22. De vuelta a los Palacios
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On the way home
I wrote a poem
You say: What a mind
This happens all the time
—SWEET NOTHING, Taylor Swift
゜・。。・゜゜・。。・゜
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CAPÍTULO VEINTIDOS
DEVUELTA A LOS PALACIOS
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Actualidad
Aprovechando que Pablo no tenía ningún partido el fin de semana, la pareja agarró sus cosas y fueron para Sevilla en un viaje espontáneo sin pensarlo dos veces y apenas informándole a Fermín cuando ya estaban a mitad de camino.
—Ya te digo yo que Cristo está muy embobado con esa chica, estoy seguro de que se quiere casar con ella — decía Pablo sin quitar su mirada de la carretera y sus manos puestos sobre en el volante.
—¿Y qué tal es ella?
—No he tratado mucho con ella, pero Fermín dice que es simpática.
—Cristo está escribiendo en el grupo —comentó Lola dejando de lado su celular para observar al chico—, quiere que Jana y yo la conozcamos antes de que ma vaya, está algo insistente el niño. ¿Qué hago si me cae mal?
—Estás siendo algo paranoica, princesa. ¿Por qué insistes que te caerá mal?
—Porque te recuerdo muy bien que ya tuvimos una mala experiencia con Balde y esa rubia de pestañas falsas.
—Eso ya pasó hace tiempo, Lola —murmuró Pablo colocando su mano sobre la pierna desnuda en un intento de tranquilizarla—. No todas las novias de nuestros amigos serán como Elena.
Lola arrugó su nariz—. No digas el nombre de la innombrable, para eso existe su apodo.
—¿Cómo le decíamos? ¿Voldemort?
—Ajá. No puedes negar que tu novia es creativa —sonrió pícara.
—Y algo loquita.
Lola rio en silencio mientras seguía escribiendo en el grupo que tenía con los chicos, donde se estaban enterando recién, gracias a una selfie del futbolista y de la cantante, que se habían escapado a Sevilla sin avisar.
—Fermín pide que le traigamos unos dulces de aquí y Cristo quiere que pasemos por su tienda favorita para comprarle una camisa que él vio en redes.
—Dale.
—Pablo... tengo una duda.
—Dispara.
—¿Ya no hay resentimientos entre tú y Cristo? —preguntó con cautela.
—Claro que no, pasó hace años y... lo arreglamos cuando tú te fuiste.
—Me alegro —murmuró—, él es tu amigo y... yo nunca quise ser la causa de su discusión.
Los ojos de Lola no abandonaron esa mirada de culpa cuando conectaron con los orbes de Pablo. Él soltó un suspiro en cuanto el carro se detuvo en una roja. Volvió su cuerpo hacia ella, sus manos acunaron su rostro y colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja para que no interfiera entre el contacto visual.
—Lola, no tienes la culpa de nada más que de ser bonita, ¿sí? —murmuró sobre sus labios, ella sonrió un poco—. No tienes nada de que lamentarte, no tuviste culpa. Además, Cristo y yo ya hicimos ya dejamos atrás ese tema. Así que anda, quita esa cara tristona y dame un beso.
Haciendo caso a su petición, plantó un pequeño beso sobre sus labios.
—Imposible de quererte, bonito —dijo Lola acariciando su cara—. Solo prométeme que nunca más te pelearás con un amigo tuyo por mi culpa.
—Mejor pídeme que te haga el amor en la cama hoy en la noche.
—¡Pablo!
—Princesa, lo que pides es imposible —con su pulgar acarició el labio inferior de la chica—. Yo mataría por ti.
Sus últimas palabras lograron desestabilizar el corazón de Lola. Lo tomó de sus mejillas y lo atrajo a él en un beso apasionado y con ganas. El calor estaba subiendo en el coche y no era precisamente por el clima de Sevilla.
Pero bueno, el claxon del carro de atrás los interrumpió.
—Gente amargada que no me deja besar bien a mi novia —bufó Pablo en cuanto arrancó el auto.
Ella soltó una risa mientras sacaba una libreta lila y un lápiz de su bolso. Apoyó su cabeza sobre el vidrio de la ventana mientras su cuaderno estaba apoyado sobre sus rodillas.
Cada beso es un deseo.
Cada roce tuyo, un dulce hechizo,
Tus caricias son mi delirio,
cada toque es un incendio.
