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Capítulo 7

Abrí los ojos, miré a mi alrededor, todo se encontraba oscuro y frio, me levanté y froté mis ojos con las manos, diablos, ¿cuándo me quede dormido?, se suponía que me iría rápidamente. Revolví mi cabello y observe el reloj que se encontraba sobre la mesa de noche, diez y cuarenta y tres, solté un suspiro de cansancio, mierda, mierda, ¡mierda!. Solté un grito, caminé hacia mi escritorio y arrojé todo lo que se encontraba en ella al suelo, escuché como se rompía algunos vidrios. Bufé, desee destruir toda la habitación con mis propias manos, pero solo me senté en la orilla de mi cama, cerré los ojos y traté de olvidar ese rencor hacia ella, respiré hondo. Escuché sonar mi celular, lo agarré y colgué con rapidez, sin ver de quien era la llamada.

Agarré mi mochila y busqué en la mesa de noche algo de dinero, y agarré algunos billetes arrugados, me los metí al bolsillo y bajé las escaleras. La encontré colgando el teléfono con gran lentitud.

— Hey.— Me miró asustada, me acerqué un poco a ella.— Necesito mi parte del dinero que deja Lion cada mes.

— ¿Para qué lo quieres?.— Me preguntó a la defensiva.

— No te importa.— Caminó hacia las escaleras ignorándome.— Los necesito para mis necesidades.— Dejo de subir las escaleras pero no me miró en ningún momento. — Necesito que me lo entregues ahora.

— No te lo daré, Len. Tenemos que ahorrar.

— Es mi parte Rin. Yo puedo hacer lo que me dé la gana con mi maldita parte.

No me respondió, pero bajo las escaleras y se acercó al mueble de cuatro cajones cerca del teléfono, escuché como abrió el cajón y rompió algo en ese mismo lugar, cuando me miró, observé que en sus manos tenía varios billetes, se acercó a mí y me entregó los billetes con mala gana. Estaba demasiado molesta.

— No vuelvas a pedirme dinero de nuevo.— Susurró.— Si quieres puedes conseguir tu propio dinero de tus propios medios, pero yo no dejaré que papá vuelva a dudar de mí.

— ¿Acaso Clara no puede ayudarte?— Mencioné dándole la espalda mientras guardaba el dinero, caminé hacia la puerta.— ¿Acaso ella decidió arruinarte la vida también? Bueno, Lion no dejará de molestarte hasta que tú pierdas.— Salí del lugar después de agarrar las llaves de la mesa.

—Tn pov—

Dos semanas... ¡dos semanas!, no, no puedo creer que soporte nueve días estar junto el mentiroso, al menos los fines de semana junto con Gumi lo hizo más soportable, me alegra saber que Gumi intenta no prejuzgar a Mayu, y trata de sentirse cómoda en el salón. Cuando escuché que algo caía al suelo, miré rápidamente hacia mi lado y lo encontré a él, tratando de alcanzar algo en el suelo en mi dirección, miré al suelo y encontré lápices desparramados por todas partes. Alcé los lápices de mi lado y él recogió los lapices de su lado.

— Eres un tonto por ser tan torpe.— Le entregué los lápices.

— Tú eres la última persona que debería decírmelo.— Me sonrió.— Aunque tomaré...— Dejó de hablarme y pude notar sus ojeras cuando bajó la mirada.— ¿Qué quieres?- contestó de mala gana a su celular...— Te dije que... — Soltó un suspiro de cansancio y me miró por un instante antes de mirar a otra parte.— Bien, yo te diré cuando... Bien, tú me dirás cuando quieras, entiendo, fui un idiota, lo siento, adios pelos de sabiduría.— Sonrió y colgó el celular. Me miró tratando de recordar algo.— ¡Oh! Como te decía, tomaré en consideración lo que me dijiste.

— ¿Es tu novia?— Pregunté movida por la curiosidad.

