Vestido
Era el cumpleaños de Spreen y aunque se supone ella debería ser la más feliz del planeta porque había logrado que la temática de su fiesta fuera de videojuegos.
Sabía que eso le costaría algo a cambio y eso fue que Vegetta le comprase un lindo vestido morado para dicha ocasión.
No se enojaría con su padre, entendía que él aún seguía con la idea que le encontraría el gusto a ser una linda princesa, ya que era la única hija de la familia (por ahora) y quizás no sería tan mala idea cumplirle el gusto.
¿Cierto?
Podía andar con el vestido un rato, tomarse fotos y después cambiarse antes que sus nuevos amigos llegasen a la fiesta.
O ese fue el plan.
Estaba acomodándose la estúpida corona cuando sintió una presencia detrás suyo.
Terminó por encontrarse a Carre y Roier que la miraban totalmente confundidos.
— ¿Quién sos y que le hiciste a Spreen?— ladeó la cabeza hacia la derecha queriendo asimilar lo que estaba viendo.
De tanto ver a la morena con shorts, pantalones rotos y camisas de alguna serie o videojuego, hacían que esto pareciera un sueño raro.
— Tus ojos lucen más con ese vestido— dijo Roier algo atontado siendo ahora el centro de atención. Aunque estaba como Carre, esa no era Spreen. No la Spreen que conocían.— Pero si me preguntas... — se quita su sudadera despeinandose un poco el proceso para poder ponérsela encima a la morena, claro, no sin antes pedirle permiso de tocarla. No quería incomodar.— sé que no estás cómoda.
Y esa mancha rara juro que es jugo de uva o puede que sea Slime.
No sé. Apenas la encontré en el fondo de mi ropa pero tan sucia no está.
Los tres rieron ante eso.
Notando después que tanto empeño ponían los Rubegetta en esa fiesta.
Podían jurar que era mejor que la feria que solía organizarse una vez al año ahí.
— NO JODAS QUE TENÉS PONYS— Carre gritó mientras salía corriendo para acariciarlos.— No se agarren las manos mientras no estoy.
Eso hizo que las mejillas de Roier se pusieran muy rojas. No es como si no supiera comportarse y aunque se ponía muy de nervios al estar a solas con Spreen, él solo quería ir lento.
Apenas estaban teniendo una bonita amistad y no quería arruinarlo con un enamoramiento de niños.
Tenía que entender mejor lo que es estar enamorado y saber si algún día sería correspondido.
— ¿Quieres ir a la pared de parkour? Es lo que pude ver que te tenía más emocionada cuando nos contaste de tu fiesta.— sugirió tímidamente queriendo aprovechar que todos los padres estaban ocupados conociéndose y eso les daría más libertad para divertirse.
Le vio negar algo triste mientras tomaba el vestido de las orillas.
— No puedo subir con esto. O si puedo pero luego mi pa- el viejo— corrigió rápidamente — va a decir que es peligroso. Que lo voy a romper o que al traer un vestido y estar allá arriba bueno... Ya sabes-
Roier asintió.
Si que era demasiado complicado usar ese tipo de ropas y seguro era más una tortura para Spreen.
No es que el vestido fuera incómodo o feo.
Solo que no daba la libertad como para poder subirte a un árbol, andar en patineta o hacer parkour sin tener el miedo de que se te vea algo de más o te quedes atorado.
¿Qué podía hacer él a cambio?
Oh.
— ¡Tengo una idea!— tomó su mano mientras entraban a la casa rápidamente. Eso tenía a la chica muy confundida hasta que al apenas pasar por la puerta vio como el castaño primero veía la talla del vestido y luego su propia ropa.
¿Acaso...?
¡Dioses!
Ya quería más a Roier con esto.
(...)
La fiesta siguió como se tenía planeado.
Hubo dulces a reventar, un montón de piñatas dadas como regalo por los padres de Roier queriendo darle un toque especial, shows con animales e incluso un payaso que primero le dió un susto de muerte a Carre al hacerle creer que le había cortado la mano en mitad de su truco.
(Esto también casi provoca el asesinato de dicho payaso a manos de Lolito.)
Pero todo había terminado bien.
Roier incluso les pidió a su padres quedarse un rato más, dejando a estos algo confundidos al ver lo que su hijo usaba. No es como si hubieran dejando de prestarle atención, pero había muchos niños, entretenimiento y el saber que algunos padres se conocían desde antes y esto era como un reencuentro, no les había permitido estar tan al tanto.
— Mijo. Creo que un vestido rojo o azul te quedaría más bonito.— comentó Quackity aguantandose las ganas de reír al ver a su hijo como una princesa de Disney.
No le quedaba mal el modelo de vestido, era uno similar al que usaba Rapunzel, solo que ahora estaba lleno de lodo y pastel.
— Concuerdo con Quacks, uno rojo con aquella bandana de arañas quedaría lindo o quizás el vestido de Cenicienta y te conseguimos un carruaje.
No sabían si a su hijo le gusta vestirse de mujer, es una broma o tiene que ver con la linda chica que se mudó frente a la casa.
Se irían más por la última opción porque recuerdan que prendas tenía su hijo puestas al apenas llegar a la fiesta y era justo lo que Spreen traía puesto al lanzarse a la alberca de pelotas que estaba debajo de la pared de parkour.
Habían educado muy bien a su hijo.
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Los capítulos de esta historia así como en adventures son sin orden.
Realmente las hago para que vean incluso los pequeños saltos en el tiempo sobre esta bonita relación/amistad
Espero les guste 💕
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