CAPITULO 1: 𝕊ℂ𝔸ℝ𝕃𝔼𝕋 𝕊ℙ𝕀𝔻𝔼ℝ 𝕐 𝕃𝔸 𝔹ℝ𝕌𝕁𝔸 ℍ𝕆𝕆𝔻
CAPITULO 1
𝕊ℂ𝔸ℝ𝕃𝔼𝕋 𝕊ℙ𝕀𝔻𝔼ℝ 𝕐 𝕃𝔸 𝔹ℝ𝕌𝕁𝔸 ℍ𝕆𝕆𝔻
La noche estaba teñida de un inquietante tono púrpura, con nubes pesadas que parecían querer aplastar la ciudad con su peso. En lo alto de un puente metálico, iluminado por parpadeantes luces amarillas, un estruendo resonó como un trueno: el choque brutal de una esfera de magia escarlata contra una granada verde resplandeciente.
De pie sobre la estructura, con la brisa nocturna jugando con los cabellos que escapaban de su trenza, estaba ella: la chica de la capucha roja. Su suéter ondeaba ligeramente con cada movimiento, el rojo profundo de su atuendo reflejando el brillo de su magia que parecía palpitar en sus manos como corazones incandescentes. Bajo el antifaz del mismo color, unos ojos rojos llenos de energía y astucia destellaban mientras sus labios se curvaban en una sonrisa desafiante.
—¿De verdad, duende? —se burló ella, girando ágilmente para esquivar un proyectil verde que explotó cerca de su posición—. ¿Granadas brillantes? ¿Qué sigue, luces navideñas?
El Duende Verde, suspendido en su planeador, soltó una carcajada escalofriante, el tipo de risa que podía ponerle los pelos de punta a cualquiera. Vestido con su siniestra armadura verde, con ojos amarillos que parecían perforar la oscuridad, respondió:
—¡Pequeña insolente! No tienes idea de con quién estás jugando.
—No, "tú" no tienes idea con quién estás jugando. —La chica extendió las manos, y la magia escarlata fluyó como ríos líquidos de pura energía, formando un lazo brillante que azotó el planeador del duende con fuerza suficiente para hacerlo tambalearse.
El duende recuperó el control en el último momento, lanzándose en picada hacia ella con una velocidad feroz. Sin perder un segundo, la joven saltó del puente, sus tenis blancos brillando en la penumbra. Mientras caía, hizo un gesto con la mano, creando una plataforma de magia que detuvo su caída a mitad de camino.
—¿Te gusta el puente? —preguntó con fingida inocencia, mientras una esfera escarlata se formaba lentamente entre sus manos—. Porque creo que es hora de renovarlo.
Con un movimiento rápido, lanzó la esfera hacia una de las bases del puente, causando una explosión controlada que sacudió al duende. Aunque no lo suficiente para derribarlo, sí para arrancarle un rugido de frustración. Así que furioso, apretó un botón en su guante, liberando un enjambre de pequeñas bombas que giraban en torno a ella como si tuvieran mente propia. Antes de que pudiera deshacerlas con su magia, una de las bombas explotó justo frente a su plataforma escarlata, lanzándola por los aires.
Su cuerpo golpeó el pavimento a varios metros, deslizándose hasta detenerse junto a unas cajas apiladas. Un gemido de dolor escapó de sus labios mientras su capucha caía hacia atrás, revelando más de su cabello trenzado que brillaba tenuemente bajo la luz de los faroles.
—Uf... Eso fue menos divertido de lo que esperaba —murmuró. Pero antes de que pudiera reaccionar del todo, el sonido mecánico del planeador del Duende Verde le hizo levantar la mirada.
Ahí estaba él, acercándose con una sonrisa sádica y una bomba más grande en la mano, lista para ser lanzada.
—¡Adiós, mocosa entrometida!
La chica abrió los ojos de par en par, y aunque sus manos intentaron formar un escudo de energía, sabía que no tendría tiempo suficiente.
De repente, un destello rojo y azul cruzó el aire como un rayo. Un impacto resonó cuando algo —o más bien alguien— golpeó al Duende Verde con una fuerza brutal, enviándolo a estrellarse contra un poste cercano.