— ¿Qué?.— Soltó una sonora risa.— Claro, tengo de novia al mismísimo hijo del Yeti, se llama copo de las nieves.— No aguantó la risa y volvió a reír, sin darme cuenta sonreí. Se calmó y me miró con una sonrisa enorme.— No es mi novia, es mi mejor amigo, tiene el pelo blanco y es un gran idiota.— Se apoyó en el respaldo de la silla.

— Vayan a la página treinta y siete, por favor.— Gritó el profesor sacándonos de nuestra conversación. ¿Cuándo había llegado?, ¿cuándo empezó las clases?.

Busqué la página rápidamente, miré la hoja nerviosa y sorprendida por lo que había sucedido, hablamos de una manera casual, sin bromas con intención de ofender al otro, hablamos como lo harían unos amigos. Lo miré por el rabillo del ojo y él miraba el pizarrón con gran desinterés y sin tener esa sonrisa que tenía hace pocos segundos. Bien, no sé si hago mal o  bien en pensar que esa conversación es lo más normal que me sucedió junto con él, y me agradó.

Caminé hacia la biblioteca mientras daba un bostezo largo, agarré los libros con más fuerza y froté mis ojos, realmente las clases de matemática eran más difíciles sin Gumi, pero me alegra haber comprendido un ejercicio de una manera sencilla, siento que puedo resolver el problema más difícil del mundo si me esfuerzo y pregunto lo que dicen en chino. Abrí la puerta de la biblioteca y mostré los libros a la señora de mayor de edad que se encontraba detrás del mostrador, antes de que me preguntara el porque estoy ahí. Fui hacia la sección de aritmética y acomode los libros uno por uno con mucho cuidado en orden alfabético, solté otro bostezo y caminé hacia la salida, pero escuché una pequeña risa de una chica. Quise ignorarlo pero cuando escuché la voz del mentiroso, me paré en seco, mi cerebro entró en modo emergencia y no supo si debía irse o no, me acerqué hacia ellos intentando de no provocar ningún tipo de ruido, cuando los escuché de una manera clara, me escondí en uno de los estantes de madera que cubría los sillones de la biblioteca.

— ¿Sabes que eres lindo?.— Habló la chica con felicidad.

— Lo sé, pero tú eras más linda con ese largo y hermoso pelo blanco, Yufu.— Susurró provocando otra risa de la chica.

Espera, ¿blanco?, ¿los copos de nieve son blancos? ¡Claro que lo son!. Los miré a los dos detrás del estante y pude distinguir el largo pelo blanco de la chica amarrando en una gran trenza, ella se encontraba encima de él y él... estaba sentado en uno de los sofás, creo. ¡Ah!, ¡ese mentiroso me volvió a mentir!, ¡pensé que su mejor amigo era un chico!, suspiré, bien, tal vez solo confundí sus palabras, tal vez era una chica después de todo. Y se besaron en los labios con una sonrisa, ella puso las manos sobre el cuello de ese mentiroso y él puso sus manos en la cintura, bien, tal vez son amigos que se besan, como en las películas. Mi subconsciente me miró con los brazos cruzados, bien, es obvio que no son amigos, son algo más, eso no me causa tanta rabia, sino, ¡que me volvió a mentir!.

— ¡Eres un mentiroso!.— Grité antes de darme cuenta.— ¡Dijiste que era un chico!, y ¡los amigos no se besan!.

Ambos me miraron sorprendidos, yo en ese momento deseé derretirme de vergüenza por lo que había hecho, no tenía el derecho de reclamarle, pe-pero tiene que aprender las consecuencia de mentirme, a pesar de que no somos amigos aún... Santa Maria de la Papaya, ¿qué estoy haciendo?.

— ¿Chico?.— Preguntó sin comprender.— ¿De qué me estás hablando?, ¿qué chico?.

La chica Yufu, no sabía que decir, se quedó callado con los ojos sumamente abiertos y con un gran sonrojo.

— De... de tu mejor amigo, el chico, me dijiste que era un chico ¿no? Por que nunca conocí mejores amigos que se besaran. Digo, no hasta ahora.

