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19. Super loco por ti

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If you could read my mind
Then all your doubts would be left behind
And every little thing would be falling into place
And I would scream to the world
They would see, you're my girl
—STUCK, Big Time Rush
゜・。。・゜゜・。。・゜



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CAPÍTULO DIECINUEVE
SUPER LOCO POR TI

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Actualidad


Los rayos de sol que entraron por la ventana de la habitación de Lola golpearon directamente en la cara de Pablo. En cuanto abrió los ojos, la imagen de Lola durmiendo le causó alegría y paz en su corazón. Se quedó observándola por unos minutos mientras su mano acaricia su mejilla con suavidad sin intención de levantarla.

Todavía era le imposible creer que se encontraba durmiendo con la piernas enredadas y pegados como lapas con la chica que siempre le ha robado los suspiros y ha causado que su corazón tuviera un ritmo desenfrenado.

Siempre ha sido ella.

Siempre fue Lola.

Porque sí, lo intentó con otras. Intentó olvidarse de Lola; de sus abrazos y de su risa contagiosa, de su melodiosa voz y su pasión al fútbol. Sin embargo, por más que trató, nunca encontró a alguien que la reemplace.

Era imposible reemplazar a alguien como Lola, que estuvo con él desde sus inicios, que lo ha visto crecer, perder y alzar trofeos. La misma chica que eligió al chico de pueblo que era tímido y solo le gustaba jugar al fútbol.

Y Pablo la eligió a ella sobre las demás.

Pablo creía firmemente que el destino los había vuelto a unir porque eran el uno para el otro.

Escondió su cara en medio del cuello de Lola. Hizo un camino imaginario de besos húmedos que iban bajando.

—Buenos días, princesa.

Pablo sacó la cara del cuello de Lola y repartió besos por toda su cara. A ella se le escapó una pequeña risa contagiosa.

—Buenos días para ti también, bonito —murmuró cuando Pablo se recostó de lado a su costado, apoyando su cara sobre su propio brazo y observándola con interés—. ¿Has dormido bien?

—Imposible dormir mal contigo —dijo a la par que su mano acariciaba el brazo—. ¿Y tú?

Pablo le dedicó una mirada tierna mientras su mano se metía dentro de la camisa, la cual era de él en realidad, acariciándole la cintura. Sus ojos se desviaron a las sábanas blancas que ocultaban la parte desnuda de sus cuerpos. Le pareció tierno verla recién despertada, con sus ojos dormidos y su cabello despeinado.

—Dejando de lado tus ronquidos, he dormido bien.

—Yo no ronco —responde cabreado haciendo que Lola suelta una pequeña risa.

—No que va, y yo soy rubia —suelta con sarcasmo mientras se ríe—. ¿Preparado para el partido de hoy?

—Sí, ¿tú estarás libre para ir el partido de hoy? —ella asintió—¿Quieres que nos vayamos juntos al estadio?

—No te preocupes, bonito. Me voy con Xavi.

—Me has cambiado por otro chófer, Lola —se hizo el ofendido—. Sentí la traición.

Ella rodó los ojos con una sonrisa mientras su mano se perdía entre aquellas hebras castañas. Por unos segundos, él cerró sus ojos disfrutando de la acaricia.

—Pablito, tú tienes que estar en el estadio antes y yo no voy a estar ahí tan temprano —se defendió—. Además, si nos ven juntos...

—Qué ellos digan lo que quieran, Lola.

—Pues, tienes unas fans muy locas por ti...

—Pero yo solo estoy loco por alguien más.

A Lola no le dio tiempo de accionar cuando Pablo se colocó sobre ella, nuevamente, apoyando sus brazos a los costados de ella para besarla. Estuvieron dándose cariños en la cama durante unos minutos más, nada que subiera tanto de tono porque era de día y, seguramente, los padres de Lola estaban despiertos.

—Ya anda —dijo Lola sacudiendo el cuerpo del futbolista cuando logró librarse de sus besos—, levántate que tenemos que desayunar.

