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24. Apenas empieza


♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫ ♫
I want you here with me
Like how I pictured it
So I don't have to keep imagining
—SOMETHING GREAT, One Direction

゜・。。・゜゜・。。・゜



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CAPÍTULO VEINTICUATRO
APENAS EMPIEZA

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Actualidad







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Loladiaz

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Loladiaz Hace unos días terminamos el tour por América, hoy arrancamos la etapa Europa del Worlds Collide Tour en Portugal. Ni siquiera puedo explicar mi gratitud a la multitud de Lisboa. Nunca había estado en Portugal y nos dieron los recuerdos más electrónicos y mágicos. Gracias a todos los increíbles fans que estuvieron presente, gracias por el cariño y amor, me llevo lo mejor de este país.
Próxima y última parada: Mi querido España.

Comentarios

user03 TE AMO

user16 no nos distraigas a Gavi, por favor

user05❤️❤️❤️

user19 LA PASÉ INCREIBLE ❤️😭

ferminlopez_ Ya era horaaaa

louispartridge No way!!!

user09 gavi es mío

amybethmcnulty Incredible!!!

user04 interesada

user08 Ansiosos de verte en Barcelona!!!

olmocuaron lechuga

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• ──────⚽💜🎤────── •












—I run my fingers through your hair
And watch the lights go wild

Lola aleja el micrófono de su boca y mueve su cabeza de arriba hacia abajo.

—Just keep on keeping your eyes on me
It's just wrong enough to make it feel right.

Caminó por el largo camino del escenario.

—And lead me up the staircase
Won't you whisper soft and slow

Entonces lo vio. Desde lejos, con una gorra puesta para ocultar su identidad y que nadie lo reconozca. Con sus manos en sus bolsillos, observándola desde lo alto del estadio, en uno de los asientos más lujosos debido a la vista que brindaba y la seguridad.

—I'm captivated by you, baby
Like a fireworks show.

Fue como si no existiera nadie, como si el público desapareciera y solo importara ella y Pablo.

—Drop everything now
Meet me in the pouring rain
Kiss me on the sidewalk
Take away the pain
'Cause I see sparks fly whenever you smile

Durante todo el canto, las personas se dieron cuenta que Lola no despegaba sus ojos en algo, o alguien. Todos volteaban, tratando de descifrar que era lo que mantenía a Lola con una cara embobada... aunque algunos ya tenían sus sospechas.

—Get me with those green eyes, baby
As the lights go down
Gimme something that'll haunt me when you're not around
'Cause I see sparks fly, whenever you smile
And the sparks fly, oh, baby, smile
And the sparks fly

Los aplausos inundaron el Estadio Olímpico de Montjuic.

—¡Barcelona, todos en este escenario los adoramos! —exclamó Lola sonriendo—. Así que, por favor, ¿podrían devolverles ese amor a mis increíbles bailarines.

Absolutamente todos los bailarines caminaron alrededor del escenario saludando al público, que, con euforia, aplaudía.

—Y ahora, por favor, ¡un aplauso para mis extraordinarias coristas!

Las cuatro coristas de confianza caminaron al frente con Lola.

—¿Podrían dirigir su atención al escenario principal y aplaudir a mi banda fenomenal?

Lola alzó los brazos y el público volvió a llenar el estadio de aplausos.

Luego, todos los presentes en el escenario, corsita y bailarines, se agarraron las manos y las alzaron al mismo tiempo para luego inclinarse hacia adelante para hacer una reverencia.

Todos los del escenario empezaron a retirarse del lugar, menos Lola. Ella sonrió y caminó una última vez por todo el escenario, agitando su mano, con una sonrisa, y despidiéndose de todos. Inevitablemente las lágrimas recorrieron por su mejilla... era su primera gira mundial importante en el país que creció, en la ciudad que nació.

Desde chicos grabándola con su celular, pancartas con su nombre y personas llorando... el corazón le bombardeaba de felicidad pura.

Sentía que estaba en la encima de todo, en lo más alto de su carrera. Era talentosa y tenía el amor por todos... nada podría salir mal, absolutamente nada... ¿verdad?

Caminó hacia el centro del escenario, en donde la plataforma empezó a descender poco a poco.

Dejó de ver a su público, ahora observaba a las personas que trabajan tras escenarios. Le aplaudieron eufóricamente. Ella sonrió y abrazó a unos cuantos.

—Quiero agradecer a cada uno de ustedes el apoyo, trabajo, dedicación y esfuerzo para que esto fuera posible. Gracias.

