Javier me explico más a detalle el plan una vez en el colegio, en dónde nuestros padres no nos escucharían. Una vez que habíamos ensayado el plan, le pude avisar a Renesmee.

También pensamos en alejar a María, iba a ser difícil, pero lo conseguimos cuando ella dijo que iría al cine a ver una película. Intentamos burlarnos de ella al saber que iría con Manuel.

Teníamos todo planeado, solo faltaba no levantar sospechas. Así que yo arreglaría todo, Javier llevaría a cazar a la familia mientras yo ordenaba la casa. Sabía que la familia Cullen estaba en contra de los Vulturis, ningún otro clan de vampiros cuerdos y con un ligero instinto de supervivencia tendrían un vínculo de amistad con ellos.

Sería una gran decepción que ellos si intentarán matarnos, en todo caso... No dudaría en atacar. Ni porque Reneesme fuera mi amiga. Tenía una clara idea de que cuando se trata de primeros lugares, se tendrían que quedar allí mi familia. La familia que con tanto dolor y tiempo logramos formar.

Me dolería mucho, pero al final de cuentas ese era mi deber.

Después de tantas clases aburridas que yo ya conocía de memoria, pusimos en marcha nuestro plan. Javier se llevó a casi toda la familia, yo me negué.

Julieta me preguntó que si estaba bien, le dejé en claro que solo estaba algo estresada. Ellos se fueron, así que empecé a limpiar todo. Está charla iba a ser larga, así que me aseguré de mezclar el vino con una bolsa de sangre que teníamos en el refrigerador.

Solo esperaba que ningúna guerra se aproximara a nosotros, aunque ninguno se negaba a la posibilidad. Estábamos entrenados para eso.

Escuché el sonido de la puerta principal.
Habían llegado.

Javier y yo creímos necesario el hecho de que ellos llegarán primero, ya que existía la posibilidad de que mis padres los dejaran afuera.

Abrí la puerta viendo primero el rostro en forma de corazón, dulce y hermoso de Esme Cullen. Ella tenía una sonrisa en su cara y en sus manos un plato gigante, hice mover mi nariz para oler lo que había allí. Ella soltó una ligera risa al ver mis ojos brillar.

—Hemos traído Lasagna, espero que les guste.

Hablo Carlisle, su cabello rubio estaba más arreglado y me di cuenta que todos estaban vestidos formalmente. Me sentí algo rara al traer ropa informal.

—Pasen, mis padres salieron pero volverán en unos minutos. Me aseguré de que el vino sea bueno para ustedes.

Tanto como Rosalie y Bella me miraron de mala forma, en cambio Alice me sonrió caminando con gracia hacía el comedor.

—Hey.

Mire a Renesmee y me quede así por al menos un minuto, ella traía un hermoso vestido morado. Su cabello estaba suelto y me di cuenta que olía ligeramente a frutos rojos.

—Te ves bien, lamento mis fachas.

—No te preocupes, podrías ponerte un saco de papas y te verías bien de igual modo.

Le di un abrazo a la chica, me separé al oír la voz de Edward.

—Bonita casa, debo admitir que tienen exelente gusto.

Con un movimiento de cabeza agradecí a lo que había dicho el padre de Reneesme, le di una copa de vino a cada quien y dejé en claro que se podían sentar en la mesa.

—Por supuesto, nos encanta lo moderno pero combinado con nuestras culturas.

Me puse tensa al oír a Julieta.
Todos los Cullen estaban algo paralizados al ver el claro color oro que tenían los ojos de Julieta y Javier. Menos Esme y Alice, la primera sonrió con cariño y se levantó de la mesa para estrechar todas las manos de mi familia. Alice, que seguramente ya se esperaba todo esto, hizo lo mismo que Esme.

Al ver que ella se acercaba a Catalina, mire que mi hermana no se movía, solo la estaba mirando fijamente. Lo cual hizo que Alice sonriera aún más.

Alice era la impronta de Catalina. Hice sonar mi garganta y me levanté para presentar rápidamente a todos.

Cata, Emilio y yo nos servimos emocionados de la lasagna, estábamos tan concentrados que ninguno noto el silencio por parte de Rosalie, Bella y para nada sorpresa, el de Julieta.

—¿Alguien hablará de sus ojos? Pensé que los lobos y los vampiros no se llevaban bien, ¿no es eso una ley de los Vulturis?

Julieta soltó un gruñido bajo al escuchar la voz de Isabella. Intenté mantener en control la situación, pero sabía lo que hacía mencionar a esos cobardes.

—No si ellos no lo saben. Escucha, Bella... Nadie quiere problemas, solo estoy conviviendo con la familia de mi mejor amiga. Los Vulturis no tienen nada que ver aquí.

—Digo lo mismo, hay que hablar de forma civilizada. Quiero escuchar sus historias, nunca había visto una manada tan distinta.

Emiliano sonrió ante lo que había dicho Carlisle, ambos eran hombres de paz y calmados. Ambos protegían a sus familias, así que no era raro que estén de acuerdo con llevar platicas humanitarias.

Mire la emoción de Emiliano, el estaba listo para aventarse el cuento dramático familiar adoptivo. Lo había vivido, así que me concentre en ver el rostro de los demás y analizar con cuidado todo a mi alrededor.

Reneesme también estaba comiendo lasagna, mientras miraba con atención a mi alfa, pero note que su mirada estaba más en mi que en él. Sonreí cuando ella se dió cuenta que también la veía. Alice no dejaba de mirar a Catalina, la cual intentaba evadir su mirada.

Pobre Catalina, debe de estar sufriendo al no poder aventarse encima de su impronta.
Javier estaba con su teléfono, seguramente aterrizando en el chisme en Twitter.

Y Julieta... Pues Julieta estaba teniendo una ligera guerra de miradas con Isabella Cullen. La castaña tenía una prepotencia notable, aunque la mirada de Julieta no era para demostrar orgullo, si no para demostrar seriedad.

Pude ver a Emmett burlarse sobre eso, el también miraba a toda mi familia con curiosidad, como un niño pequeño.
Rosalie directamente me miraba a mi de forma asesina, sabía lo protectora que era con su sobrina, seguramente sentía que ella estaba en territorio enemigo. Así que la mire y sonreí para que se calmara un poco. Me sorprendió ver qué lo hizo.

El chico que había a lado de ella había calmado la situación, nuestro amigo Jasper. Definitivamente debe ser el alma de la fiesta en las peleas, en vez de furia el enemigo podría sentir estar drogado en la felicidad y ver arcoiris.

—Entonces, ¿No han tenido peleas? Son como perros y gatos básicamente.

Lancé una carcajada al escuchar la suave voz de Reneesme.

—Si, nos peleamos muy a menudo.

Julieta me miró con enojo.
—Los perros jamás entienden las órdenes.

Tratando de ignorarla, me levanté del comedor.

—¿Que les parece si vamos a la sala? Vengan.

Esperaba de verdad que Julieta no quisiera enterrar mi cuerpo bajo tierra. Por el momento, tendría que poner todo en orden para que ninguna persona con actitud furiosa ataque a otra.

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