—Mandona.

Pablo tomó la cara de ella entre sus manos y dejó un beso en la punta de su nariz.

—Ahora sí, a levantarnos.

Ella sonrió rodando los ojos antes de sacarse las mantas de encima y ponerme de pie. Agarró su short corto tirado en el suelo y se los colocó. Su mirada vagó por la habitación y cayó sobre los músculos y abdomen marcado del futbolista, el cual no tenía ropa de por medio a parte de su ropa interior. Parado frente a la cama, Pablo estaba estirando el cuerpo con el fin de levantarse de una vez y acortar el sueño. Sintió la mirada de la cantante sobre ella.

—Me vas a desgastar de tanto mirar —molestó Pablo con una sonrisa.

Lola también sonrió sin intenciones de refutar las palabras del sevillano. De hecho, se acercó a él y lo abrazó por detrás. Sus manos acariciaron la piel desnuda y sus dedos trazaron líneas imaginarias sobre los músculos marcados. Pablo se estremeció ante aquel tacto.

—Es que estás bien chulito y te quiero comer a besos —murmuró dejando un beso sobre su hombro desnudo.

—Me gusta cómo se escucha eso —respondió Pablo guiñándole el ojo—. ¿Qué te parece un rapidín mañanero?

—Pablo, están mis padres...

—Al menos debí intentarlo —dijo causando una risa en la chica.

Cuando los dos ya estuvieron cambiados, bajaron a la sala tomados de la mano. A Pablo le daba cierta vergüenza bajar a la cocina a encontrarse los padres de la catalana y que sepan que ha dormido con su hija.

Pero lo que Pablo no entendía, y era algo que Lola le había tratado de explicarle antes de bajar, es que sus padres literalmente lo adoraban como a un hijo más desde hace varios años. Lo conocían desde que estaba en la Masia, sabían la gran persona que era y el gran amigo confidente que había sido para su hija. Aparte, eran conocedores del tierno novio que fue en la adolescencia de Lola.

—Buenos días —saludó Lola contenta al entrar a la cocina. Su madre se encontraba sentada en el comedor, leyendo una revista, mientras que su padre estaba de espaldas frente a la hornilla.

—Hola Nachita —saluda Pablo con cierta timidez—. Hola Daniel. Buenos días.

—Buenos días, mis niños —les sonrió ampliamente a ambos—. Tomen asiento que Daniel ha preparado el desayuno.

—Amo cuando tú cocinas, papá —dijo alegre Lola mirando como su papá se acercaba a la mesa con el sartén—. ¿Hiciste mi desayuno favorito? —preguntó haciéndole ojitos.

—No, mi loquita —habló Daniel mientras servía los platos—. En cuanto tu madre me comentó que Gavi se quedó a dormir, decidí preparar un desayuno que se ajustara a su dieta.

—Gracias, papá. Ni siquiera a mí me cuidas así —expresó con sarcasmo Lola.

Su padre se encogió de hombros y Lola achinó sus ojos, mirando mal a su padre. Daniel se partió de la risa y se acercó a ella, besando su frente.

—¿Cómo te está yendo con el Barcelona, Gavi? —preguntó Nachita al tiempo que probaba el desayuno—. ¿No has recibido propuestas por otros clubes?

—Sí, a finales de la temporada pasada el Chelsea quería comprarme, pero ni siquiera estaba interesado en su propuesta. Deseo quedarme en Barcelona por un largo tiempo, quiero ganar muchos triunfos y compartir varios momentos aquí.

—Me alegro escuchar eso —aludió Daniel mirándolo con orgullo, palmeando su hombro—. Estoy seguro de que este chico nos traerá la sexta.

—No te sientas presionado por mi padre, bonito —le susurró Lola a Pablo con un tono burlón.

—Solo digo puras verdades, Lola —replica su padre—. Estoy seguro de que mi yerno me enorgullecerá.

Lola, que había estado tomando su jugo, se atoró con la bebida al escuchar sus palabras. Rápidamente, recibió pequeños golpes en la espalda por parte de su madre.

—¡Papá! —exclamó sonrojada.

—¿Qué? —se volvió a encoger de hombros—. Incluso yo los veo casados y con hijos.

Las caras de Pablo y Lola era igual que la de un tomate.

—¡Daniel! No empieces a incomodar a los niños —se entrometió Nachita. Colocó sus brazos a los costados y fulminaba con la mirada a su marido—. Todavía no han vuelto a ser novios, aunque ya sabemos que terminaran viviendo juntos con dos perros y cuatro hijos, pero no les metas presión.

—Dios mío...

Lola se tapó la cara, la cual estaba ardiendo, queriendo que la tierra la tragara viva y la escupiera junto a Lionel Messi. Sus padres siempre encontraban una forma de avergonzarla, creía firmemente que ese era su super poder.

—Yo... pido perdón por lo de enante, Pablito —dijo Lola al chico una hora después, cuando los dos se encontraban solos en la sala.

—No te preocupes, princesa —dijo acariciando su mejilla, generando que Lola sintiera un cosquilleo en esa zona—. De igual forma, en cualquier momento... va a suceder, ¿no?

Lola se quedó sin palabras y lo miró con el ceño fruncido mientras él alejaba su tacto de ella, causando que sintiera un frío amargo en su mejilla, y decidía prestarle atención a su celular. Por su parte, la joven seguía mirándolo con una expresión de perplejidad. Realmente no entendía con claridad lo que él había querido decir. ¿Qué es lo que va a suceder exactamente?

—Claro... —murmuró indecisa.

Tal vez... tal vez era una señal de la vida diciéndole que hoy era el día. Lo que tanto había pensado durante los últimos días, el tema lo que tanto le daba vueltas en su mente. Tal vez, solo tal vez, ya era el momento de volver a ser novios, volver a ser una pareja formal.

Lola recordaba con cariño cuando oficializaron su noviazgo por primera vez. Ni siquiera lo planeo, solo sucedió. Estaban solos y su música habló por ella, expresando sus más sinceros y fantasiosos sentimientos. Le declaró su amor en una linda playa en Barcelona, en una tarde cálida en donde ella tuvo el coraje de hacer la gran pregunta.

Y quería algo especial y único, pero... ¿Realmente era necesario hacer algo único y llamativo? Solo quería que Pablo volviera a ser suyo, no quería seguir perdiendo el tiempo.

—Pablo yo...

El timbre de llamada los interrumpió. Tal vez fue el destino diciéndole que no era el tiempo, o el momento exacto.

—Es mamá, lo lamento.

—No te preocupes, contesta.

Lola cerró los ojos sintiendo cierta frustración, y pasó su mano por su cabello, aligerando aquel negativo sentimiento. Ya ni ella entendía los mensajes subliminales de la vida.

Ella jugaba con los bordes de la almohada y Pablo atendía la llamada de su mamá por teléfono mientras su mano acariciaba la pierna de la chica. Escuchó como él le explicaba a su madre que seguía en casa catalana.

—Tengo que irme, princesa —anunció guardando su celular y levantándose del sofá—. Mi mamá espera que llegue para ayudarlos con las cosas de la mudanza.

—Claro, te acompaño afuera —dijo Lola mientras ambos caminaban hacia la puerta—. ¿Ya han avanzado mucho con la mudanza?

Los Páez Gavira se estaba cambiando de casa a una locación más segura, ya que la anterior era muy conocedora por algunos fanáticos del Barça. Más de una ocasión le sucedió que salía de su casa y se encontraba con personas grabándole o con camisas y plumones esperando a ser firmados.

A Pablo no le molestaba firmarle cosas o prestarse para tomarse fotos con fanáticos, en algún momento él también fue uno de ellos, pero encontrarlos a fuera de su casa, invadiendo su privacidad, era algo que le colmaba con facilidad la paciencia.

—Sí, hoy es el último día y acabo con ese dolor de cabeza.

Pablo le había comentado tantas veces que el tema de la mudanza era algo agotador y estresante.

El chico se al auto y le quitó el seguro al mismo. Se despidió con un beso en los labios, luego y ella lo vio alejarse de la carretera.

Una hora después, Lola estaba sentada en el mueble de su sala con un cuaderno sobre sus piernas y un lápiz en manos. Se golpeaba repetidas veces la frente con el lápiz, forzando de que su mente trabaje mientras tarareaba en voz baja.

Y parecía que funcionaba. Una luz se encendió en su mente, parecía que la inspiración había regresado a ella de golpe. Sin embargo, no duró mucho al segundo el grito de su madre se escuchó por toda la casa.

—¡Lola, te llaman al celular!

Resopló, golpeándose la cara con el cuaderno. Ahora sí, toda inspiración se esfumó de su mente. Sentía como el pequeño ambiente creativo de había creado en su imaginación gracias a que silencio que reinaba en su sala desapareció.

Escribir sería más complicado de lo que pensó.










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Cuando el reloj marcó las siete de la noche, Lola se dirigió a su cuarto para cambiarse y estar preparada para el partido. Se dio una ducha caliente rápida y se secó el cabello con su secadora caliente. Luego, cuando obtuvo su cabellera seca, se pasó el peine y después la plancha de cabello, consiguiendo volumen y ondas muy bonitas y que parecía naturales.

Apreció la belleza proyectada en su espejo por unos pocos segundos, permitiéndose sentirse guapa y luego fue a su armario pequeño (a que comparación el que tiene en Estados Unidos). Se vistió de la nueva edición de la camisa del Barcelona con el número seis y volvió a la silla de su tocador para maquillarse.

Cuando terminó el maquillaje se tomó una, dos, tres, varias fotos, llenando su galería de ella, y grabó algunos videos de Tik Tok que quedaron en borradores.

Lola se observó por última vez en el espejo, sintiendo una alegría por todo su pecho. Le causaba mucha ilusión utilizar una camisa del Barcelona que tuviera el nombre de "Gavi". Pasó años viéndolo jugar en la Masia, en aquellos tiempos él solo era un joven con un sueño y un balón en sus pies, y ahora era uno de los jugadores titulares indiscutibles del equipo.

Era una locura, una linda locura a la cual estaba dispuesta a vivirla con él.

El timbre de llamada la sacó de sus pensamientos. Tomó el celular y aceptó la llamada al ver que era Xavi.

—¡Holi!

Será mejor que salgas ahora o te dejo botada, Lola.

—Tú a mí no me apresuras, Xavi. Ni que fueras mi madre —dicho esto, colgó la llamada.

Agarró su bolso, verificando por última vez tener todo lo necesario, y bajó las escaleras como si fuese Rayo McQueen. Con un grito les avisó a sus padres que saldría de casa y que volvería tarde.

—¿Con quién te vas, loquita?

—Ya te dije, mamá —explicaba la joven mientras tomaba su abrigo—. Con Xavi, acaba de venir de una salida con unos amigos.

—Bueno, bueno, cariño. Cuídate, no hagas nada malo y cuida de tus amigos. ¿Entendido, loquita?

—Fuerte y claro —hizo una imitación al saludo militar—. Te quiero, mami. ¡Adiós pa!

—¡Adiós, loquita!—exclamó Daniel llegando al pasillo principal para a abrazar a su hija para despedirse.

Después de tanta despedida, Lola logró zafarse de los abrazos de sus padres y salir de la casa. Observó el auto de Xavi estacionado frente a su casa y fue acercándose.

—Hola Xavi.

—Hola, señorita loquita —dejó su celular a un lado y le sonrió a la chica al verla subirse al auto—. ¿Lista para ir al partido?

—Super lista —declaró Lola cerrando la puerta con fuerza—. ¿Puedo conectar mi celular? —el chico asintió—. ¿Contra quién juegan hoy?

—Contra el Cádiz.

