Para Jennie que toda su vida el diagnostico le había arrojado que era una alfa con feromonas increíblemente bajas y poco dominantes, el encontrarse con el epítome de lo que se suponía debía ser una alfa fue un choque total.

Por eso su jefa de piso que era una alfa dominante y aparte pura fue en su momento la cosa que más odio de la existencia.

Ella tenía todo lo que ella quería, una cara atractiva, un cuerpo de infarto, fuertes feromonas y un control espectacular de estas, y aparte era educada, refinada, formal, ella era todo lo que soñó ser y nunca logró.

Su vientre al contrario de ser marcado, era algo blandito al igual que sus piernas que adquirían más grasa con facilidad, tenía pechos ligeramente grandes y la cara todavía juvenil a sus 27 años, era una tortura total. Y luego su jefa hoy primera vez demostró ser dominante.

¡QUE SE VAYA AL DIABLO!

Jennie de verdad lo odia, lo odia mucho.

Sobretodo cuando no puede evitar ver a su jefa volver del baño algo desarreglada soltandose ligeramente la corbata, tiene que desviar la mirada mientras sus compañeras suspiran.

Maldita atención de mierda.
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Volviendo a su plan de llamar la atención de la persona que le gustaba, Lisa tiro de su corbata para aflojarla, le estaba apretando por alguna razón

Si no puede usar su cara debería usar su personalidad, pero no tenía.

Ni siquiera debía saludar primero, la gente la buscaría, ni viceversa, así que quiso arrancarse los cabellos debido al estrés, intentando relajarse trato de terminar sus labores para irse a casa temprano a fumar.

Un cigarro seguro le aclararia la mente.