Part. 2 Capitulo 29
Denali, Alaska
Casa de los Cullen
Un nuevo día se abría paso en Alaska, la familia de vampiros se encontraba como siempre con su usual tranquilidad, el mayor de los habitantes de la casa se encontraba recogiendo lo último que necesitaría en su trabajo, mientras que sus "hijos" se encontraban haciendo diferentes actividades, los cuatro que se irían a Forks, ya tenían todo listo y guardado en maletas. Las cuales iban acomodando en los carros.
Los demás integrantes que se quedarían en Alaska, estaban en diversos lugares de la casa; por ejemplo la matriarca Esme se encontraba en la cocina preparando una nueva receta que habia aprendido, aunque ellos no la probarían; el primer hijo: la pareja conformada por Rosalie y Emmett, se encontraba en su habitación, mientras que el chico jugaba con su consola de videojuegos, ella estaba pensando en comprar nueva ropa, ya que la que tenía era pasada de moda.
A pedido de Thomas se irían terminando de acomodar las maletas, ya que él quería llegar lo antes posible a Forks, por una visión que tuvo Alice, sabía que su compañera llegaría en vacaciones de verano para estar una temporada con su padre.
Cuando Carlisle Cullen, salió de su casa para poder ir camino a su trabajo se acercó a sus cuatro hijos que se irían, antes que los demás. Detrás de el se encontraba su esposa Esme Cullen, la cual miraba a los cuatro vampiros con apariencia de adolescentes con nostalgia.
-Cuidense y recuerden que no deben de pasar al territorio de los Quileute, el tratado que tenemos con ellos lo hemos de respetar-ahora se dirigió al que fue su primer "hijo"-. Debes de reunirte con el descendiente de Black, para que sepa de su llegada y no les provoque problemas.
-Esta bien.
-Cuidense y no llamen la atención... Thomas si quieres conocer a su debido tiempo a tu compañera te recomiendo que no note tu presencia en este tiempo que estaran ahi solos. Recuerda que ella apenas está comenzando su adolescencia y no querrás que después se pregunte el porque tu no has envejecido.
-No debes de preocuparte padre, no me acercaré mucho a ella, solo quiero conocer su entorno y más de ella. Saber que el entorno que la rodea es seguro, ya que a terminado muchas veces en una enfermería...
El mayor solo asintió con una mirada comprensiva, se despidió de los demás y tomó rumbo a su trabajo. Esme se les acercó notando que ya habían terminado de guardar sus cosas.
-Quiero que tengan mucho cuidado, se que no soy su madre de verdad, pero los quiero como si lo fuera, por lo que les pido se cuiden y apoyen entre sí.
Después de ella, la pareja faltante llegó hasta ellos y se despidieron, para que así los cuatro emprendieron camino a Forks, llevando consigo dos carros y una motocicleta.
(...)
Escocia, Reino Unido
Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería
Spica se encontraba plasmada por lo pensamientos tan abrumadores de Hagrid en ese momento, lo que provocó que se aferrarse al brazo de Harry a causa de la impresión. Los cuatro se habían quedado paralizados bajo la capa invisible. Los últimos rayos del sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas. Detrás de ellos oyeron un aullido salvaje.
-¡Hagrid!-susurró Harry. Sin pensar en lo que hacía, fue a darse la vuelta, pero al Spica tenerlo del brazo solo necesito que Ron tomara el otro para detenerlo.
-No podemos-dijo Ron, blanco como una pared-. Se verá en un problema más serio si se descubre que lo hemos ido a visitar...
-Y más si los que lo visitamos somos nosotros dos, Harry-concluyó Spica.
Hermione respiraba floja e irregularmente.
-¿Cómo... han podido...?-preguntó jadeando, como si se ahogase-. ¿Cómo han podido?
Spica, soltó a Harry y pasó su brazo por los hombros de Hermione para tranquilizarla un poco, ya que de los cuatro parecía la más perturbada y dijo:
-No se como hayan podido hacerlo, pero solo puedo decir que los culpables son Lucius y Draco Malfoy... Draco tendrá que dormir con un ojo abierto desde hoy, porque le tengo planeado unos años terribles.