— Noraneko, ella no es mi mejor amigo.— Me dijo mientras la apartaba de él con cuidado, me miró con una pizca de enojo, lo noté por sus ojos.- Y no existen mejores amigos que se besan, solo amigos con derechos, y ella es...

— ¿Tu novia?

Sentí como el ambiente se volvió aún más tenso por mi pregunta, él me miró con molestia mientras que ella esperaba que él terminara la oración, madre mía, no puedo empeorar la situación aún más.

— No es mi novia.— Me miró a los ojos.— Es... algo complicado de definir.

No dije nada más por que la cara de Yufu decía más de lo que quería, estaba molesta, miró al suelo y parpadeó varias veces, parecía indignada, pude sentir su molestia contra... él, se levantó y caminó hacia la mesa, recogió su cartera rosa y salió por mi lado sin decir nada. Miré al suelo, sin saber que hacer o decir. Escuché como soltó un suspiro desde su lugar.

— Vaya, jodí la situación.

— Yo.., no te dije que me dijeras... Yo, lo...

— ¿Porqué estás aquí?.— Me interrumpió.— ¿Acaso es el día de espiarme en tu calendario?.

— N-no, solo vine a dejar unos libros y yo...— Se levantó del sofá y recogió sus cosas.— Te escuché accidentalmente.— Susurré mientras veía como caminaba por el mismo camino de la chica, mi cuerpo quiso correr, pero antes de reaccionar él me tomó de la mano e hizo que lo siguiera.— Espera, ¿qué haces?.

— Bueno, me debes un favor, Noraneko. Terminar una relación no es fácil, creo que me echaré a llorar sólo, pero espera, tú debes consolarme.— Me dijo al mirarme con una sonrisa mientras aún me jalaba de la mano.

— Oh no, estás muy equivocado, debes ir con ella, la amas ¿no?.

Me jaló lo suficiente para estar cerca, muy cerca de él, aún tenía su tonta sonrisa. Me quedé petrificada sin saber que hacer, él me miraba esperando que terminara la oración, no estaba nerviosa por su... por su linda clara, ¡digo cara! Sino por su acercamiento, sentía que iba a derretirme si se acercaba un milímetro más.

— ¿No piensas ir tras ella?.— Puse mis manos en su pecho y lo aleje de mí, me solté de su agarre.— Ella parecía demasiado triste, deberías ir a arreglar las cosas.

— No quiero ir a arreglar las cosas, ella se merece a una persona diferente a mí.

— ¡Oh vamos!.— Grité.— Ni pienses que eres un ser humano horrible, porque para eso tenemos los novelas dramáticas. Que tú no quieras ser feliz es tonto, vamos.— Lo jalé del brazo mientras salíamos del lugar.— Tienes que arreglar las cosas, aún tienes oportunidades.

Antes de terminar mi oración, jaló su brazo de una manera brusca, me detuve sin saber que decir, no pensé que reaccionaría de esa manera, lo miré sorprendida, él tenía la mirada hacia el otro lado.

— ¿Tienes miedo?.— Pregunté.— Ella te va a perdonar, no te preocupes, si realmente te quiere entonces...

— ¡Bien!.— Alzó la voz antes de pasarse la mano por su cabello, parecía fastidiado.— Deja de hablar de esas tonterías, yo sé que tengo y puedo hacer, no soy un crío.— Me miró con seriedad.— Solo quería un estúpido café, no un sermón. No te creas tan importante para hacerlo.— Y caminó por mi lado empujándome el hombro. 

Me quedé quieta por su reacción, no pensé que lo tomaría mal, ¡menos cuando trataba de ayudarlo! Pise el suelo varias veces con fuerza, ¡ese tonto ni siquiera puede aceptar ayuda! Aparte de mentiroso es orgulloso, bufé, bien, si él no quiere arreglar sus cosas, ¡bien! No voy a rogarle que vaya a hacer las cosas bien, por mi puede irse hasta la isla más aislada del mundo sin comida. Me dirigí hacia la salida con un gran enojo hacia ese tonto.

