Caían leves gotas de lluvia sobre un cementerio ciertamente vacío, el mausoleo de la familia Santiago retumbaba como si de un tifón inundando el interior del recinto se tratara.

Relámpagos iluminaban las ventanas desde adentro, resplandeciendo y tomando posesión del cuerpo descompuesto y esquelético de la abuela Santiago que bruscamente se movía dentro de aquel cajón, de pronto con un fugaz movimiento aquel cuerpo se levantó para palmear detrás de su cabeza.

—¡Te dije que nunca se debe jugar con los muertos PENDEJO!—

Tosiendo polvo por la cantidad de tiempo inerte se levantó poco a poco con ayuda de Leonardo, de pronto un golpe seco en el piso del mausoleo llamó la atención de la abuela momificada y el castaño, Ronnie Anne se había desplomado por completo en el piso —Otra vez trajiste a tu prima a tus chingaderas ¡¿Quién te dijo que podías?! ¿Ni una pinche ofrenda digna me merezco? Que te hice yo para que me faltes al respeto de ésta for... Ay... Ay... Ayúdame Leo— con debilidad después de consumir tanta energía al regañar a su nieto se recostó sobre su regazo —Ya abue, tranquila, ¿Cómo está Nana Dionisia? Se fue recientemente— tratando de no moverse mucho tomo su morral de dónde saco un pequeño bolsillo de tela de dónde saco un par de flores picadas de distintos colores que esparció por el pecho de su abuela que enseguida absorbió la vitalidad de estás, marchitandolas y dejando "respirar" al cadáver —Manzanilla de sobre... Cómo te gusta cagarla mijito— con una bofetada le regreso el rostro a Leo quien frotaba su mejilla hinchada —Pos' la dejaron de éste lado, yo de dónde saco algo natural de aquí abuela— molesta pero admitiendo aquella verdad volvió a acercar su mano al rostro del muchacho está vez gentilmente postro sus dedos fríos y esqueléticos en el cuello del castaño que con un escalofrío se acercaba al rostro de la abuela quien lentamente dió un beso en la frente del muchacho —Nana está con su hermana Joaquina, al fin se encontraron, por cierto tu abuela dijo que este día de muertos si quiere visitar la panadería, quiere que estés presente en puebla—  dando lo que pareció una sonrisa al muchacho
—Tambien quiero volver a puebla... pero este viaje me ah mantenido ocupado, aún quedan algunos cachorros más del Chahuistle, si crecen aun más...—como una conversación cotidiana aquellos dos parientes platicaban tranquilamente.

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Subiendo rápidamente las escaleras y tirando algunas cosas que tenía en la repisa al entrar, observó por su alcoba a casi todas las hermanas Loud, juntas, se dedicaban a cuchichear y juguetear con el animalito blanco peludo que encontraron cerca de la maleta de Lincoln —Por que no nos dijiste que tenías a esta hermosura— levantando aquel conejo a la altura de los ojos de Lincoln, Lola provoco en su hermano un malestar intenso que lo mando directo al excusado dónde devolvió aquella hamburguesa —¡Qué asco! Snowdin no mires...— ignorando el visible trauma de su hermano llevo consigo al conejo que sin ser visto por las hermanas guiño un ojo al peliblanco para después ser llevada en brazos por la menor —¡Polar! Ya te dije que su nombre es ¡POLAR!— gritaba alterada Lana siguiendo a su hermana.

Aún con el mal sabor de boca se sentó en aquel piso algo húmedo y frío sintiendo todo moverse de lugar de manera estrafalaria, mareado es poco a comparación de la disociación que estaba sufriendo, se había logrado infiltrar en su familia.

—¿Qué te pasa Linky? No has bebido nada... Y mírate, te ves pésimo— habló Lori desde la puerta del baño, Lincoln con la vista perdida aún calculando todos los movimientos que se adelantó la coneja, hablaba costandole prestar atención a la conversación continua
—Estoy bien... Lori... ¿Cuando encontraron este... "Animal"?— ahora preocupada severamente por la disforia de su hermano tomo asiento en el Inodoro —Lana lo vio fuera de tu habitación... O... La que "era" tu habitación... ¿Te das cuenta hace cuánto tiempo dejamos la casa?— preocupado se levantó dando tumbos por el piso aún afectado —Lori, estás paredes de madera siempre son iguales todos los años, ¿Puedes concentrarte?— siendo ayudado por su hermana fueron caminando apoyándose de la pared también —¿Qué pasa con ese conejo? No deberías estar cerca de el, te lo dijo el doctor ¡Tal vez hasta fue él quien te contagió!— rebuznante la hermana mayor forcejeaba el brazo del contrario —Puede que tengas razón— abrió su puerta para dejarse caer en la cama.

—¿Qué carajo pasó aquí?—

Observando el piso lleno de objetos caídos, algunos muebles dados vuelta, papeles que parecían hojas de los cómics de su hermano hechos cachitos cual confeti —Creo que tengo un problema...— la pesadez sujeta a los párpados del joven cuando miró a la mayor de sus hermanas fue suficiente para darle un mal presentimiento.

Del otro lado de la habitación una sombra se acomodaba el sombrero con una humeante taza de té flotante.

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Con un gran dolor de cabeza Ronnie Anne despertó —¡Abuela!— gritó al caer en cuenta, ahora sentada en lo que parecía una pequeña cama improvisada por su primo para resguardarse del frío —¿Leo?— escuchando un movimiento arenoso y pequeños golpes metálicos solo pudo imaginar el entierro de su abuela... Nuevamente.

Haciendo acto de presencia Leonardo sacudía sus manos y denotaba un semblante pensativo —No es el conejo de pascua... Éso es seguro— se acercó a su prima para sentarse a un lado, tomo de su morral una botella de agua que compartió con su contraria —¿Ella...— tragando saliva y aún tiritando por la horrenda escena que presenció —¿La abuela? Ella está muerta— bromeó el castaño para aligerar el ambiente, consiguiendo un golpe en su hombro
—¡No menso! Ella... ¿Puede recordarme aún? Es decir... ¿Aún sabe quiénes somos?— levantando una ceja y sonriendo burlonamente Leo se sentía por fin tomado enserio —Asi que ahora no soy un loco ¿Verdad?; Pues si, Nana aún está enojada de que no pongas nada en la ofrenda desde hace años... Pero dice que te extraña— riendo nerviosamente y sin saber que hacer con aquella declaración intento cubrir su rostro con uno de sus brazos pues las lágrimas fueron inevitables, saber aquello dió justo en la herida que creía cerrada.

En un movimiento rápido sorprendió a Leonardo quien de primeras pensó que recibiría un golpe; más fue también añadido al momento dramático con un fuerte abrazo y un "gracias" en voz baja.

Limpió su rostro con la manga de su Hoodie y trato de hablar lo menos entrecortado posible —Si alguien sabe algo de ésto te mueres...— riendo su primo asintió con la mirada —¿Entonces sabes lo que es?— una vez más recurrió a su cuadernillo
—Aún no lo sé con certeza, ni siquiera eh podido estudiarla o verla tan solo un momento, es difícil, también lo es aún más si lo que busca no es un mal general, es de los que se obsesiónan con su objetivo, si tuviera que adivinar se trata de una bruja... Aunque... Por como lo describe también cabe dentro de la categoría de Naghual o Skinwalker, pero no suelen quedarse con una forma definida, mucho menos tanto tiempo...— para Ronnie Anne todo aquello que creía falso se convirtió en una verdad de manera tan repentina que al ver aquellas criaturas tan perturbadoras dibujadas solo pudo sentir desmayarse de nuevo, aunque aguanto a su manera, eso sí, las náuseas no se fueron del todo —Y si es una bruja ¿No podemos simplemente derretirla con agua?— Leo como si de una obviedad se tratara volteó los ojos —Esos son solo cuentos Roni— reprochando Ronalda le volvió a dar un golpe con la palma abierta en el hombro —¡Y yo como voy a saber eso idiota! Entonces ¿Que deberíamos hacer?— estaba desesperada por una respuesta, pues ahora sabiendo que existe lo desconocido podía sentir de otra manera aquella cara de terror absoluto en el peliblanco —Por lo pronto sabemos que tú noviecito tiene un problema bastante grande... Este tipo de criaturas fijan sus objetivos con respecto a dos cosas según mi experiencia, o buscan comida...— olvidando el hecho de que le llamarán novia de Lincoln se aterrorizó de imaginarlo en alguna sopa o destripado en su alcoba mientras duerme —O buscan la reproducción...— la confusión y el morbo la motivaron a preguntar —Entonces o trata de comérselo o ¿coger con él?— de manera tan seria que formó en la cara de su pariente un asco instantáneo —¡Por supuesto que no! Qué cabeza la tuya... Si no es un controlador de magia lo más probable es que sea una criatura mágica, que aunque suene algo bonito la mayoría no suelen ser amigables, son bestias que principalmente buscan alimento o un lugar donde tener a sus crias, Pero este "ser" tiene habilidades cognitivas grandes que le permiten manejar su flujo de "magia" por lo cual tampoco la consideraría un animal por completo— todo aquello le daba un dolor de cabeza inmenso —¿Entonces es un Animal mágico? Que puede controlar su magia a voluntad, y es racional ¿igual que una persona?— intentaba comprender la joven latina —Pues vas por buen camino, el detalle aquí y por lo que la abuela dijo probablemente nos enfrentamos a un mimético, que por algúna razón que aún no comprendo puede usar pseudo-"magia"  lo cual no lo hace una persona pues no puede pensar ni sentir como un humano, simplemente lo hace por imitación, en este caso el cuento para niños del cabecita de algodón le dió una musa a la cual copiar— viendo la sorprendente capacidad de su primo ante situaciones así le llenó de orgullo y emoción, aveces le recordaba mucho a su papá quien se emocionaba de igual manera con sus libros.

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—Ella... Parece inofensiva...— con paranoia miraba hacia todos lados intentando encontrar en algún rincón la silueta de aquellas orejas gigantes —Pero  estoy seguro que debe estar escondiendo algo, lo siento en mis entrañas, es un monstruo que cuando menos lo espere estará comiéndome vivo...— Lori, sentada a la orilla de la cama veía a su hermano rondar por toda la habitación buscando eufóricamente lo que sea que estuviera alucinando —Oye... Tranquilízate, ven sientate aquí...— palmeo el sitio a su derecha —¿Ésta coneja de la que hablas, cómo se ve?— aquel tono calmo encendió una alarma en la cabeza del chico —Otra vez...— murmulló frente a su hermana mayor
—¿Otra vez qué? Tienes que calmarte— paso a paso se postro frente a la rubia
—Otra vez me miras así... ¡Cómo si estuviera loco!— agitó las manos hilarante —Eres como estás malditas paredes Lori, ¡Nunca cambias! Hace 12 años me hiciste lo mismo y no pienso dejar que me hagas sentir un Psicótico de nuevo— con enojo notable la discusión aumentó el volumen de su voz —Solo trato de ayudarte Lincoln, eres algo sensible en estas fechas y no te culpo por ello, se que fue difícil, pero el único que aún no se ah perdonado por aquello... Eres tú...— se levantó siguiéndole hacia la puerta, el peliblanco dispuesto a irse abrió con fuerza —¡Yo sé lo que ví! No me importa cuántas terapias o que tantos medicamentos sigan intentando borrar aquello se lo que ví— con sorpresa un abrazo desde su espalda lo detuvo, aquella calidez que se propagaba por toda su espalda le reconfortaba de manera inimaginable —Nada de eso fue tu culpa...— apretó aún más, Lincoln aunque sentia un gran nudo en la garganta junto a un ardor insoportable en los ojos, no quería llorar, aún estaba lo suficientemente enfadado como para negarle aquello —Sigo repitiendome eso todo el tiempo... Y aún no logro convencerme— soltándose de sus brazos se alejó de su alcoba y escaleras abajo se dispuso a salir por la puerta principal donde sin mirar donde pisaba se le acabó el suelo.

Tan imposible como ver a un cerdo volador un agujero suficientemente grande como para una persona, acababa de abrirse frente a la entrada de la casa Loud, tragándose al peliblanco y cerrándose casi de manera instantánea tal cual llegó.

Con verdadera desesperación Lori salió por la puerta principal deseosa de dejar toda aquella discusión fuera y simplemente abrazarle hasta que los dos terminarán la riña, encontrándose prácticamente con nada dejando su rostro helado ¿Había escapado tan rápido? Cerro la puerta y busco con la mirada por la sala y la entrada a la cocina —Hola Lori... Oye si Bobby viene ¿puedes pedir que traiga zanahoria de su tienda? El sabe dónde conseguir verduras frescas... ¿Lori?— miraba el maquillaje corrido de su hermana, Lily la menor de la familia siempre dispuesta a ayudar se acercó a abrazarle sin preguntar absolutamente nada —Estoy bien Lily, tuve una pequeña pelea de hermanos con Lincoln, el siempre es tan adorable y aún así, el tonto siempre encuentra la forma de lastimarte sin darse cuenta...— sonriendo y limpiando su rostro delicadamente palmeaba la espalda de la menor que no le soltaba de aquel abrazo tan fuerte.

—Ten, iré por algo de chocolate, no es bueno enojarse en navidad, después hablaremos con Lincoln...— al fin determinada, Lily tomaba la responsabilidad de apoyo emocional por primera vez en la familia, cosa que enternecida Lori agradeció bastante.

Frente al conejo, aquella rubia le alejó en el sofá, si lo que el medico había dicho era verdad, aunque el blancuzco amigo felpudo no fuera el paciente cero, ahora que había estado junto al peliblanco seguro que si estaba contagiado, cosa que le hizo pensar que debía ponerlo en cuarentena —Que tantos problemas puedes causar... Una cosa tan bonita, ¿Cómo puede Lincoln imaginarte cómo algo tan horripilante como un monstruo?— haciendo caso omiso a sus propios instintos lo cargo momentáneamente
—Mira ésa narizita, tu patitas acolchadas y esos ojos... Esos...— con mareo aquellos destellos escarlata penetraban su mirar furtivamente —Ojos...rojos...— de pronto un cansancio enorme le peso en los ojos y callendo rendida en el sofá tomo posición fetal para dormir viendo al conejo levantarse en dos patas, pensó estaba soñando.

Lily quien tomo algunos minutos en la cocina se acercó a la sala donde con sus dos tazas de humeante chocolate caliente buscaba a su hermana, que para su sorpresa no estaba donde le había dejado —Lori... ¡Lori! ¿Adónde fuiste?— dejo las tazas en la mesita de la sala y mirando al sofá veía un objeto ovalado que parecía brillar en un celeste intenso —Que bonito...— lo observo de cerca y lo dejo en la mesa también para buscar a su hermana donde sea que estuviera.

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Caminando rápidamente junto a su prima cercanos a la casa Loud, Leo veía sorprendido de nuevo el clima tan gélido que abundaba por el barrio completo pues mientras más se acercaban aún más frío se sentía
—Debe ser causado por Bun-Bun, ¿Recuerdas el plan?— con ráfagas de viento intensas que les impedían caminar intentaban arrastrarse a la casa —Brr lo recuerdo bien, entramos actuamos como si nada y tratamos de encontrar a Lincoln, lo que necesitamos es el muñeco por qué es su vínculo con él y por último intentamos no morir por qué probablemente  Malévolo cucarachon se nos ponga sentimental...— poco a poco e incluso caminando entre nieve intentaban acercarse a la casa, ya frente a la puerta se miraron con seguridad y asintieron a la par.

—¡LINCOLN VEN AQUÍ!— eliminando al instante que pasaron el umbral de la puerta el factor sorpresa, Ronnie Anne gritó desde la entrada.

—Eso es saber hacer una entrada...— sarcásticamente pensó Leo.

Al voltear por inercia percatandoce del montón de nieve a su alrededor con sus ojos, abiertos como platos, miraban con asombro como todo era absurdamente grande y con un bosque creciendo en su interior, con paredes llenas de pinos, arbustos, bayas y flores creciendo en cada grieta de la gruesa capa de piedra que surgían de sus paredes por sus paredes.

A pesar del fresco viento que se sentía no era nada comparado con el frio invierno que estaba helando fuera
—¿Qué es ésto?—
Se sentían como en aquellas historias de "Nirnia" que le contaba su padre.

—¿Dónde estamos?— preguntó asustado Leo al voltear y no encontrar más que el marco de la puerta vacío en un paraje a campo abierto.