Ninguno decia nada ya que conocían a Spica y cuando su lado vengativo, como ellos lo llamaban salía a la luz, era mejor no impedirle llegar a su objetivo.
-Vamos-dijo Ron, tiritando.
Reemprendieron el camino hacia el castillo, andando muy despacio para no descubrirse. La luz se apagaba. Cuando llegaron a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre ellos como un embrujo.
-Scabbers, estate quieta-susurró Ron, llevándose la mano al pecho. La rata se retorcía como loca. Ron se detuvo, obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsillo-. ¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!
-¡Ron, cállate!-susurró Hermione-. Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...
-No hay manera.
Scabbers estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron.
-¿Qué le ocurre?
Pero Harry acababa de ver a Crookshanks acercándose a ellos sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. Harry no sabía si el gato los veía o se orientaba por los chillidos de Scabbers.
-¡Crookshanks!-gimió Hermione-. ¡No, vete, Crookshanks! ¡Vete!
Pero el gato se acercaba más...
-Scabbers... ¡NO!
Lo que nadie noto ni siquiera Spica, fue que Arminda se habia bajado de su brazo y ahora se encontraba yendo por Scabbers al igual que Crookshanks.
Demasiado tarde... La rata escapó por entre los dedos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa. De un salto, Crookshanks se lanzó tras el roedor; y antes de que Harry y Hermione pudieran detenerlo, Ron se salió de la capa y se internó en la oscuridad.
-¡Ron!-gimió Hermione.
Ella, Spica y Harry se miraron y lo siguieron a la carrera. Era imposible correr a toda velocidad debajo de la capa, así que se la quitaron y la llevaron al vuelo, ondeando como un estandarte mientras seguían a Ron. Oían delante de ellos el ruido de sus pasos y los gritos que dirigía a Crookshanks, ya que aun ninguno se habia dado cuenta que Arminda se encontraba siguiendo a Scabbers.
-Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...
Oyeron un golpe seco.
-¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.
Harry, Spica y Hermione casi chocaron contra Ron. Estaba tendido en el suelo. Scabbers había vuelto a su bolsillo y Ron sujetaba con ambas manos el tembloroso bulto.
-Vamos, Ron, volvamos a cubrirnos-dijo Hermione jadeando-. Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto.
Pero antes de que pudieran volver a taparse, antes incluso de que pudieran recuperar el aliento, oyeron los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a ellos en la oscuridad: un enorme perro negro de ojos claros, que Spica reconocía muy bien.
-Canuto-susurro con asombro Spica, por encontrárselo en ese momento.
Harry quiso tomar la varita, pero era ya demasiado tarde. El perro había dado un gran salto y sus patas delanteras le golpearon el pecho. Harry cayó de espaldas, con un lío de pelo. Sintió el cálido aliento del lío, sus dientes de tres centímetros de longitud...
Pero el empujón lo había llevado demasiado lejos. Se apartó rodando. Aturdido, sintiendo como si le hubieran roto las costillas, trató de ponerse en pie; oyó rugir al animal, preparándose para un nuevo ataque.
Ron se levantó. Cuando el perro volvió a saltar contra ellos, Ron empujó a Harry hacia un lado y el perro mordió el brazo estirado de Ron. Harry embistió y agarró al animal por el pelo, pero éste arrastraba a Ron con tanta facilidad como si fuera un muñeco de trapo.
-¡Canuto, suéltalo!-gritó Spica, pero el perro no le hizo caso.
Entonces, algo surgido de no se sabía dónde golpeó a Harry tan fuerte en la cara que volvió a derribarlo. Oyó a Hermione chillar de dolor y caer también, siendo seguidos por Spica, la cual se quejó por el golpe. Harry manoteó en busca de la varita, parpadeando para quitarse la sangre de los ojos.
-¡Lumos!-susurró Harry.