Soplé el contenido de la taza que tenía enfrente, realmente el té estaba caliente, soplé de una manera más fuerte esperando que se enfriara más rapido junto con mis ponquesitos, enfriate, enfriate tecito. 

— Vamos deja de mirar al té como si declararas la guerra.— Se sentó en el asiento frente a mi con unas bolsas en la mano, las dejo debajo de la mesa, se acomodó y esperó su orden.

— El tecito no se enfría, tía.

— No eres una niña, ___, vamos cuentame por que estabas refunfuñando cuando te recogí.

La miré, realmente era extraño verla con lentes.

— El chico del que te conté.— Me hundí en el asiento tratando de perdonarlo por su trato.

— ¿El mentiroso?.— Mencionó mientras recibía su orden, un café y dos pasteles de fresa. Le agradeció y me volvió a mirar, movía la cucharilla de la taza en pequeños círculos, agarró la frasco del azúcar.

— Exacto.— Sorbí un poco del té, sentí como mi lengua se quemaba y me tragué rápidamente el té, aún estaba caliente.— Es solo que me trató mal cuando traté de ayudarlo, ¿quién hace eso? Al menos un "lo intentaré" me haría sentir mejor, no un "no te creas especial".

— Parece que estás esperando algo de él, ___.— Lo miré confusa.— Hace tres días me dijiste que mandarías al FBI para que lo cambiara de salón, ahora me dices que querías que tratara bien, ¿cómo quieres recibir tal trato cuando tú trataste de desaparecer su existencia?.

— Bueno, yo...

— Oh no, señorita, si quieres un trato especial, tienes que tratarlo a él de una manera especial, y sin reclamos.— Me señaló con su dedo, me hundí aún más en mi asiento, ella tomó un poco de su café y después empezó a devorar su pastel con una gran sonrisa.— Llevarás las bolsas como castigo por tu comportamiento, bueno tenías que llevarlos de todos modos, tengo una reunión hoy en la noche.

— Esta bien.— Le sonreí. Me comporté mal.— Pero si él trata de hacer algo raro lo golpearé y trata de no llegar como si tratarás de destruir el departamento.

— Hecho.

Miré mi panquesito, bien, lo trataré bien, olvidaré su travesura y comenzaré a conocerlo como debí haberlo hecho hace una semana, sin ningún tipo de odio.

Me acomode en la cama para poder dormir al fin, cerré los ojos y relajé mi cuerpo, escuché unos golpes de una puerta, como si llamaran, abrí los ojos y traté de escuchar de donde provenían esos golpes. Silencio, silencio. Tal vez eran los vecinos de al lado, tal vez tenían visitas, acomode de nuevo mi cabeza en la almohada para soñar cuando escuché de nuevo los golpes en la puerta, en mi puerta. Esperé de nuevo los golpes, tal vez se habían equivocado, y volvieron a golpear. No me moví de la cama, esperaba oír el sonido de una puerta abrirse pero no paso nada, los golpes aparecieron de nuevo pero más rápidos. Me levanté de la cama y me coloqué mis pantuflas de perritos, abrí la puerta de mi habitación y me paré. Volvieron a tocar. No podía ser mi tía Meiko, ella tenía las llaves. No podía ser Gumi, ella hubiera llamado. Caminé hacia la puerta lentamente y salté del susto cuando golpearon otra vez, madre mía, soy demasiado joven para morir por un asesino, ni siquiera hice mi testamento. Puse mi mano en el pomo de la puerta y la giré con la poca valentía que me quedaba. Abrí la puerta con lentitud y cuando vi la luz del pasillo, quise llorar por no haber prendido las luces en primer lugar, moriría en la oscuridad y por tonta, ya me imagino las portadas de los periódicos, "niña muere por no prender las luces". Madre mía, sálvame de cualquier asesino.