—¡Gracias a ti, Lola!

Se quedó quieta para que uno de los que trabaja en sonido le quitara el equipo que tenía a su espalda.

—Estuviste excelente — dijo ofreciéndole una botella de agua.

—Gracias, Abracadabra —le dio un gran sorbo a la botella, estaba muriéndose de la sed—. ¿Qué tal todo? ¿Ningún problema con la seguridad o algo?

—No, todo en orden, Lola —replicó su representante, sonriendo—. La gira ha terminado definitivamente en buenas condiciones.

—Me alegra escuchar eso.

—Sí, arréglate un poco el cabello que algunas personas importantes quieren conocerte.

—¿Quienes?

Abracadabra, como su representante, se ponía al contacto de más personas importantes que asistían a los conciertos para que pudieran tener la oportunidad de conocer a la cantante.

—Ester Espósito; actriz española...

—Claro, la conozco.

—La Rosalía; cantante, ya la conoces.

—¿Quién no?

—Y Tatiana, una influencer, famosa en Tik Tok

Lola rodó los ojos e hizo una mueca.

—Podemos ignorar a la última.

—Pensé que habías dicho que no te molestaba la idea de traer a Influencers —comenta Abrankhausen confundido.

—A la mayoría no, a ella sí.

—Pues, para la próxima mándame una lista negra con las personas a quienes no toleras porque ya están esperándote.

—Deséame suerte.

—Suerte, bichito.

Lola entró al cuarto exclusivo para las personas famosas. Les sonrió en general a las tres, las cuales conocía a través de redes sociales, a excepción de una.

—Madre mía, pero si eres guapísima —le dijo Rosalía.

—Gracias guapa, tú más —respondió sonriendo—. Encanta de conocerlas a todas. Soy fan de tu trabajo, Ester.

—Me alegra oír eso porque yo en verdad adoro tus canciones, que alegría poder haber asistido a tu último concierto.

—Estuviste increíble —dice Tatiana y Lola le muestra su sonrisa más forzada.

Se mantuvo un rato conversando con las tres. El ambiente estuvo cómodo gracias a Rosalia, que tenía una personalidad extrovertida, y Ester, que sacaba temas de conservaciones muy interesantes.

Lola posó fotos con las tres de forma individual. Las primeras fueron Rosalía y Ester, la cuales se fueron rápidos luego de sus fotos individuales (sin antes agregar a la catalana en su lista de contactos) y por último fue Tatiana, que tenía sus intenciones de seguir conversando.

—Has estado increíble —le decía Tatiana cuando salieron del cuarto—, seguro a tu novio le encanto el concierto.

—¿Cómo sabes que estaba presente?

—Todos lo saben, Lolita —respondió sonriendo tontamente como si hubiera respondido algo tan obvio—. Además... lo vi de lejos y lo saludé. A él y a los chicos, son amigos míos. Muy cercanos a mí

—¿Ah, sí? Qué raro porque no lo sabía. Nunca me han hablado de ti, como si no fueras tan —hizo una pausa, mirándola de arriba hacia abajo— relevante.

Sus palabras fueron un golpe para Tatiana y lo supo perfectamente por el enojo que causó en ella.

Lola estaba segura de que había ganado. Ya quería cantar victoria, pero Tatiana no se quedó atrás.

—Raro, ¿verdad? —dijo pensativa—. Digo, ni que tuvieran nada malo que ocultar —agregó riendo—. Bueno nos vemos luego. Adiosito, Lolita.

Y se fue, dejándole un mal sabor de boca a la cantante.

Lola se dirigió hacia su camerino y cuando llego, rebuscó entre sus cosas para encontrarlo.

Su celular.

Con los dedos moviéndose con rapidez, entró a Instagram, tecleó el nombre de la rubia y entró a su perfil.

Ellos la seguían.

Pablo, Fermín y Balde la seguían, menos Xavi. Pero incluso hasta Mario, Alejandro, Biel y Cristo seguían a Tatiana.

Cerro los ojos con fuerza y lanzó el celular al mueble, pasando una mano por su cabello.

Lola trataba de mantener la cabeza fría. Tatiana era una chica guapa y famosa, tenía una base de fans que la apoyaban y su contenido era sobre maquillaje y ropa. No había nada de malo en su cuenta, era una chica normal en redes sociales.