La luz de la varita iluminó un grueso árbol. Habían perseguido a Scabbers hasta el sauce boxeador; y sus ramas crujían como azotadas por un fortísimo viento y oscilaban de atrás adelante para impedir que se aproximarán.
Al pie del árbol estaba el perro, arrastrando a Ron y metiendolo por un hueco que había en las raíces. Ron luchaba denodadamente, pero su cabeza y su torso se estaban perdiendo de vista.
-¡Ron!-gritó Harry, intentando seguirlo, pero una gruesa rama le propinó un restallante y terrible trallazo que lo obligó a retroceder.
Lo único que podían ver ya de Ron era la pierna con la que el muchacho se había enganchado en una rama para impedir que el perro lo arrastrarse. Un horrible crujido cortó el aire como un pistoletazo. La pierna de Ron se había roto y el pie desapareció en aquel momento.
-Spica, Harry, tenemos que pedir ayuda-gritó Hermione. Ella también sangraba. El sauce le había hecho un corte en el hombro.
Pero Spica no contestó, ni siquiera les prestaba atención a sus amigos ella se encontraba concentrada viendo como Arminda iba entrando por donde habia desaparecido su amigo segundos antes, luego noto como el sauce boxeador se movía de una forma constante y en patrón. Solo les presto atención cuando escucho a Harry gritarle a Hermione.
-¡No! ¡Este ser es lo bastante grande para comérselo! ¡No tenemos tiempo!-Ella sabía que Sirius no le haría nada a su amigo, pero aun asi no sabia muy bien el porque se lo habia llevado.
-No conseguiremos pasar sin ayuda.
Otra rama les lanzó otro latigazo, con las ramitas enroscadas como puños.
-Si ese perro ha podido entrar, nosotros también-jadeó Harry, corriendo y zigzagueando, tratando de encontrar un camino a través de las ramas quedaban trallazos al aire, pero era imposible acercarse un centímetro más sin ser golpeados por el árbol.
-¡Ayuda, ayuda!-gritó Hermione, como una histérica, dando brincos sin moverse del sitio-. ¡Por favor...!
-¡Tengo un plan!-les gritó Spica a sus amigos, los cuales la vieron con asombro al verla como se movía esquivando todos los golpes del sauce boxeador con demasiada agilidad.
Pero Spica no era la unica que se habia aventurado a ir al centro del sauce; Crookshanks dio un salto al frente. Se deslizó como una serpiente por entre las ramas que azotaban el aire y se agarró con las zarpas a un nudo del tronco.
De repente, como si el árbol se hubiera vuelto de piedra, dejó de moverse.
-¡Crookshanks!/¡Spica!-gritaron ambos amigos. Hermione tomo a Harry por el brazo tan fuerte que le hizo daño-. ¿Cómo han...?
-Crookshanks, es amigo del perro-dijo Harry con tristeza-. Los he visto juntos... Vamos. Ten la varita a punto.
En segundos recorrieron la distancia que les separaba del tronco, pero antes de que llegaran al hueco que había entre las raíces, Crookshanks se metió por él agitando la cola de brocha.
-¿Como has logrado esquivar cada rama?-quiso saber Harry.
-Encontré un patrón que sigue el sauce, lo analice y llegue sana... No les avise para que me siguieran por miedo a que fallara y pudiera lastimarlos...
-Es mejor que sigamos a Crookshanks, es amigo del perro-dijo Harry a Spica, para seguirlo.
Harry fue el primero en entrar. Entró a gatas, metiendo primero la cabeza, y se deslizó por una rampa de tierra hasta la boca de un túnel de techo muy bajo. Crookshanks estaba ya lejos de él y sus ojos brillaban a la luz de la varita de Harry. Un segundo después, entró Hermione y detrás de ella Spica.
-¿Dónde está Ron?-le preguntó con voz aterrorizada; Hermione.
-Por aquí-indicó Harry, poniéndose en camino con la espalda arqueada, siguiendo a Crookshanks.
-¿A dónde irá este túnel?-les preguntó Hermione, sin aliento.
