5. Te extrañé
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I think I'm gonna lose my mind
Something deep inside me I can't give up
I think I'm gonna lose my mind
I roll and I roll till I'm out of luck
—FIREPROOF, One Direction
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CAPÍTULO CINCO
TE EXTRAÑÉ
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Actualidad
¿Qué fue lo que hizo Lola?
Huir.
Tomó los dos vasos y caminó entre toda la gente en busca de Ferran, aunque en realidad quería alejarse de Pablo.
Trataba de pensar con claridad lo que recientemente pasó mientras caminaba entre la gente. Pablo se le acercó, hablaron después de tanto tiempo, le sonrió con esos bonitos ojos avellana que cautivan a cualquiera y casi se besan. Todo en menos de cinco minutos.
Era su fin.
Ya había caído rendida ante los encantos del futbolista, como media población.
Una parte de ella volver a lo de antes e, incluso, sentía que tal vez si pudiera volver. Sin embargo, otras cosas habían cambiado de forma muy notoria. Lola y Pablo ya no son dos niños enamorados; eran dos super estrellas y tenían sus mundos totalmente diferentes.
—Hey —habló Xavi al toparse con ella—. ¿Te estás divirtiendo? Yo acabo de conocer a una chica que... ¿Estás bien? —su sonrisa se borró al fijarse bien la cara de asustada de su amiga—. Tienes cara de haber visto a un fantasma.
—Gavi —musitó—. Me he encontrado con Gavi.
—Oh. ¿Y qué te dijo él?
—¡Lola! —exclamó Balde sonriente, interrumpiendo la conversación de los dos mejores amigos, estaba acompañado de Fermín—. Ven, que quiero que hables con alguien.
—Pero... tengo que entregarle su bebida a Ferran...
—Fermín se lo entrega por ti —comenta Balde dándole el vaso al rubio y haciendo un movimiento con la mano, indicándole que desaparezca—. Ven conmigo, Lola.
—Pero Xavi...
—Xavi está ocupado conquistando a la rubia de allá, no debemos de molestarlo más —comentó Balde llevándose consigo a Lola y dejando al neerlandés solo.
Caminaron entre la gente y llegaron hasta una pequeña sala solitaria en dónde solo había una sola persona.
—¡Mira! ¡Es Gavi! —señaló al sevillano, que los miraba con una sonrisa ladeada—. Se puesto contento en cuánto se enteró que estabas aquí y le encantará que lo saludes.
—Creo que yo debo de ir...
—Oye, saluda al pequeño chihuahua —expresó Balde obligándola a sentarse a al lado del chico de ojos cafés.
Sentada, ella lo observó rápidamente para luego volver a ver a Balde.
—Yo los dejo que tenga que atender a más gente.
Balde se fue tan rápido como la luz del sol, sin dejarle la oportunidad a Lola de protestar. Los dejó totalmente solos.
Sus ojos azules hicieron contacto con los de él y al poco tiempo se arrepintió. Pablo seguía manteniendo esa mirada dulce y tierna que fácilmente lograba hacerla sonrojarse por completo. La misma que la enamoró hace años, volvía a tener el mismo efecto en ella y lo odiaba porque su corazón se aceleró y sus nervios salían a flote mientras que él parecía tranquilo y relajado.
—¿Mandaste a Balde para que me buscara? —se atrevió a preguntar Lola.
—Yo no lo diría así —reprochó Pablo—. Simplemente él sacó tu nombre al aire y le sugerí que sería lindo verte.
Lola negó con la cabeza al escucharlo. Se quedó en silencio sin saber que decir o hacer, con Pablo cerca no podía pensar ni razonar bien. Él alteraba todo su sistema.
—¿Sigues saliendo con ese actor tonto? —preguntó Pablo rompiendo el silencio entre los dos.
Que forma de empezar una conversación...
—Noah no es tonto —lo defendió frunciendo el ceño—. Y no, ya no estamos saliendo.
Una sonrisa se formó en los labios de Pablo al escuchar aquello y ni siquiera trató de ocultarlo.
Sonrisa que le causó mal a Lola porque le parecía la más hermosa y coqueta que ha visto en toda la noche.
—Pero sigue siendo mi amigo —agregó Lola dañando la felicidad del sevillano—. Somos muy buenos amigos.
Pablo bufó rodando los ojos
—Las amistades entre ex's no existen —afirmó él ladeando la cabeza—. Ese chico quiere volver contigo.
—Tú no sabes nada, Pablo.
—Es verdad, Lola, no sé nada —admitió mirando donde la gente bailaba—. Me juraste que solo era tu amigo y a los pocos meses me enteré por Internet que eran novios.
Ella lo miró con mucha lastima, era una herida para él que ella había causado sin querer.
—Yo...
Salí con Noah para tapar su homosexual.
Lo pensó, pero no lo dijo.
—Yo debí de decírtelo, Pablo —murmuró ella—. Lo siento.
—Está bien, nosotros ya habíamos dado por terminado nuestra relación —notó la tristeza en su rostro—. Pero eso no significaba que no quería saber sobre ti, Lola.
La cantante quería que él no siguiera hablando más, ya que mientras más se sinceraba, su corazón golpeaba con cada vez más fuerza contra su pecho. ¿Acaso no se daba cuenta que sus palabras tenían un efecto en ella o lo hacía apropósito?
—Dejaste de responder mis mensajes, Lola.
—Siempre estabas ocupado y yo... —su expresión mostraba dolor y arrepentimiento— pensé que estabas mejor sin mí.
—Que equivocada estabas —la miró a los ojos— porque te extrañé Lola y mucho. Cada maldito día de mi vida me hiciste falta.
El corazón de Lola se encogió al ver esos ojazos mieles mirándola con ternura y amor. Llegó a la conclusión de que Pablo le decía la verdad, de que en realidad si la ha extrañado, y no como su mente le había hecho pensar que se había olvidado de ella.
Sin poder contenerse un segundo más, se lanzó a él para abrazarlo después de dos años. Dos malditos años sin verlo en personas, sin reírse con él, sin abrazarlo y tomar su mano, sin verlo jugar en la cancha. El cuerpo de Pablo reaccionó de inmediato al entrar en contacto. Acaricio su cabello y espalda mientras ella se aferraba a él sin querer alejarse de él nunca más.
—Yo también te extrañé, Pablo —murmuró al cortar el abrazo, pero sin separarse—. Sin importar que tan alejados estuvimos, siempre pensaba en ti.
—Lo sé —respondió el con una sonrisa y acarició su mejilla—. Vi tu entrevista con Jimmy Fallon. Estuviste increíble, Lolita, tienes una voz muy hermosa.
—¿En serio viste la entrevista? —preguntó asombrada.
—Claro, no fue difícil descubrir que hablabas de mí —acomodó un mechón de su cabello—. Siempre he estado al pendiente de ti, no de lo que las redes sociales dicen, sino de lo que haces y expresas con tus canciones.
Sus mejillas se enrojecieron y miró hacia abajo, en donde estaban las manos de las dos agarradas. Y fue consciente de que las yemas de los dedos de Pablo acariciaban sus nudillos.
—Yo también, sin importar que tan complicado es ver un partido —dijo levantando la mirada—, siempre he tratado de no perdérmelo.
—¿Complicado? —preguntó extrañado.
—¡No tienes ni idea lo difícil que es ver un partido por la diferencia de hora entre España y Estados Unidos! —atacó ella frustrada y él se rio—. Hubo varios fines de semana que quería salir en la tarde, pero no podía. ¿Por qué? Porque al niño se le antojaba jugar como titular y a mí me tocaba rechazar mis salidas.
Pablo soltó una carcajada al escucharla y Lola se unió a su risa.
—Me alegra saber que soy tu prioridad, Lola —soltó en cuánto las risas se acabaron, pero las sonrisas permanecieron.
—Eres un Idiota... —murmuró negando la cabeza— siempre has sido mi prioridad, Pablo.
—Y tú el mío, Lola —tuvo el atrevimiento de besar su mejilla sin importarle que las mejillas de la catalana se volvieran rojas—. ¿Quieres bailar o qué hablamos más sobre lo que hemos hecho durante este tiempo sin hablar?
—Me encanta la canción que está sonando ahora... pero pensé que no te gustaba bailar —opinó Lola frunciendo el ceño.
—No te equivocas —Lola pareció confundida, a lo que él agregó:—, pero te conozco y sé que te encanta bailar. Así que...
—Pablo...
El nombrado se levantó del sillón y se posicionó en frente de Lola, ofreciendo su mano
—¿Le gustaría acompañarme a hacer el ridículo?
Lola sonrió y se levantó al tiempo que aceptaba su mano.
—Claro, solo no me pises los pies ni me golpes la cara con un balón —respondió en cuánto emprendieron caminó hacia la pista. Pablo colocó su mano sobre la espalda baja de ella con la intención de no perderla entre la multitud.
—Prometo que no sucederá —dijo entre risas.
Con una gran sonrisa en sus labios, ambos disfrutaron de la noche bailando y soltando comentarios graciosos. A lo largo de la noche muchas personas se acercaron a ellos, ya sea para conversar o invitar a bailar, pero Pablo y Lola no tuvieron la intención de alejarse del otro.
Lola no soltó la mano de Pablo en toda la noche.
Y Pablo no dejó de mirar a Lola en ningún solo segundo.
Y a lo lejos, tres amigos chocaban los puños mientras veía como la pareja volvían a ser ese dúo dinámico después de tanto tiempo.
Su plan de volverlos a juntarlos estaba yendo a la perfección.
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