aplicación del Amistoso Vecino, le permitiría tener a la ciudad vigilada.
El problema era... ¿cómo?
¿Cómo construiría esa gran invención?
Y la respuesta le llegó como una veloz estrella fugaz en una oscura noche despejada.
"¡Señor Stark! ¡Esto huele como auto nuevo!"
El traje armadura de Peter Parker.
Aquel traje que usó para detener a Octavius en la torre Oscorp.
Había quedado destruido, pero podía repararlo.
Obviamente, podía repararlo.
La pregunta era, ¿dónde estaba ese traje?
¿Dónde lo tenía escondido?
Seguramente en el hogar de Parker, pero, ¿dónde quedaba eso?
Octavius no tenía ninguna idea de dónde vivía Peter Parker.
Lo investigó en la registros públicos, pero no encontró nada. Se supone que vive en un departamento junto a su tía May, pero ella falleció hace un tiempo.
Debía de descubrir el lugar donde vivía.
En ese momento, el celular de Peter volvió a sonar. Era una alarma.
Escuela.
Claro, Peter Parker iba a la escuela. Era curioso como un simple adolescente era un héroe enmascarado. Ridículo, sobre todo. Aún más sabiendo que ese adolescente lo había derrotado.
Pero eso ya daba igual.
Otto entró a los registro de la escuela Midtown. Hackear la contraseña no era un problema para él.
Era "sándwich de queso", no sería un problema para nadie.
Allí, vio sus calificaciones.
Notas mediocres, que no sobresalían por nada.
El científico se preguntó en qué era lo que perdía el tiempo. Era imposible que tuviera esas notas tan bajas.
Era inaceptable.
Ahora que Otto tenía su cuerpo, se iba a asegurar de que sus notas fueran las de un prodigio. No iba a permitir que el nuevo Otto Octavius se viera como un mediocre.
Tomó todas sus cosas y las guardo en una mochila. Y después, salió a balancearse.
En dirección a la escuela.
***
La escuela era algo ruidosa. Octavius no había entrado en una desde hace años.
Al ver a todos los estudiantes, una palabra se le vino a la mente: Estorbos.
Todos ellos eran estorbos para él. Niños infantiles, inferiores a su genialidad.
Solo no debía prestarles atención.
Otto fue al casillero de Parker. Lo había visto en los registros de Midtown. Ahora, solo faltaba la contraseña.
¿Cual podía ser la contraseña que Parker usaría?
"06-18-28"
Los recuerdos vagos del cuerpo de Parker eran algo muy útil. Llegaban a su mente como rapidos flechazos.
Pequeños impulsos involuntarios que su cuerpo le hacia recordar.
Peter había usado ese cuerpo por mucho tiempo, pero ahora Otto era el nuevo propietario.
Abrió su nuevo casillero y guardó varias de sus cosas.
La primera clase que tenía ese día, era educación física.
Los deportes siempre fueron un gran problema para Otto en su juventud. Era su talón de Aquiles.
Pero, en este nuevo cuerpo, eso no sería ningún tipo de problema. Con su agilidad como Hombre Araña, podría superar cualquier dificultad.
Finalmente obtendría el promedio perfecto.
Fue a los vestidores y se cambió de ropa. Los demás alumnos lo veían extraño. Seguramente era por el hecho de que Peter había faltado los últimos días sin razón.
O por el hecho de verlo sonriendo en la clase de deportes.
— ¡Peter! — dijo un tipo grandote y con sobrepeso, tomándolo de la espalda y arrastrándolo hacia un lugar alejado de los vestidores.
Otto se quedó sorprendido del porque ese tipo lo había llamado.
¿Quién rayos era?
— ¿Qué fue lo que sucedió? — le preguntó — ¿Por qué mataste a Panda-Mania?
— ¿Qué?
Eso tomó por sorpresa a Otto. Últimamente, así habían sido sus reacciones.
Es tipo conocía la identidad de Peter.
Octavius maldijo internamente a Parker. Había sido sumamente descuidado con su identidad secreta.
— ¡Oye, Kong! — dijo un tipo con rasgos chinos, mientras sonreía — Cuando dejes de besar a Parker, sal al campo a jugar.
— Brad, no quieres tenerme de enemigo — le dijo Kong, calmado.
En ese momento, Otto se dio cuenta que el tal "Kong" de los mensajes de Peter era ese tipo. No lo había reconocido por el hecho de que no usaba una foto de perfil.
— Kong, ¿cierto? — dijo Octavius, alejándose de él — Escucha, ahora no tengo tiempo para hablar de sandeces.
Otto siguió su camino hacia el campo, dejando al grandote atrás.
— ¿San... sandeces? — dijo Kong, confundido.
Al salir de los vestidor, Octavius se dirigió al coliseo de la escuela.
Era enorme, perfecto para jugar baloncesto. En su época, estos lugares no eran tan grandes.
— ¡Oye, Parker! — llamo el entrenador — ¡Deja de holgazanear y únete al grupo!
Otto corrió hacia donde estaban los demás y se mezcló entre todos. Curiosamente, las chicas también estaban con ellos.
¿No se suponían que se dividían? Los tiempos habían cambiado mucho.
El profesor miró a todos sus alumnos y empezó a hablar de la actividad que harían.
Un juego de quemados.
La oportunidad perfecta para demostrar lo que Otto Octavius podía hacer.
Aunque había algo que le inquietaba. Una mirada.
El científico volteó a todas partes, hasta que vio de donde provenía.
Era una chica, de cabello negro rasgos coreanos. Lo miraba fijamente.
Era extraño.
Y realmente fastidioso.
— Peter... — dijo otra chica, acercándose al castaño.
Octavius volteó a verla. Era pelirroja. Por alguna razón, su cuerpo se sintió extrañamente atraído hacia ella.
Lo cual, no tenía sentido. Otto nunca la había visto a ella.
Y además, Otto Octavius nunca se enamoraría de alguien.
Seguramente Parker gustaba de ella. Era obvio de deducir por la extraña ruborización que estaba experimentando.
— Mary Jane... — dijo Otto, dando unos pasos atrás.
— Hace tiempo no me llamas así — le dijo MJ, sonriendo — Me tenías preocupada, no sabía donde estabas.
— No te incumbe, niña — dijo Octavius, alejándose.
— Claro que sí, Peter — dijo la pelirroja — Somos amigos.
— Sí... amigos... — dijo Otto, mirándola de arriba a abajo.
Esa chica seguro era una cabeza hueca. Una tonta niña que sueña en grande. Tal vez buscaba un trabajo mediocre como reportera o uno para sin cerebros, como modelo o actriz.
Era fácil leerla.
— No tengo tiempo para nuestra amistad ahora — le dijo Octavius.
— ¡¿Qué tu qué?!
Otto fue a buscar una ubicación perfecta para el juego de quemados. Al caminar, paso al costado de la chica que lo observaba.
Ambos se miraron fijamente. Era extraño que lo viera así, sobretodo con esa mirada tan seria.
— Ha estado así todo el día — le dijo Kong a MJ.
— ¿Qué es lo que le pasa? — dijo Mary Jane, ofendida.
Toda los alumnos se pusieron en sus posiciones. Los futbolistas miraban a cada una de sus presas.
Los más débiles. Los flacuchos.
Otto conocía muy bien ese sentimiento de intimidación. Lo había experimentado toda su vida.
Pero esta vez, las cosas saldrían diferente.
Cuando el sonido del silbato resonó en todo el coliseo, Octavius fue el primero en salir disparado.
Corrió en busca de dos de los balones de basketball que estaban en el centro de la cancha. Lo tomo y retrocedió varios pasos.
Los otros chicos que estaban llegando también tomaron los balones, pero no tuvieron tiempo para reaccionar.
Otto disparó las pelotas hacia dos chicos, dejándolos fuera.
Los deportistas enfocaron su atención en Octavius.
