Cap.2{Vieja navidad}
–¿Qué cosa eres tú?– se alejó temeroso de aquella criatura –Pero si soy yo, tú mejor amiga. . . ¡Bun-Bun!– habló emocionada mientras se acercaba poco a poco al peliblanco –Mirate. . . Ya eres todo un hombre ¿no es verdad?– Lincoln no dejaba de mirar maravillado aquella chica conejo, qué inspeccionó de arriba a abajo cada centímetro de ella parpadeando una y otra vez esperando que se esfumara en cualquier momento cómo un sueño muy raro –Te eh dicho que es de mala educación no saludar a las personas y menos quedarte viendo cómo si yo fuera una completa extraña– ella con su pequeño bastón golpeó su cabeza despertando a Lincoln de aquel shock –¿T-tu. . . E-e-er-res B-bun-Bun?– tartamudeo el chico sin saber que decir exactamente –¿Golpeé muy fuerte está vez? Jeje, ya habíamos hablado de. . .– su voz se silenció al mirar detenidamente a Lincoln, sonriente se quitó uno de sus guantes y con un suave roce de su dedo índice dibujó un par de símbolos raros y pronunció enérgica: "Simples hechizos de una bruja serán deshechos por. . . " Espero que el peliblanco continuara la frase, pero sólo se quedó callado estupefacto "Ugh. . . mi corazón de trufa" dijo decepcionada de Lincoln, ante esto los ojos del chico se volvieron blancos completamente con un gran brillo destellante, que después de un par de segundos volvieron a la normalidad y la chica volvió a repetir su palabras –Ya habíamos hablado de ésto ¿No es así linki-winki?– Lincoln muy confuso volteó a verla –Si. . . Ya, ya lo habíamos hablado. . .– Lincoln tocó su frente con algo de miedo por la acción de la chica –Bueno. . . Veo que la maldición de esa bruja mala daño mucho tus recuerdos, pero aún están ahí– dijo sentándose en el suelo tomando su sombrero para darle la vuelta y sacar dentro de éste una tetera con dos tazas, mágicamente dentro de la tetera comenzó a salir té caliente –Ahí tienes mi niño, té de limón con miel, cómo siempre te ah gustado– la taza flotó hasta llegar al regazo del peliblanco que muy asustado la tomó sorpresivamente bien –Un momento. . . Sabía que las reglas de etiqueta no las había aprendido con Lola. . . Y qué es éso de " Corazón de trufas y maldiciones"– Dijo soltando la taza que se quedó suspendida en el aire incrédulo de lo que veía interrogó a la coneja que sin mucha relevancia tomó su té –Los modales que te enseñé no son para que los olvides. . . Sientate y toma tu té– con un movimientos de su mano algo controló a Lincoln obligándolo a sentarse por la fuerza, bebió su té caliente y sabía extraordinariamente bien. . . Ese sabor, era nostálgico de alguna forma, sólo abrió sus ojos cómo platos para volver a dar otro trago.
Vários minutos pasaron y Lincoln aún desconfiado decidió volver a hablar después de que terminó su té –Así que. . . Bun-Bun. . . ¿Siempre fuiste una chica?– La coneja sólo volteó intrigada –¿Qué tanto recuerdas Linki-winki?– ésto sorprendió al peliblanco, intentó recordar lo más antigüo que se le viniera a la mente –La vez que bajé al sótano sólo. . . Ahí es cuándo perdí a Bun-Bun por primera vez , es lo más viejo que puedo recordar– La coneja volvió a beber de su té aún calmada –Intenta recordar un poco más. . . Estoy segura de podrás encontrar algo muy bueno– dijo para después del mismo sombrero de copa sacar una pequeña esfera de navidad roja, la lanzó al contrario y la atrapó mirándola atentamente, pequeños destellos de recuerdos vinieron a su mente pero nada mejor que éso, su cabeza comenzó a dar vueltas una y otra vez hasta que el mareo lo tiró de espaldas con un terrible dolor de cabeza.
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Hace mucho tiempo. . . En una navidad distante. . .
–Vamos amor, tenemos solo hoy para hacer los preparativos para mañana y nos falta la cena aún– Dice una mujer embarazada corriendo por todo el estacionamiento mientras sube a su auto –Si querida pero debes tener cuidado. . . Correr puede afectar tu salud– dijo preocupado el hombre que arrancaba el auto con toda una jauría de niños detrás quienes no paraban de pelear, pero dentro de aquella batalla campal había alguien que faltaba, Lincoln Loud, la bola blanca se perdió entre la nieve y muchedumbre, lloraba mientras caminaba por las aceras transcurridas de gente, miraba para todos lados pero nada le parecía familiar, el miedo lo obligó a correr, correr como si su vida dependiera de ello.
Quién sabe a dónde fue a parar pero era un lugar muy raro, todo era viejo y la maleza ocupaba parte de todos los lugares, cuando se dió cuenta del lugar en el que estaba una calma se adueñó de su ser, dejó de llorar e incluso estaba maravillado de las bonitas cosas que había por aquel "jardín del Edén", todo era nuevo e interesante, hasta que se encontró con "éso" una silueta obscura de tamaño gigante que intimidó bastante al pequeño, sólo vio como poco a poco aquella silueta cobraba forma en lo que su pequeña mente de infante pudo deducir en una sola cosa: –¡Conejo!– gritó con emoción corriendo hacía la silueta, que confundida se alejó de él, éste lo tomó como un juego y decidió seguirla hasta un árbol de aún mayor tamaño, el niño solo miró estupefacto, miró a la silueta meterse dentro de las raíces y la siguió –Madiguera– dijo el infante recordando su clase de ciencias naturales, mientras se encontraba en aquel lugar la silueta volvió a tomar forma pero ahora era mucho más pequeña, podía verla de espaldas comiendo algo, se acercó muy intrigado y la criatura reaccionó volteando a ver al pequeño, era una escena horripilante con un ciervo en el suelo sin moverse mientras que la criatura limpio lo que pudiera ser su hocico, decidió atacar para completar su festín pero antes de poder llegar siquiera a tragarselo lo miró intrigada –Tú. . . Deberías estar corriendo. . .– dijo la criatura con voz ronca y profunda, claramente intentando infundir miedo, pero para un niño curioso ésto no era más que un juego –¡Conejo!– reiteró el pequeño mientras se lanzaba para tocar a aquella criatura que ahora intrigada volvió a mutar en algo más "humano", era algo raro pues la criatura no estaba acostumbrada a tomar otra forma que no sea aquella bestia, Lincoln sólo miro confundido –No~ Conejo. . .– dijo triste, la criatura algo enojada volvió a transformarse en una bestia de cuatro patas algo deforme, el niño giro la cabeza sin entender lo que hacía y su rostro mostró inconformidad a lo que la bestia respondió agresiva: –¡¿Y QUÉ CARAJO ES UN CONEJO?!– gritó, el infante se quitó su mochila y la abrió para sacar torpemente un libro de cuentos, dónde busco página por página lo que para el era un conejo, mostró una imagen de una mujer conejo con una sombrilla, guantes y sombrero, la criatura ahora con un modelo base se convirtió en una chica con las propiedades de un conejo, ésto pareció gustarle al pequeño que enseguida aplaudió alegre, ésto logro que la criatura se sintiera bien consigo misma y decidió indagar más acerca de los "conejos" para alegrar a aquel cachorro humano, con alguna clase de magia durmió al pequeño profundamente y por primera vez se aventuró al mundo humano.
Tras varias horas de obtener conocimientos a base de magia y libros, regreso cómo una coneja/humana/maga que ahora conocemos y que es tan buena siendo el vivo retrato de un dibujo de cuento infantil.
Despertó al niño para sorprenderlo con sus nuevas maravillas y trucos que aprendió, le enseño rutinas cómicas, dió golosinas e inclusive pizza, era una maga por completo.
Pero para un niño. . . No todo es fiesta, de un momento a otro dejo de divertirse como antes, comenzó a tener una mirada triste, no comía más nada, ni reía con los chistes o los trucos de la coneja y sin más comenzó a llorar. . . La criatura muy preocupada tomó al cachorro humano para revisar si no estaba herido o enfermo, hasta que lo miró directamente a los ojos, ella pensó que cómo ella podía llorar el también haría lo mismo y se culpó por ello –¿Hice algo malo?– preguntó la criatura ahora con una voz suave –No *snif* es solo que extraño a mi mami. . . También a papi y a mis hermanas *snif*– la coneja se dió cuenta de qué el aún tenía familia. . .
Pero no quería dejar que se fuera, no quería quedarse sola de nuevo, quería a aquel cachorro humano para ella sola, fué entonces qué una idea ocurrió dentro de su cabeza –Oye. . . Se que te hará feliz otra vez, ¿Quieres que te lleve con tu familia?– preguntó sonriente la coneja aún con su actitud alegre –¿Enserio puedes hacerlo? Te quiero muchísimo– los ojos del pequeño recobraron ese brillo distintivo y la coneja pudo volver a sentir ese sentimiento de nuevo –Pero. . . A cambio necesito algo ¿sabes?– dijo la chica ahora con su típico sombrero de copa, lo volteó y de ahí sacó un pequeño conejo de tela –Yo me siento muy sola aquí y tú me haces muy feliz, pero si tú te vas me podré muy triste y fea de nuevo ¿Acaso quieres que eso suceda?– El pequeño niño negó con la cabeza preocupado por su nueva mejor amiga –¿prefieres seguir conmigo para poder seguir haciéndote reír con mis trucos?– El chico fingió pensarlo pero el sabía perfectamente lo que diría –¡Yo sería el niño más felíz del mundo entero si tú estás conmigo siempre!– dijo abrazando a la chica que sintió de nuevo ese sentimiento que le enrojecia la piel –¡Genial! Entonces lo único que tienes que hacer es tomar éste conejito de felpa y llevarme contigo siempre para que no nos separemos nunca nunca– el chico tomó el peluche muy feliz, tardo varios minutos pero al final logró encontrar una salida de aquel lugar tan misterioso, los dos se encaminaron hacía las afueras del lugar místico.
Lincoln nunca supo cuando dejo aquel lugar tan raro, pero agradecía estar en un lugar familiar, era el jardín de flores de la señorita Carol Pringney que estaba cerca de su casa, corrió un par de segundos a ciegas por la neblina de la nevada que comenzaba a caer, llegó a su vecindario, después a su calle y por último a la puerta de su casa dónde tocó fuertemente varias veces hasta que abrieron, era su madre quién al verlo solamente se lanzó a llorar su regreso, todos los Loud lloraron felices por ver de nuevo a su hermano –¡Mi bebé! Mi hermoso bebé está devuelta, ¿p-pero cómo?– preguntó al infante quitando la nieve, pasto y suciedad del pequeño –¡La coneja me trajo!– grito alegre mientras mostraba el pequeño peluche de conejo, toda la familia sonrió mientras lo metían dentro de casa.
–Dinos quién es tu nuevo amigo hermanito– preguntó Lori mientras tomaba al pequeño muñeco –¡NO! ¡DÁMELO!– gritó el pequeño arrebatando al conejo de sus manos extrañando a todos los presentes –Su nombre es. . .– miró a la coneja que ahora se encontraba a un lado suyo siendo invisible a los ojos de su familia, ella sonrió y le mostró su cuento dónde la parte de arriba mostraba el nombre del mismo "Las increíbles aventuras de la señora Bunnyble" la coneja cubrió las últimas letras con su mano, haciendo que el chico sonriera e instantáneamente responder –Su nombre es Bun-Bun– e inmediatamente abrazo al peluche –Y es mi mejor amiga– todos sonrieron incluyendo a la coneja.
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El joven despertó aturdido, se incorporó frotando su cabeza –¿Qué carajo fue éso?– la coneja golpeó de nuevo la cabeza del peliblanco pero ahora con más fuerza –¡Lenguaje jovencito!– El joven sólo frotó de nuevo su cabeza –Ouch ¿Por qué? Ya soy mayor– la coneja se volvió a sentar –No tiene nada que ver con la edad, se trata de respeto– Lincoln sólo trataba de sacudir su cabeza, no lograba concebir que esos recuerdos siempre estuvieran ahí –Va a suceder de ahora en adelante cada que te acuerdes de algo nuestro. . . ¿Cómo pudiste olvidarme así eh?– preguntó la coneja al joven incrédulo que ahora comenzaba a negar lo visto –Bien. . . Bien. . . Se que ésto es un sueño muy extraño, si voy a la cama seguro que despertaré y tú desaparecerás– se alejó poco a poco de ella e intento bajar las escaleras del ático, subió para ver si todavía seguía ahí y efectivamente seguía ahí.
En los últimos escalones saltó y cerró aterrado la puerta del ático corriendo a su habitación completamente atemorizado por lo que acababa de presenciar, cerró la puerta con el pestillo de la misma e incluso colocó su mueble tirando varias cosas ocasionando que las demás hermanas salieran confundidas por todo el ruido que hacía su hermano.
Lincoln se dejó caer en la pared para después tirarse al suelo cansado y con el corazón corriendo a mil por hora rezando por que aquella cosa no intentará entrar, sólo para que al final escuchar una voz a un lado suyo –Quizás quieras cubrir ésa también– apuntó a la ventana, el joven volteó asustado y era ella –¿Pero cómo. . .– se arrastro hasta la puerta que ahora era cubierta por un mueble, el silencio se acabó tras una série de golpecitos en la puerta que alertaron al muchacho –Querido. . . ¿Estás bien? Escuchamos ruidos fuertes y muy alarmantes. . – habló la matriarca desde el otro lado de la puerta, el chico miró a la coneja preguntando con la mirada –Abre. . . No querrás hacer enojar a tú madre– Bunnyble movió su bastón para que brillará y tomó posesión del mueble de madera que se movió a su lugar de orígen sorprendiendo al peliblanco –¡Ya voy mamá!– se apresuró a abrir la puerta y su madre entró preocupada –¿Qué son todos esos ruidos amor?– dijo mirando toda la habitación sin percibir la presencia de la coneja que sólo mostraba una gran sonrisa –Yo. . . Yo, yo estaba ¡Limpiando! Si eso así– mintió ante Bunnyble que perdió su sonrisa, en cambio ahora mostraba un semblante molesto moviendo nuevamente su bastón dejando caer un juguete desde la estantería golpeando a Lincoln en la cabeza –¡Rayos! Ugh eso dolió, Lo siento si estaba haciendo mucho ruido, quería limpiar a fondo y tal vez encontrar viejos recuerdos jeje. . .– sonreía nervioso, la madre solo miro preocupada a su único hijo varón y beso su frente justo dónde había caído aquel juguete –Procura no hacerte más daño ¿Sí?– salió de la habitación cerrando la puerta, detrás de ella apareció Bunnyble quien ahora se veía furiosa –¡¿QUÉ FUE TODO ÉSO?!– gritó la coneja sorprendiendo a Lincoln –¿Qué fué qué?– preguntó el peliblanco mientras se alejaba atemorizado –"Priciri ni hicirti mis diñi" cómo si ella cuidara de tí. . . ¿Y qué con ése beso?– se notaba bastante furiosa, tomó asiento en la cama del peliblanco y se cruzó de brazos –Será mejor que termines rápido, puedes ser un infiel pero mentiroso nunca– de la nada sacó una escoba y se la dió mientras que ella cerró los ojos para "intentar" dormir –Oh vamos. . . Yo también quiero dormir. . .– dijo mientras comenzaba a levantar las cosas tiradas –Un momento. . . ¿Por qué tendría que hacerte caso?– la coneja abrió los ojos nuevamente y con un movimiento de mano volvió a dibujar símbolos qué inmovilizaron al peliblanco, el chico comenzó a llorar sin darse cuenta, las lágrimas no dejaban de salir.
–Lo siento. . . Ahora mismo terminaré. . .– dijo Lincoln tomando la escoba sin dejar de llorar, la coneja sólo regresó a su sueño cerrando los ojos.
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