Capítulo 35: "¡Solo escucha mi voz!"
Casi podía alucinarse que las lágrimas que estaban próximas a salir, se tornarían de un rojo macabro, más que nada, por el dolor que carcomía a todos, bueno, no a mí en particular, aunque sí a Lulubel, ya que ella parecía estar al borde de un ataque de ira, es por eso que terminé levantándome, e interviniendo. Apenas me acerqué, posé una mano sobre la de mi vecina, y a continuación, la rubia se giró hacia mí. En cuanto nuestros ojos chocaron, no hizo falta que le dijera nada, porque intuyó sola lo que quería comunicarle, así que finalmente, hizo el gesto de bajar la mirada con lágrimas en los ojos mientras soltaba al hermano de Lili. A pesar de que logré calmarla, observé con severidad a Louis, y le dije lo que vino después de esto.
—No comprendo porque usas a quienes te estiman para tratar de proteger a alguien, y aun sí se trata de Lili, no es un buen motivo, así que deberías pensar más las cosas —por mi parte, quizás sabía que aquel reproche estaba demás, sin embargo, lo llevé a cabo de todas maneras—. Por eso es que te digo esto. Acabas de decepcionar a Lili, pero no sólo a ella, sino que también a mí. Nos mentiste a todos en la cara, incluso a Gael —entre cerré los ojos—. Y mira que ese hijo de puta no me interesa para nada.
—Dalton —subió un poco su voz mi bella flor, pero yo continué.
—Déjame terminar Lili —sabía que quizás lo que decía era duro, no obstante, era parte de esa verdad, y una vez él la aceptara, entonces llegaría la paz, y por ende seguí con lo mío—. Sin embargo, no considero correcto lo que estás haciendo. ¿Acaso lo que dijiste que sentías por mí también era mentira?
—¿De qué estás hablando? —mencionó en voz baja Lulubel, y yo exaltado grité.
—¡Cállate! ¡Dije que aún no termino con él! —apreté los dientes, y esa exclamación fue suficiente como para que ella diera unos pasos hacia atrás por el susto—. Ahora quiero que respondas, y digas las cosas tal cual son. Pero te lo advierto, dependerá de tu respuesta lo siguiente que pase —Louis me miraba con cierta seriedad, y en última instancia, frente a las palabras finales que le dediqué, él cerró los ojos y se acomodó la ropa que había desarreglado la de rulos.
—Eres un buen chico, Dalton —mencionó, y el observó a otro lado; sus ojos ahora parecían algo apagados, y no se veía exactamente como él mismo.
—¿Qué? —dije con cierta confusión.
—Todo lo que dices es verdad. No valgo como persona, ni como amigo, y mucho menos como familia —se menos preció, para más tarde mirar a su hermana, luego a la otra chica, y por último, a mí—. Pueden decidir despreciarme o no, es su elección.
—¡Qué dijiste infeliz! —esas palabras me hicieron mermar, por eso es que lo agarré de la corbata, lo obligué a inclinarse hacia mí hasta que quedamos cara a cara—. ¡Escúchame, y más vale que lo hagas bien! ¡Fingiré que no dijiste eso último, por eso es que quiero que lo repitas! —quizás estaba siendo demasiado benevolente con alguien como él, pero ciertamente debía admitir que le había tomado cierto cariño, por eso es que no deseaba quedar nuevamente en malos términos con otro amigo, en especial, con Louis, quien más allá de lo que haya pasado sea verdad o mentira, para mí llegó a ser una realidad. Quizás no sabía qué sentir respecto a todo lo vivido en el pasado, no obstante, al menos quería una cosa, y eso era una sincera disculpa por su parte. Las chicas, quienes estaban detrás de mí, observaban expectantes; esperaban conmigo una sabia respuesta de su parte, e igualmente, probablemente, rezaban para que no lo golpeara.
Mis palabras parecieron sorprender a Louis, y de un momento a otro sus ojos adquirieron algo de brillo, lo cual me decía, que nuestro dolor había llegado a él.
—¿Me...perdonarían? —murmuró el más alto. Su expresión tal vez fue más para él mismo, aunque ciertamente, lo escuchamos todos.
—¡Si tu disculpa es sincera entonces la aceptaremos! —dijo Lili con algo de aflicción mientras se llevaba una mano en el corazón.
—¡Yo no voy a aceptar nada! ¡Les hizo algo terrible a Dalton y a mi primo, y eso es imperdonable para mí! —vi a la prima de Gael agitar su brazo con algo de violencia en lo que decía esto; se veía muy enfadada.
—A mí no me importa —le dije.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Lulubel desconcertada—. ¡Por el amor de Dios Dalton! ¡Él mató a tus padres! —lo señaló con su mano.
—No lo hizo, Gael eligió hacerlo —le expliqué—. Pero, de todas formas, no importa quién tenga la culpa o quién ha desatado todo esto. Cuando yo decidí presentarme frente a Lili, ya estaba dispuesto a entregar todo por ella —me llevé una mano al pecho en lo que soltaba la corbata del otro idiota—. Por eso puedo perdonar cualquier tontería que me haga, eso, además, más allá de que haya sido mentira o verdad, yo sentí que era real todo lo que vivimos juntos como compañeros —volví a dirigirme hacía Louis—. Así que una vez más te pregunto... ¿cuál es tu respuesta?
Aquellas palabras que utilicé conmovieron al hermano de Lili, ya que de pronto un mar se desbocó de los ojos de mi contrario, lo cual impresionó al resto.
—¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! —Louis agachó la cabeza, queriendo de esa forma, ocultar sus lágrimas de nosotros en lo que algunos de sus mechones tapaban sus ojos—. ¡Sólo quería que Lili estuviera bien! ¡No quería usarte Dalton, tampoco quise acorralar a Gael, pero no veía otra forma! —Lili quien no pudo soportar ver llorar con extrema angustia a su hermano, fue a abrazarlo para tratar de consolarlo. Por otro lado, la prima de Gael nos veía desde la lejanía con desdén.
—Tranquilo Louis. Estás perdonado —le di una pequeña palmada en su hombro, aunque aún con eso, ese chico no paraba de llorar. Con semejante drama, era evidente que estaba arrepentido de todo lo que había hecho. Sin embargo, aunque logré hacer que Louis pidiera disculpas por todo lo que hizo, tenía el presentimiento de que las cosas no cambiarían mucho, más sólo, y quizás, esto haría de él un hombre diferente, o más bien, un aliado del cual ahora podríamos confiar, o al menos eso esperaba yo.
La tarde se mantenía joven, y no había pasado mucho de ese día tan complicado. En cuanto a Lili y su hermano, ellos se fueron hacia otra parte de la casa, pues aún él no se había rehabilitado de lo pasado. Mientras tanto, yo me quedé a solas con Lulubel, quien al parecer tenía sus propias opiniones al respecto.
—Sabes que, aunque él se muestre arrepentido, las cosas no cambiaran, ¿no? —la vi observando a Louis irse junto a Lili, y luego cómo ella giró su cabeza hacia mí.
—Es verdad que eso no regresará a mis padres, ni tampoco reparará las heridas que ha causado, pero algunas cosas dependen de nosotros mismos —le afirmé, y luego la miré a los ojos—. Tu primo aún está vivo, y aunque no se muestre arrepentido de lo que ha hecho, quizás podemos buscar una forma de hacer que cambie de opinión —le hice saber. Con cambiar de opinión, me refería a que volviera a rechazar la mafia como en un comienzo, no obstante, claramente yo no soy un experto en la materia, así que podría ser que estuviera equivocado y no hubiera marcha atrás de esto. Sin embargo, planteé aquello como una esperanza.
—Se nota que no conoces nada sobre la mafia —dijo bajando la mirada. Teniendo en cuanta lo que decía, no había posibilidades de que él se arrepintiera, lo cual incluía en ello, el hecho de haber matado a mis padres y la idea de dirigir la mafia de su familia—. Una vez tomas una decisión en la mafia, ésta es irrevocable. Cualquier indicio que pueda significar traición para ellos, para ti significaría la muerte.
—Si es así, entonces supongo que a ese idiota no le importa morirse en el proceso —le dije—. Aparte, él no parece uno de esos sujetos que actúan y luego piensan —le aseguré.
—Bueno, has acertado; es esa clase de persona. Pero creo que es demasiado... —negó ella con la cabeza.
—Quizás se unió tras el rechazo que recibió de Lili —le sugerí.
—No, no es tan melodramático como para hacer eso, a menos que tenga una idea en mente.
Rememoré entonces lo que había pasado en el funeral, y repasé todos los diálogos de él. Era evidente que Gael quería que Lili supiera todo, pero también dejó en claro que deseaba asesinarnos, sin embargo, se detuvo aun cuando pudo haber seguido con sus planes, fue allí que se me ocurrió algo escalofriante.
—No es que él lo hiciera simplemente para hacer sentir mal a Louis, o incluso a Lili, era para demostrarnos que él ahora tenía el poder suficiente como para desafiar a su hermano —apenas me cayó el veinte, me levanté estrepitosamente—. ¡Él quiere llevarse a mi Ángel!
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