𝐒𝐍𝐔𝐅𝐅𝐋𝐈𝐅𝐎𝐑𝐒 - 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐈𝐄 𝐖𝐄𝐀𝐒𝐋𝐄𝐘
𝘊𝘰𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘣𝘫𝘦𝘵𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘳𝘢𝘵𝘰𝘯𝘦𝘴.
El comienzo de mi carrera profesional como dragonologista está a la vuelta de la esquina, me había esforzado toda mi vida para poder llegar a dónde me encuentro el día de hoy, espero que todos esos años de estudio intenso, todos esos reconocimientos y medallas hayan servido para algo, por fin sería lunes, el día de que empezara mi trabajo en Rumania como cuidadora de dragones.
El día esperado llegó, tengo el turno de la mañana por lo que me desperté temprano y me alisté para poder ir a trabajar.
El lugar era un campo enorme todo lleno de naturaleza, para poder entrar tenías que hacer un hechizo a una pared de piedra, era una especie de seguro para que los muggles no entrarán. Los campos donde se encontraban los dragones se veían a lo lejos gracias a su gran tamaño, todos y cada uno de ellos, sin importar su especie era sumamente bellos, era todo como una mini ciudad en el centro se encontraban todos los dragones y a los alrededores un poco alejados de las jaulas se encontraban unas pequeñas cabañas donde era que dormían las personas que se quedaban a vivir ahí.
Lo primero que tenía que hacer era presentarme en la oficina del director de la empresa para la cual voy a trabajar. Fui a ella, era una cabaña hecha con madera un poco más grande que las demás a los alrededores, la identifiqué gracias al gran letrero que colgaba en la puerta, indicando que esa era la oficina del director, obviamente.
Antes de entrar a lo que era la oficina me apreté mi coleta que sujetaba mi castaño y largo cabello y me alisé la túnica. Esperaba verme presentable. Toqué la puerta tres veces.
—Adelante. —se oyó detrás de la puerta que una voz grave y ronca respondía.
Abrí la puerta cuidadosamente y entre a la oficina. En ella estaba un señor algo mayor, este tenía el cabello gris y una barba larga.
—Buenos días, mi nombre es Elia Johnson, vengo a trabajar como dragonologista, fui transferida aquí. —Me presenté.
—Hola, muy buenos días, cómo pudiste haber visto soy el director Williams, acaban de nacer unos nuevos dragones de bola de fuego chino, te encargarás de ellos, todo el siguiente mes junto con tu compañero que no tardará en venir. —Suspiro agobiado —tomé asiento por favor, creo que tardará un tiempo, si Weasley no fuera tan bueno en su trabajo ya lo hubiéramos echado por su impuntualidad.
Tomé asiento esperando mientras el director Williams me hizo llenar unos formularios y contratos por los cuales tendría que seguir, aunque cuando hacía todo eso, mi mente vagó un poco ¿había dicho Weasley? no era un apellido común y solo conocía a una familia, todos con una mata pelirroja y estaba casi segura de quién podría ser.
—Lamento la tardanza —la puerta se abrió estrepitosamente.
Ese tenía que ser un Weasley, su mata rizada pelirroja, esos ojos azules ojos almendrados, esas pecas que cubrían su rostro, ese esbelto cuerpo que conocía a la perfección, sin duda era nadie más y nadie menos que Charlie Weasley.
—Espero que no se vuelva a repetir Weasley está es la señorita Johnson, dale un recorrido por las instalaciones, ambos se encargaran de los dragones recién nacidos bola de fuego chino durante un mes.
El me miró y su cara reflejo sorpresa de verme ahí, sin embargo, solo asintió y abrió la puerta como señal para que pasara, me mantuve con mi cara sería e inexpresiva de siempre, no le daría la oportunidad de burlarse de mi por lo ocurrido en el pasado.
—Elia ¿qué estás haciendo aquí? es una sorpresa verte.
—Si lo mismo digo, entonces me enseñas el lugar. —trataba de no mirarle a los ojos.
—¿Tan fría como siempre Elia? —lo miré de reojo y me levantó una ceja.
—Charlie, este mes tendremos una relación meramente de trabajo, por favor te lo pido, es lo único que busco.
—Cómo tú lo digas.
Me mostró todo el lugar, algunos compañeros y donde sería mi área de trabajo, pero lo único que podía pensar era en cómo fue que llegamos ahí.
Charlie y yo tuvimos un romance los últimos dos años de Hogwarts y el siguiente después de graduarnos, me termino en nuestro tercer aniversario diciéndome que quería seguir sus sueños, yo lo acepte y lo perdoné, nunca le guarde rencor, ambos estudiábamos para ser dragonologitas, pero seguimos caminos diferentes, aunque al final terminamos en el mismo lugar, solo esperaba poder evitarlo lo mejor posible este mes.
Llevamos una semana en ese lugar y Charlie solo me ha estado buscando para trabajo, eso me alegraba, y estar cada día con los dragones era como un sueño.
—Snufflifors —apunté mi varita hacia una cubeta llena de rocas y se iba llenando la cubeta de ratones, era una forma fácil y más económicas de alimentar a los dragones, repetí este proceso hasta que no quedaba ninguna piedra.