— ¿Estás bien por ahí, Hood? —La voz inconfundible y sarcástica de Scarlet Spider rompió el silencio, mientras aterrizaba suavemente frente a ella. Su traje rojo y azul se veía reluciente bajo la luz tenue, con el logotipo de una araña negra destacando en su pecho.
La chica parpadeó, aún algo aturdida, pero con una sonrisa que comenzaba a formarse en su rostro.
— ¿golpearlo? En serio? ¿Eso es lo mejor que se te ocurrió? —preguntó, cruzándose de brazos mientras lo miraba desde el suelo.
Scarlet Spider se encogió de hombros, extendiéndole una mano.
—Bueno, ya sabes, trabajo bajo presión. Además, ¿no deberías estar agradeciéndome por salvarte el pellejo?
Ella soltó una pequeña risa, tomando su mano y dejándose levantar.
—Gracias, héroe. Aunque para ser justos, tenía todo bajo control.
—Claro que sí —respondió él, con una sonrisa divertida bajo su máscara—. Casi podía oírte gritar "¡ayuda!" en cámara lenta.
—¡Ja, ja! Muy gracioso. —Sacudió el polvo de su suéter rojo y volvió a colocarse la capucha. Pero sus ojos brillaban con diversión detrás del antifaz, dejando claro que la burla no la había molestado en absoluto.
A lo lejos, el Duende Verde empezaba a recuperarse, su risa malévola llenando el aire mientras sus manos buscaban más armas. Scarlet Spider se giró hacia la chica.
—¿Lista para la segunda ronda, Hood?
Ella sonrió, su magia escarlata chispeando nuevamente en sus manos.
—Siempre. Pero esta vez, ¿qué te parece si "tú" haces los chistes malos?
El Duende Verde, con su risa frenética, se lanzó en picada desde el aire, lanzando una ráfaga de proyectiles explosivos hacia la joven y Scarlet Spider. Los dos héroes se separaron en direcciones opuestas con movimientos sincronizados, apenas esquivando la lluvia de explosiones.
—¡Oye, telarañas! —gritó la chica mientras formaba un disco de energía escarlata bajo sus pies para impulsarse hacia arriba—. ¡Cubre mi flanco izquierdo!
—¿"Telarañas"? ¿De verdad? ¡Podrías ser más creativa! —respondió Scarlet Spider, disparando líneas de telaraña para atrapar las granadas en el aire y redirigirlas hacia un contenedor vacío antes de que explotaran.
Mientras él distraía al Duende Verde desde abajo, la chica giró en el aire como un torbellino, lanzando pequeñas esferas de energía hacia las alas del planeador del villano. Los impactos destellaron con fuerza, causando que el planeador se tambaleara y perdiera estabilidad momentáneamente.
—¡Bien hecho, Hood! —exclamó Scarlet Spider, saltando ágilmente para lanzar un hilo de telaraña hacia la pierna del Duende. Con un tirón rápido, lo desequilibró, haciéndolo casi caer de su propia máquina.
— ¿Quién dijo que las chicas no saben divertirse, arañita? —respondió ella con una sonrisa burlona, aterrizando de forma elegante junto a un poste y creando una barrera mágica que bloqueó un ataque sorpresa del Duende Verde.
El villano, frustrado, lanzó una granada especial que estalló en una nube de humo verde, llenando el área con una niebla espesa.
—¿Qué tal si dejamos los juegos y pasamos a la verdadera destrucción? —gritó el Duende desde algún lugar dentro de la nube.
Scarlet Spider activó los filtros en su máscara y habló a través de su comunicador.
—¿Hood? ¿Sigues ahí?
—Siempre —respondió la chica desde la bruma, su tono seguro. De pronto, el rojo vibrante de su magia atravesó la niebla, disipándola parcialmente mientras ella usaba su energía para trazar un camino hacia el planeador.
Scarlet Spider aprovechó el momento y disparó una red en forma de cúpula, atrapando al Duende momentáneamente.
— ¡Ahora! —gritó él.
La chica no dudó. Extendió ambas manos y lanzó un rayo de energía escarlata directamente hacia el planeador. El impacto fue devastador, haciendo que el dispositivo chisporroteara y perdiera potencia.
El Duende Verde apenas logró saltar antes de que su máquina se estrellara contra el suelo en una explosión de chispas y metal. Pero no estaba derrotado. Con su característica sonrisa siniestra, se preparó para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.
—Esto se pone mejor cada vez ¿no creen? —dijo con sarcasmo, sacando una hoja afilada de su brazalete.
Scarlet Spider aterrizó junto a la chica, dándole un ligero empujón en el hombro.
— ¿Listos para el acto final? —preguntó él.
La chica chasqueó los dedos, haciendo que pequeñas esferas de energía revolotearan alrededor de sus manos.
—Espero que tengas algo más que telarañas esta vez.
— ¿Y tú algo más que chispas mágicas? —respondió él, con una sonrisa perceptible bajo su máscara.
Ambos se lanzaron hacia el Duende Verde, coordinados como si hubieran estado luchando juntos toda la vida. Él lanzaba telarañas para restringir los movimientos del villano mientras ella usaba su magia para golpear con precisión y desarmarlo. Cada vez que el Duende lograba zafarse de uno, el otro lo atacaba desde otro ángulo.
La batalla era un espectáculo de destellos rojos, chispas verdes y el sonido de golpes resonantes. Poco a poco, el Duende Verde comenzaba a retroceder, sus movimientos cada vez más erráticos mientras enfrentaba la implacable cooperación de los dos héroes.
— ¿Sabes? Siempre he dicho que no somos tan malos como equipo —comentó Scarlet Spider, atrapando el brazo del villano con una línea de telaraña y lanzándolo hacia un lado.
—No lo admitas demasiado alto, o pensarán que somos amigos —respondió ella en burla, riendo mientras lanzaba un golpe final que dejó al Duende inconsciente en el suelo.
Ambos se quedaron de pie, respirando con dificultad mientras el villano yacía derrotado a sus pies.
Mientras el Duende Verde yacía inconsciente en el suelo, Emma Sánchez tomó un momento para ajustar su capucha y dejar escapar un suspiro. Sus ojos rojos brillantes, ocultos detrás del antifaz, parecían perderse por un instante en sus pensamientos. Este no era un simple enfrentamiento más; cada batalla le recordaba cómo había llegado hasta aquí.
Emma Sánchez, una chica común de Queens, nunca había imaginado que su vida daría un giro tan drástico. Todo comenzó hace dos años, tras un accidente del que apenas recordaba detalles. Solo sabía que había despertado en un hospital, con una extraña energía pulsando en su interior. Al principio, intentó ignorarla, deseando volver a su vida tranquila como estudiante. Pero esa energía no se podía suprimir.
El momento decisivo llegó durante una visita escolar a un museo, donde un desastre inesperado puso en peligro la vida de muchas personas. En ese instante, sus poderes se manifestaron de forma incontrolable. Esferas de magia escarlata flotaron en el aire, protegiendo a sus compañeros y guiándolos hacia la salida. Para Emma, fue aterrador y liberador al mismo tiempo. Desde entonces, había decidido usar su magia para algo más grande que ella misma: salvar vidas.
Pero no lo hizo sola. Scarlet Spider, Benjamín Reilly fue su apoyo desde el principio. Él la había encontrado en uno de sus primeros intentos de heroísmo, cuando todavía estaba aprendiendo a controlar sus habilidades. Al principio, lo consideró un simple aliado. Sin embargo, con el tiempo, Benjamín se convirtió en mucho más. Fue la primera persona a la que Emma confió su secreto, y para su sorpresa, él hizo lo mismo, revelando que detrás de la máscara estaba alguien como ella: un joven con un poder inmenso y una carga igual de pesada.
Desde entonces, ambos habían formado un equipo único. No siempre peleaban juntos, pero cuando lo hacían, la coordinación era natural, casi como si se entendieran sin palabras. Benjamín era su compañero en la batalla, pero también su mejor amigo. Alguien en quien confiaba no solo para proteger la ciudad, sino también para escucharla cuando los días eran difíciles o cuando sus dudas sobre sus poderes la abrumaban.
La voz de Scarlet Spider la devolvió al presente.
— ¿En qué piensas, Hood? ¿Es sobre quién paga la próxima pizza o estás pensando en tu discurso de aceptación para el "Héroe del Año"?
