Capítulo 51: "Disputa entre hermanos"
Yo soy una persona que no se rinde, que no tiene miedo a morir, que ve la vida como un reto al cual debe pasar por encima, y eso tenía pensado hacer con Louis, ya que lo creía un obstáculo más antes de llegar a Lili. Sin embargo, fui ingenuo; demasiado confiado a mi parecer, ya que era obvio que él me superaba en experiencia y fuerza, por lo tanto, una sola clase no bastaría para rebasarlo. En cuanto a los golpes que provenían de él, se asemejaban a los rayos, pues con su gruesa espada de bambú azotaba mi carne, logrando que, de ese modo, ardiera mi piel significativamente al marcarla en un mismo sitio; de ahí entendí porque usaban esos protectores los sujetos que practicaban Kendo.
De cualquier manera, no había pasado ni una hora desde el encuentro, y yo, ya estaba desparramado una vez más en el suelo agonizando por el dolor. No es como si me hubiera roto una costilla como la vez pasada, pero sus abusos eran tan precisos y constantes en el mismo sitio, que quizás me estaba produciendo un hematoma, incluso me costaba reincorporarme, lo cual me entregaba la impresión de que quizás era peor de lo que me imaginaba.
—¡Detenté! —exclamó Lili al mismo tiempo que escuché cómo afirmaba sus sandalias al suelo.
—¿Lili? —apenas pude girar mi cabeza hacia ella; realmente no podía hacer grandes movimientos por el sufrimiento.
—No te metas hermana —el tono de Louis era extraño; no parecía ser él.
—¿Por qué? —ella dio un paso—. ¡No ves que no puede levantarse! ¡Deja al menos que descanse! —de repente, el rubio rio, lo cual me incomodó, y por lo siguiente que dijo ella, seguro que también la había afectado— ¿Qué es tan gracioso?
—¿Acaso tú... aún no lo entiendes? —levanté un poco la vista para observarlos, y allí estaba Lili enfrentando a su hermano, quien mostraba una expresión llena de confianza y superioridad.
—¿De qué estás hablando? —preguntó un tanto confundida.
—Oh, cierto... tú no sientes nada por Dalton —aquellas palabras me dejaron helado, más que nada, por la expresión de burla en su asqueroso rostro, al mismo tiempo, lo dicho por él llegó a encender mi cólera. ¿Cómo se atrevía a decirle eso? ¿Cómo se atrevía a dudar de la posibilidad de que ella me amaba? Yo no... iba a perdonárselo.
—¡Bastardo! —grité desde sus pies, y de repente, de una forma antinatural me levanté sin darle mayor importancia a mi lesión. No podría explicarlo, aunque era como si un demonio me hubiera poseído en ese instante, dándome así la posibilidad de olvidarme de mi estado físico, y entregándome un poder extraordinario, así que, podría decir, que sentía que todo ocurría en cámara lenta (por lo menos para mí). A pesar de mi inhumano estado, había algo que era más real aún: ¡mis ganas de exterminarlo!
Mis ojos enseguida se abrieron enfurecidos, casi bañados por las llamas del mismo infierno, recordándome una vez más que estaba dispuesto hasta matar por mi amada. No obstante, aunque mis ganas de destrozarlo superaban a mi consciencia, parecía que la emoción por vivir de ese sujeto era enorme, porque cuando quise golpearlo con la espada sosteniendo ésta con ambas manos, a él sólo le bastó adelantar la suya para cubrirse del impacto.
—¡Wow! ¿Pero qué es está fuerza tan sobrenatural que posees? —mencionó sonriendo de lado en lo que veía cómo nuestras armas temblaban y crujían por la presión de ambos— Incluso tu mirada da miedo, Dalton Alvey.
—Aún lo recuerdas, ¿no es así? —gruñí con la intención de que sólo él me escuchara— La mirada que te dediqué aquella vez... aunque fue sólo una advertencia, hoy sí voy a matarte —aclaré acercándome más y aumentando la tensión en las hojas de bambú. Él, por otro lado, entre cerró los ojos molesto.
—Hablas demasiado —arrastró con su lengua aquellas palabras tan desagradables, y cuando menos me di cuenta, usó su mano libre para empujarme e inesperadamente me golpeó otra vez en la misma zona, y al hacerlo, de nueva cuenta caí al suelo, aunque recobrando la compostura debido al dolor.
