4: Gruñón
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Something gave you the nerve
To touch my hand
It's nice to have a friend
—IT'S NICE TO HAVE A FRIEND
Taylor Swift
゜・。。・゜゜・。。・゜
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CAPÍTULO CUATRO
GRUÑÓN
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Hace cinco años atrás
Lola está muerta.
Pero no de la forma que creen. Está acostada en el suelo del pasto tratando de regular su respiración. Sus piernas les duelen como el demonio porque corrió todo lo que no había corrido durante toda su vida, no dejaba de sudar hasta en partes que no sabía que se podía sudar y está muerta de sed. Por todo eso y muchas otras cosas más, es que no encuentra la fuerza para levantarse del suelo.
No obstante, en su rostro se dibujaba una sonrisa porque escuchó el pitido final, el partido había acabado dejando a su equipo ganador.
El equipo femenino infantil de Barcelona ganó, su equipo ganó. Eso significaba una gran cosa: ¡Felicidad!
—¡Lola, levántate del suelo!
—¡No! —exclamó ella desde el suelo, ante el grito de Balde—. ¡No tengo fuerzas y el pasto está muy, muy lindo y suave!
—Te compraré hotdog si te levantas del...
Pablo no pudo terminar su oración porque Lola ya estaba corriendo hacia ellos.
—¡Que sean dos, por favor! —pidió sonriendo.
—¿Dos? ¿Acaso tienes dos estómagos? —preguntó extrañado Fermín en cuanto Lola ya estaba frente a ellos.
—Lola tiene el estómago de un león —explicó Xavi rodando los ojos—. Podría comer un camión de comida entero.
—Cuándo juego partido me canso y mi hambre aumenta el doble —explica ahora Lola—. Voy a cambiarme y nos vamos. ¿Vale? —preguntó Lola y recibió la aprobación de todos.
Los cuatro chicos habían aprovechado que tenían el tiempo libre para pasar por la cancha en dónde se llevó a cabo el partido del equipo femenino del Barcelona y ver jugar a su amiga de titular.
Desde aquel incidente del golpe que le causó un desmayo a la catalana, Pablo y Fermín se habían vuelto muy unidos a Xavi, Balde y Lola, aquel grupo pequeño se había vuelto más grande. Con Fermín ya habían hablado varias veces, pero ahora se ha vuelto su amigo más cercano, ese que suelta chistes agrios por donde sea, y Pablo... Pablo pareciera que fue adaptado por el grupo luego del accidente porque se la pasaba pegado a ellos.
—¡Felicidades, Lola! —la felicitó Jana Fernández, su compañera que jugaba como defensa, al llegar al vestuario de las chicas—. Jugaste increíble.
—¡Gracias, Jana! —sonrió Lola—. Ganamos gracias a ti.
Recibió y dio halagos a todas sus compañeras del equipo. Lola trató de apresurarse lo más rápido posible porque no quería hacer esperar mucho a sus amigos porque son hombres y ellos son muy malos para esperar.
—¡Llegué! —exclamó contenta Lola llegando al grupo de los cuatro chicos—. A ver, sorpréndanme. ¿Qué tienen de especial para la campeona? —se señaló a sí misma mientras jugaba con sus dos trenzas.
Pablo sonrió observando lo tierna que se veía con esas trenzas. Xavi señaló la canasta que tenía en manos y Balde le enseñó el juego de cartas, que se le terminaron cayendo al suelo.
—Picnic —sonrió Fermín mientras veía como Balde recogía las cartas con ayuda de Pablo.
Varios minutos después los cinco se encontraban sentados encima de una manta gigante de cuadros rodeados de tanta variedad de comida. Balde servía jugo de naranja para todos mientras que Xavi se encargaba de repartir Pizza a cada uno y Fermín trataba de entender cómo funcionaba la cámara vieja de Lola.
—La chilena que hiciste estuvo increíble —le decía Pablo a Lola mientras probaba un poco de la ensalada de fruta.
—Lo sé —musito sonriendo mientras probaba su pizza—. Antes de hacerla pensé: "¿Lo hago o no lo hago?" —habló con la boca llena tratando de hablar—. No quería verme ridícula si me salía mal, pero luego me dije: "Soy Lola, siempre hago el ridículo". Así que eso me motivó a hacerlo —se encogió de hombros sonriente.
—A mí todavía no me sale —comentó Pablo con una mueca.
—Tranquilo, ya verás que algún día saldrá, pero no te sientas mal porque no es nada fácil —aseguró algo de pensativa—. A veces siento que es más suerte que cualquier otra cosa porque la mayoría de las veces no me sale.
—¡Me rindo! —explotó Fermín frustrado, interrumpiendo la conversación de Pablo y Lola—. No sé cómo funciona esta cosa —le entregó a Lola la cámara vieja.
—¿Y ahora? ¿Tú sabes cómo se utiliza, Gavi? —le preguntó al sevillano la cámara.
Pablo la aceptó dudando. La tuvo en sus manos durante unos largos segundos, luego, a través de la lente, observó a Lola.
—Sonríe.
Lola hizo caso a su mandado y posó frente a la cámara sonriendo. A Pablo le volvió a parecer muy linda lo tierna que se veía sonriendo con sus mejillas rojas y sus trencitas.
De pronto la cámara hizo sonido y salió un cartucho negro.
—¡Lo hiciste! ¿Cómo?
—Es fácil.
Pablo aprovechó la inocente excusa de explicarle a Lola cómo funciona la cámara para acercarse a ella y apoyar su cabeza sobre su hombro. Así de cerca podía escuchar mejor sus pequeñas risas y aspirar su aroma a lavanda.
—Mira Fermín —habló Lola mirando a su amigo el rubio—. Pablito ya lo consiguió. ¡Sonríe!
Lola se puso muy pesada tomándole fotos a sus cuatro amigos, aunque posaban de todas formas para no dañar la felicidad de la catalana.
—¡Brindis por la mejor centrocampista parlanchina! —exclamó Balde contento, fingiendo que su vaso de jugo de naranja contenía alcohol.
Todos alzaron sus vasos contentos.
—¡Brindis por esta linda amistad! —Lola sonrió mirando a todos—. Que me toleran día a día.
Todos dieron un sorbo a sus bebidas.
—Bueno, ahora viene el pastel —celebró Xavi, ofreciéndose para repartir el pastel.
—¿Te das cuenta de que luego de esto todos vamos a terminar en el baño? —preguntó Lola mirando la variedad de comida y pensando en lo que ya han digerido.
—Y mira a cuantas personas le importan eso —señaló Balde con la ceja alzada—. ¡A ninguna! Mientras haya pizza y papas fritas, yo soy feliz sin importar como acabe mi día.
—Así se habla —apoyó Fermín.
—Voy a terminar en la enfermería su culpa... por segunda vez —murmuró Lola antes de aceptar el pastel de frutilla que Xavi le estaba ofreciendo.
Todos estuvieron al pendiente de lo que Fermín estaba narrando hasta que, de un momento a otro, Lola choca con el hombro de Pablo, captando su atención.
—Tienes algo manchado aquí —Lola se tocó su propia nariz haciendo referencia a la nariz del sevillano.
—¿En serio? ¿Dónde? —dijo inspeccionando.
—Aquí.
Con su cuchara, manchó la nariz del sevillano de crema de pastel.
—Lola.
—Es una bromita —dijo una sonrisa malvada al ver su cara de indignación y como los ojos marrones la miraban con cierto destello de odio—. ¿A poco no te gustan las bromas? —dejó un pequeño beso en su mejilla para que el enojo se le esfumara un poco—. Gruñón.
Y si lo consiguió, porque Pablo cambió esa mirada de odio por una de tierna en dónde lo acompañaba sus mejillas rojas.
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