-No sé... Está señalado en el mapa del merodeador; pero Fred y George creían que nadie lo había usado nunca...-comenzó a explicar Harry.
-Se sale del límite del mapa, pero daba la impresión de que iba a Hogsmeade... creo saber a qué punto de Hogsmeade lleva solo espero equivocarme-hablo Spica al final.
Avanzaban tan aprisa como podían, casi doblados por la cintura. Por momentos podían ver la cola de Crookshanks. El pasadizo no se acababa. Parecía tan largo como el que iba a Honeydukes. Spica intentaba encontrar la mente de Canuto y Ron e intentando evitar los pensamientos de Harry y Hermione que se encontraban llenos de preocupación, por su amigo... Al correr agachada, le costaba trabajo respirar y le dolía...
Y entonces el túnel empezó a elevarse, y luego a serpentear; y Crookshanks había desaparecido. En vez de ver al gato, se podía apreciar una tenue luz que penetraba por una pequeña abertura.
Se detuvieron jadeando, para tomar aire. Avanzaron con cautela hasta la abertura. Spica debía actuar como si no supiera nada, por lo que junto con sus amigos levantó la varita para ver lo que había al otro lado.
Había una habitación, muy desordenada y llena de polvo. El papel se despegaba de las paredes. El suelo estaba lleno de manchas. Todos los muebles estaban rotos, como si alguien los hubiera destrozado. Las ventanas estaban todas cubiertas con maderas, con ello Spica supo que si sabía donde se encontraban.
Harry miró a sus amigas, pero se quedó mirando a Hermione la cual parecía asustada, mientras que Spica parecía perdida en sus pensamientos. Lo que en realidad ocurría era que Spica lograba escuchar los pensamientos de terror de Ron y los de Sirius.
Harry salió por la abertura mirando a su alrededor. La habitación estaba desierta, pero a la derecha había una puerta abierta que daba a un vestíbulo en sombras. Hermione volvió a tomarse del brazo de Harry. Miraba de un lado a otro con los ojos muy abiertos, observando las ventanas tapadas.
Cuando Spica logró concentrarse y mirar a sus amigos hablo:
-Chicos, estamos en la Casa de los Gritos.
Harry miró a su alrededor. Posó la mirada en una silla de madera que estaba cerca de ellos. Le habían arrancado varios trozos y una pata.
-Eso no lo han hecho los fantasmas-observó.
-Solo espero que no nos encontremos con lo que o quien lo haya hecho-mencionó Spica.
En ese momento oyeron un crujido en lo alto. Algo se había movido en la parte de arriba. Miraron al techo. Hermione les tomó el brazo con tal fuerza que perdían la sensibilidad en los dedos. Ambos miraron a Hermione, ella ya no tenía alzada su varita, pero volvió a asentir con la cabeza y los soltó.
Tan en silencio como pudieron, entraron en el vestíbulo y subieron por la escalera, que se estaba desmoronando. Todo estaba cubierto por una gruesa capa de polvo, salvo el suelo, donde algo arrastrado escaleras arriba había dejado una estela ancha y brillante.
Llegaron hasta el oscuro descansillo.
-Nox-susurraron a un tiempo, y se apagaron las luces de las varitas.
Solamente había una puerta abierta. Al dirigirse despacio hacia ella, oyeron un movimiento al otro lado. Un suave gemido, y luego un ronroneo profundo y sonoro. Cambiaron una última mirada y un último asentimiento con la cabeza.
Sosteniendo la varita ante sí, Harry abrió la puerta de una patada. Spica que era la última solo suspiro la verdad era que no sabía mucho de lo que sucedía, solo recordaba como su padre habia dicho que tenía que deshacerse de esa rata, pero no comprendía a quien se refería.
Crookshanks estaba en una magnífica cama con dosel y colgaduras polvorientas. Ronroneó al verlos. En el suelo, a su lado, sujetándose la pierna que sobresalía en un ángulo anormal, estaba Ron. Harry y Hermione se le acercaron rápidamente, mientras que Spica desde un poco más atrás de sus amigos trataba de analizar la habitación buscando algo que no encajará, podía escuchar los pensamientos de otra persona pero no sabía su ubicación.