En el calor de tu abrazo,
Descubro el amor infinito.
Contigo soy eterno,
Nos volvemos en un fuego
Pablo la observó, con una pequeña sonrisa, en su cómodo silencio como escribía. Había logrado aprender pequeñas cosas de ella. Por ejemplo; frunce su ceño a la hora de escribir algo y se golpeaba la frente con la puntal final del lápiz como si eso le ayudara a sacar ideas de su mente para crear en su arte.
Y aunque muchas veces Pablo se repetía a si mismo que debía de respetar su privacidad porque era algo de ella, también se había familiarizado con escuchar su dulce voz expresadas en líricas que iban dirigidos para él. Eran letras y versos que dejaban en su corazón besos marcados de por vida.
—¿Escribiendo un nuevo poema?
—Sí.
—¿Lo leerías en voz alta para mí?
Y lo hizo. El poema no estaba del todo terminado, pero sus mejillas estuvieron rojas durante todo el relato y su mano no dejó en ningún momento de sostener la de él.
—Que mente tienes, princesa —alagó Pablo besando su mejilla—. Me encantó el poema, está divino.
—Gracias, bonito —musitó con una pequeña sonrisa—. Significa mucho para mí tus dulces palabras.
• ──────⚽💜🎤────── •
—Familia, ya llegamos.
Ante la voz de Pablo, sus padres se levantaron de sus asientos y se acercaron a la pareja, la cual fue recibida con mucho cariño.
—¿Qué tal el viaje? —preguntó Belén mientras abrazaba a la catalana.
—No estuvo tan mal, nos divertimos mucho —respondió Lola—. ¿Dónde está Aurora? Pensé que estaría aquí esperándonos.
—Ha tenido que irse a la casa de Andrea, vuelve en unos minutos —replicó Pablo padre.
—Ya te dije yo que mi hermana es una mentirosa —comentó Pablo ganándose una mala mirada de su madre.
—No hables así de tu hermana, Pablo —le regañó.
—Bueno, nosotros andamos algo cansados —replicó Pablo tomando su único equipamiento, el cual era una mochila negra—. Iremos a mi cuarto a dejar nuestras cosas y a descansar un rato.
—Vale, descanse que ya mismo está la comida.
Se despidieron de los mayores y subieron al segundo piso. Pablo abrió la puerta, dejó la mochila en el suelo cerca la cama y se lanzó a la cama boca abajo.
Lola, luego de dejar su mochila al suelo, se quedó de pie mirando los pequeños cambios que había tenido la habitación. Aunque tampoco es que recordara mucho, a final de cuentas había pasado más tiempo en la habitación de Barcelona.
—Awww todavía sigue aquí tu foto de pequeño cuando jugabas en el Betis —murmuró con ternura observando la fotografía donde estaba un Pablo chiquito mirando a la cámara con enojo.
—Ya la voy a ocultar, tienes una obsesión con esa foto.
—Porque sales muy hermoso y tierno, Pablo —respondió recostándose a su lado en la cama—. Mi imperio romano eres tú de chiquito.
Él apoyó su cabeza sobre su pecho.
—Sí quieres te hago uno igualito a mí —murmuró acariciando su vientre.
—Estamos muy jóvenes para andar pensando en niños pequeños, amor —respondió ella mientras le acariciaba su pelo.
—Pero no niegues que te mueres por que tengamos un chiquito que se parezca a mí corriendo por toda la casa con la camisa del Barça.
Lola soltó una suave risa. La imagen de un pequeño Pablo con ojos azules era simplemente para morirse de ternura.
Claro que le encantaría llegar a la etapa de la maternidad, era un deseo anhelado; tener su propia familia con el amor de su vida.
—Pero recuerda que, si tenemos uno, tú y yo —se señaló a ambos— tendremos que cumplir una apuesta.
—Eso no es problema.
Fue lo último que dijo Pablo antes de quedar completamente dormido gracias a las acaricias que su novia le daba. Lola permaneció un rato despierta mirando su celular hasta que empezó a sentir como le pesaban los párpados. Dejó de lado su celular y no tardó en dormirse debido al viaje agotador.
• ──────⚽💜🎤────── •
Ambos se colocaron unos gorritos y gafas negras para tratar de pasar desapercibidos en el pueblo y tener una tarde tranquila. Y lo lograron con éxito, estuvieron tomados de la mano, recorrieron los Palacios como si fueran una pareja normal.
—¡Tómame otra foto!
Lola había traído consigo su apreciada cámara digital y le estaba dando buen uso. Con la gorra y las gafas negras podía tomarse fotos como si fuera una persona normal.
—Me gusta.
Le enseñó la foto en donde salía linda con su vestido celeste corto y su helado en mano y de fondo se podía ver un poquito del pueblo.
—¿No crees que ya vas comiendo mucho helado? —preguntó Pablo mientras tomaba de su mano para continuar caminando.
—Creo que exageras.
—Es el cuarto helado que te compras.
—¡Este es de ron con pasas!
—Lola...
—Te prometo que es el último.
—Si tú lo dices... —murmuró terminando el tema, ya sabía que Lola tenía una adicción con el helado—. Deberíamos ir a Ibiza para el próximo descanso de temporada, ¿no crees? Tengo una casa allá.
—¿Tú ya no fuiste en el verano pasado?
—Sí, con los chicos, pero ahora quiero ir contigo. Aunque también podríamos ir a Cádiz —idealizó—, me encanta mucho ir allá de vacaciones.
—Podría ser los dos —comentó ella sonriendo—, pero habría que ver bien las fechas. Con los partidos de Champions y los de la Eurocopa seguramente no tendrás mucho tiempo de descanso.
—¿Tú crees que el Barça ganará la Champions?
—Obvio, también sé que España ganará la Eurocopa porque tienen la mejor centrocampista del mundo que no sabe atarse los cordones.
—Y lo más importante, es que estarás conmigo —musitó Pablo mientras la abrazaba contra su cuerpo—. Te voy a extrañar mucho mientras no estés.
—Solo me voy por dos meses... ya verás que se pasarán rapidito el tiempo. Además, debes de tener tu cabeza centrada en la cancha. Nada de distracciones.
—Tenlo por seguro... tengo la sensación de que será mi temporada.
—Yo también tengo esa sensación.
Luego de pasar toda la tarde caminando por las calles de Sevilla, fueron a encontrarse con Alejandro y Mario en uno de los restaurantes favoritos de Pablo.
Se suponía que sería una cena de los tres amigos con sus respectivas novias, y luego irían a una discoteca en la que el centrocampista del Barça había logrado conseguir un lugar privado para ellos gracias a sus contactos.
—A la hora que llegas mi Ale —le dice Lola mientras le daba un pequeño abrazo.
—Culpa de los tórtolos —señaló a la pareja.
—Venga que este hombre exagera —dice Mario riendo—. Ella es Eva, mi chica. Amor, ella es Lola, amiga mía y novia del Pablito.
—Mucho gusto, Lola.
—Lo mismo digo, guapa, me da alegría por fin conocerte. Mario insistía en que nos conociéramos.
—Sí, en cambio Gavi no dejaba de hablar maravillas de ti cuando viene de pasadita a los Palacios. Se los ve lindos juntos.
—Gracias.
Los cinco tomaron asiento en una mesa reservada para ellos. A Lola le dio risa como Pablo se veía con su gorrito negro, y que de hecho tenía una colección de gorritos iguales a ese, pero de diferentes colores.
—¿Y tú chica? —le preguntó Lola a Alejandro frunciendo.
—No ha podido venir porque tiene que terminar un trabajo de la uni. Aparte de que no andamos muy bien actualmente...
—Ay Ale, lo siento escuchar eso —musita Lola apenada—. Ya verás que las cosas entre ambos se arreglaran rápido.
—Eso espero —dice con una pequeña sonrisa—. ¿Y qué tal, parejita? —centra la atención en Lola y Pablo—. ¿Cómo la han pasado hoy en su escapada?
Ella sonríe, pero él es quién relata el día ocupadísimo que han tenido, exponiendo a la catalana como una adictiva al helado.
Tanto Lola como Eva logran adaptarse bien a la conversación y en par de segundos ya parecen amigas de toda la vida, conversan de todo y ríen a dientes mientras sus novios, inevitablemente, intercambiaban miradas al ver lo bien que se están llevando.
—¿Y qué planeas hacer luego de que termine el tour? —preguntó Eva.
—Descansar de tanto ajetreo y acompañar a Pablo en su vida futbolística. Además, trabajar en mi segundo álbum.