Le acaricie la barriga a un bebe dragón macho, agarraba los ratones y lo alimente con varios de ellos. Seguí así hasta que le di de comer el desayuno a todos.
—Perdón por llegar tarde de nuevo, ah ya los alimentaste que bueno, iré recogiendo sus desechos—dijo Charlie que llegaba tarde como siempre lo hacía.
—¿Qué haces todas las mañanas que siempre llegas tarde? sé más profesional en tu trabajo, por merlín.
—Tengo problemas para dormir y siempre termino durmiendo tarde y en la mañana es un martirio despertarme, de hecho hoy soñé que volaba en un dragón y no me desperté, el sueño fue grandioso.
—No recuerdo que hayas tenido problemas para dormir cuando...
No saques ese tema de nuevo —me dije a mí misma.
—Es que, siempre he estado rodeado de personas, en mi casa Bill y yo compartíamos cuarto y en Hogwarts siempre estábamos en grupos de cuatro, por lo que no me gusta dormir solo.
Agradecí que no haya mencionado nuestro año como pareja después de Hogwarts.
—Bueno pues consigue una pareja o un acompañante para que no te de miedo la oscuridad o lo que sea que cause que no puedas dormir solo, porque no pienso seguir haciendo tu trabajo
—¿Quieres ser esa acompañante? —preguntó Charlie acercándose a mí y mirándome muy seductoramente, lo empuje y lo fulmine con la mirada para que no sacará de nuevo esas bromas. —Sabes, la verdad lamento haber terminado contigo hace dos años.
—Yo no. —dije cortantemente para evitar el tema.
—Yo sí de haber sabido que terminaríamos aquí ambos...
—Pero lo hiciste, sin importar mis sentimientos, así que no me vengas con esas idioteces, y antes de que lo digas, ya te superé.
Empezó a acercarse a mí, acorralándome, hasta que mi espalda chocó contra el muro que separaba a los dragones de nosotros, su rostro se acercó al mío, no podía hacer nada, estaba paralizada, tomó mi mentón y sentí su respiración en mi oído, no iba a negar que en el fondo lo deseaba, deseaba hacer todas las cosas que había hecho con él, pero no me iba a dejar ganar.
—¿Estás segura? tú cuerpo parece decirme otra cosa.
Mi rodilla se disparó directamente a su entrepierna dándole un rodillazo, él se estremeció del dolor.
—Te advertí que no quería nada contigo desde el principio —hablé firme y recta, sin ningún rastro de temor, con la cabeza en lo alto, demostrando confianza—ahora sigamos que tenemos que limpiar los nidos de los dragones.
Después de eso, la relación entre él y yo no fue digamos que estrictamente profesional, pero no se había vuelto a sobrepasar conmigo de ninguna manera, eso era algo que agradecía enormemente. Me hablaba normal, de hecho, como antes de que fuéramos pareja, de esa forma con la cual me conquistó la primera vez, pero si pensaba que le iba a funcionar de nuevo estaba equivocado ¿cierto?
Vivía en una pequeña cabaña dentro del lugar, era una noche silenciosa en mi habitación, aproveché para leer un libro, pero unos golpes en la puerta me interrumpieron mi tranquilidad.
—¿Quién es? —dije antes de abrir la puerta.
—Soy el amor de tu vida.
Abrí la puerta.
—¿Qué pasa Charlie?
—Así que soy el amor de tu vida —lo fulminé con la mirada. —Hay una fogata afuera, estaría bien si vinieras.
—Está bien, solo déjame cambiarme.
El miro mi atuendo, me encontraba lista para dormir con mi pijama holgada y cómoda que ocultaba las pocas curvas que tenía.
—Está bien espero afuera.
Cerré la puerta y fui hacia mi armario, me puse unos leggins con unas botas y una chamarra de mezclilla.
Una vez lista, me fui con Charlie a la fogata, todos estaban reunidos en pequeños grupos bebiendo desde cerveza de mantequilla hasta Wiski de fuego, la verdad traté de estar con Charlie todo el tiempo posible, no era muy amigable de hecho, generalmente todos me decían que tenía una cara de amargada y de alejaban de mi por lo que no tenía muchos amigos.
Charlie me ofreció Wiski de fuego y yo lo acepté, no era de esas que bebían, pero porque no podría hacerlo, tenía que dejarme alocar por lo menos una vez.
—Entonces ¿qué hiciste cuando te fuiste Charlie? —pregunté.
—Me vine a Rumania a ser un practicante aquí, después de un año me contrataron y aquí estoy.
—¿Y tienes pareja?
La verdad ya sabía que no, sin embargo, me intrigaba mucho el hecho de saber si después de mí había tenido alguna otra persona reemplazando mi lugar.
Debido a que, aunque quisiera dejar mis sentimiento a lado por él, un pequeño lugar en mi corazón seguía queriéndolo. Pero si de verdad él quería algo más conmigo no se la dejaría fácil.
—Tú fuiste la última.
