Cadena Lugares: Tren.
Al momento de pisar el límite de la línea amarilla, tuvo el leve presentimiento de que algo nuevo y tal vez interesante, surgiera en ese preciso lugar.
La voz de la interlocutora, reiteraba las instrucciones para el abordaje del tren expreso. Algo había cambiado lo monótono de la situación, lo podía sentir como una corriente eléctrica, electrocutado, su torrente sanguíneo. No supo bien a que se debía esa sensación, no era extraño que ella fuera más sensitiva, que tal vez algún otro, mejor dicho ella no era un ser humano. Aunque su apariencia diga lo contrario, aunque su imagen prestigiosa afirme lo contrario.
Es por eso que ansiosa toma asiento en el asiento vacío y nota que el vagón esta vacío a excepción de ella y cierta persona que de último momento ingreso al mismo vagón.
¿Quién era él?
Sus palpitaciones resuenan en sus oídos.
La atmósfera parecía haberse teñido de azul cobalto y el escalofrío sacudió sus vertebras; el joven ubicado exactamente delante de ella sonreía. Sonreía y de manera descarada.
Ella bajó la mirada algo mareada por la mirada intensa que este se le proveía. Aquella parecía ser demasiado intensa, aun para alguien como ella.
Disimuladamente tomó un libro de su cartera, extrañamente comenzó a tomar notas; estaba excitada por la situación, la mirada ajena persistía y aquello le parecía una tortura demasiado placentera para ser las tres de la tarde, de un domingo veraniego.
No supo si fue el vapor producido por el clima, un calor insoportable ascendió por sus brazos, paralizando sus manos las cuales no cesaban sus trazados de bolígrafo negro y mucha inspiración; o tal vez era ese joven el cual no dejaba de sonreír, alevoso, retorcido, cruel, negro, muy oscuro, brillante como la reflexión de un rayo de luz contra el espejo interior. Su visión era distorsionada, su respiración precipitada, sus pensamientos una bola de estambre alejada del gato, quien en este caso tomaba forma de sonrisa elocuente, poco racional.
Levantó sus pupilas mohosas hacia el frente, algo no iba del todo bien. Sí de algo estaba segura, era que ese chico, claramente no era humano.
Y el muchacho se reincorporó sin quitar la mirada de ella. El tren se había detenido por completo, la interlocutora se volvió a escuchar, pero ella no parecía escuchar nada más que esa voz susurrante, seseante y desconcertante.
—Creo que te he estado esperando.
Ella no lo comprendió en ese momento y cree que ese muchacho definitivamente podría ser uno de esos maniáticos que suelen aparecer en las noticias, autores materiales e intelectuales de incontables asesinatos.
La llama oscura, profunda, se encendió con más fuerza en su interior, sus ojos parecían estar en blanco. Él la estaba esperando, le había dicho, para sonreír cínico, voraz.
Finalmente sonrió agraciada y complacida. Después de todo no habían muchas cosas que impresionaran a Eto, o como le gusta que le llamen los humanos Takatsuki Sen.
Gracias por leer♥
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