—¿Ya andas pensando en tu siguiente álbum? —preguntó asombrada.
—Sí, la idea es sacar un álbum cada dos años. De hecho, ya tengo algunos escritos solo falta reunirme con mi equipo de trabajo y trasnocharnos para componer.
—Suena divertido.
—Lo es, algo estresante, pero también divertido —sonrió—. ¿Y tú que harás luego de que termines la uni?
—Básicamente me falta un año, pero con Mario ya andábamos pensando en la posible idea de vivir en Barcelona.
—¡Qué increíble!
—Sí, Mario ha pensado varias veces, aunque todavía no está definido.
Cuadran por medio de mensajes con Aurora y Javi para encontrarse a la discoteca con ellos y con más amigos de la pareja.
Llegan al reservado y por ahí Lola logra ver uno que otro conocido de las redes, pero a los únicos a quienes les presta mucha atención es a Aurora y a su grupito de amigos que le rodea.
—¡Lolita, vente que te estaba esperando con ansias! —exclama contenta Aurora—. ¡Eva, que guapa estás!
—Tú no te quedas atrás, reina —le dice Eva sonriente.
—Venga que los andábamos esperando.
Aurora apenas mira a los chicos y tira de la mano de ambas chicas. Lola logra reconocer casi todas las caras, las mejores amigas de Aurora y sus otras amistades más confidentes que alguna vez conoció cuando era adolescente y visitaba Los Palacios y Villafranca en compañía de Pablo.
—Chicos —Aurora llamó la atención de todos—. Ella es Eva, quién no necesita presentación porque ya la conoces —la susodicha sonrío mientras tomó asiento junto a una pelinegra—. Y no se si recuerden a Lola, mi cuñis.
Para alegría de Lola, los presentes no solo la recordaron a sin problema alguno, sino que también se vieron contentos con su visita al pueblo.
—Me alegra verte nuevamente con Gavi, yo sabía que algún día volverían —dijo una de las mejores amigas de Aurora que Lola reconocía como Andrea.
—Y como no, si hasta se vieron crecer —comentó Aurora abrazando a su cuñada—. En verdad, ustedes dos son el uno para el otro.
—Y ni que se diga de tú y Javi. ¡Llevan seis años de relación! —le respondió causando una sonrisa bien alegre a Aurora—. Eso es muy bonito, tierno y admirable.
Inconscientemente, Lola miró a Pablo, quién conversaba animadamente con Javi. El futbolista sonreía de más a las cosas que le decía su cuñado mientras jugaba con el vaso en sus manos.
—Pablo, tenemos un problema —dijo un Mario ciertamente preocupado, quién solo recibió una mirada confusa como respuesta.
—Yo voy con los demás —comentó Javi cuando notó que los dos mejores amigos tenían que hablar a sola.
Mario le indicó al futbolista que diera unos pasos hacia el costado, alejándose ligeramente donde estaban todos conversando.
—¿De qué hablas, Mario?
—Mejor dicho, tú tienes un problema.
—No te entiendo.
Antes de que él pudiera responder, Pablo sintió un pequeño y suave toque en su hombro derecho. Por la expresión de su amigo, sabía que detrás de él estaba ese problema que parecía atormentarlo. Entonces se volteó listo para enfrentar.
—Hola Pablo.
Pero nunca creó que el problema sería rubia alta de ojos y sonrisa coqueta.
—Tatiana.
Se escuchó un carraspeo.
—Yo... creo que voy a ayudar a Alejandro con las bebidas —murmuró Mario antes de irse y dejarlos solos.
La sonrisa de Tatiana incrementó cuando estuvieron solos. Ella dio un paso hacia adelante, acortando la distancia que había entre ellos, y colocó su mano sobre el pecho de él.
—¿Cómo has estado, Gavi? No he sabido nada de ti desde hace unos meses —hizo una pequeña mueca.
—Bien... algo ocupado.
—Claro, ocupado —rodó los ojos e hizo unas comillas con sus dedos—. Vi que llegaste con tu novia —una risa amarga se escapó de sus labios y su mano volvió estar apoyada sobre al pecho de él—. Me alegra verlos juntos.
Ella lo miró con una pequeña sonrisa y su mano acarició la zona de su pecho.
—Gracias... —se rascó la nuca, nervioso— Disculpa, tengo que...
—¿Por qué no me la presentas, Pablo? —pregunta con amabilidad.
¿Qué?
—Gavi, para ti soy Gavi.
Tatiana bufó y puso los ojos en blanco.
—¿Por qué no me la presentas, Gavi?
—No.
—¿Por qué no? —hizo un puchero— ¿Acaso no le has dicho sobre nosotros? —pregunta en un pequeño y delicado susurro—. ¿Acaso temes que se entere?
—No tengo nada que contarle a mi novia —replicó Pablo retirando delicadamente su mano de su pecho—. Solo olvida lo que alguna vez sucedió entre los dos.
—Me dijiste que no querías nada serio, Gavi —dijo Tatiana enojada cruzada de brazos—. Me lo dijiste varias veces, no buscabas nada serio. Y esa noche te vi con ella... Balde me dijo que solo era una amiga que estaba de viaje en la ciudad, así que no hice nada... estaba confiada que era una cualquiera...
—Lola no es una cualquiera, Tatiana —demando con seriedad—. Solo vete.
—¿Por qué no le dices, eh? ¿Acaso soy tu dulce y perverso secreto?
—Tatiana, por favor...
—¿Amor, quieres un trago? —preguntó alguien más.
Era Lola, se había acercado a ellos con un vaso en manos. Sus manos fueron instantáneamente a abrazar al cuerpo del futbolista mientras recostaba su cara en el hombro de este.
—Sí, gracias princesa.
Lola le sonrió con falsedad a Tatiana. No había escuchado nada de la conversación, pero los había observado desde lejos y no se confiaba de aquella rubia que tocaba el pecho de su chico.
Aquella rubia, como le decía Lola en su mente, la miró de arriba hacia abajo observando detalladamente su vestimenta: top negro, falda muy corta del mismo color, botas de cuero y un bolso colgando de su brazo. Y no podía faltar, el labial escarlata que adornaba su sonrisa falsa que lograba causarle fastidio, incluso más que verla abrazada al futbolista.
Entonces se cruzó de brazos, y dijo:
—¿No nos vas a presentar, Gavi?
Pablo abrió la boca, pero Lola fue más rápida para responder.
—Ni siquiera me interesa.
Arrugó su nariz en forma de desagrado y tiro del brazo del futbolista para arrastrarlo a la pista.
—Venga vamos a bailar, bonito.
Pablo se vio hechizado por el encanto de Lola. Se dejó llevar hacia donde lo guiaba y se detuvieron en medio del lugar. La ojiazul pasó sus brazos por el cuello de él, acercándolo más a ella.
Es algo mágico
¿Qué tiene tu mirada que me hipnotizó?, eh
Todo comenzó algo casual con momentos eróticos
Ahora el estado de mi corazón es crítico
Ya no es tan solo su físico (Ra-Rauw)
Pablo la toma de las mejillas para que le mire a los ojos mientras sus cuerpos siguen bailando el ritmo de la canción.
—Esta te la dedico, escúchala.
Baby, ¿cuándo vuelvo a verte? (ey)
Otra vez tenerte (uh)
Pero esta vez no me suelte'
Que el momento nos dure pa siempre, yeah (yah)
Cuando el reloj marque las doce, eh
Te veo en el sitio que ya conoces (uh)
Pa mostrártelo en toa' las poses (yah)
Lo que a mi corazón, ma, tú le haces (uh)
Me hicieron para ti
A ti, solo pa mí
No lo pude evitar
Me enamoré de ti
—Me encanta tenerte aquí conmigo, Lola —le dice mientras sus bocas están a centímetros—. Estoy muy enamorado de ti.
Ella lo toma del cuello para reencontrarse en un beso acalorado.
—Que el momento nos dure para siempre, Pablo —susurra acariciándole las mejillas—. Te quiero.
Ambos eran conscientes que personas tratarían de dañar su relación, sucedió en el pasado y el presente parecía igual.
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Loladíaz
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Loladiaz lil recap from weekend
Tag: pablogavi, aleroldan1_, mario_rzs
Comentarios
_fermínlopez 😍❤️
mollydickinson beauty
user06 SO CUTE
user17 Amo una relación que no es mía 🥺
ariana_greenblatt pretty
_2reis ❤️❤️
user01 mi amiga personal
camilacabello i luv it
user09 mis papis
xavisimons guaposss
user12 fan de su relación
aleroldan1_❤️😎
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