—¡Hug! —me quejé en lo que me dejaba caer de espadas, y al mismo tiempo abrazándome a mí mismo.
—¡Ya basta! —la voz de Lili se expresó entre cortada, mientras que sus pasos se trasladaron con rapidez hasta que su presencia se plantó junto a mí—. ¡Déjalo por hoy! ¡Te lo ruego hermano! —mi dulce flor, decidió usar su cuerpo como escudo al ponerlo sobre el mío, defendiéndome así de él, y eso me había conmovido, lo cual logró calmarme debido a que me recordaba lo pasado aquella vez, aun así... ahora tenía el corazón acelerado por su causa, sin mencionar que mis mejillas se estaban encendiendo.
—Eres una impertinente —suspiró con pesadez, y luego lo vi inclinarse hacia nosotros—. Mírame, Lili.
Mi amada lentamente se fue enderezando en lo que yo permanecía en silencio, luego, con una mirada desafiante y llena de gotas a punto de desbordarse, miró con desconfianza a su único hermano, quien hasta hace poco había tomado la osadía de burlarse de su amor por mí. Por otro lado, contra todo pronóstico, lo vi tomarla del mentón sin ninguna maldad.
—Escucha bien mis palabras, y tú también estate atento a esto Dalton, porque no eres ajeno a lo que diré —la mirada de Louis de inmediato cambió a una más: fría, relajada, e incluso, ésta desvelaba un dejo de cariño—. Lili, yo amo a Dalton, y a pesar de que le prometí ayudarlo, no puedo evitar sentirme celoso, y eso me hace querer arrebatártelo. Es por eso que, si tienes sentimientos por él, será mejor que te apresures, porque mientras tienes a alguien que muere por ti cada instante al punto de ir contra las normas, yo no puedo evitar enamorarme aún más de él por su coraje —cerró entonces los ojos—. Amo a Dalton —lo escuché decir con seguridad—, y deseo tenerlo a mí lado, así que lucharé por él —luego soltó su rostro, la apartó con cuidado, y me tomó a mí entre sus brazos para cargarme.
—¿Qué crees que haces? —tartamudeé. Admito que me había tomado con la guardia baja, aunque sabía que Louis ya se me había confesado antes, no lo había hecho tan formalmente hasta ahora. La forma en que expresó sus sentimientos, había sido mucho más profunda y heroica, lo que hizo que se me enchinara la piel.
—Dalton, ahora te llevaré a dentro. Lili, hermanita, quédate a pensar si quieres —lentamente nos fuimos, y detrás nuestro, dejamos a mi futura esposa muy afligida. A todo esto, no es como si no quisiera apartarme, más bien, deseaba hacerlo, pero me veía contrariado debido a las puntadas que me proveía mi lesión; aquello no me permitiría librarme de las cosas tan fácil, así que simplemente me dejé arrastrar por la corriente.
Quizás lo que le dijo su hermano era demasiado para ella, y claro, también me costaba asimilar que Louis dijera que se lo tomaba como un asunto real. Pues bien, el tiempo pasó, por lo que, entre tanto pensamiento, ya me encontraba sentado sobre la cama, además, justo a mis pies se acomodaba aquel rubio.
—Dalton —yo no podía mirarlo directamente, debido a que estaba avergonzado, así que simplemente volteé a otro lado, y me crucé de brazos.
—No entiendo porque hiciste eso, en verdad... pensé que me ayudarías —dije con un tono envuelto en decepción, y luego aflojé los brazos.
—Yo... es verdad que te amo, pero, también es verdad que me he rendido, así que no te he mentido —me volví hacia él, y por un minuto, sentí piedad por este tonto, pues en su rostro reflejaba un inesperado tormento que lo acosaba, aparte, unas lágrimas empezaron a surgir de él, lo cual me indicaba que no debía dudar de lo que ocurría—. Y puede que sea verdad que no lo tolero, así que... me gustaría pedirte algo para poder despedirme de estos sentimientos —se llevó su dorso a su rostro para poder enjuagarse las lágrimas.
