Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4: Revelaciones

Era tan joven en esa época en la que te conocí que, por aquel entonces creía que el mundo para mí no tenía colores; realmente no había luz que pudiera alcanzarme, pero como un fuerte resplandor tú entraste. Sin saberlo, abriste una ventana y pasaste por aquel marco como si fueras un ángel que estaba decidido a salvarme. ¿En qué estaba pensando? ¿Me enamoré de cualquier tipo de ángel? Ahora, ¿quién me había salvado iba a traicionarme? ¿Qué es lo que debería hacer? La verdad no estoy seguro de nada, pero en esta situación no pude evitar pensar el por qué empecé a amarte tanto. Y de este modo, los recuerdos se desbordaron en mi mente como los mismos relámpagos que caían sobre nuestras cabezas en este tan desastroso momento, por lo que llevé una de mis manos a mi rostro, cubriendo así la mitad de éste y sintiendo cómo el corazón se me desgarraba. Dentro de aquellos primeros recuerdos, cuando decidí volverme tu sombra, al inicio no pude discernir lo especial, no obstante, más adelante me encontré con muchas sorpresas; en una de tantas, estabas paseando por la calle de regreso hacia tu casa como de costumbre, y yo creí que sería una tarde más de las tantas, y quizás hubiera perdido el interés después de esto, al creer que solo eras una chica más del montón. ¿Pero sabes qué?, no lo eras. Mientras te perseguía, pude ver que te detuviste de improviso, y que el sol abrazador, no fue lo suficiente hostigador como para obligarte a que siguieras tu camino, además, estoy seguro hacía tanto calor, que en el asfalto podías cocinar algo ahí, aun así, te mantuviste sobre ese lugar observando algo que no podía lograr distinguir con sencillez, así que, debido a esa situación inesperada, incliné mi cabeza mientras te miraba en señal de confusión. Pasaste unos minutos tal vez reflexionando sobre algo, hasta que al fin te moviste yendo al borde de la calle, y allí te agachaste. A tus pies tenías un escarabajo negro, que estaba con su caparazón contra el abrazador asfalto, mientras que sus largas patas se estiraban hacia a Apolo; en ese momento aún me encontraba muy desorientado, por lo que pensé que ibas a matarlo, pero en lugar de eso, lo tomaste con cuidado con tus manos, y te lo llevaste rápidamente de ahí a un árbol cercano. Recuerdo que lo elegiste con esmero, queriendo, quizás, conseguir el que parecía tener la sombra más fresca, y apenas te decidiste, lo colocaste sobre una de sus ramas, y moviste tu mano frente a él con la inocente idea de darle algo de viento, pues no había ninguna brisa que pudiera siquiera sacudir las hojas de aquel gran roble. Para tú fortuna, el escarabajo respondió a tus buenas acciones, lenta y sigilosamente, pero volvía a vivir de nuevo. De este modo, nunca antes me sentí tan sorprendido. Observarte me permitió comprender que amabas la vida; tu noble corazón me había cautivado una vez más. Sin embargo, no fue la única hazaña de la que fui testigo. En otras oportunidades, te vi salvar no solo a escarabajos, sino que también repartir dulces a los niños de buena voluntad, e incluso llegué a ser testigo de cómo te esforzabas por pagar tus estudios. Eras una chica: fuerte, luchadora, admirable, y hermosa; lo eras y lo eres. ¿Cómo no iba a poder enamorarme de alguien así? No obstante, ahora me encontraba completamente perdido en una nebulosa, pero no se trataba de una de esas en la que te desorientabas por sus más bellos pigmentos, sino una en la cual su brillo se perdía y se transformaba en un hoyo negro. Es así que, en lo que me dejaba atrapar por mis pensamientos, sentí desde la lejanía que tú aún estabas anonadada por la reciente confesión. Sin embargo, esto no obstruyó tu respuesta; como si el sonido de la naturaleza hubiera desaparecido en unos cortos segundos, me permitió escucharte más claro que nunca.

—Lo siento Gael, no puedo aceptarte, pues no siento lo mismo que tú.

