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Esto tiene una explicación.

Habían logrado convencer a sus padres acerca de que darles "la charla" ya no era necesario.
Gracias al internet, la escuela y ciertas cosas más que se niegan a admitir en voz alta, tenían el conocimiento necesario para no meter la pata y era mejor ahorrarse algunos traumas antes de que alguno de sus padres llegase a contar como fue que los tuvieron.
Aunque ya no podrían ver las bananas de la misma forma por la demostración tan gráfica que les dió el señor Vegetta.

Y es que si entendían la preocupación de sus padres sobre dicho tema, pero ellos no eran tan tontitos como para hacer algo que les perjudicaría la vida.
Incluso el embriagarse era a sabiendas que uno estaría totalmente sobrio para cuidar que los otros dos no terminasen colgados de un árbol o con alguna parte del cuerpo dislocada o peor aún, sin tripa.

Ahora lo único que querían era seguir con sus planes originales de jugar videojuegos, comer chatarra hasta reventar y quizás terminar de hablar acerca del tema del beso.
No querían que algo así arruinase tantos años de amistad.
Así que de la manera más amable les hicieron salir del cuarto y a como se pudo colocaron la puerta en su lugar. Casi que no los dejaban estar solos,  tuvieron que jurar que nada raro pasaría ya que sus padres parecían seguir con esas extrañas ideas que juran tenían que ser culpa de Juan.

¿Acaso si los creen capaces de algo así?

Mientras que Luzu se aseguraba que Quackity no intentase volver a entrar al cuarto, los padres de Spreen querían pensar en cual seria la mejor manera de pedirle perdón a su hija, creyeron que lanzarla a ese tipo de cosas la haría más sociable, que saliera de su burbuja.
Y no los malentiendan, ellos adoran como es, pero los adolescentes usualmente se escapan para ir a fiestas y tomar alcohol y ella aunque tenía permiso de todo eso, no lo hacía.
Aunque siendo sinceros nunca necesito permiso para tomar solo que era raro que sus padres le pidieran embriagarse y volver a altas horas de la noche.

Recapitulando las cosas si algo hubiera pasado sería culpa de ellos.
¿Qué clase de padre le hace ir a una fiesta sin alguna persona responsable presente y en la casa del chico que parece odiarla desde pequeños?

Solo ellos...

Ya viendolo bien.
¿Acá se estaban olvidando lo que también sucedía en ese tipo de fiestas?

Tenían suerte de que nada pasó en ese armario, que solo fue un malentendido y debían creer en las palabras de los chicos sobre que todo fue planeado por ellos para lograr salir del armario al "cumplir el reto."
O puede que necesitarán evidencias antes de confirmar o negar algo.

Y mientras ellos intentaban ser buenos padres, los tres adolescentes se quedaban sin hablar nuevamente.
Como si estuvieran asimilando la situación incómoda sobre hablar de sexo con sus padres y que estos casi dijeran sus posiciones favoritas.

Iugh.

Quitando el asco existía una gran pregunta en la cabecita de Spreen cada que miraba a Roier;

Si los hubieran dejado más tiempo en el armario, ¿habría sucedido algo más?

Porque recuerda bien que las manos de Roier estaban sobre su cintura y parecían querer bajar, mientras que ella le abrazaba con fuerza por el cuello.

Siguiendo esa lógica y si Carre no hubiera estado ahí quizás no solo se quedarían en un beso.

No estaba sobrepensando, era simple curiosidad.
Las hormonas estaban presentes, el interés en esas cosas existía.
Y claro que sabía que no es la única con ese pensamiento.

Roier era el peor de los 3 en ese aspecto.

Solo que jamás se tomó el tiempo de aclarar su mente en ello.
No se pasaba el día pensando en que tan hornys eran sus amigos aún cuando ellos no tenían filtro y casi que le daban lujo de detalle de cuando se hacían la paja.

¿Podía sincerarse con eso o actuar como si nada?
Ya que tampoco sabía como empezar. Y duda que sea normal tener esas conversaciones.
Tampoco quería imágenes que le hicieran sentir que debía ir con el psicólogo y negarse a volver a tocarle la mano a algún chico por el resto de su vida.

Carre en ese punto solo queria acabar con ese silencio, así que comenzó a decir que quizás lo del trío si era posible pero no de la forma en que todos pensaban.
Si no que él estaría acostado en el piso intentando no vomitar la cena de la semana pasada mientras Roier y Spreen se seguían besando porque solo bajo los efectos del alcohol veía posible otro beso entre ellos.

Igual le parecía ridículo que ellos aún juraban que solo fue un toque de sus labios, pero el labial corrido no mentía.
Y claro que sabe como se ve un labio hinchado debido a una mordida.

Puede que tuvieran el miedo de que la amistad se viera arruinada debido al beso ya que los amigos no se deberían besar y menos en la forma en la que lo hicieron. Roier jura que quizás se dejó llevar por el alcohol que había tomado y que su orgullo no le dejaba quedar como cobarde frente a todos.

Dejando a Carre solo pasando su mirada de un lado a otro, leyendo sus pensamientos y teniendo las mismas dudas porque conocía perfectamente a sus amigos y aunque para él un beso no era la gran cosa, quizás para ellos sí.

Tenía que mostrarles que esas cosas solian pasar, por accidente o no. Incluso por curiosidad, pero no por ello todo se iría al caño.
No estaban en sus cinco sentidos y él como la persona más "cuerda" en la habitación tenía que encontrar una solución.

Pensó en que podía servir para demostrar su punto, siendo que lo más obvio no era muy de su agrado.
No en este momento.

Suspiró queriendo apresurarse antes de que sus padres volvieran a entrar.

— No me dan muchas opciones.— dijo mientras tomaba a Roier de los hombros y antes de que esté pudiera reaccionar le plantó un beso con todas las ganas posibles
El castaño se quedó en shock mientras sentía aquellos labios rozar los suyos, al no esperarse algo así su cerebro parecia no recibir señales para alejarse.

Ni siquiera estaba parpadeando mientras que Spreen sentía que la mandíbula se le iba hasta el piso.

Bueno, Roier en la fiesta si iba dispuesto a besar a Carre. Así que debieron esperarlo.

Tan centrados estaban en esto que no pudieron reaccionar antes que la puerta volviese a caerse dejando ver que sus padres no se habían ido, todos queriendo ser unos metiches de primera estuvieron intentando escuchar al tener pegada la oreja en la madera y teniendo la mala suerte que el peso los hizo caer al suelo, con ello viendo aquella maravillosa escena de los chicos aún besandose.
Aún si Carre era quien tenía sometido a Roier y este sentía que el color se le iba del rostro.

— ¡Sabía que eso de vestirse de chica tenía otro sentido!— gritó Quackity mientras aprovechaba en sacar una foto con su teléfono. — Lusu, me debes 100 karmas y un salto de tigre.

Roier quería que la tierra se lo tragase mientras se alejaba de Carre queriendo ignorar el comentario de su padre.
Dejando a Spreen tapándose la boca con una almohada antes de que su amigo tuviera la magnífica idea de hacerle lo mismo aún con sus padres presentes.

— ¿Viste?, Te besé y todo bien. Vos podés dejar de darle vueltas a todo.— dijo ignorando que ahora con esto sus padres podrían creer que algo sí sucedió en aquel armario teniendo a ambos involucrados.

— ¡Me mordiste, cabron!— aunque quizás exageró un poco.
¿Qué?
Era la única opción.
No podía besar a Spreen.

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