-¡Ron!, ¿te encuentras bien?
-¿Dónde está el perro?
-No hay perro-gimió Ron. El dolor le hacía apretar los dientes-. Harry, esto es una trampa...
-¿Qué...?
-Tú padre es el perro-dijo mirando a su amiga, que lo veía desconcertada desde detrás de Harry-. Es un animago...
—Él es el perro. Es un animago...
Ron miraba por encima del hombro de Spica. Harry y ella se dieron la vuelta. El hombre oculto en las sombras cerró la puerta tras ellos.
Harry tomo la mano de Spica y la jalo para que se ubicará junto a él. No dejaría que él se acercará a su amiga, ya que sabía que lo más probable intentara convencerla a ella, antes de hacer algun movimiento contra de el.
Una masa de pelo sucio y revuelto le caía hasta los codos. Si no le hubieran brillado los ojos en las cuencas profundas y oscuras, habría creído que se trataba de un cadáver. La piel de cera estaba estirada sobre los huesos de la cara que parecía una calavera. Debía de agradecer a Spica la comida ya que gracias a ella no pasaba tanta hambre. Una mueca dejaba al descubierto sus dientes amarillos. Era Sirius Black.
-¡Expeliarmo!-exclamó, dirigiendo hacia ellos la varita de Ron.
Las varitas que empuñaban, Harry, Spica y Hermione saltaron de sus manos, y Black las recogió. Dio un paso hacia ellos, con los ojos fijos en Harry y Spica.
-Pensé que vendrían a ayudar a su amigo-dijo con voz ronca. Su voz sonaba como si no la hubiera empleado en mucho tiempo-. Tu padre habría hecho lo mismo por mí-dijo a Harry y luego miró a su pequeña-. Tú madre y yo hubiéramos hecho lo mismo por nuestros amigos. Han sido muy valientes por no salir corriendo en busca de un profesor. Muchas gracias. Esto lo hará todo mucho más fácil...
Harry oyó la burla sobre su padre como si Black la hubiera proferido a voces. Notó la quemazón del odio, quemazón del odio, que no dejaba lugar al miedo. Por primera vez en su vida habría querido volver a tener en su mano la varita, no para defenderse, sino para atacar... para matar, no importándole que aquella persona a la que quería dañar era el padre de una de sus mejores amigas. Sin saber lo que hacía, se adelantó, pero algo se movió a sus costados, y tres pares de manos lo sujetaron y lo hicieron retroceder.
-¡No, Harry!-exclamó Hermione, petrificada.
Spica no podía hablar, en realidad no sabía como reaccionar. Ron, sin embargo, se dirigió a Black:
-Si quiere matar a Harry o Spica, tendrá que matarnos también a nosotros-dijo con fiereza, aunque el esfuerzo que había hecho para levantarse lo había dejado aún más pálido y oscilaba al hablar.
Algo titiló en los ojos sombríos de Black.
-Échate-le dijo a Ron en voz baja-o será peor para tu pierna.
-¿Me ha oído?-dijo Ron débilmente, apoyándose en Harry para mantenerse en pie-. Tendrá que matarnos a los cuatro.
-Sólo habrá un asesinato esta noche-respondió Black, acentuando la mueca.
-¿Por qué?-preguntó Harry, tratando de soltarse de Ron, Hermione y de Spica-. No le imprtó la última vez, ¿a que no? No le importó matar a todos aquellos muggles al mismo tiempo que a Pettigrew... ¿Qué ocurre, se ha ablandado usted en Azkaban?
-¡Harry!-sollozó Hermione-. ¡Cállate!
-¡ÉL MATÓ A MIS PADRES Y A LA MADRE DE SPICA!-gritó Harry.
Y haciendo un último esfuerzo se liberó de Ron, Hermione y de Spica, y se lanzó.
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-ortiz6acosta
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