Cuando lo vi parado frente a mi jadeante, es lo último que se me hubiera imaginado, creo que había más posibilidades que un asesino me visitara que él.

— Al fin.— Se apoyó en el marco de la puerta.— ¿Sabes cuanto tiempo toqué la puerta?, ¿sabes que es de mala educación hacer esperar a las visitas? No me respondas, sé que me preguntarás algo tonto.

No sabía qué decir. Miré a mi alrededor tratando de encontrar una respuesta, me di media vuelta y miré hacia atrás para ver el reloj, eran las nueve de la noche. No, aún no eran las tres, no era la hora de las almas chocarreras. Lo volví a mirar con confusión. ¿Acaso el té de la tarde estaba mal? Estoy segura que él no debería saber en dónde vivo, ¿acaso se lo dije sin darme cuenta?. Lo miré de pies a cabeza.

— ¿No me dejarás entrar, Noraneko?.— Me sonrió aún apoyado en la puerta. Me acerqué a él y le di un pellizco en el brazo.— ¡Ouch!, ¿qué pasa?.

— Dime que un asesino te está persiguiendo, o un fantasma chocarrero o algo, y que yo era tu última opción.

— Vamos, Noraneko, tengo sueño.— Hizo que diera media vuelta y me empujó hacia adentro, escuché cómo cerró la puerta y soltó un suspiro.

— ¿Es el picador criminal mutilador?.— Susurré gritando en la oscuridad sin moverme de mi lugar.— No escuché que llamara, ¡ni siquiera somos un restaurante!.

— Solo vine a dormir por una noche, no seas dramática.

— ¿No hay asesino con una espátula?.— Pregunté tratando de encontrar el interruptor de la luz. Choqué con la esquina de una mesa y una silla.

— No, no lo hay.— Prendí las luces y noté su mirada cansada, estaba apoyado en la pared. Miró todo el lugar, y caminó hacia el sofá, se sentó en él y relajó su cuerpo.

— Entonces, ¿me darías una razón para no golpearte con un sartén? No puedo dejar entrar a chicos al departamento, y debo respetar esa regla.— Lo miré y me acerqué unos pasos hacia la cocina.

— No puedes dejar a una persona congelarse con este frío.

Por mi puedes congelarte en el polo Norte con un oso hambriento. Pensé decirle mientras me acercaba a él con el mejor sartén que tenía para golpear personas malas.

— Ve a la casa de tu novia a dormir, asi arreglan las cosas también.- Me crucé de brazos. Sacó su celular para verlo un momento.— ¡Ve a dormir a tu casa!.

— No quiero hacerlo.— Me sacó la lengua como un niño pequeño.

Paciencia le voy a mostrar con mis manos en su tonta cara de modelo australiano. Caminé hacia él mientras me subía las mangas de mi pijama, ahora le voy a mostrar la paciencia, ¡nadie se burla del amor en mi presencia!.

Alzó su celular y salió una luz de él, me cubrí los ojos de inmediato. 

— ¿Que?, ¿qué pasa?, ¿es un fantasma?.

— Te ves demasiada tierna e infantil en tu adorable pijama de ositos panda.— Lo observé y él estaba mirando de una divertida la pantalla de su celular. ¿Me has sacado una foto acaso?.— Creo que imprimiré las fotos para que todos vean tu ternura, ¿seria mejor el día de mañana, o la próxima semana?.  

— ¡No eres capaz de tal atrocidad!.

— Déjame quedarme una noche y lo consideraré. 

°.:❀:.°•══════════°.:❀:.°

-Hola panditas!!! Como están? (~???)~

-Nadie te hablará

- Lose pero aún así, ya verán se vienen misterios y más misterios!!! (o eso es lo que pienso y quiero)

Y como siempre gracias por comentar y votar, pero lo más importante en leer!!

Me hacen felices :D nos vemos!!

AKSDJOASKJF VIEJOS TIEMPOS :,D

Magnetari <3











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