Emma rodó los ojos divertida.
—Más bien estaba considerando si debería dejarte pelear solo la próxima vez.
Benjamín se rió, inclinándose hacia ella.
—Claro que sí, Hood. Pero ambos sabemos que no podrías resistirte a salvarme el trasero.
Emma no pudo evitar sonreír. Con un movimiento de su mano, la magia que chisporroteaba a su alrededor se desvaneció por completo. Por ahora, la ciudad estaba a salvo, y ellos podían volver a ser solo dos amigos, compartiendo el peso de sus secretos.
Las sirenas de la policía se acercaban, un recordatorio urgente de que debían desaparecer antes de que los oficiales llegaran al lugar. Emma y Benjamín intercambiaron miradas rápidas; Ambos sabían que no podían quedarse.
—Hora de irnos, Hood. —Benjamín señaló con un pulgar hacia la dirección opuesta a las luces azules y rojas que se aproximaban—. A menos que quieras explicarle a la policía lo de tu "magia brillante".
—Ja, ja. Muy gracioso, telarañas. —Emma comenzó a concentrar su energía, lista para emprender vuelo.
Pero un sonido bajo y rasposo les interrumpió.
—¿Creen que se pueden ir tan fácilmente? —La voz del Duende Verde, ronca y cargada de burla, emergió detrás de ellos.
Ambos giraron de inmediato, viendo al villano tambaleándose de pie. Su traje estaba destrozado, chispas salían de los restos de su avión, pero la locura en su sonrisa seguía intacta.
—Siempre tengo una última carta bajo la manga. —El Duende Verde sacó un dispositivo metálico de su cinturón, pequeño pero con un zumbido que vibraba en el aire.
Emma frunció el ceño.
—¿Qué es eso?
—Nada bueno —Scarlet Spider disparó una telaraña hacia el dispositivo, pero el villano lo activó antes de que pudiera arrebatárselo.
El artefacto emitió un destello cegador seguido de una onda de choque que los lanzó por los aires. Emma sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies mientras el mundo giraba caóticamente a su alrededor. El mundo parecía ralentizarse mientras ella giraba en el aire, el rugido de la explosión resonando en sus oídos. Buscó rápidamente a Benjamín con la mirada hasta que lo vio a unos metros, también lanzado por la onda expansiva, pero algo extraño sucedió detrás de él.
Un destello de luz irreal se abrió en el aire, un portal con bordes ondulantes que parecían brillar y distorsionar el espacio. Las luces del portal eran de un color azul celeste junto a unos toques rosados, y su centro era un abismo oscuro que parecía devorar todo a su alrededor.
Emma sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—¿Qué...? —susurró Emma, boquiabierta.
Benjamín giró la cabeza, viendo el portal con una mezcla de sorpresa y terror.
—¡Spider! —gritó, impulsándose hacia él con un estallido de energía escarlata.
Pero ella no podía esperar. Pensó que era otro truco del Duende Verde, algo que podría poner a su amigo en peligro. Con un movimiento rápido, extendiendo su magia para cubrir a Scarlet Spider, formando un capullo protector a su alrededor mientras él se giraba hacia ella, estirando una mano desesperadamente.
—¡HOOD! —su voz era un eco que se perdió en la distorsión del portal.
Sus dedos casi se tocaron, pero antes de que pudiera alcanzarlo, el portal rugió con una fuerza descomunal, como un monstruo hambriento. La magia escarlata que cubría a Benjamín se disipó en un instante cuando Emma fue arrastrada hacia el vórtice.
Su última visión fue la de Scarlet Spider, con su máscara cubierta de preocupación, gritando por ella mientras estiraba la mano hacia en sí dirección. La sensación era indescriptible. Frío, vacío, y un empujón que parecía arrancarle cada átomo de su ser mientras una fuerza extraña la empujaba a mucha velocidad hacía quien sabe donde y durante ese viaje, varias líneas como redes o más bien como telarañas brillantes la envolvían. Su mente estaba llena de confusión y sin duda miedo, pero una sola idea resonaba con claridad: Tenía que regresar.
Y entonces, todo se desvaneció en un silencio abrumador.
¿Que les parecio? :3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro