🔮... capítulo diecisiete
─Fliss... ─la voz parecía provenir de una larga distancia, pero tenía una nota de autoridad mansa.
Nessa, pensó Felicity vagamente, y un gran anhelo que creía extinto la recorrió por dentro. Ella quiso agarrar la mano de Ernessa, pero era mucho problema mover o intentar abrir los ojos.
─¿Crees que deba llamar a sus padres? ─llegó otra voz, más ronca y apresurada.
La castaña sintió un frío en su frente y las muñecas. El olor dulce y limpio de la menta la ayudó a aclarar un poco su cabeza.
─No lo creo, papá. Solo está cansada. Anoche se dió un tremendo golpe con la acera.
─Quizás llevarla a un médico.
─Su hermano dijo que pasaría a buscarla dentro de un rato para ir a la escuela. Está bien papá, puedes irte a trabajar.
─Me avisas de cualquier problema, y habla con ella. Una chica de su edad no debería estar mucho tiempo fuera en la noche.
─Lo haré. Ten buen día.
Cuando los pasos de quien parecía ser el sheriff abandonaron la habitación, Felicity abrió los ojos con algo de dificultad y se sentó. Una tela húmeda y fresca cayó de su frente a su regazo.
─No, no. Fliss, todavía no ─murmuró Nessa, tratando de empujar su espalda hacia abajo.
Felicity reparó en ella. Su maravilloso cabello rebelde estaba alborotado, su piel aceitunada estaba más pálida, como un fantasma, y su ropa parecía cómoda y esponjosa al igual que la suya ¿De dónde habían salido aquellos shorts?
─¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? ─preguntó Felicity. Estaba tumbada sobre una cama en una habitación que no terminaba de reconocer. Se sentía muy confundida.
─Ayer te trajimos a mi casa ─respondió Nessa─ No queríamos preocupar a tus padres. Te desmayaste después de la pelea, pero afortunadamente tus heridas sanaron.
─¿Ustedes regresaron para ayudarnos? ─Felicity tenía una nota de incredulidad y alivio en su voz. Miraba como Nessa daba golpecitos con una toalla húmeda en su cara y sus manos, y sus mejillas enrojecieron automáticamente.
Hacía mucho que no compartían un momento así. No desde que eran niñas y ella decidió alejarse por el bien de las dos.
─No sé por qué te extraña. Somos un equipo ahora. Ustedes son parte de mi aquelarre tanto como yo de su manada. O por lo menos yo lo veo así.
─No puedo decir lo mismo de tus amigas.
─Ustedes tampoco son un cóctel de frutas con ellas ─argulló la pelinegra, suspirando─ Dales tiempo, se están acostumbrando como ustedes. Harper es un amor de persona, y Meredith... pues tiene su lado bueno cuando te esfuerzas.
Felicity pensó que iba a tener que buscarlo con un microscopio electrónico para encontrarlo, pero se mantuvo en silencio mientras las imágenes del bosque regresaban a su cabeza. No quiso decir nada sobre lo que había pasado la noche anterior, y estaba bien, porque ninguna de las dos sabría qué argumentar hasta que estuvieran con el resto del equipo.
─Ven, el agua de la bañera ya está lista y tienes una toalla colgando cerca de las cortinas. Puedes usar ropa mía si quieres, no debe de quedarte mal, y... ─dijo Nessa sacando champú, jabón y no supo qué otra cosa que llevó a una velocidad impresionante hacia el baño.
Fliss solo pudo observarla hacer todo esto como si ya lo tuviese planeado, colgando una muda de ropa en un gancho junto a la puerta y esparciendo el aroma de su perfume por toda la habitación. Era como una cabra loca que no se callaba ni un segundo, y Felicity sintió una especie de calidez interna al recordar que ese era uno de los rasgos que siempre le habían gustado de ella. También uno de los que más echaba de menos.
Nessa hizo una pausa y sus ojos cafés se posaron sobre la cara de Felicity.
─¿Pasa algo?
─No. No realmente, es solo ¿Por qué eres tan buena conmigo? ─exclamó ella. Todo eso todavía parecía un sueño.
Nessa se dedicó a observarla fijamente un momento, y después liberó una risa, aunque sus labios permanecieran en una fina línea recta.
─No sé ¿Por qué no? Antes nos llevábamos bien.
─Sí, pero yo te dejé de lado cuando llegamos al instituto. No te dí explicaciones, ni te dirigí la palabra en años.
─Solía preguntarme muchas veces cual había sido tu razón, pero ahora la sé ─contestó─ Y créeme, lo entiendo.
Felicity pensó que si tan solo Nessa hubiera sabido que no fue solo por el hecho de haber descubierto que ella era una mujer lobo... Si tan solo se atreviera a confesar que en todos esos años que la había visto llegar al instituto habría querido decirle que no fue su culpa, que se trataba de ella, de las cosas que estaban mal en ella y lo que comenzó a pasar después de darse cuenta de que era diferente en más de una cosa.
Pero en lugar de decirle nada, Felicity sacudió su cabeza con ira.
─Desearía que todo hubiera sido distinto ─susurró.
─Sí. Yo también.
─Solo para que lo sepas, yo nunca te juzgué por ser lo que eres. Incluso cuando lo supe antes que Nate y Noah.
─Lo sé ─Nessa asintió, regalándole una expresión agradecida─ Desde el momento que quisiste acercarte a mí otra vez supe que querías alejarme de algo, pero no sabía qué.
─Lo cierto es que actué de forma egoísta. Sí, quería que estuvieras a salvo, pero a la vez tampoco iba a permitir que ellas te tuvieran.
─Y míranos ahora. Todos estamos atados.
Felicity asintió, recibiendo una media sonrisa por su parte antes de tomar su mano que descansaba sobre la sábana. Los dedos de Nessa se cerraron sobre los suyos con cariño, y ella sintió que algo en su interior se rompía. Tal vez solo su corazón.
─Vamos, vé y báñate ─la empujó─ Baja cuando estés lista.
●●●
Tal y como habían quedado, Noah pasó por ellas justo a tiempo para ir al instituto. Esa mañana nadie hablaba de ningún asesinato, así que todo estaba bien, porque eso solo demostraba que aquella criatura no había vuelto a matar a nadie después de enfrentarse a ellos, lo cual era algo loco, incluso para Nessa, que no había parado de evocar aquellos ojos rojos desde entonces. Los veía en sueños, cada vez que cerraba los ojos, como si estuviera atada a ellos.
Cuando aparcaron, Felicity intentó arreglarse la blusa de cachemira que le había sido prestada, la cual hacía resaltar demasiado su busto.
«Si tan solo tuviera un suéter por debajo» pensó Nessa, pero la ropa de la castaña estaba secándose en su casa.
─¿Segura que no quieres pasar antes? ─se apresuró en preguntar Noah, y ella lo miró con extrañeza ¿Por qué no quería que los demás la vieran llegar con ellos?
─Claro que no. Llegamos juntos, entramos juntos.
Ella comprendió minutos después a qué se referían cuando le dieron la oportunidad de pasar primero, pues caminar con los Corrigan por los pasillos del North Salem High se sentía como si de repente todos la notaran más que antes. Las personas se apartaban para dejarlos pasar, fijando sus ojos en ellos como si en cualquier momento fueran a saltarles encima, y por unos segundos, Nessa se sintió realmente poderosa. Podía escucharlos cuchichear desde sus lugares, sin lograr oír muy bien, pero los mellizos sí que sabían y se estaban riendo por eso.
Se detuvieron junto a Evan y Nate, quienes estaban charlando apoyados en unos casilleros. El primero sosteniendo su guitarra y una libreta de notas, mientras escuchaba atentamente al último.
─Nos vemos al mediodía, en la parte trasera de la cafetería ─se despidieron, dejando a la bruja y al conjurador solos.
Ellos se miraron y rieron porque el mundo entero parecía volver a la normalidad después de verlos irse. Evan quiso preguntarle si había traído el Libro de las Sombras con ella, pero ambos fueron interrumpidos cuando Raven llegó hasta donde estaban.
─¿Pero qué ha sido eso? ─preguntó con los ojos a punto de salirse de sus cuencas─ No voy a decir que fue la entrada más guay que he visto porque me he quedado flipando ¿Cómo rayos caminas con los Corrigan y no te pasa nada?
La pelinegra suspiró. Por lo menos le quedaba su mejor amigo cómo único escape a su realidad sobrenatural.
─Hicimos las pases ─respondió.
Evan palmeó el hombro del apellidado Logan, y sonrió:
─Si ella te contara, quedarías peor aún ─Nessa contuvo el aire tras esto, pero él le dedicó un gracioso guiño para que dejara de preocuparse.
─No me hace falta. Lo único que necesito es saber si no ocurrirá nada tan extraño como eso en los próximos diez segundos.
Tal y como si las hubiese invocado, Meredith Blake y Harper McGregor pasaron por su lado en esos momentos, robándose la atención de todos, pero ellas solo le sonrieron a Nessa.
─Nos vemos en el almuerzo.
Los chicos alrededor la miraron con asombro, especialmente Raven, cuya mandíbula casi que llegó a tocar el piso cuando la abrió.
─Ejem ¿Me he perdido de algo?
Nessa entornó los ojos, y ella y Evan intercambiaron una mirada cómplice con disimulo. Casi que podían notar el brillo en los ojos del otro como si estuvieran ocultando una travesura.
─Tengo clase de Inglés Avanzado.
─Y nosotros de Biología ¿No es así Rave? ─continuó el castaño, tirando de la chaqueta del afroamericano para irse de allí.
─¡Esto no se queda así, Queen! ¡Me vas a decir qué hiciste para volverte popular de la noche a la mañana!
●●●
Durante el almuerzo, Nessa se preguntó cómo rayos aquel día la cafetería parecía más llena que nunca. Trabajo le costó encontrar a los demás a través del gentío y solo logró pasar cuando Evan la agarró de la mano para hacerla caminar por entre un gran círculo de estudiantes.
Ella entendió, no obstante, lo que todos miraban con tanta curiosidad.
Tanto ella como Evan fueron conscientes de las miradas sobre su espalda cuando fueron y se sentaron al lado de Noah, pero esta vez las miradas eran de envidia. Felicity y Nate estaban ahí. También Meredith con su melena llamativa y roja, y Harper sin el estorbo de su novio a la vista, lo cual era bastante extraño. Rara vez los veías separados en ese horario.
─Hola a todos ─saludó.
─Al punto ¿Trajiste el Libro las Sombras o no? ─preguntó Meredith, mostrando hambre en el fondo sus ojos ámbar.
Nessa solo había probado un pequeño bocado de su comida.
─¿Disculpa? Apenas he tragado.
─Venga ya, Nessa. Tienes el instrumento más poderoso que podríamos haber encontrado. Úsalo.
─¿Acaso no lo entiendes? Es peligroso, Meredith.
─Estamos hablando de magia negra. Antigua, oscura y atrayente. Todas nosotras tenemos un poco de ella en nuestra sangre y claramente esta reacciona cuando hacemos un hechizo ─dijo Harper─ Creo que, como alguien que ha leído y conoce más sobre esto, deberíamos dejar que Evan se quede con el Libro hasta que logremos traducir todos sus símbolos.
─No puedo ─el castaño negó─ Soy un conjurador, si lo toco mi magia se hace más débil.
─¿Entonces quién? ─Noah preguntó, tanto él como su hermana lucían aburridos─ No es por apresurarlos, pero mientras más rápido resuelvan el problema del librito, más rápido podremos luchar contra esa cosa.
De solo recordar los sucesos de la otra noche hizo que la piel de Nessa se pusiera chinita.
─No creo que esta bestia sea el asesino ─la voz de Harper logró tranquilizarla─ Es decir, lo que vimos ayer fue un depredador, no un humano.
─Cabe la posibilidad de que fuera un hombre lobo ─agregó Nate, mostrándose pensativo por primera vez─ Quizás no lo controle, quizás solo quiera confundirnos, pero si nosotros cambiamos ¿Por qué no lo haría él?
Felicity asintió:
─Nathaniel tiene razón. Aunque para no alcanzar una transformación completa luce bastante horrible.
─Tenemos que darnos prisa y encontrar un hechizo que nos ayude a rastrearlo antes de que él nos encuentre a nosotros ─dijo Nessa, lo que provocó que los labios rojos de Meredith se abrieran en una sonrisa más grande de lo usual.
Con total gracia y un movimiento delicado para alisar la falda de su vestido, les dijo:
─Pues si esto es así, entonces abro hilo y los que voten por mí para ser quien se encargue de guardar nuestro preciado Libro de las Sombras solo tienen que levantar la mano.
Ella se habría subido incluso encima de su silla de no ser porque Harper tiró de su brazo para hacerla caer de vuelta sobre el asiento.
─Esta no es una decisión que se tome a la ligera. Sabemos muy bien que no te vas a contener en revisarlo cuando tengas oportunidad ─espetó Evan, haciéndola bufar─ Necesitamos a alguien responsable y creo que todos aquí sabemos quién es la mejor en esa tarea.
Entre todos parecieron ponerse de acuerdo sin siquiera mover los labios cuando posaron toda su atención en una persona en específico.
─Se cierra el hilo. Nessa será quien se quede con el libro. Hasta aquí llegó la discusión.
Y con eso, Harper tuvo la última palabra.
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