De alguna manera, recuperé el aire que perdí, y mi espíritu se vio revitalizado. Mis piernas tampoco podían creerlo, y para descansar de la momentánea tensión, me dejaron caer sobre el suelo quedándome ahí sentado, a continuación, resoplé; no podía estar más aliviado. Ese instante, dejé mis manos también reposar en el mojado asfalto, sintiendo a su vez la suciedad mezclada con algo de barro que manchaba mis deterioradas vestiduras.

—Podemos intentarlo, no tienes por qué rechazarme de plano. Si en algún momento te sientes incomoda conmigo, entonces lo voy a aceptar, pero no me detendré hasta que me des una oportunidad —insistió el pelinegro.

—Ya te lo dije, no voy a repetirlo; te va a doler aún más.

—Bien... si no es ahora será en un futuro. No me voy a dejar vencer.

—¿Qué? —le respondió Lili con evidente confusión. A pesar de que no los estaba viendo, me imaginaba todas las expresiones de ella, tales como: cuando volteaba y lo miraba con aparente desconcierto. Por otro lado, la respuesta de ese sujeto me resultó un poco rara por la última frase, ya que me llevó a preguntarme lo siguiente: "¿me había notado?", después de todo, ese tipo, estaba claramente señalando a alguien desconocido para ellos.

—Sabes de quién hablo Lili —dijo con un tono más severo y bajo. Era como si intentara que no lo escuchara. ¿De quién estaban hablando? No obstante Lili estaba ignorando su argumento (o al menos eso entendía), pues su silencio me indicaba que no estaba enterada de la clase de desconocido al que se refería, y mucho menos yo lo entendía. ¿Pero probablemente se trataba de otro rival? Quizá era eso, y él le conocía, por lo que creo que en los próximos días me dedicaría a investigar, aunque eso significara no ver a mi hermosa princesa en ese tiempo.

—No, no sé de lo que me hablas. No has dejado tampoco de actuar extraño, ni de dar problemas en la universidad desde que llegaste —le respondió con el mismo tono solemne.

—Sigues sin creerme. Eres realmente decepcionante Lili —soltó una risa irónica que apenas se podía percibir por la lluvia y creí imaginar que él movió sus hombros con un especial desencanto. De alguna forma se percibir la resignación en su voz, me hizo sentir realizado.

—Tú eres el decepcionante para mí, Gael. No has madurado ni un poco —le reprochó, y por su tono, me surgió la imagen de una mirada seria mezclada con enojo que se plantaba en el hermoso rostro de mi bella castaña. ¿Qué pasaba aquí?, era la primera vez que llegaba a percibir esa expresión en la bella faz de ella, y para ser sincero, no estaba mal; aun en su molestia, me parecía atractiva.

—Como sea... —aquel tipo intentó decir algo más, pero entonces Lili lo interrumpió.

—Ya me tengo que ir; se me hace muy tarde. Por cierto, a pesar de todo gracias por acompañarme a casa —le dijo con un timbre lleno de disgusto, molestia, y con un desganado agradecimiento. Lo siguiente que escuché que hizo mi amada, fue que a él lo pasó de largo, desencadenando así, un gran desconcierto en ese hombre que la había acompañado, o por lo menos, es lo que yo llegué a interpretar. Un minuto después, se escuchó cómo ella azotó la puerta, y me permití acomodarme bien detrás de la columna de luz para luego ver el cielo. De un segundo para otro, toda la adrenalina de hace rato que recorría mi cuerpo había desparecido brindándole así, espacio al dolor de las recientes heridas que no me dejaban de sangrar desde hace rato, y a pesar de eso, me estaba relajando hasta que escucho que unos pasos se acercan a una zona más allegada de donde yo me encontraba, lo cual hizo que se me helara y cortara un ligero momento la respiración.

—Sé que estás ahí, también sé que nos has estado escuchando todo el rato —al parecer, había sido descubierto, y... no, no le temía para nada, así que me asomé para verlo, es así que Intercambiamos entre los dos unas miradas afiladas, y luego salí de mi escondite dejando a la vista mi terrible estado.

—Vaya, esto no me lo esperaba. Pensé que te encontraría en plena condición para intercambiar unos cuantos puños —me sonrió de forma burlona mientras se ponía una mano en la cintura.