Los balones rozaban el cuerpo del castaño, debido a que este las esquivaba con suma facilidad.
Todo el mundo lo miraba asombrados. Peter Parker nunca había sido ágil en los deportes, mucho menos en quemados.
— ¿Ha mejorado en estos días? — pregunto Mary Jane a Kong.
— Ah... ¿tal vez? — respondió este, nervioso — Quizás hace ejercicio en secreto.
Otto seguía esquivando, hasta que volvió a sentir que lo observaban.
La chica extraña lo miraba fijamente. De pronto, se dio cuenta que todo el mundo lo miraba extraño.
— ¡¿Qué eres?! — le grito uno de los futbolistas — ¡¿Un fenómeno?!
— ¿Un fenómeno? — respondió Octavius — Claro que no, soy...
Y entonces, se dio cuenta. La gente lo miraba extraño porque nunca antes se había comportado así. Peter Parker era alguien reservado para los ojos de la escuela.
Ahora ellos podían llegar a sospechar algo.
Otto fue aún más. Si alguna vez alguien notaba que el Hombre Araña pasaba mucho por la escuela Midtown, podía venir reporteros a investigar.
No solo eso, la gente ya sospecharía de él y su identidad secreta sería relevada.
Octavius estaba cometiendo un grave error, dejándose llevar por su sentimiento de la niñez, una que no debía de afectarle.
¿Pero por qué había pasado? Nunca se dejó llevar por sus pensamientos de una época antigua. ¿Acaso el comportamiento adolescente le estaba afectando la mente?
De todas formas, no podía seguir demostrando su gran capacidad. Debía dejar de moverse.
Debía perder.
Tres balones le dieron directamente, dejando a Otto tirado en el piso. Las personas se reían, mientras que los dos chicos con quien Octavius había hablado se le acercaban para llevarlo a las gradas.
Mientras caminaba, el científico miró a la chica que lo observaba, pero no la encontraba. No la veía por ningún lado.
Desapareció como por arte de magia.
Sus "amigos" lo sentaron en las gradas. Ni siquiera podía catalogarlos como conocidos. No los había visto en toda su vida.
— ¿Estas bien? — le pregunto Mary Jane.
— Sí, los golpes apenas me hicieron daño — le respondió Otto, poniéndose de pie.
— ¿Apenas? Terminaste en el suelo — le dijo la pelirroja, tomándolo del brazo.
Parece que Octavius había sobreactuado más de la cuenta.
— No me toques — dijo Otto, quitando su brazo — Por favor, mes agradecería si me dejarán solo.
— Oye, ¿cuál es tu problema? — le pregunto MJ.
— Su presencia — respondió el científico.
Los dos chicos se retiraron de allí. Mary Jane estaba molesta, mientras Kong confundido. Tenía que hablar con Felicia sobre esto.
Octavius de sentó y empezó a pensar.
Era lo mejor que podía hacer en esa situación. Primero, ¿quién era esa chica que estaba observando?
Acaso una chica que estaba enamorada de Parker. No lo creía. Su mirada era fría y seria. Debía ser otra cosa.
¿Una acosadora? O... ¿una criminal?
Había desaparecido. No tenía forma fe averiguar dónde estaba. Si tan solo pudiera crear sus Spider-Bots.
Si tan solo supiera donde vivía Peter Parker...
"Solo guarda silencio... Y no hagas esto raro..."
Ese rostro. Otto lo reconoció de inmediato. La criminal Black Cat. Era ella.
Sabía que se había vuelto una "heroína", pero no entendía porque ese recuerdo de Parker hacia aparición.
"Te invito a vivir conmigo en mi penthouse..."
Eso es.
Peter Parker se encontraba viviendo junto a Felicia Hardy en su penthouse. Que suerte había tenido.
Otto no sabía que tenía ese tipo de relación con la ex criminal. Cada día que pasaba, la decepción que sentía hacia Parker aumentaba más y más.
Esto era un gran golpe de suerte. Ahora solo debía de llevarse la armadura del Hombre Araña.
