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3. Encuentro

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Fade into view,oh
It's been a while since
I have even heard from you
—STYLE, Taylor Swift

゜・。。・゜゜・。。・゜



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CAPÍTULO TRES
ENCUENTRO

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Actualidad


—¿Ya llegamos? —le preguntó Lola a Xavi quién, al igual que ella, recién estaba despertando.

—Sí —respondió Daniel, el padre de la cantante—. Lola, por favor, baja las maletas con cuidado.

—Yo siempre soy cuidadosa, papá —respondió Lola haciéndose la ofendida—. No sé porque dice eso.

—Xavi, por favor ayuda a tu amiga y mira que no dañe nada —agregó la madre de Lola.

—Claro, Nachita.

Los dos bajaron del auto y abrieron la puerta de la parte de atrás y sacaron todas sus maletas. A Xavi lamentablemente le tocó llevar las más pesadas, que eran las de Lola.

—¿Acaso llevas un muerto o qué? —le preguntó Xavi. Lola rodó los ojos y lo ignoró.

—¡Hogar, dulce hogar! —exclama Lola contenta al entrar por la gran puerta de donde fue su casa durante varios años.

Con sus ojos cristalizados, observó los retratos colgados en las paredes recordando donde alguna vez fue muy feliz.

Lola observó que todo esté tal y como dejó la última vez que estuvo ahí. Todos fueron hacia el patio en donde les esperaba una gran piscina.

—Lola —habló su padre—, deja las maletas y no te vas a meter al agua...

—¡Bola de cañón! —exclamó Lola corriendo hacia la piscina y tirándose.

—...Con ropa —agachó su cabeza rendido.

Xavi sonrió negando con la cabeza.

—Xavi si quieres ve y acompáñala —sugirió Nachita—, dile que ya voy a llevarle una toalla para que no moje la casa.

—Claro.

El neerlandés dejó sus cosas antes de rebuscar su ropa para entrar a la piscina y una toalla. Ya sin camisa y con pantalón de baño, estaba junto con Lola riendo mientras se salpicaban agua.

—Había extrañado tanto este lugar —musitó Lola con una sonrisa.

—¿También habías extrañado resfriarte?

—Obvio.

—Ayer me escribió Balde —le comenta Xavi a Lola—. ¿Adivina qué? Sucedió lo menos probable en este mundo —preguntó con sarcasmo—. Se enteraron de que estuvimos en el partido de anoche...

—¿Les contaste...?

—No, Lola. Te di mi palabra, solo Dios sabrá como se habrán enterado —se encogió de hombros sin darle tanta importancia como ella—. Como sea, se ha alegrado al saber que llegaste a Barcelona una semana antes de lo previsto y nos ha invitado a una fiesta.

—Mmm... ¿y va a estar...?

—¿Gavi? —alzó las cejas con burla—. ¿Acaso ahora sí te preocupa encontrarte con el chihuahua?

—Serás bobo —dicho esto, le salpicó agua en la cara.

Y empezó la pelea de agua.






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Lola sonrió dando vueltas frente al espejo al ver lo verdaderamente hermosa que se veía hoy con la blusa negra crop top de tiras junto con una falda roja ajustada a su cuerpo y el labial rojo en su boca que resaltaba en su cara.

—¿Lolita, ya nos vamos? —preguntó Xavi asomándose a la puerta—. Madre mía, pero que mujer para más hermosa tengo de mejor amiga.

—Gracias Xavi —sonríe Lola—. Tú también te ves increíble. Vamos rápido.

Los dos mejores amigos se toman una selfie rápida antes de bajar al primer piso y ser fotografiados por Nachita.

—Otra más, ahora con la cámara de tu papá —pide Nachita sonriendo.

—Mamá, ya van como veinte fotos y tenemos que irnos.

—Sí, pero esta la quiero poner en el álbum familiar —dice Nachita en cuánto el padre de Lola llega con su cámara.

