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🔮... capítulo quince

Las fechas que estaban en el papel de la biblioteca no eran más que un recordatorio del día en el que cada una de ellas, a excepción de Nessa, habían nacido. Jessica, Harper y Meredith no solo eran mejores amigas, sino que también las separaba una diferencia de edad de meses consecutivos. Eso, a pesar de que para ellas podría haber sido algo normal, para el resto del equipo no dejaba de lucir bastante extraño. Sobretodo porque estaba conectado directamente con una de las víctimas que fue marcada con el símbolo de las brujas.

Nessa sabía por medio del fantasma de Jess que su padre nunca se dió cuenta que ella había descubierto su magia, lo que era aún más desconcertante, porque él ni siquiera se acercó a las mejores amigas de su hija para pedir explicaciones después de ver como esta terminó siendo asesinada.

O quizás la madre de Jess nunca le habló sobre ese lado secreto suyo...

Una ráfaga de aire nocturno chocó contra su cuerpo y Nessa se abrazó a sí misma para aligerar el repentino escalofrío que le recorrió el cuerpo, justo antes de sentir cómo Evan le colocaba su chaqueta por encima de los hombros.

Ella le dedicó una mirada de agradecimiento y después ambos devolvieron su atención a Meredith, que se paseaba como una teniente por todo el patio. Su cabello rojo parecía haber sido trenzado con fuego y ella no se preocupaba en mantener un tono de voz bajo mientras se dirigía a todos.

─A ver, reflexionemos ¿De quién fue la brillante idea de invadir la casa del Profesor Sanderson en plena madrugada? ─preguntó. Nessa alzó la mano.


─Fue mía.

─Genial, Nessie. Realmente espero que tu padre nos saque de este aprieto, porque oficialmente hoy vamos a convertirnos en ladrones y usurpadores de viviendas ajenas. Un crímen que se castiga con años de prisión y, históricamente, no es que no llevemos muy bien con los tribunales.

─No se nos ocurrió nada mejor ¿Vale? ─interrumpió Evan, saliendo en su defensa─ No podemos dirigirnos directamente al padre de Jessica hasta que sepamos qué relación guardaba con Elizabeth Warren y por qué esta firmó una nota con la fecha del cumpleaños de cada una de vosotras en un libro.

─A lo mejor quería darnos una sorpresa.

─¿Desde octubre? ─cuestionó como si a Meredith se le acabara de caer un tornillo de la cabeza.

Felicity, quien estaba agachada junto a la raíz de un árbol mirando a la Luna Creciente, rio como si estuviera tratando con niños.

─Descuida, pelirroja. Nada malo sucederá mientras tus botas de Lady Gaga no despierten al inquilino.

─Estás hablando de Prada, nada que esté a tu altura mi querida muñeca Corduroy ─respondió la aludida con indignación.

─Lástima que todo eso no te sirva de mucho ahora ¿No es así, barbie?

─Chicas ya está bien ─espetó Nessa─ No creo que este sea un buen momento para estar atacándonos.

─Tienes razón, si Meredith fuera de plástico sería una barbie algo diabólica ─agregó Noah, con su rostro ligeramente pensativo mientras la aludida lo fulminaba con la mirada.

Harper resopló con fuerza segundos después. Ella quería que aquella conversación parara. El cielo sobre su cabeza estaba coloreado de un profundo azul oscuro y las nubes que cubrían las estrellas se movían adoptando formas muy extrañas.

─¿Por qué estamos siquiera sospechando de Louis Sanderson? Todos hemos visto lo destrozado que está por la muerte de Jess. Él no mataría a su propia hija.

─Puede que no, o puede que sí. Lo cierto es que no lo sabemos ─argulló Evan.

─Bien podría ser un psicópata o un asesino serial que se oculta bajo la fachada de profesor de historia ─agregó Nate.

─No, no lo es ─Harper parecía furiosa por tales acusaciones─ Estamos hablando del mismo hombre que nos llevaba a almorzar al Centro Comercial cuando teníamos diez años.

─El Profesor Sanderson podrá ocultar sus secretos, pero nunca haría algo que lastimara a Jess. Ella era todo para él ─la apoyó Meredith.

─Como sea, el caso es que ninguno de nosotros hemos de confiar o dirigirnos a él. No quisiera equivocarme, pero mi abuelo me habló una vez sobre los cazadores de brujas y a pesar de que no se ha sabido de ninguno de ellos en estos tiempos, tampoco podemos dejar de considerar todas las posibilidades.

─Evan tiene razón ─dijo Nessa─ Jessica y Elizabeth Warren fueron asesinadas por una persona que claramente también es un ser sobrenatural. Las marcó no para que el mundo las viera, sino para advertir que va tras nosotros.

─Lo que nos deja con el pedazo de papel en mi mochila como única prueba de que debemos hacer algo pronto ─resaltó la menor de los Corrigan─ Y creo que ese algo es averiguar qué oculta el Profesor Sanderson.

Ella y Nessa intercambiaron una mirada de mutuo acuerdo y luego ambas se voltearon hacia Evan cuando este concluyó:

─Bien, dividámonos en equipos de dos. Creo que uno de vosotros debería permanecer fuera para montar guardia.

─Yo lo haré ─Noah alzó su mano─ Tengo demasiadas líneas rojas en mi historial criminal como para agregarle otra.

─En ese caso. Meredith irá con Felicity, Harper con Nate y Nessa conmigo.

─Qué conveniente ─canturreó burlonamente Meredith, mirándolos con picardía y provocando que en la expresión de Felicity apareciera una mueca de inconformidad, pero que rápidamente se borró cuando todos se dirigieron hacia la puerta trasera.

La pelirroja les explicó que las cámaras en la casa dejaron de funcionar hacía años, desde que ellas eran niñas, pero las alarmas eran su único obstáculo. Estaban en todas partes y el señor Sanderson siempre las prendía antes de irse a dormir.

─Dejadmelo a mi ─Nessa cerró los ojos e intentó concentrarse por un segundo, tratando de imaginar una corriente de electricidad que viajaba a través de su cuerpo hasta salir de él.

Ella sintió como una fuerza invisible manaba desde la punta de sus dedos hasta traspasar la puerta, y por consiguiente, la luz roja de la alarma del portal se apagó haciendo un ruido extraño.

Todos los demás la miraron con los ojos muy abiertos.

─¿Cómo hiciste eso? ─Meredith no parecía muy divertida.

─No lo sé. Yo solo tuve una idea ─respondió ella con una mirada cargada vergüenza.

Harper sonrió:

─Eso estuvo muy bien, pero ahora mira este truco... Fores Apertas ─pronunció, observando fijamente la cerradura de la puerta que, sin siquiera tocarla, se abrió por sí sola─ Listo. Entremos.

Nessa se dijo que después tendría que pedirle ayuda para aprender el hechizo de desbloquear cerraduras.

─Sé que en el ático están guardadas todas las pertenencias de la madre de Jess ─Meredith miró hacia la la hija del sheriff y el conjurador─ Ustedes pueden ir allá. Nosotras buscaremos en la habitación, y Harper...

─El estudio ─dijo ella─ Cuando mi padre viene, Louis siempre lo invita a tomar una copa allí.

Felicity arrugó los labios:

─Suena como un buen lugar para tener una caja fuerte.

─Bueno, ya sabéis qué hacer. Nos encontraremos afuera dentro de media hora.

Todos asintieron después de esto, y al tiempo que Meredith tiraba del brazo de Felicity para subir las escaleras hacia la habitaciones seguidas de Nessa y Evan, Harper daba media vuelta para recorrer el camino que ya se sabía de memoria con el hombre lobo pisándole los talones.

La casa de los Sanderson era como una residencia veraniega, amarilla por fuera y blanca por dentro. El interior de los pasillos estaba lleno de copias de pinturas famosas y fotos de Jessica por todas partes. Habían exuberantes flores en jarrones y una bonita alfombra pesada que los guió hacia su destino.

─Demasiado rosa para mí ─masculló la chica lobo, haciendo una mueca ante las paredes de papel con flores─ Esto es horrible.

Meredith la miró con fastidio. Ambas estaban en la habitación que había sido de Jess.

─¿Hay algo que no te resulte horrible a tí?

─La lista es corta.

Los ojos ámbar de la bruja se pasearon por cada espacio del cuarto, sintiéndose nostálgica de repente por las memorias que quedaban grabadas en sus paredes. Nada allí había cambiado, ni creía que fuera a cambiar. Felicity se dió cuenta de eso y cuando quiso acercarse para hablarle sobre el incidente ocurrido en el instituto, la pelirroja levantó una mano para detenerla.

─No hace falta que digas nada. Estamos para ayudar, sino créeme que no sería una buena alianza.

─¿Cómo sabías que iba a tocar ese tema?

─Lo supuse. Llevas queriendo dirigirte a mí desde que empezó la noche ─se encogió de hombros─ Pero ya sabes lo que dicen, salva a un hombre lobo hoy y mañana estarás invadiendo una casa.

La castaña quiso reír, pero se contuvo porque cuando Meredith volvió a guardar silencio parecía ser que ya no se encontraba allí, sino muy lejos, en algún lugar.

─Ella ya no está aquí. Nunca más lo estará ─murmuró.

De repente, un sentimiento de culpabilidad se instaló en el pecho de la pelirroja cuando sintió la suavidad del edredón que cubría la cama. Jessica había sido una persona increíble, con un ingenio brillante que era capaz de encontrar la diversión en cualquier parte ¿Cómo era posible que ella pudiera estar parada allí ahora, mientras que su amiga se encontraba en alguna cámara fría de la morgue?

─¿Meredith? ─escuchó a Felicity detrás suyo y rápidamente se secó las lágrimas.

─Olvídalo ─finalizó─ Iré a buscar en el armario. Tu revisa dentro del gabinete.

●●●

─Quizás debimos traer algún traje o veneno para ratas ─Nessa tragó grueso, al tiempo que cerraba cuidadosamente la puerta del ático a sus espaldas, sumiéndolo todo en completa oscuridad.

Evan, quien estaba a pocos pasos en medio de todo el desorden de cajas y viejos adornos cubiertos con sábanas, rio sin poder ver nada:

─¿Tu crees? ─cuestionó con gracia, y luego hizo sonar sus palmas─ Luminaria.

Automáticamente, un disparo de luz brotó por entre sus dedos hasta formar un círculo que iluminó todo al igual que una linterna. Nessa abrió la boca en forma de O, impresionada.

─¿Cómo puedes hacer eso?

─Soy un ser de luz ¿Recuerdas? ─resaltó, y ambos sonrieron. Evan incluso pudo notar algo brillante en la profundidad de sus ojos negros, como el vuelo de un cometa en medio de una oscurecida galaxia.

Sabía que no era bueno encontrar belleza más allá del físico de una bruja. Se lo habían advertido cientos de veces, pero incluso cuando intentaba hacerle caso a lo que dictaban las viejas escrituras, le resultaba imposible cuando la tenía cerca. Era extraña e inexplicable la forma en la que se sentía atado a ella por algo mucho más fuerte que su inquebrantable sentido del deber, y presentía que eso iba a causarle muchos problemas, pero no podía evitarlo. Era imposible.

Él volvió a pasear su vista por todas las cosas, barriendo el polvo que se concentraba en el ambiente con cada respiración.

─Este lugar está lleno de trastes viejos ¿Cómo vamos a saber cual de todas las cajas revisar?

─Quizás solo necesitemos un empujón ─dijo Nessa, luciendo centrada, cosa que lo llevó a mirarla por cuenta nueva.

─¿A qué te refieres?

─Hay energía oscura aquí encerrada, puedo sentirla.

La pelinegra contuvo una respiración y volvió a observar todo a su alrededor, sintiendo que algún tipo de hilo tiraba de ella hacia todos lados. «¿Cómo lo hago?» pensó, y al cabo de un minuto tuvo una idea similar a la que había tenido cuando estaban afuera. Trató de recordar las palabras de Harper el día anterior, cuando le habló de que el viento era el elemento indicado para guiar a las personas y sintió cómo el poder salía de ella.

─Poder del aire, yo te invoco ─murmuró.

Has que el objeto oculto sea revelado.

Mas todo lo perdido ahora será encontrado.


Una ráfaga de aire proveniente de ninguna parte comenzó a bailar alrededor de su menudo cuerpo, rodeándola al igual que un aro y haciendo que su pelo se moviera ligeramente. Evan se echó para atrás, dejándola obrar por sí misma, basándose en lo poco que había aprendido de las enseñanzas de las demás, y entonces, las puertas del viejo armario se abrieron.

Un objeto polvoriento salió disparado y cayó ante los pies de Nessa. Su forma era cuadrada y tenía un forro cubierto por una ligera capa de moho que desprendía un olor desagradable a húmedo. Un libro.

─¿Eso es... ─preguntó, agachándose para tomarlo entre sus manos y hojear las páginas que al principio tenían la escritura pequeña y casi ilegible, pero más adelante se volvió estilizada y hermosa. Como si hubiera pasado de ser antiguo a pertenecer a alguien de la época moderna.

Las palabras impresas en él eran onduladas, borrosas e iban acompañadas de símbolos antiguos, pero que de alguna forma le resultaban muy familiares.

─No puede ser ─la voz de Evan estaba llena de asombro─ La última firma es de Rebecca Sanderson.

El pulso de Nessa latió en sus muñecas. Primero muy fuerte y después más suave.

─¿Esto es...

─El Libro de las Sombras del anterior aquelarre de Salem.

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