Y finalmente, tendría a toda la ciudad vigilada.
***
Robar el traje de partículas no fue nada difícil. Cuando Otto llegó al penthouse, empezó a rebuscar entre todos los cuartos que había.
Cuando llegó al de Peter, ahí vio un contenedor de partículas en forma de araña. Definitivamente era ese. Estaba dañado y en mal estado.
Otto si que lo había dejado destrozado cuando lucharon aquella vez. Se sentía orgulloso por eso.
Y ahora, se encontraba en su laboratorio, modificando el contenedor para poder usarlo a su favor.
La tecnología que Tony Stark usó para crearlo era algo increible. Un traje de nanopartículas, que mantenían al usuario a salvo.
Era sorprendente, pero mal usado. Sobretodo por dárselo a un niño sin experiencia. Otto Octavius le daría un mejor uso.
Le tomó siete horas, pero finalmente había terminado.
Ingreso en su computadoras varios datos, mientras la tenía conectada al contenedor.
Y de pronto, algunas partículas salieron del contenedor y crearon un pequeño robot araña.
— ¡Eureka! — gritó Octavius, viendo su invención.
Finalmente lo había logrado. Había creado un Spider-Bot.
Ese Spider-Bot, tenía una cámara que se conectaba a la súper computadora de Otto, además de conectar a su versión del Amistoso Vecino.
No iba a dejar que el otro Hombre Araña se aprovechara de su propia invención.
De pronto, en cuestión de segundos, miles y miles de Spider-Bots fueron creados del contenedor de nanopartículas. Su invención había sido un éxito rotundo.
Ahora, solo mando una simple orden desde su máquina, y todos los pequeños robots salieron de su laboratorio, camuflandose en toda la ciudad.
Otto Octavius tenía visión en cada calle, callejón, subterráneo y edificio de la gran manzana.
Esto era más que sorprendente.
No tardo nada en llegar las alertas criminal. Se estaban registrando un montón de crimenes en distintas zonas de Nueva York.
Era el momento perfecto para encerrar a esos criminales.
***
En las alcantarillas de Nueva York, había un viejo laboratorio.
El único laboratorio que había en ese lugar. El Dr. Connors lo había usado hace muchos años para sus investigaciones del Lagarto.
Pero ahora, otra persona tenía su posesión.
Alguien más lo usaba para otros fines.
Una chica se encontraba acercándose. Era la misma que había estado vigilando a "Peter Parker".
Se acercó a la persona que se había apoderado del laboratorio.
— ¿Tienes algo para mí? — le preguntó.
— Sí — respondió la chica — Encontré a la otra persona que fue mordida por la araña.
— ¿De verdad? — dijo este — ¿Y quién es?
— Peter Parker.
— Parker... ¿estás segura?
— Sí, cuando lo vi, noté un extraño vínculo entre nosotros.
— Seguro la original tiene uno más fuerte — dijo el científico — Gracias, puedes descansar.
La chica caminó hasta enfrente de una cápsula. Se quitó la ropa y entró en ella, para luego cerrarse y cerrar los ojos.
Esta cápsula congeló a la persona. A un costado de esta, habían más cápsulas, con personas adentro. Todas eran chicas.
Todas eran iguales.
La persona camino hasta otro cuarto cercano. La puerta de este era una blindada.
Esto parecía ser un bunker.
Y dentro, había una mujer adulta. Esta estaba inconsciente, mientras sus brazos y piernas se encontraban aprisionadas en una pared.
— Cindy Moon — dijo esta persona — Así que, la araña que te mordió... fue la que mordió a Parker...
Este tipo sonrió, imaginando las posibilidades que esto le traía.
Esta persona, se trataba de Miles Warren.
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Hola a todos!!
Bueno, este capítulo estuvo algo calmado.
Ya se imaginarán de que tratara este primer arco ^^.
Nos vemos en el siguiente capítulo!
Publicado el 10/03/21
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"Espero que no me hayan extrañado tanto"
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