—Ya está —dice contento Daniel—. Están guapos los dos, recuerden no llegar tan tarde y no tomar demasiado.

—Y si llegan a tomar demasiado solo llámenos, pero por favor no conduzcan bajo los efectos del alcohol.

—Te lo prometemos, mamá —asegura Lola abrazando a Nachita—. Adiós, papá.

—Cuídense mutuamente.

Lola y Xavi se despiden de Nachita y Daniel antes de subirse al auto. Xavi es el que conduce mientras que Lola iba cantando a todo volumen las canciones de One Direction.

La catalana no fue consciente de que iba a reencontrarse con quienes habían sido gran parte de su vida hasta que se bajó del auto y llegó a la casa de Balde, la cual era otra dirección distinta a la que recordaba, una casa mucho más grande y moderna.

Con cada paso que daba se dio cuenta de algo:

Estaba muerta del miedo.

Cuando era más joven, consideró a cuatro chicos no solo como sus mejores amigos, sino también como sus hermanos y compañeros de vida.

Ella sabía que ellos eran un grupo inigualable e insuperable. Había una química única, probablemente era la chispa de la adolescencia e inmadurez, pero también la hermandad y lealtad que hacía que en el grupo se sintiera ese calor cálido de sentirse pertenecido en el lugar y momento correcto.

Estaba muerta del miedo porque mudarse a otro país hizo que esa chispa desapareciera y la comunicación se perdiera entre ellos... al menos lo hizo por un tiempo, solo que ella no lo sabía.

¿Sería que la chispas seguía ahí, solo que estuvo dormida mientras cada uno se volvía conocido por todo el mundo?

Cuando visualizó de lejos a Balde sintió el pulso de su corazón latir con demasiada frecuencia. Ahí estaba uno de sus amigos, al cual quiso y conoció más que a ella misma.

Tenía miedo de cual fuera la reacción de Balde. Tal vez la trate como una simple conocida o tal vez actúa como si nunca fueron amigos de la adolescencia...

—Hermano —Balde y Xavi hacen un saludo de mano—. Seguramente te alegrarás de verla.

—Hola Balde...

—¡Lola! —el moreno la atrajo a su cuerpo y la abrazo con tanta fuerza que la levantó del suelo—. Te extrañé un montón.

Entonces supo que el cariño y el amor nunca murió... solo estuvo escondido por un largo rato.

—Yo igual —exclamó Lola sonriente—. ¡Dios, mírate estás demasiado alto!

—No puedo decir lo mismo de ti, Lola —la nombrada le proporcionó un golpe en el estómago.

—Pero veo que sigues siendo igual de tierna y dulce —ironiza Balde abrazándola nuevamente, ahora, por los hombros—. Vente, quiero presentarte a varios amigos, quiero presumir que mi mejor amiga está de regreso en Barcelona.

Mejor amiga, se sentía tan bien. Volvía a sentirse como la adolescente que era antes de irse... antes de alcanzar la fama.

—¿Y yo? ¿Estoy pintado o qué? —comentó Xavi.

Balde se rio y también lo abrazó y empezó a caminar entre la gente.

—A ti te veo más seguido, pero a esta loquita no la veo desde hace dos años —explicó contento—. Oh, mira quien está ahí. ¡Tu rubio favorito!

—Fermín...

—¿Lola?

A pesar del asombro, el rubio le entregó su vaso al chico con en que estaba conversando, casi manchándole la camisa, y se abrió paso entre la gente para abrazar a su querida amiga.

—¡Santísimo Dios! Cuánto tiempo sin abrazarte —murmura Fermín en el abrazo mientras Lola suelta una pequeña risa—. Te extrañé, loquita, debiste de habernos avisado con tiempo que vendrías antes, que bueno que Balde me comentó

—Bueno, quería darles la sorpresa a todos, Fermín —se excusa la chica.