—¿Qué es? —interrogué de mala gana. No sabía lo que pediría, aun así, quería ayudarle, después de todo, le debía muchas cosas.
—Un beso. Con sólo un beso, no voy a volver a molestarte, ni a ti, ni a mi hermana —me dijo.
—¿Qué? —inmediatamente me alteré; no es como si fuera a dárselo tan fácil—. ¿Estás loco? ¡Tú sabes que yo no puedo!
—¡Por favor, es lo único que te pediré en lo que me reste de vida! ¡Sé que lo nuestro es imposible, así que, por lo menos considera hacerme ese pequeño pedido! —él agachó su cabeza ante mí, y cerró los ojos con fuerza. En su cara, se expresaba claramente el disgusto por mi rechazo, en especial, cuando me percaté de que lloraba. En ese lapsus, tomé un poco de aire, ya que, por un momento, me recordó a Lili en nuestra cita frustrada (la cual fue interrumpida gracias a él).
—De alguna forma se parecen —murmuré para mí mismo, y cerré los ojos. Sabía que se encontraba completamente destrozado, fue así que lo pensé dos veces antes de volver a negarme, hasta que creí que lo mejor era acceder—. Bien, sólo no te muevas.
—¿Eh? ¿De verdad lo harás? —quise aprovecharme de que tenía los ojos cerrados, no obstante, ese bastardo abrió de repente los ojos sorprendido por mi decisión.
—¡Tan sólo cállate y quédate quieto de una maldita vez! Estás haciendo las cosas más difíciles para mí —exclamé inquieto. Por lo demás, él tragó saliva, se limpió las mejillas, y finalmente, cerró los ojos.
Esto no era propio de mí; ¿yo? ¿Besando a un hombre, que, para colmo, era el hermano de Lili? La ruleta del destino me tenía flipando. Estando ahora en un acuerdo mutuo, lo observé en su paciencia con algo de pesadumbre, aunque bueno, esto era necesario para establecer la paz con él (creo yo). A estas alturas, era obvio que no íbamos a quedar juntos, después de todo, yo la amaba ella.
—Bien, aquí voy —mencioné, y me incliné con cuidado haciendo rechinar un poco la cama, y justo allí, le entregué un pequeño beso en la mejilla. Sí, no creí que fuese necesario darle uno en los labios, sin embargo, me aseguré de que la experiencia se transformara en algo memorable, así que, una vez terminada mi misión, me aparté. Aquella pequeña odisea había culminado, y con ello, me quedó un sabor salado en los labios, recordándome así que él minutos atrás estuvo derramando lágrimas.
—Oye —Louis se quejó al darse cuenta de que lo habían timado, a lo que yo saqué la lengua un poco más animado frente a su reacción.
—No especificaste dónde —él simplemente sonrió y se rio suavemente, más luego, se pasó la mano por sus cabellos dorados.
—Bien, no importa, con esto está bien. Sé que quieres conservar el resto para ella aun cuando parezca egoísta —me miró con esos ojos esmeralda y me dedicó una sonrisa un poco más amplia—. Gracias por hacerme este favor.
—No es... nada —por algún motivo, me sentí un poco abochornado, y para disimularlo, me rasqué una de mis mejillas, las cuales ardían aún.
—Bien, es hora de irme. Muy pronto vendrá mi hermana a cuidarte —se levantó del suelo dejando en evidencia su altura—. Por cierto, lamento haberte lastimado hoy. Seré más suave la próxima vez. Quiero asegurarme que aprendas a defenderte —ahora la expresión que cargaba consigo parecía la del Louis que conocía, es por eso que me contagió de su sonrisa.
—Está bien, la próxima vez no te perdonaré. Para que lo sepas —le hice saber con cierto entusiasmo.
—Eso lo entiendo perfectamente —se acercó a la salida de la habitación, me dio una última mirada, y se despidió—. Buenas noches, Dalton.
La voz de Louis desapareció de la habitación, y consigo su esencia. Aun así, por alguna extraña razón, sentía que algo malo iba a pasar; algo que tenía que ver con él. ¿Sería que nuestro vínculo se había estrechado por esta situación?, la verdad es que no sabría calcularlo, no obstante, lo considero mi amigo, y si me necesitaba en algún momento, él sabría que podría contar conmigo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro