Amor frío - Mateo 24.12
Hola, chicas. Bendiciones.
Hoy quiero hacer este apartado especial y hablarles de algo que recientemente sucedió en mi país, algo que nos ha dejado dolor en el corazón y me ha hecho pensar en que realmente estamos en los últimos tiempos.
Hace sólo unos días, en mi país salió la noticia de que dos pequeñas niñas, de la zona rural, fueron asesinadas salvajemente; y una de ellas, la mayor, fue violada. Esta última fue decapitada y la otra niña, de apenas 10, fue encontrada sin vida con un montón de machetazos en su cuerpecito.
Saben, todo el país se levantó sorprendido por esta horrible noticia, por este acto tal cruel y cobarde que había cometido este hombre.
Eran sólo niñas. ¡niñas!
10 y 12 años. Apenas habían vivido diez y doce años en este mundo.
10 y 12 años respirando.
10 y 12 años. Eso fue lo que sus corazones batieron. Solo 10 años. Solo 12 años.
Este increíble cuerpo diseñado por Dios para que funcione unos 60 años, dejó de trabajar a sus 10 y 12 años por alguien que las mató.
Ahora, un días después, la mamá de las niñas habla ante las cámaras y dice que la niña mayor, la de 12 años, ya había sido violada a sus 8 años.
¿Se imaginan, chicas? Esa pobre bebecita de 12 ya había sido abusada. Apenas tenía 8 añitos cuando sufrió eso tan horrible que ni me imagino lo espantoso que debe ser.
Chicas, leanlo. No solo por leerlo, siéntanlo.
La mamá de las niñas además dijo que esta persona que las mató era alguien que llegaba a su casa a pasar el día en su casa. Recuerden que son de una zona rural, y no se como sea en sus países, pero normalmente en las zonas rurales las personas se visitan con mucha frecuencia y pasan el día entero en las cosas de sus amigos y vecinos. Incluso aveces llegan todos los días para pasar el día en cierta casa y para ellos eso es normal.
Es normal que en las zonas rurales hayan muchos niños en las casas, y esos niños y niñas crecen con extraños (para ellos tal vez no sean extraños) prácticamente viviendo en sus casas.
Cuando vi el reportaje de la mamá hablando, ni siquiera pude imaginar el dolor que debe sentirse perder a una hija. ¡imagínate ahora a dos!
Una cosa es cierta, (y no pretendo juzgar a nadie) como padres, madres; sobre todo cuando se tienen hijos pequeños, debemos ser en serio que sumamente cuidadosos con los niños. ¡cuidarlos! No dejarlos con nadie. No confiar en nadie.
La misma Palabra dice que este mundo está lleno de maldad.
Sin embargo, es claramente obvio que nadie puede hacer ese tipo de cosas a nadie; ni a los niños, mujeres, hombre, ancianos. ¡A nadie!
Saben, todo este tipo de cosas dolorosas, enfermedades, guerra por poder entre las naciones, y muchas otras cosas, solo nos confirman que nosotros estamos más cerca de ser arrebatados.
En cualquier segundo; mientras escribo esto, mientras tu lo lees, tal vez mañana, en un mes, un año o quien sabe, pero estamos cada vez más cerca de irnos.
En Mateo 24, creo que ha hemos hablado de él, aparece lo que sucederá antes del fin.
Desde el versículo 5 habla de todo lo que sucederá. (Toma tu biblia y lee todo ese capítulo)
Pero el versículo 12 dice:
Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
No podemos detener que la maldad se multiplique, Jesús dijo que así sería y así sera; sin embargo, esa parte que dice que por esa maldad el amor de muchos de nosotros se extinguirá.
Oye, ¿y acaso eso no es cierto?
Solo mira esto:
Cuando comenzamos con la pandemia, cada día en los noticieros comenzaron a dar un reporte sobre la cantidad de brote a nivel mundial (No sé si fue igual en sus países)
Pero mira, cuando dijeron: hay 500 mil infectados.
Todo mundo estuvo como ¡Wow! Asustado, con miedo, sorprendido, pidiendo que esa cantidad se mantuviese y no siguiera.
Luego subió a 1 millón. Incluso mi piel se me puso chinita cuando mire esa cantidad de infectado y aún muchos más muertos.
Comenzamos a tener misericordia por esas personas, sentirnos tal vez pesar y pedimos con todo el corazón por ellas.
Pero luego, que paso, la calidad se disparó. Día a día escuchábamos que la cantidad subía. Dos millones. Tres millones. Cuatro, cinco.
Dime, con toda sinceridad, ¿Cuándo ves en las noticias la cantidad de fallecidos por la pandemia, sientes ese mismo dolor o miedo en tu corazón que sentiste la primera vez que escuchaste que habían pocos muertos?
¿Te sientes igual? ¿Te asustas igual que los números vayan aumentando o ya no?
Se honesta. Seamos honestas.
Por haber tantas maldad en este mundo, el amor de muchos de ustedes se volverá duro, frío. Desaparecerá.
Oye, mi amiga. Que eso no nos pase. Que eso no nos suceda a nosotras. Que eso no le suceda a nuestras familias.
Cada día, trato de sentir. No quiero dejar de sentir. Me da miedo dejar de sentir. Quiero tener compasión, amor, misericordia, por todos en el mundo.
Me da miedo escuchar una noticia y no sentir nada. No sentir dolor. No sentir compasión.
Me da miedo que el amor que Dios ha puesto en mi se enfríe. No quiero que eso suceda.
Las muertes, violaciones, abusos de autoridad, todo eso va seguir, va a aumentar. Tal vez y dentro de unos años eso será del día a día.
Ahorita, en mi país tenemos conflictos políticos, y día a día los robos y muertes han aumentado. Cada día en las noticias aparece un asesinato y un montón de robos.
No quiero sentirme igual cuando miro esas noticias, no quiero dejar de sentir cuando veo eso. No quiero ver como cualquier cosa esas noticias. No quiero que mi amor se enfríe y ver como algo normal la muerte de alguien.
Oremos para que no seamos parte de ese muchos que aparece en la Biblia, donde dice que el amor de muchos se enfriará.
No quiero estar en esos muchos, no quiero que mi familia esté en esos muchos, no quiero que ustedes estén en esos muchos.
Esa es unas de las señales antes del fin. Y no quiero que mi amor se enfríe.
¿Has escuchado a esas personas que dicen que les da igual o dice que está bien que alguien haya muerto o le haya pasado algo?
¿Donde está su amor? ¿Que pasó con esas personas?
Incluso, si le sucede algo malo a alguien malo, un asesino o violador, no debemos decir que estuvo bien que eso malo le pasara a esa persona.
Si murió, ¿sabes que paso con el? Fue un Alma perdida, en el infierno.
Oremos para que Dios nos cuide de todas esas personas que están afuera y matan sin asco.
Oremos por nuestras familias.
Oremos para ser prudentes y andar en el camino del bien.
Oremos por esos violadores, asesinos, ladrones, narcotraficantes, usureros, estafadores, y todas esas personas crueles para que el mensaje de Salvación alumbre sus vidas y cambien. Para que satanás ya no gobierne en sus vidas y decidan entregarse a Dios y arrepentirse de todos sus pecados.
Oremos por nuestros niños. Por todos esos pobre bebés que les todo tener padres malos que los maltratan, los abusan. Oremos para que a dos niños les brille una luz y puedan ser libres de la tortura en la que viven.
Oremos unos por otros.
Oremos por los ancianitos que son abandonados y no tienen más el amor de sus familias.
Oremos por todas las personas que están en los hospitales enfermas de covid, que sufren por no poder respirar.
Oremos por todos los que están en los hospitales sufriendo otras enfermedades.
Aunque nos cueste, aunque nos de sueños, aunque no sepamos que decir, oremos. Oremos con todo el corazón.
Chicas, así como estas dos niñitas, hay un montón allá afuera que sufren abusos, maltratos que las mataron, violaron y torturaron.
¿Vieron el caso que salió de la chica de Costa Rica que fue secuestra desde Marzo y hasta hace poco la encontraron muerta?
Fue un vecino, alguien al que conocían. La violó y la mató. La torturó, la hizo sufrir.
Es difícil de creer que una persona sea capaz de hacer semejante cosa a otro ser humano, pero es lo que nos toca vivir.
¿Culpa de Dios? No. Culpa nuestra, porque si cada hombre tuviera a Dios en el corazón, ese tipo de cosas nos sucedían.
Como estas niñas, y esta chica, hay muchos otros allá afuera sufriendo.
Oremos por ellos.
No dejemos de sentir.
Que el amor en nosotros no se apague, no se extinga, no se enfríe.
Chicas, por favor, cuídense. ¡Cuídense mucho!
No confíen en nadie, sean sabias cuando anden en la calle.
Oren antes de salir, poniéndose en las manos de Dios. Den gracias cuando lleguen a sus casas de vuelta.
Si sospechan de alguien, no se crean paranoicas, sean precavidas.
Si creen que alguien sufre violencia o abuso, no se queden calladas.
Por favor.
Seamos buenas cristianas. Oremos por las chicas que conocemos, los niños. Por todos.
Les recuerdo leer el capítulo 24 de Mateo.
Dios les bendiga.
#Lasniñasnosetocan
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