—Así que tú... —me interrumpió.

—Así es, yo fui quien te encerró; imaginé que estabas en aquel almacén. No esperé que fueras tan idiota como para quedarte dormido allí dentro —dejó escapar una risa que enmudeció un poco la lluvia.

—No mereces a alguien como ella; no la mereces.

—¿Qué acabas de decir? —gruñó y se acercó con la intención de intimidarme con su porte, más yo permanecí firme, sin siquiera apartar la vista de él aun con lo cerca que se encontraba—. ¿Así que consideras a Lili como tu novia? —preguntó con el mismo tono de desdén, o quizás más irritado que antes; no lo sabría decir.

—Sí, ¿algún problema? —finalmente sonreí ante su pregunta. Entonces, él se acercó iracundo, y me insertó un golpe en el rostro logrando hacer que cayera de espaldas al suelo. Había quedado con la mirada en el cielo nublado, ya un poco incapacitado, pero aún con la suficiente fuerza de voluntad como para responderle.

—¡Claro que lo tengo, no has dejado de seguirla aun cuando ha pasado mucho tiempo! ¡Aún recuerdo tus estúpidos ojos! ¡Los reconocería en cualquier lugar! —escupió con desagrado.

—Así que eres tú... y lamento decirte que yo no tenía noción de ti hasta ahora. Por cierto, ya he visto a muchos ser rechazados por Lili, pero creo que tú eres el más patético de todos —fijé mi mirada en su persona sin levantarme del piso, y el muy desgraciado me tomó de las solapas humedecidas, elevándome hasta cierta altura, para luego acertarme una mirada llena de odio.

—Tienes suerte de que estás mal herido —me dijo, y me soltó con la intención de hacer que mi cuerpo rebotara contra el piso, y desde luego, tuve que usar mi brazo para poder evitar que la caída me hiciera aún más daño, aunque bueno, algunos raspones me gané sin poder evitarlo del todo—. Esto no quedará así. ¡La próxima vez que te vea, te aseguro que te voy a matar! —me amenazó y empezó luego a alejarse de la zona. Para cuando lo perdí de vista, por mi parte, me senté en el asfalto y miré hacia una ventana que tenía la luz encendida, la cual provenía del cuarto de Lili.

—Oh Lili... alguien quiere quitarte de mí vista, pero no voy a permitirlo —anuncié al aire, por un lado, sabía que no me escuchaba, pero de alguna manera sentía que podía verme, así que me puse entonces de pie y miré de frente a la ventana; por unos segundos creí haber percibido una silueta detrás de las cortinas, pero no estaba seguro, de ahí que, como un tonto, sonreí—. Lili, Te amo —después de decir esto, deseé con todo mi corazón que mis palabras llegaran a ella; qué pudiera leer estos labios que estaban en su posesión sin haberlos tocado aún, y que pudiera también sentir la pena que me embargaba al no estar a su lado, cosa que... no sucedería por obra de magia, así que... después de pasado un instante, planeé marcharme, pero entonces apenas di un paso, algo me ocurrió: resbalé y caí. Por un segundo, no supe dónde estaba, también me di cuenta que nadie iba a ayudarme, por lo que cerré los ojos resignado mientras la fría lluvia caía sobre mí. Sin embargo, escuché una puerta que era abierta y azotada con violencia, acompañada por el sonido de unos tacones que fuertemente chocaban contra el piso mojado e iban acercándose hacia mí. Más adelante, algo cálido me tocó; unas manos suavemente se posaron sobre mi rostro, y unos finos dedos se pasearon por mi piel haciendo que abriera un momento los ojos; por unos segundos, me estremecí ante el tacto. ¿Qué era lo que estaba pasando?

—¿Quién... quién eres? —pregunté enseguida. No podía ver bien a la persona, después de todo, mi vista estaba difuminada, por lo que llegué a la conclusión de que quizás me había dado fiebre. Bueno, de ser así, era de esperarse, estando herido y encima debajo de ese aguacero daba lugar a esos decadentes resultados, donde le siguió un escenario vestido completamente negro pese a mis esfuerzos por mantenerme despierto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro