Capítulo 61: "Reencuentro"
En esta tierra vivimos mil aventuras; algunas pueden ser más tópicas, y otras, más salvajes, no obstante, no dejan de ser vivencias que nos llenan de una sabiduría que nos beneficia como seres humanos o como personas extraordinarias. Hoy, para ser preciso, Davis nos había salido con algo que le faltaba el respeto a toda lógica, y bueno, para ser sincero, le creía hasta cierto punto.
—¿Una anciana? —preguntó mi amada algo desconcertada.
—Quiero saber cómo era esa señora —me apresuré a decirle.
—De acuerdo —el hermano de Gael me explicó su aspecto, e incluso, se empeñó en destacar que la mujer era muy amable, y que le sonaba de alguna parte, no obstante, no recordaba quién era. Contrariamente a él, yo ahora estaba seguro de ello; sin dudas, se trataba de la misma persona con la que me había topado unas cuantas veces en el pasado, y que también, me había ayudado en ocasiones muy puntuales.
—Yo sé... quién es —una voz extra se hizo presente, lo cual provocó que todos nos volteáramos a la dirección de donde provenía; ya era hora de que el hermano de Lili despertara.
—¡Louis! —exclamé sorprendido.
—¡Hermano! —dijo mi bella flor con alegría, y se acercó al lecho enseguida. En cuanto al resto, sólo expresaron sorpresa ante su comentario—. ¡Me alegra que estés bien, estaba muy preocupada! —la voz de Lili empezó a quebrarse, y luego rompió en llanto. Esa acción me hizo comprender que alguien puede sentir más de lo que expresa por fuera, pues sus lágrimas eran tan abundantes, que me daba a entender que su estado era delicado.
—Estoy bien, así que no llores —el rubio, acarició la mejilla de su hermana con mucho cuidado, como si tuviera miedo de quebrarla aún más y, en consecuencia, mi bella flor empezó a calmarse poco a poco hasta dejar de mojar el ambiente.
—Para ser sincero, es un alivio que estés bien —le mencioné sin pensar mientras me acercaba también.
—Lamento preocuparlos, en verdad —se disculpó.
—Oigan, yo aún estoy aquí —se quejó Davis, y Louis rio, pero no mucho debido a su estado.
—Tú no me dejas en paz ni siquiera estando medio muerto —de inmediato el pelinegro hizo sonar su lengua en señal de reproche.
—Deja de decir tonterías —le respondió ofendido.
—Sacando las bromas de por medio, ¿en verdad sabes quién es la anciana? —pregunté—. Sé que no es momento de hablar de ese tipo de cosas, aun así, me gustaría saberlo.
—No te preocupes, Dalton, es entendible después de todo lo que nos ha ayudado —se mostró muy comprensivo—. Ella en realidad es nuestra abuela, aunque falleció antes de que Lili la conociera más a fondo —aclaró él.
—¿Su abuela? —me exalté, y luego recordé la tumba—. Pero esa tumba sin nombre...
—¿Fuiste a la tumba de nuestra abuela? —se me quedó mirando interesado.
—No lo sé exactamente, pero fuimos a una tumba con Lili en nuestra primera cita—miré a mi amada, y ella me miró igualmente sorprendida.
—Esa tumba no tenía nombre —agregó ella dirigiéndose a su hermano.
—Es normal, los que somos miembros de la mafia, somos enterrados en los lugares más abandonados del cementerio, además, no nos permiten tener un epitafio ni tampoco colocar una placa con nuestro nombre, más que nada porque es para evitar cualquier cosa —aseguró.
—¿Qué es eso de "cualquier cosa"? —entre cerré los ojos extrañado.
—Pues dicen que cuando morimos, puedes cumplir un solo deseo a alguien, sea o no parte de la familia a la que perteneciste —sonrió de lado, y luego me miró con ojos acusadores—. ¿Le pediste algo a la tumba de mi abuela, Dalton?
—¡No! Pues... ¡Qué va! —exclamé nervioso.
—Esas tonterías no existen —mencionó Davis. Por otro lado, Lili decidió por fin inmiscuirse más profundamente, y por lo que dijo a continuación, no parecía estar muy interesada, o más bien, le restó importancia al tema.
—Chicos, lamento irme por otro lado, pero tengo algo que decirte hermano. Otra vez tenemos problemas con Gael —por la expresión de mi dulce flor, y por cómo se apretaba las manos contra su pecho, supe que le pesaba decirle aquello.
—Ese chico no deja de dar problemas —notificó de repente Davis cerrando a su vez los ojos.
—Tu hermano siempre fue conflictivo —aseguró Louis.
—Es inevitable —abrió de nueva cuenta sus orbes—. Pero... algo me dice que todo esto tiene que ver con mi padre, de otra forma no estarían vivos, ni yo, ni ustedes.
—Se nota que conoces al bastardo de tu hermano —dije ya fastidiado, luego agregué—. Sí, nos encontramos con él ayer.
—Así que Bon Miracle se ha sumado al juego. Esto va a ponerse duro chicos —se rio de nueva cuenta el rubio.
—No es gracioso, no creo que tengamos mucho tiempo para hacer lo que nos ha pedido —le mencioné.
—Hermano, ¿no hay alguna forma de detener esto? —insistió mi amada.
—Por más que quisiera evitar una confrontación con Bon, no podría, hermana, más que nada porque es un sujeto que tiene muy alto estatus, y no me refiero a poder. Por ahora sólo nos vemos obligados a seguir sus reglas —aclaró—. De cualquier forma, ¿qué fue lo que les pidió?
—Le dijo a Dalton que debía pelear con Gael y derrotarlo si quería que nos dejara en paz —el rostro de Lili no cambió casi en toda la charla, y denotaba los mismos sentimientos anteriormente descriptos.
—No digas más. Sé a qué viene eso —él hizo una leve pausa, miró hacia su frente, y finalmente, tomó algo de aire—. En la mafia, existe el honor y el poder, pero, sobre todo, el honor —afirmó—. Estoy seguro de que Dalton tendrá que enfrentarse a Gael, así que, es imposible hacer algo al respecto.
Lili al ver que nada de lo que hacía parecía resultar, estrujó sus manos con mucha más firmeza, y mostró una expresión llena de molestia, la cual nunca me hubiera esperado por parte de ella, así que, antes de que esta situación desatara algún terrible mal, tomé de los hombros a mi amada, y así capté su atención.
—Sé que todo esto es duro, Lili, pero no te preocupes, yo venceré a Gael y traeré paz a tu vida como a la de todos de nuevo —afirmé, aunque, aun así, mi bella flor me miró dubitativa, así que le entregué una sonrisa de mi parte para calmarla.
—Pero Dalton... —dijo casi en un murmullo. Sus ojos estaban tiritantes y vidriosos, lo cual daba señales de que estaba a punto de llorar.
—Sólo confía en mí. De verdad te aseguro que lo haré —fue entonces que la abrace, queriendo de esa manera transmitirle tranquilidad. Al principio la noté tensa, más luego se relajó poco a poco para terminar por asentir contra mi hombro.
—Está bien, confío en ti, Dalton, pero... trata de que ese encuentro no termine en un derramamiento de sangre; ya se han cobrado muchas vidas en esto —al poco tiempo, sentí sus manos aferrarse a mi ropa desde mi espalda, lo cual me hizo acelerar el corazón de emoción.
—De verdad... gracias —cuando nos separamos nos sonreímos mutuamente, y los demás nos quedaron mirando fijo, como si fuéramos dos bichos raros —. ¿Y a ustedes que les pasa? —les mencioné un poco inquieto.
—Nada, simplemente me parece un poco fuera de lugar que anden en sus romanticismos frente a un grupo bastante grande de personas, y más teniendo al hermano enfermo de tu novia a tu lado —anunció el rubio entre cerrando los ojos, quizás con algo de celos.
—¡Louis! —lo regañó Lili—. Aún no somos nada, no digas tonterías.
—No, sí que lo somos. Ni siquiera necesitas una respuesta de mi parte para saber que acepté tus sentimientos, cariño —le dije con una expresión llena de felicidad.
—¿Qué? —mi amada se llevó una mano al rostro mientras éste se le empezaba a llenar de un intenso carmín.
—¿Lo ves?, Dalton no entiende de supuestos —todos los allí presentes rieron con intensas ganas, e incluso yo lo hice, bueno, no todos, ya que a mi bella flor le dio mucha vergüenza aquella situación.
Después de pasado tanto tiempo, por fin pude dar con lo que quería, es decir, lograr que Lili (a quien admiré de lejos durante muchos años) hiciera de mis pensamientos futuristas una realidad; y ahora, simplemente faltaba la boda. Sin embargo, antes de tener cualquier festividad, había alguien que se interponía en mi ideal, y ese algo tenía un nombre: Gael.
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