Pero había algo en ella que no le gustó y lo supo desde el primer momento que la vio desde lejos aquella discoteca en Sevilla, dejando de lado si era reconocida en redes o no. Recordaba con desagrado sus manos sobre su novio y la forma en cómo sus ojos lo miraban como si fuera algo que tanto anhelaba.

Esa noche no lo hablaron, ni mucho menos cuando estuvieron solos. La ojiazul en verdad creía que sería alguien insignificante, pero otra vez volvía a estar cerca está vez en su ciudad, en su tour y en el estadio que importante para ella y su novio.

—Lola

El llamado de Abrankhausen al otro lado de la puerta la sacó de sus pensamientos. Salió del camerino.

—¿Qué pasó?

—Tus amigos vienen en camino.

Lola asintió y quedo afuera de su camerino mientras Abrankhausen se retiraba. Quedó con la espalda apoyada en la puerta mientras pensaba que hacer.

Estaba muerta de la curiosidad, quería saber quién era Tatiana para los chicos. ¿Una simple amiga? ¿Por qué nunca habían dicho nada de ella?

Ella no es relevante, Lola, lo sabes perfectamente

Se dijo a sí misma una y otra vez.

Y desapareció todo pensamiento negativo en su mente cuando vio de lejos a cuatro chicos.

Corrió en cuanto Pablo abrió sus brazos. Al llegar hasta él, lo abrazó con fuerza escondiendo su cara en el hueco de su cuello y él pasó sus manos por la espalda de Lola, acariciándola. Escuchó los latidos de su corazón y, junto los de ella, empezaron a latir a la misma sintonía.

Con él los problemas desaparecían.

—Han sido dos meses largos... te he extrañado mucho.

—Yo igual, princesa —murmuró en su oído.

Pablo tomó la cara de Lola entre sus manos para mirarla a los ojos antes juntar sus labios con los de ella, esbozando una pequeña sonrisa en medio del beso.

Lola separó después de un rato y Pablo la miró con una sonrisa mientras quitaba un mechón de delante de la cara.

Pero como siempre, tres futbolistas tuvieron que arruinar su momento romántico.

—¡Eso fue increíble!

—¡Simplemente mágico!

—Otra vez interrumpieron a los niños.

Fermín fue quién les proporcionó un golpe en ambas nucas a Balde y Xavi, quienes sueltan un pequeño gemido de dolor.

—¡Estás aquí, Xavi!

Lola soltó de inmediato a Pablo y abrazó con fuerza al neerlandés.

—Uh... hasta aquí sentí esa clara preferencia —se burló Pablo.

—Cállate, a ti también te ignoró —respondió Balde, cruzándose de brazos

—No, a mí me saludó primero —presumió el sevillano—. Además, yo soy su novio, yo soy aparte.

—Ya empezaron —habló Lola, que se había separado de Xavi y fue abrazar, al mismo tiempo, a Balde y a Fermín —. Me alegra verlos.

—Y a nosotros también nos alegra verte, Lola —Balde desordenó su cabello.

—Estás listas para empezar a vivir con el niño y soportar sus berrinches —le Fermín, causando que todos rieran.

—¿Cómo van el tema de la mudanza? —le preguntó a Pablo.

—Muy bien, ya tenemos casi todo nuevo —explicó él—. Solo resolver el tema de la comida porque no he podido ir a comprar nada... mañana tendremos que desayunar atún enlatado.

—Está bien —rio Lola—. Podríamos ir mejor a cenar algún lado y luego hacemos las compras.

—Me parece una buena idea.



















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La gira mundial Worlds Collide Tour terminó con mucho éxito y buenas reacciones en internet. Algunos se lamentaban de no haber podido ir al concierto y otros manifestaban que si pudieran revivirían la experiencia. Los fanáticos se sentían satisfecho y no podían esperar para que Lola vuelva a sacar otro álbum más.

Por su parte, al ver las reacciones positivas, Lola sentía que podía disfrutar de sus vacaciones con tranquilidad y sin preocupación.

¿Y en qué se consiste sus vacaciones? Despertar junto a su novio.

Pablo fue el primero en despertarse. Observó la hora de su celular para asegurarse de que no llegaría tarde al entrenamiento que era en el medio día, aunque si fuera por él, estaría todo el día en la cama con Lola bajo las sábanas.

Se apegó al cuerpo de su novia y empezó a dejar un camino de besos desde su cara hasta su cuello.

—Buenos días, princesa —le susurra Pablo en cuánto Lola empezó a despertarse.

—No me despiertes, quiero dormir todo el día —musitó ella, acompañado de un bostezo—. Me duelen las piernas, Pablo.

—Quizás nos pasamos un poco de la raya al haberlo hecho cuatro veces seguidas —dijo él, besando su mejilla.

Sí que se habían extrañado demasiado.

—¿Pero estás bien? ¿Te sientes mal? —preguntó acostándose mejor a lado de ella para tener una mejor imagen de ella.

—Estoy bien, bonito, pero me duele todo —se queja mientras ahora es ella la que se abraza al cuerpo de él.

Pablo le acarició el cabello y deja un beso en él.

—Dale, vamos a levantarnos porque tenemos cosas que hacer.

—Las hacemos mañana... —Lola escondió su cabeza debajo de su almohada.

—Tus padres vendrán hoy a ver si no has incendiado tu nueva casa.

Lola soltó un bufido. Ya había pasado una semana desde que se instaló en su nueva casa en Barcelona y sus padres estaba ansiosos de ver el lugar en donde estaba viviendo. Como padres, querían asegurarse de que su única hija este viviendo bien y en su lugar seguro.

—Vamos, que te haré algo rico para desayunar.

—Bueno, si te conviertes en mi Chef profesional entonces si me levanto.

Pablo ayudó a Lola a levantarse y cada uno fue para distintos lugares. Ella fue para el baño a tomarse una ducha caliente mientras que el futbolista bajaba al segundo piso a preparar el desayuno.

Cuando se encontraba lista y cambiada, salió de su habitación y recorrió con la mirada su casa y sentía que no podía creerlo. Tenía su propia casa y con la persona que más quería. Era como un sueño, un hecho realidad. Los colores beige y café claro le daban la sensación de calidez a la casa.

Pasar por la sala significa ver la vitrina con los premios de los dos. Para ambos, cada uno estaba ahí era el recordatorio de que estaban cumpliendo sus sueños mientras que los espacios que había les decía que todavía había más que por que luchar.

Lola sonrió mirando detalladamente cada premio, aunque dos resaltaban entre todos.

Golden Boy
Grammy Awards

Llegó a la cocina en silencio y abrazó a Pablo por detrás, que estaba trabajando con el sartén y no llevaba camisa. Dejó varios besos en su hombro desnudo y trazó líneas imaginarias por los músculos de su espalda definida.

—¿Ya te he dicho que tengo al novio más guapo y sexy del mundo? —preguntó Lola sobre su oído.

Pablo apagó la hornilla y dejó todo en el olvido para enfocarse en su novia. Se giró, para hacer contacto visual con Lola, acarició sus mejillas.

—Siempre. ¿Ya te he dicho que tengo a la novia más hermosa y talentosa del mundo? —pasó sus brazos por cintura.

—Se sabe perfectamente —soltó Lola con una risita antes de besar a Pablo.

Se besaron de forma lenta y dulce. Luego de vamos minutos se dispusieron de desayunar lo que Pablo había preparado.

—Mañana doy mi examen de conducir —le recordó Lola—. ¿Algún comentario al respecto?

—Sigo sin estar en de acuerdo en que aprendas a manejar —soltó Pablo antes de darle un sorbo al jugo—. Siento que eres un peligro frente al volante y terminarás en prisión.

—Gracias por los ánimos, bonito.

—Solo te digo la verdad, princesa. De los dos, tú eres más propensa a terminar en prisión por cometer algún crimen.

—No porque, seguramente, yo encontraría la forma de ocultar las evidencias... y tú serías mi cómplice, me ayudarías a ocultar el cuerpo y las evidencias.

Lola siempre fue de tener una personalidad más abierta y extrovertida mientras que Pablo siempre fue más reservado e introvertido... pero ambos lograban complementarse mutuamente y se sentían bien con ello.

Terminaron de desayunar rápido mientras seguían hablando sobre cualquier cosa sin sentido. Lola lavó los platos ya que Pablo fue el que preparó el desayuno.

—¿Ya te vas? —preguntó Lola en cuánto terminó de lavar los platos y vio a Pablo bajando las escaleras.

—Sí, tengo que pasar recogiendo a Fermín a su casa para irnos los dos juntos al entrenamiento —explicó él acercándose para besar su mejilla—. Nos vemos luego, princesa. Me saludas a mis suegros.

—Claro, cuídate.

Al quedar Lola sola, procuró en terminar de guardar todos los platos y dejar la cocina limpia.

Luego se dirigió a su habitación favorita que estaba en el primer piso. Cuando entró fue recibida por la cálida luz del sol que entraba por la ventana, la cual todavía no tenía cortinas. Aunque sus ojos quedaron quietos en el piano que estaba en medio del lugar.

Se sentó frente al piano y lo que pensó que sería unos cinco minutos tocando se convirtió en una hora componiendo una nueva canción.

El timbre de su celular la interrumpió, eran sus padres y estaban afuera. Salió de su habitación favorita y fue a abrirle la puerta.

Los saludó a los dos con un abrazo y los invitó a pasar. Nachita fue la primera en entrar, observando todo detalladamente mientras que su padre tomaba asiento en el mueble y admiraba la comodidad de este.

Para Lola era importante la opinión de sus padres. Siempre había sido unida a ellos al ser hija única, pero a sus diecinueve años estaba tomando la decisión de independizarse. Y, a pesar de que la idea era emocionante ya que era una nueva etapa, le daba penita empezar a separarse de ellos.

—Bueno creo que la casa está linda —comentó Nachita al ver que Lola esperaba su aprobación.

—Está increíble —dijo su padre Daniel.

—No sé cómo se supone que mantendrán la casa limpia —le dijo Nachita a su hija.

—Contrataremos a alguien que nos ayude.

—Lola...

—No me voy a volver una vaga sin oficios, mamá —explicó la joven—. Te prometo que seré yo la que personalmente tienda mi camita —agregó esto último sonriendo.

Daniel se rio y Nachita negó la cabeza con una sonrisa. Su madre siempre la regañaba desde pequeña porque nunca tendía su casa.

—Bueno, ¿y los niños?

Lola frunció el ceño.

—¿Qué niños?

—¿Cuándo planean tener hijos?

—¡Mamá, somos muy jóvenes!

—Bueno, pero esta casa es grande —dijo echándole una mirada al patio gigante donde, aparte de haber una piscina, había un pequeño arco de fútbol— y nosotros queremos nietos ya que nuestra hija nos ha abandonado.

—Qué exagerada eres, mamá —soltó Lola rodando los ojos—. Adopta un perro y serás feliz.

—No, yo quiero humanos —reprochó su madre—. Aunque ahora que lo pienso, primero te casas Lola, luego vienen los niños.

—Mamá...

—Y te casas por bienes separados.

—Sí, señora.

—No la agobies, Nachita, que apenas es una jovencita.

Lola no estuvo tanto tiempo en casa con sus padres. Ellos tenían cierta prisa para visitar a unos amigos y le hicieron el favor de dejar a su hija en la dirección que les pidió a ambos.

La nostalgia le golpeó en el pecho al momento que bajó del auto, recordando cuando una era una jovencita de quince años llegando al conservatorio por primera vez.

Sí, Lola estaba frente al conservatorio que alguna vez asistió. Se adentró a las instalaciones con cierta emoción, pero los pasillos estaban algo vacíos y ella aprovechó eso para buscar a la directora del lugar.

—Lola Díaz.

—Hola directora —dijo Lola algo nerviosa, casi nunca había interactuado con ella. Siempre le pareció una señora estricta y seria, por lo que nunca tuvo intenciones de ganarse castigos.

—Me alegra su visita, señorita. ¿Está aquí por algo en particular?

—Oh, no. Solo he querido venir a dar un vistazo a Allegro, y saludar a uno que otro docente.

—¡Con mucho gusto! —dijo contenta, y tecleó rápidamente—. En estos momentos la mayoría está en clases. ¡Pero el señor Alberto está libre! Recuerdo que usted era muy cercana a él, seguramente se alegrará de verla —se movió con ayuda de su silla giratoria hacia el intercomunicador—. Le pediré que vaya al comedor, ¿le parece correcto?

—Por supuesto, gracias directora.

—No hay de que, Lola.

Se levantó del asiento y salió de la oficina de la directora. Inmediatamente escuchó como su profesor favorito era llamado por la directora.

Sonrió y sacó su celular, tomándose una selfie.

Lola

Oye
Adivina donde estoy 🤭
Foto temporal

Tamara💗

QUE
NO TE CREO
ME MUERO
QUIERO VOLVEEEEEEEER

Anda a sapear todo el lugar
Jsjsjs hazte pasar por una alumna

Lola

No voy a hacer eso

Tamara💗

Aburridaaa
Les mandas saludos a todos los que te encuentres.


La mayoría estaba en clases. Lo sabía porque se había asomado, discretamente, en algunas puertas mirando por las ventanillas los salones llenos de alumnos.

Llegó a uno de sus lugares favoritos, el comedor.

Tomó asiento mientras miraba a su alrededor el vacío que le acompañaba. Observó la hora y, si es que las horas de clases no habían cambiado desde la última vez, los minutos recién estaban transcurriendo para la cuarta hora de clases.

—¿Jovencita, no debería estar en clases?

Escuchar aquella voz fue como volver a sus quince y dieciséis años. Sonrió recordando lindos momentos que se quedarían por siempre en el pasado.

—Lo dudo mucho, profesor —dijo ella volteándose.

Iba a replicar, pero sus palabras se quedaron atorados en su garganta.

Los años no perdonan, dice la frase y Lola no podía estar más acuerdo. Pese a que estaba igual de reconocible como la última vez que lo vio, su cabello es oscuro con algunas canas atestiguan su madurez.

Sus ojos, los cuales siempre supieron transmitir determinación y confianza, posaron sobre la figura de Lola. Su reacción fue más que evidente, se sorprendió al verla ahí sentada.

—Me da gusto volver verlo, profe —sonrió ella mientras se levantaba de su asiento y se acercaba al señor con sus brazos abiertos.

El profesor la recibió con un cálido abrazo. Luego se separó y le preguntó con una sonrisa:

—¿Cómo has estado, Lola? ¿Qué haces aquí?

—Vine de visita al lugar donde alguna vez fue mi hogar. Y, de paso, saludarlo. ¿Cómo ha estado usted?

—Yo he estado bien, ya sabes, impartiendo clases como siempre. Aunque todos preguntan por ti, están asombrados de que hayas sido una alumna de Allegro.

—Seguro ya les dijo que yo era la más inquieta de mi salón —dijo ella alzando una ceja.

—Inquieta, pero brillante —recalcó, causando una sonrisa en la cantante—. Eres la motivación de aquellos jóvenes que quieren ser artistas y ganar un Grammy como tú.

—Y se los debo a todos que me ayudaron, a usted en especial que confío en mí.

—No me debes nada, Lola —replicó su profesor sonriendo—. Verte cumplir tus sueños, para mí, ya es más que suficiente.

—No olvide de Tamara, profesor —agregó apuntándolo—. Ella también ha estado increíble, le debo la mayor parte de los créditos a ella. De hecho, le manda saludos desde Miami.

—Que alegría saber de ella. Siempre supe que ella tenía un don único más allá —su voz salió suave y su sonrisa cada vez crecía de hablar sobre sus dos estudiantes—. La forma en escribir y trasmitir los sentimientos a través de letras es impresionante. Me alegro de que te haya escuchado.

—Yo también —sonrió.

—¿Qué anda haciendo ahora exactamente Tamara?

—Una discografía se ha puesto en contacto con ella porque quiere que trabaje con una de sus nuevas cantantes a futuro para un próximo álbum.

—¿Pero sigue trabajando contigo?

—Sí, solo tiene que dividir sus tiempos. De igual formas no está sola, la acompaña Jack, un amigo y compañero nuestro de trabajo.

—¿Y cómo se llama la cantante con la que ahora trabaja?

—Sabrina Carpenter, no sé si la conoce...

Ambos tomaron asiento en la misma mesa que antes había estado Lola. Captó la atención, desde su puesto, a la chica que atienta la zona de comida.

Lola se pidió unas alitas y papitas fritas acompañado de una gaseosa mientras que el profesor eligió algo más saludable, una ensalada de vegetal. 

Hablaban un poco de todo. Lola lo puso al día desde con lo más importante y emocionante que había pasado en su vida. El profesor cada vez se veía sorprendido y alegre de cada logro.

—¿Has hablado con Andrés?

—La última vez fue como hace unos tres meses, él me contactó porque quería mencionarme en una de sus canciones y le dije que no.

—Lola...

—Nunca me agradó y usted lo sabe perfectamente, profesor.

—Seguramente ya cambió.

—Da lo mismo... nunca podré cambiar mi perspectiva hacia él.

—Es irónico que a ambos les esté yendo bien en sus carreras y no se lleven bien, pese a haber salido del mismo conservatorio —señaló el profesor, ella se encogió de hombros, le daba relativamente igual—. ¿Algún día podrán llevar la fiesta en paz los dos?

—Yo creo que... —se hizo la pensativa— cuando Argentina se enfrente a Barça. ¿Qué le parece?

—Te crees chistosa, eh —el profesor rodó los ojos—. Y ya que lo mencionas, estás nuevamente con el futbolista, el mismo que estuvo contigo en la cantera del Barça, ¿no?

—Si, Gavi —murmuró Lola con una sonrisa.

—Me alegra verte feliz, Lola —admitió, aunque irónicamente no parecía contento al decirlo—, pero no me agrada ese chico.

Ella lo miró extrañada, pensando que sería una broma, aunque el profesor Alberto no era alguien de bromas. ¿Por qué no le caería bien? Ni siquiera se llegaron a conocer y durante su estadía en Allegro, Pablo no hizo nada malo más que visitarla a de vez en cuando en clases o presentaciones.

—¿Qué? ¿Por qué no le agrada? —una pequeña risa incrédula se escapó de sus labios. Estaba esperando la mala broma.

—No tengo buena impresión de los futbolistas. Son machistas y creen que por patear un balón se merecen todo. Sé que no todos son así —dijo e hizo un además para que la cantante no le interrumpiera—, pero a la mayoría se le sube la fama a la cabeza con facilidad y olvidan ser humildes.

El entrecejo de Lola más se arrugaba al escuchar a su profesor. Lola tenía el nombre de su ídolo en la cabeza que podía asegurarle que no todos son así: Leo Messi. El argentino que salió de su país cuando solo era un niño nunca olvidó sus raíces y siempre se mostró humilde ante cada logro.

—Y algunos son infieles... —continuó su profesor—. Sin embargo, lo peor no es eso, sino que sus parejas vuelven a ellos como si nada.

—Pero esas son otras parejas. Mi relación no tiene que ser igual que las demás —dijo recalcando y señalándose a sí misma—. Mi novio y yo nos apoyamos mutuamente en nuestras carreras.

—Me gusta escuchar eso —declaró el profesor aún más sonriente—. Encárgate de hacer tu propio nombre y no depender de nadie, Lola. Estamos en una época donde las mujeres tienen voz, y yo vi salir de este lugar a una joven muy asustada, pero fuerte y con ganas de comerse el mundo.













• ──────⚽💜🎤────── •














La puerta se abrió, bajándola de su nube de pensamientos y vio como por la puerta entraba su novio con la compañía de Fermín, Balde y Cristo. Los invitados saludaron a la cantante y se fueron directos a la sala de estar mientras que Pablo saludaba a su chica en la cocina.

—Hola mi amor.

—Hola princesa —respondió Pablo besando su mejilla—. ¿Qué tal todo?

—Todo excelente, me encantó volver después de tanto tiempo —respondió separándose un poco de él—. Luego te cuento, ¿a ti todo bien en el entrenamiento?

—Todo excelente, pero tengo que contarte algo.

—¿Es bueno o malo?

—Es una increíble noticia... —tomó una pausa— fui convocado de la selección por Luis de la Fuente.

—¡Eso es increíble! —exclamó contenta mientras lo abrazaba—. Estoy feliz por ti, bonito. Te lo mereces, eres un gran jugador.

Lo tomó del cuello para besarlo con euforia.

—No puedo con la noticia, son los dos últimos partidos para clasificar a la Eurocopa —respondió él mientras jugaba con sus brazos—. Pensaba decírtelo en la noche, cuando los chicos se vayan... pero no me aguanté la emoción.

—Me imagino... yo... espera —su felicidad fue decayendo—. ¿Cuándo es el próximo partido? ¿El dieciséis?

—Sí.

—¿Y cuándo es el próximo partido del Barcelona? —preguntó con un tono de voz más suave

—El doce contra el Alavés. ¿Por qué?

Se quedó unos segundos en silencio.

—Me puse a pesar de que tal vez... no lo sé... ¿no será mucho desgaste físico?

—¿De qué hablas?

—Con él Barça siempre juegas, eres titular indiscutible y es demasiado probable que también lo seas con la Roja.

—¿Y acaso eso es malo? —se mostró molesto ante sus palabras, incluso sus músculos se tensaron—. Pensé que te alegraba saber que fui convocado en los dos últimos partidos del año —se cruzó de brazos mientras apoyaba su cuerpo sobre el mesón.

—No digas eso —dijo acercándose a él tomando sus manos—. ¡Estoy super feliz por ti! No tienes ni idea cuánto me enorgullece saber que eres importante para el equipo de tu vida, el equipo en el que te conocí.

Dejó un pequeño beso sobre sus labios. Luego otro en su mandíbula marcada.

—¿Y cuál es el pero, Lola? —preguntó un poco seco.

—Me preocupo por ti —murmuró acariciando su mandíbula—. Las fechas que hacen la Liga y la UEFA para los partidos son asco, apenas les dan tiempo para descansar. No quiero que nada malo te pase.

Pablo relajó los músculos y sonrió.

—Estás siendo demasiada dramática, amor —dijo Pablo al tiempo que la sostuvo de la cintura para sentarla sobre el mesón de la cocina, quedando ella pocos centímetros más alta que él—. No tienes de que preocuparte. Me va a ir bien en el partido, anotaré un gol, te lo dedicaré, clasificaremos a las Eurocopa y seremos felices.

—Pablo... por favor —murmuró pasando sus manos por sus hombros—. Juega en el segundo tiempo al menos, necesitas un descanso.

—Lola...

—No te estoy pidiendo que no juegues... solo te pido que empieces en el segundo tiempo —lo tomó de la cara y lo acercó a ella—. Por favor, por favor, por favor...

Él soltó un suspiro—. Se me hace difícil decirte que no, Lola.

—Es porque me quieres y mucho, por eso dirás que sí, ¿verdad?

—Tú ganas, está bien.

—¡Sí, te quiero!

—Yo igual, princesa —besó su mejilla—. Vamos con los chicos que han de pensar mal de tanto demorarnos.

Ella se bajó del mesón con su ayuda y fueron a la sala. Los chicos ya habían tomado el poder de la televisión y estaban discutiendo sobre qué mismo hacer.

—¿Entrenaste hoy con el primer equipo? —le preguntó Lola a Cristo, quién asintió sonriente.

Cristo, a diferencia de Pablo, Balde y Fermín, es de una categoría inferior del Barcelona. Así se empieza para después empezar a ser importante para el equipo mayor del Barcelona. Así empezaron los demás y Lola esperaba que Cristo también tenga un buen futuro.

—Me alegro mucho por ti, Cristo —comentó mientras se sentaba a su lado.

—Lo ha hecho muy bien —elogió Pablo.

—Me ha robado a mí y a Pedri el balón un par de veces —comenta Balde sonriendo.

—Es el inicio, estoy segura de que pronto jugaras con ellos —dijo Lola con seguridad—. Y aquí todos andan bien contentos, eh —miró a todos los chicos—. Creo que algunos les han dicho algo sobre cierta convocatoria.

—Fuimos convocados para jugar con el Roja —Balde se señaló a sí mismo y a Pablo.

—Yo para la selección sub-21 —dice Fermín—. Cristo para la sub-19.

—Estoy rodeada de puro talento futbolístico.

—¿Y qué tal tú en el conservatorio? —le preguntó Cristo.

—Ya te digo, mucha nostalgia de estar ahí —responde alegre—. Los profesores me reconocieron rápidamente, dicen que no he cambiado nadita...

—Oh mierda —murmuró Fermín mientras su mirada estaba fija su celular.

—¿Qué pasó?

—¿Lola, te acuerdas de ese chico al que odiabas? —preguntó Fermín.

—Lola odió a medio mundo cuando era adolescente —respondió Pablo por ella burlón.

—¿Hablas de Carlos? —preguntó Balde ante la pregunta de Fermín.

—No, no... hablo del chico al cual le ganaste el Premio Revelación.

—¿Qué pasa con él? —preguntó ella.

—Míralo tú misma.

Fermín estiró su mano hacia la pelinegra, pero antes de que pudiera tomar el celular del futbolista, Sinfonía 5 de Beethoven se escuchó por toda la sala.

—Espera—musitó la cantante mientras tomaba su propio celular y atendía la llamada—. Hola Xavi. ¿Qué tal?

—Oye Lola... —su tono de voz misteriosa la asustó—. ¿Viste en Internet lo de ese cretino?

—No...

—Ahora te mando.

—Pero...

Xavi colgó. Lola frunció el ceño y miró a todos los presentes en la sala, que tenían sus celulares en manos.

—Lo voy a matar —murmuró Pablo apagando su celular.

—No entiendo —musitó Lola.

—Mira lo que te mandó Xavi —respondió Balde.

Entró al chat de Xavi y le dio clic al enlace que le había mandado.

¿Y qué se supone que te diga?
Es obvio que te aburres escuchando a Lola Díaz.
Esa idiota siempre estará tras mi sombra.











La guerra apenas empieza.


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