—Pan comido —expresó ella—. Si no ganan, no le vuelvo a hablar a Pablo durante una semana.

Xavi carcajeó mientras giraba el volante y le sacaba un tema nuevo de conversación. Llegaron ajustado de tiempo al Estadio Olímpico de Montjuic, en donde la gente que se encontraba afuera se emocionó de ver a la cantante. En medio de la entrada al estacionamiento exclusivo para amigos y familiares del equipo, demasiados celulares apuntaron a las caras de ambos, grabando cada movimiento de ellos.

Escuchó los gritos eufóricos de las personas, los cuales esperaban que ellos bajaran en vidrio para aceptar fotos y firmas. Ninguno lo hizo, Xavi condujo con cuidado y se adentraron al estacionamiento, en donde tenían un buen lugar donde dejar el auto estacionado sin problemas.

Fueron a las gradas de la zona VIP y una dibuja se instaló en los rostros de ambos al localizar a los chicos que estaban calentando. Tanto Balde como Pablo empezarían el partido como titulares mientras que Fermín estaría en banca. La cantante cruzó los dedos con el deseo de que le dieran minutos al rubio y pudiera jugar.

—¿Cómo lo has visto a Balde? ¿Sabes si ya está mejor?

El chico había tenido una pequeña molestia en el pie algo que había asustado a Lola.

—Mejor, parece que ya se le ha ido esa molestia —comentó Xavi—. De igual forma, creo que solo jugará la mitad del partido.

—Creo que sería lo mejor, el equipo ya tiene muchos problemas con Pedri lesionado...

Los jugadores entraron a los vestidores para cambiarse mientras que Lola y Xavi se quedaba hablando sobre todo un poco del equipo hasta que los futbolistas volvieron a salir.

Xavi sacó su celular para grabar la entrada del equipo titular y Lola sonrió al ver a Pablo dar dos saltos al momento que pisaba el campo de juego. Balde fue el primero en localizarlos y les sonrió agitando la mano. Luego le proporcionó un pequeño golpe en la costilla al palaciego para que mirara a la misma dirección que él.

Una sonrisa se dibujó en su rostro de Pablo.

La primera parte del partido se fue volando y no sucedió nada importante más que dos remates directos al arco que fueron tapados por parte del arquero del Cádiz.

Pero es para el segundo tiempo es donde la cosa se pone más intensa e interesante. El primer intento de crear peligro provino de un robo de balón por parte de Lewandowski. La afición se levantó de su asiento, listos para celebrar lo que parecía ser el primer gol del partido, pero que al final golpeó en el palo de la portería.

Lola se tapó la cara con sus manos. Las emociones y pequeños infartos que le causaba el fútbol.

Para el minuto 67' Frenkie de Jong juega con el balón esquivando a los jugadores del Cádiz. El neerlandés se la pasa a Lewandowski que al principio trata de chutar desde su puesto, pero está rodeado por lo que, con un bien pase, consigue cederle el balón a Pablo. El palaciego, que estaba a la derecha de la portería, no tarda en chutar el balón con demasiada precisión. El portero se lanza hacia la izquierda, pero ya es imposible porque el balón se mete a la portería por arriba y el estadio estalla de gritos de euforia.

—¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL!

Lola se levanta de su silla mientras grita de la emoción con Xavi. Ve como todos los jugadores corren a abrazarse entre sí, pero Pablo corre a su dirección mientras esquiva el pequeño muro que los separa del campo. Siente un pequeño empujón por parte de Xavi, animándola a que bajara. Lola se acercó más del borde, ya que está en primera fila, y Pablo aprovechó la barandilla que está ahí y sube consiguiendo cercanía.

Cuando estuvieron cara a cara, sin esperarse más, la toma de las mejillas y junta sus labios con lo de ella.

El estadio estalla de locura. Los gritos de euforia retumban por todo el lugar, pero para ellos no existe nadie más en estos momentos.

Era como si sus pies hubiesen dejado la tierra al saborear los labios de Pablo mientras que su mano acariciaba su mejilla con delicadeza.

En cuanto cortan el beso, Lola volvía a confirmar su teoría desde hace años. Veía chispas volar cada que Pablo sonríe.

—Estás loco, Pablo Gavi —le dijo con una sonrisa mientras acariciaba su mejilla.

Super loco por ti —aseguró él con una sonrisa—. De eso no tengas dudas.

Se dieron un último beso pequeño antes de que Pablo se baje de las gradas a celebrar con sus compañeros y Lola vuelve a su sitio con Xavi.

—Van a ser la noticia del mes.

—Cállate, Xavi. No dañes mi momento.

—¡Mira! Pablo ha sido cambiado.

Lola se desconcertó al escuchar aquello, Pablo iba a ser cambiado cuando era el que había logrado destacar de la plantilla y acaba de marcar un gol

Luego entendió perfectamente por qué.

Lo vio salir de la cancha, caminando con las manos arriba, aplaudiendo antes de saludar a su reemplazo y luego a su entrenador. A pesar de la distancia, logró descifrar el movimiento que sus labios quiso decir:

Vámonos.

—Te veo luego, Xavi.

No le dejó decir ninguna sola palabra a su amigo y simplemente salió de las gradas con mucha prisa.

Sintió varias miradas sobre ella, pero poco le importó. Caminó con rapidez hacia el interior de las instalaciones del estadio, sintiendo su corazón latir con intensidad.

Y desde lejos lo vio, en la entrada del vestuario de los jugadores de Barcelona. En cuánto sus miradas se encontraron, sus corazones empezaron a latir con la misma sincronía. Ambos sonrieron y corrieron.

—Pablo...

—Lola...

Ambos se quedaron callados y, luego, rieron juntos.

—Esto es para ti, Lola —detrás de su espalda salió un pequeño ramo de flores—. Espero que te gusten.

El corazón de Pablo latía con demasiada intensidad y no era por haber corrido por casi dos horas en la cancha.

—Lola, has sido el amor de mi vida durante todo este tiempo y la tengo bastante claro. Quiero que tú seas mi chica, quiero que seas a quien yo le dedique mis goles —murmuró, acariciándole la mejilla—. También quiero ser para ti la inspiración de tus músicas. Quiero que me mires a mí, entre la multitud, y me dediques todas tus canciones.

Lola estaba segura de que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento.

—Me levanto y me acuesto todos los días pensando en ti, en tu bonita sonrisa que me vuelve loco y en esos ojos azules que me enamoraron cuando solo era un niño —susurra con una sonrisa mientras acaricia sus dedos sin dejar de mirarla a los ojos—. No quiero esconder más lo que siento por ti, quiero volver a ser tuyo oficialmente y que tú seas mía. ¿Así que Lola... volverías a ser la novia de este chico tímido y gruñón que está super loco por ti?

Lola sonrió como una boba y las mariposas en su estómago aparecieron sin dudarlo. Se abrazó a él, colgando de su cuello y dejó un pico en sus labios.

—Sí, claro que quiero volver a ser tu novia.

Esa noche Pablo también confirmó de que las chispas volando solo aparecen cuando Lola le regala sus mejores sonrisa.
















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Comentarios

pablogavi ❤️❤️
user02 Quiero que sepan que me enteré de la misma forma que ustedes
user05 Gavi te amo, pero ella no te conviene
user07 Ya puedo morir en paz

aurorapaeza Me encanta

user01 TE AMO LPM

janafernandez3 Te amooooooooo

user05 Con lo de hoy ya es obvio que está saliendo con Gavi🥲

sabrinacarpenter ur so pretty

user09 El beso de hoy me dejó mal
➥ user14 Lloremos juntas, hermana

alejandrobalde guapetona y loquita

itsnicolewallace Pretttyyyy

user02 Estoy feliz y triste a la vez
user04 Yo

rosalia.vt 😍😍😍

user12 Gavi es mío

user14 Visca Barça 💙❤️

gracieabrams OMG

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