🔮... capítulo seis
Cuando fue consciente de que Nessa había demorado mucho, Evan decidió que iría en su busca mientras Raven se quedaba devorando una hamburguesa con tocino en el puesto de comida. Él le aseguraba que nada malo le había ocurrido, pues probablemente y conociéndola se habría quedado curioseando en el mercado de ropa y baratijas de todo tipo. Ella era así, siempre buscando cosas con las que adornar sus diseños. No obstante, el castaño no cambió de idea.
Llevaba recorriendo todo el camino de la feria al aparcamiento con la sensación de que alguien más lo estaba siguiendo, pero al voltearse, no halló nada extraño.
Suponía que debía ser algún tipo de juego mental incentivado por el hecho de que no la había encontrado ni cerca ni lejos de la camioneta. Por lo que su preocupación se fue acrecentando segundo tras segundo.
Miró en el interior del vehículo y paseó su vista por los alrededores, sin rastro de Nessa por ninguna parte. Puede que Rave tuviera razón y al volver se la encontrara a su lado, disfrutando de la manzana acaramelada que dejaron en la mesa en espera de su regreso. Pero no estaba muy convencido aún. El sensor del peligro dentro de sí le hablaba y decía que algo no andaba bien. Por tanto, iba a continuar con su búsqueda hasta el final. No podía permitir que nada le sucediera. No cuando acababa de conocerla.
─¿Dónde está?
Al voltearse, Evan no se sorprendió de encontrar a los mellizos Corrigan esperándolo justo en el centro de aquel espacio vacío que nadie frecuentaba a esas horas. Sabía que habían estado siguiéndolo últimamente. Los ojos azules de Felicity lo observaron con recelo, mostrando esa imagen superior que la hacía tan intimidante como su hermano, aunque este no contara con su misma paciencia.
─¿Quién? ─preguntó el castaño-rojizo con el entrecejo fruncido. La mujer lobo resopló.
─¿Quién más va a ser? La chica Sanderson.
─No tengo idea de lo que hablas ─respondió en tono cortante─ Apenas llegué al pueblo y ya se había esfumado.
─Típico pretender que no sabes nada cuando en realidad sí lo haces.
─Eres tú quien saca conclusiones precipitadas, Felicity ─dijo, y desde su posición fue capaz de escuchar el gruñido que le lanzó Noah─. Además, si lo supiera, no tendría por qué decíroslo.
─Oh, pero nosotros podemos hacerte hablar ─agregó el rubio, sacando sus garras de tajo─. Sería bastante fácil. Criaturas como tú solo saben traer problemas.
─Guarda tus garras. No les tengo miedo a ninguno, y si quieren saber si tuve algo que ver con la desaparición de Jessica, solo les diré que están buscando en el lado equivocado.
Hizo el ademán de voltearse para regresar, pero el cuerpo de Nathaniel se interpuso en medio de su camino al igual que una muralla, no dejándolo pasar.
─Aún no hemos terminado ─volvió a hablar la chica a sus espaldas─. Sé que eres uno de ellos.
Tras liberar un pesado suspiro, Evan volvió a posar sus ojos en ella, sin importarle un carajo que tuviera a sus dos guardaespaldas listos para irle encima si trataba de mover un solo dedo.
─Depende de cómo lo quieran ver.
─No nos hace falta ver para saber. Tu olor te delata.
─Bueno, tendrás que mejorar ese olfato tuyo. No soy lo que muchos creen que soy.
La chica no ocultó su desconcierto al oírlo hablar con tanta seguridad. Estaba rodeado, un solo paso en falso y tendría a tres integrantes de la manada sobre él. Se suponía que debía estar asustado, pero no. No mostraba ningún tipo de miedo en sus ojos.
Todo lo contrario, parecía estar muy seguro de que saldría de esa sin problemas.
Evan extendió su mano hacia delante, con la palma arriba, al igual que si quisiera sostener un cuerpo invisible con ella. Poco a poco, por la punta de sus dedos surgió una línea de brillo dorado que se fue enredando en todo su brazo hasta llegar a su cuello y su rostro, haciendo que sus ojos se iluminaran al igual que dos estrellas.
Los lobos dieron un paso atrás, sin apartar sus ojos en ningún momento. Felicity tragó grueso.
─¿Qué eres?
─Podría preguntaros la misma cosa ─respondió con simpleza.
De repente, se escuchó un ruido, y el estallido de todos los faroles del aparcamiento. El paisaje a su alrededor se volvió negro, obligándolos a tirarse al suelo en un intento por cubrirse de lo que sea que estuviera pasando. Mas cuando volvieron a elevar el semblante, ya no había rastro del castaño por ninguna parte.
─¡Demonios! Se ha escapado ─Noah soltó una maldición, en lo que Nate iba y ayudaba a la castaña a ponerse en pie.
─¿Estás bien?
─Él no es un brujo ─soltó Felicity, mirando severamente a su novio con una expresión osca.
─¿Cómo puedes estar...
─Que no lo es, Nate. Sé lo que ví, no es un jodido brujo y punto.
─Chicos... ─ambos dirigieron su atención hacia Noah, quien se había girado en dirección al arco de la entrada y veía a la gente salir por él corriendo y gritando como loca.
La pareja se quedó pasmada en el lugar, con sus labios entreabiertos y los ojos chinos, intentando valerse de sus poderes sobrenaturales para ver a través de la oscuridad.
─Algo malo está pasando en la feria.
●●●
─Ella es...
─Totalmente, cien por ciento ─le cortó Harper antes de que pudiera seguir, y la pelirroja se mostró algo contrariada ante su interrupción. Sabía que no le gustaba ser cortada cuando estaba a punto de decir algo importante.
Sin embargo, la joven de ojos café y vestido morado había hecho bien, dado a que la presencia de Matt allí a su lado les impedía hablar sobre ese asunto.
El rubio paseó sus ojos de una a la otra, confundido.
─¿Alguna de ustedes me puede explicar? Porque no estoy entendiendo nada ¿Ella es qué?
Harper se acercó y le acarició los hombros con suavidad:
─No es nada, cariño ─murmuró─ ¿Por qué no vas y buscas ayuda mientras nosotros nos encargamos? Está muy asustada y probablemente lo mejor sea llevarla a su casa
─Puede que tenga cara de idiota la mayor parte del tiempo Harper, pero supongo que Matt puede entender lo que es un ataque de pánico ¿O no? ─preguntó su amiga después de haber entornado los ojos, comentario que al chico no le pareció nada chistoso.
─Eres una bruja, Meredith.
─¿Y se supone que eso sea una ofensa?
Los dos escucharon como Harper resoplaba ante su estúpida riña y, acto seguido, esta volvió a dirigirse a su novio:
─Solo busca el auto ¿Vale? O a uno de sus amigos.
─Anda con ese rarito de piel morena que siempre me acosa en los entrenamientos. Supongo que sabrás de quien hablo ─agregó la de apellido Blake, tirando del brazo de su amiga para que se apartara de su lado, al igual que si fuera de su pertenencia y quisiera dejárselo en claro a aquel idiota.
Matt le dedicó una mirada severa, que bien Mer se la podría haber pasado por el trasero de no ser porque era el novio de su mejor amiga.
─Volveré en un momento.
Harper asintió, y solo cuando lo vió desaparecer por el camino que iba hacia las atracciones, fue que se agachó a la altura de una muy asustada Nessa, la cual no había movido ni un solo músculo desde que las encontró.
Tenía las piernas encogidas contra el pecho y sus respiraciones eran entrecortadas, solo siendo interrumpidas por un leve hipido.
─Vale cielo. Necesito que me respondas para poder ayudarte ¿Cuál es tu nombre?
─¿Es necesario que siempre hables en tono mamá, Harper? ─Meredith se cruzó de brazos, y lo único que Nessa pudo visualizar de su cuerpo en medio de la oscuridad fueron los botines que le llegaban hasta la rodilla.
De igual forma, no le inspiraba confianza.
─Necesitamos que diga algo ¿O no? No puedes ser tan pesimista todo el tiempo.
─Parece un perrito allí tirada, tampoco es que con palabras dulces vaya a reaccionar a la primera.
─Nessa ─murmuró finalmente, atreviéndose a elevar el semblante hacia ellas. Estas la observaron con sorpresa.
─¿Qué has dicho? ─preguntó Harper.
─Mi nombre es Ernessa.
Mientras se atrevía a estudiarlas en medio de su trance, se dió cuenta de que los demás no mentían cuando afirmaban que ambas eran tan distintas que realmente era increíble pensar que podían compartir el mismo aire. Una era todo dulzura y paciencia, y la otra solo se regía por sentimientos como impertinencia y rudeza. Por eso, no se alarmó cuando los ojos bondadosos de Harper parecieron acariciarle el cabello con la mirada.
─Tenemos que llevarla con tu abuela.
─Oh por favor ─masculló la pelirroja entre dientes─. Ni siquiera sabemos que lo sea de verdad.
─¿No has visto lo que ha hecho?
─¿Cómo puedes estar segura de que fue ella de verdad? Pudo haberse tratado de un fallo eléctrico.
─¿Y casualmente sucedió cuando estuvo cerca de nosotras? ─espetó Harper mientras se ponía en pie, advirtiéndole como si no hubiera visto lo mismo que ella─. Lo sabes, Mer. Es obvio que es a quien Jess se refería.
Sin darle tiempo a contestar, esta dobló sus piernas nuevamente para quedar a su misma altura.
─Nessa ¿Te ha pasado algo extraño últimamente? ¿Algo así como la explosión de las luces? ─cuestionó, alarmándola de sobremanera─. Está bien, puedes decirnos.
─Yo no...
─¡Nessa!
La pelinegra alzó la cabeza en cuanto oyó la voz de Evan llamarla a lo lejos, y automáticamente, sus piernas se movieron por sí mismas, elevándola y echándose a correr hasta que él la tuvo dentro de la protección de sus brazos.
Pudo escuchar cómo su corazón latía ferozmente dentro de su pecho. Estaba preocupado.
─Evan...
─¿Te ha pasado algo? ¿Estás bien? ─interrogó, paseando las manos por su rostro al tiempo que se dedicaba a buscar algún daño visible.
Ella suspiró, aferrándose más a su agarre.
─Eso creo, yo... ví una cosa en el bosque y corrí ─susurró entrecortadamente─, tengo mucho miedo ¿Dónde está Rave?
De repente se escuchó el eco de un grito repercutir por todos lados. El tipo de sonido que le hiela la sangre hasta la criatura más cálida y que rebotó por cada molécula de aire hasta llegar a sus oídos. Evan sujetó la mano de Nessa con fuerza y ambos se encaminaron hacia el punto donde un grupo de personas se iba acrecentando más y más hasta formar una gran aglomeración. Varios adolescentes prendieron la linterna de sus celulares para iluminar la noria, aquella a la que todos estaban mirando horrorizados, pero cuando Nessa quiso hacer lo mismo, tuvo que contener el chillido que amenazó con salir de su garganta y que finalmente fue emitido por Meredith Blake, quien cayó de rodillas con las manos cubriéndose el rostro.
Harper tuvo que sostenerse de los brazos de Matt para no desmayarse, mientras saladas lágrimas recorrían sus pálidas mejillas hasta desfigurarle la cara en una mueca angustiosa.
Todos los presentes se mantuvieron observando la imagen con el terror reflejado en los ojos, el mismo con el que el cuerpo sin vida de Jessica Sanderson se estremeció antes de dar su último aliento de vida, y que ahora, colgaba como un putrefacto cadáver desde la cabina más alta de la rueda de la fortuna.
Había sido destrozada como si hubieran usado un cuchillo de carnicero para cortar cada espacio de su piel, aunque muchas partes parecían haber sido devoradas, como el inicio del hombro y la cintura, ahí donde los huesos comenzaban a verse. La sangre seca desprendía un olor desagradable, Nessa pudo percibirlo desde su lugar en la tierra, un aroma a muerto que para los licántropos fue aún más insoportable.
Felicity tuvo que darse la vuelta y apoyarse en Nate para vomitar todas sus entrañas sobre la hierba, incapaz de seguir aguantando más, y Noah tuvo que hacer un esfuerzo por no copiar sus mismas acciones.
Evan se fijó, aguzando su vista lo más que pudo, en el collar de sangre que le recorría el cuello hasta crear líneas por todo su pecho, formando una estrella de cinco puntas. El símbolo que representa y condena a las brujas.
La multitud estaba muerta de miedo. Cada persona, ciudadano, mujer, anciano o niño que tuvo la mala suerte de ser testigo de algo tan macabro. Preguntándose muy dentro de sí cómo lograrían cerrar los ojos después de esa noche.
¿O cómo sacarían el rostro de Jessica Sanderson de sus pesadillas?
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