—¿Y por qué? Eres guapo e inteligente todo lo que una chica desea aparte mira a toda esa bola de chicas que te ven desde la esquina, de seguro que se morirían por tener una cita contigo.
No sabía si el alcohol era el causante de que mis palabras salieran con tanta fluidez o no, pero la verdad creo que sí.
—No me interesa ninguna chica además de ti.
Si lo que esperaba era que me pusiera nerviosa y que pelara los ojos muy grandes tengo que decir que lo logro.
Pasó la noche, socialice con mucha gente que nunca le había hablado, creo que el Wiski de fuego me hizo ser amigable.
Charlie y yo coqueteamos mutuamente en toda la noche, si, quería provocarlo, ¿por qué? No lo sé, era un deseo en mi interior que tenía y lo había logrado estando borracha.
Me levante cuando la alarma sonó, mi cabeza me dolía, y aunque la mayoría de las personas no recordaban nada después de emborracharse, yo si lo recordaba, después de que me pusiera mal...
¡Charlie me había cargado hasta mi habitación!
Creo que de verdad me puse mal par que lo haya hecho.
Y oh no por fin todo lo que había pasado toda la noche lo recordé, pero que tonta había sido.
¡Le había confesado a Charlie que lo seguía queriendo cuando me llevo cargando a mi habitación!
Ay esto está muy mal.
Llegué al criadero a los ya no tan pequeños dragones, hoy sería mi último con esos dragones y como si fuera el karma, Charlie ya había llegado, pero si nunca llega temprano.
—Buenos días Eli.
—Buenos días Charlie.
—Así que me sigues queriendo ¿verdad? —me guiño el ojo.
Lo sabía solo se había despertado temprano para echármelo en cara, él sabía perfectamente que yo sí recordaba cuando estaba borracha.
—Estaba borracha, no sabía lo que decía. —Repliqué.
—No te creo, sé que me amas y yo también siento lo mismo por ti, no veo que haya algún problema en eso, ¿qué puedo hacer para recuperarte?
—De verdad me lo estas pidiendo a esta hora de la mañana, tenemos trabajo que hacer.
Aunque no podía decir que la idea no era tentadora, a decir verdad, si quería regresar con él, pero seguía dolida por la forma en que me dejó, no quería sufrir de nuevo así por él, por lo que me mostraba renuente a que volver, sin embargo.
—Demuéstrame a que lo que dices que sientes por mí es real, si de verdad sientes eso por mí... llega a la hora indicada todo el mes siguiente, ya oí que nos pondrán al cuidado a la pareja de dragones galés verde junto con otras personas, si de verdad me quieres, llegaras temprano a tu trabajo.
La verdad era una petición un tanto tonta, pero si de verdad me quería lo haría.
Ambos nos miramos a los ojos, desafiantes, estiré la mano y él la estrechó.
—Es un trato, acepto tu reto Johnson.
—Muy bien Weasley ya veremos si lo logras.
—Entonces si lo hago, saldrás conmigo.
—Si, lo haré.
Ambos tuvimos un nuevo trabajo y era cuidar y ayudar a que una pareja de dragones galés verde se reprodujera, tengo que admitir que ningún día llegó tarde, hubo días en los que parecía que no iba a llegar, pero llegaba puntual, cada día me lo echaba en cara, diciéndome que iba a ganar este reto, había hasta días que llegaba cansado, pero no faltaba.
El último día del reto era hoy y estaba nerviosa, si llegaba tendría que aceptar, pero si no llegaba ¿qué haría? tenía que lograrlo.
Yo siempre llegaba temprano, mucho más que las demás personas, por lo que cuando hacía frío como ahora me encerraba en la sala de descanso, cada sección tenía una, cuando llegué a ella, Charlie se encontraba ahí sentado en un sofá esperándome.
Se fue acercándose lentamente hacia mí y también muy seductoramente, la verdad no sabía que pensar.
—Así que gané.
—Ganaste Weasley —agaché la cabeza avergonzada de admitir mi derrota.
Quedó enfrente de mí acorralándome, mis mejillas se sonrojaron, no podía no evitar en pensar en todo lo que extrañaba hacer con él.
—Mírame Elia, no te escondas —levanté la cabeza y lo miré a sus bellos ojos azules que hacían que me derritiera —No te volveré a dejar ir, entiendes, nunca más.
Antes de que pudiera decir algo, me agarró de la barbilla y me besó, me ablande más rápido de lo que hubiese querido, casi al instante, había esperado besar sus labios una vez más durante mucho tiempo. La tomó por las caderas y la atrajo hacia a él con un sentido de posesión, se inclinó hacia mí y me oprimió contra el sillón, con los labios desesperados y sedientos, quise tomar aire, pero Charlie solo intensificó el beso aún más, por lo que deslicé mi mano entre su cabello hasta presionar su nuca.
Ya hacía falta un capítulo largo, fueron 2444 palabras.
Perdón por poner un título de un hechizo tan asqueroso, pero no se me ocurrió ningún otro.
Voten y comenten si les gustó, porque a mí si me gusto escribirlo.
Annie Schreave se despide.
02 - 11 - 20
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