—Y gran sorpresa —apretó sus mejillas— Pero miren a quién tenemos aquí —comenta Fermín con una sonrisa gigantesca al separarse de Lola y observar a Xavi—. Hermano, que alegría verte y más luego de tu gran temporada con el PSV.

—Es fenomenal —señala Balde mientras abraza a Lola nuevamente.

—Una bestia total, claro porque yo le enseñé algunas cosas de las que sabe —completa Lola con egocentrismo.

Fermín sonrió y dijo:

—Esa es la Lola que extrañamos.

—Por fin nuevamente todos juntos —comentó Xavi.

—Falta Gavi —comenta Balde sonriendo—. Le ha ido muy bien el cabezón en su temporada —le explica a Lola, sin saber que ella no necesita explicación—, aunque a veces se pasa y quiere golpearse con cualquier que se le cruza, pero sigue siendo un buen chico.

—¿Dónde está ese loco? —pregunta Xavi sonriente.

—No lo sé, lo vi conversando con Tatiana —dice encogiéndose de hombros y Lola siente un dolor en su estómago—. Ven Lolita, te quiero presentar a algunos amigos. ¿Vienes, Fermín?

Fermín se rascó la nuca y, aunque pareciera que ni Balde ni Xavi lo notaron, a ella le pareció que estaba nervioso.

—Debo... hacer una llamada —comentó alejándose de ellos.

Balde asintió y miró a Xavi.

—Yo voy a saludar a Fer y Pedri.

Lola se dejó llevar por Balde, que la tomó del brazo y caminó por ella hasta llegar a una pequeña sala llena de varias personas.

—Señoras y señores, con ustedes mi mejor amiga —la presenta Balde sonriente.

Lola siente cómo sus mejillas se ruborizan al sentir las miradas curiosas de Ferran Torres, Eric García y Ansu Fati. Eran chicos muy atractivos que imponían con su presencia, aunque luego saltaban alguna estupidez por sus bocas y causaban risas.

—Hola, soy Lola.

—Hey, Balde nos ha hablado mucho de ti —comenta Ferran—. Siéntate, eres bienvenida.

Balde la acompañó a sentarse junto a Ansu Fati.

—¿A qué te dedicas? —preguntó Eric.

—Pues soy cantante.

—¡Te he hablado de ella! —exclamó Balde rodando los ojos—. Es Lola, Eric. Es mi amiga, la cual está en medio de una gira mundial.

—¡Ah... La chica de la cuál Ga...! ¡Auch! —se quejó Eric, observando mal a Balde.

Lola volteó a observar curiosamente al dúo, pero rápidamente Ansu captó su atención.

—A los tiempos, Lola —sonrió el moreno.

—Lo mismo digo, Ansu.

—¿Se conocen? —preguntó Eric.

—Desde la Masia —respondieron al mismo tiempo.

—Espera. ¿Estuviste en la Masia?

—Sí.

—Nunca te vi —comentó Eric—. Yo también estuve ahí.

—Eric eres mayor que nosotros—respondió Balde—, además te fuiste muy temprano.

—Entonces no logró conocer a la chica mala que se metía en varios problemas —comentó Ansu. Lola rodó los ojos... no era ninguna chica mala, pero todos la habían señalado así.

Siguieron hablando de los viejos tiempos que cada uno en la Masia. Balde sobre todo comentaba entre risas los momentos vividos ahí y de vez en cuando mencionaba a Lola.

—Venga, vamos a bailar —dijo Lola tomando la mano de Ferran para llevarlo a la pista de baile.

Ansu y Balde se vieron influenciados por la actitud de la pelinegra y copiaron su acto. Eric tampoco se quedó atrás. Ferran la tomó de la mano y la hizo girar mientras reía y cantaba la canción. Estuvo un buen rato disfrutando del ambiente con el valenciano hasta que sus pies no pudieron más.

—Dios, necesito tomar algo —le dijo cerca del oído para que la pueda oír—. Voy a la barra.

—Te acompaño, yo también quiero.

—Claro.

Lola llegó primero y Ferran se sentó a su lado a los pocos segundos. La catalana pidió bebida con alcohol y el futbolista sin. El lugar era mucho más cómodo y tranquilo, aparte de que la bulla de la música no llegaba con tanta intensidad.

—¿Qué tal te la estás pasando, Ferran? —preguntó Lola queriendo iniciar un tema de conversación.

—Increíble, me cae bien, Lola —él sonrió, pero a los pocos segundos su sonrisa se agrandó—. Yo tengo que irme —comentó mirando a espaldas de la chica—, vuelvo en seguida.

No dejó que Lola se despidiera y se fue para el otro lado de la pista dejando a la catalana confundida.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías? —preguntó una voz en su oído.

Las alarmas de Lola se encendieron en cuánto escuchó ese acento andaluz. De pronto ya no era una chica de dieciocho años, sino una adolescente de dieciséis enamorada de un futbolista.

Su corazón golpeó con fuerza contra su pecho queriéndose salir de su interior.

Tragando saliva con dificultad, Lola se volteó para enfrentar al chico, aunque pensó que tal vez no era lo mejor.

Ahí estaba sentado frente a ella. Se veía jodidamente más guapo que hace un año. Con su cabello recién cortadito por los lados, los primeros botones de su camisa blanca abierta y con esa sonrisa que la hacía suspirar.

—Porque no sabía si te iba a importar —respondió con simpleza.

Pablo Gavi sonrió incrédulo ante sus palabras y se la quedó observando en silencio de arriba hacia abajo. Lola se sintió intimidada ante esa mirada y prefirió observar a la gente bailar para no tener que hacer contacto visual con el sevillano.

—Te ves muy guapa, Lola —soltó sonriendo de lado.

—Ya lo sabía.

Pablo se levantó de la silla para quedar a más escasos metros de Lola.

—¿Cómo has estado? —cuestionó colocando un mechón detrás de su oreja—. ¿Cómo te va con la música?

Lola sintió cómo su corazón estaba teniendo un ataque ante el gesto que amó durante años y por la curiosidad de saber sobre su vida.

—Bien, algo ocupada con entrevistas y grabaciones, pero de ahí todo ha estado tranquilo —respondió, aunque Pablo no necesita realmente que ella le explicara que ha estado haciendo los últimos años—. ¿Y a ti que tal te va con tu vida de futbolista?

—Me ha ido bien. Hace poco me inscribieron oficialmente con el dorsal seis. Oficialmente soy un jugador del Barcelona.

Le causó ternura la forma en cómo lo explicó. Lo contento que estaba, como su sonrisa se agrandó y sus ojitos brillaban de felicidad.

Él estaba feliz por cómo le va en su carrera de fútbol y ella estaba feliz porque su felicidad es la de ella.

—Me alegro mucho, Gavi.

—¿Gavi?

—Así te llamas —expresó Lola.

—Pero tú no me llamas así —replicó Pablo acercándose más a ella sin llegar a hacerla sentir incómoda por romper su espacio personal.

Pablo colocó su mano sobre su mejilla y la acarició suavemente. Lola quedó pérdida en los brillos de sus ojos mieles y como la miraban con una pequeña sonrisa.

—Me gusta más cuando me llames Pablo —rozó sus narices y sus alientos golpeaban.

—Pablo...

—Lola...

La mente de Lola le gritaba una sola cosa: Bésalo.

—Aquí esta su bebida.

Ambos se separaron de golpe al escuchar la voz del barman. Pablo lo miró con odio y Lola sintió que podía volver a respirar.

—Me disculpas... tengo que llevarle esto a... un amigo.

Primer encuentro después de tanto tiempo y solo le tomó dos segundos para estar babeando nuevamente por Pablo Gavi.

Bien ahí, Lola.



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