Capítulo 11: "Revelación Fantasmal"
Los seres humanos desconocemos muchas de las cosas que habitan este mundo. Los muertos y los vivos, no suelen entablar un vínculo a menos que algo de importancia esté en juego, como lo intuía ahora. Mis ojos no podían engañarme sobre lo que estaba presenciando; la silueta de mi abuela era vivida, casi como si estuviera realmente pisando la tierra, pues sus movimientos eran tan fluidos y naturales, que hasta daban escalofríos.
—... —intenté pronunciar palabra, pero apenas gesticulé con los labios, no salió ningún sonido.
El viento seguía soplando; se sentía helado, y me hacía morir de frío. El temor comenzaba a entrarme otra vez, pues, ¿qué pasaría si no se trataba de ella? ¿Qué pasaría, si fuera algo que nos mandaron para hacernos daño y se hacía pasar por ella? ¿Qué podría yo hacer?
Me encogí entre las sabanas de mi bolsa de dormir, y me abracé a mí misma sin dejar de mirar hacia aquella dirección; por algún motivo, no podía apartar mis orbes de la sombra. Los minutos me parecieron que se transformaron en horas, y el vestido, o más bien, la falda perteneciente a esa figura que era zarandeada por el viento, se asomó un poco más, y finalmente, vi con mayor claridad su silueta. Por un momento, dejé de respirar debido a la incertidumbre y los nervios, hasta que lo vi. Aquella mujer que decía ser mi familiar, se llevó un dedo a los labios en señal de silencio, y luego me señaló con el mismo a mi dirección.
Confundida, bajé la vista hacia el punto indicado. ¡Dios, qué horror! ¡No podía creer lo que observaban mis ojos; eran escorpiones negros! Esos insectos se acercaban a nosotros y de amontones. No pude deducir la velocidad con la que treparon sobre nuestros cuerpos, no obstante, podría decir que en realidad tenían las habilidades de una araña. Me quedé inmóvil, y pronto fui testigo de cómo todos (incluyéndome) fuimos atravesados por las agujas venenosas que portaban.
El dolor de la picadura, el cual era muy agudo, provocó que me despertara de mi pesadilla. Sentía el pecho aplastado por la falta de aire, y me senté sobre el mismo saco con mucho miedo mientras mis manos se acomodaban sobre mi torso. ¿Qué clase de sueño había sido ese?, no lo sabía, pero sin dudas era algo inquietante.
De pronto, un sonido misterioso que provenía de muy cerca, llamó mi atención, así que volteé a ver aún más angustiada. La pesadilla me había puesto en un estado de alerta, y no sé si había gritado o no en el transcurso, pero lo cierto era que me sentía incomoda, tan incómoda, como para creer que una presencia se encontraba observándome a mis espaldas. Quería girarme, sin embargo, el miedo y la tensión, no me dejaban, pues era como si en mis hombros se hubieran posado unas garras de titanio; así me sentía de impotente. Enseguida mi cuerpo empezó a sudar frío, y las lágrimas me empezaron a rodar. Tenía miedo.
—¡Lili! —un grito que propinó mi amado, me hizo encogerme y llevarme las manos a la cabeza en lo que me agachaba, pues de la nada, lo vi aparecer frente a mí con un cuchillo y abalanzarse contra mi persona sin miramientos, lo cual me provocó un terrible susto, y por supuesto, que mis nervios se terminaran de destrozar.
—¡Ah! —grité de una forma desgarradora, y al mismo tiempo, escuché cómo las hojas de dos objetos bien afilados, chocaban sobre mi cabeza. Extrañada, miré hacia arriba y noté cómo las dos armas se rosaban entre sí soltando apenas algunas chispas, pues hacían contra fuerza la una contra la otra; por lo visto, era una luchaba por atravesarme cerca del cuello y la contraria, por protegerme.
—¡Muévete Lili! —Dalton volvió a gritarme para que escapara, y me resultó un poco complicado al comienzo, pues me atoré con la bolsa de dormir. No hacía falta decir que los demás despertaron cuando escucharon todo el alboroto, ya que en cuanto pudo, mi hermano me agarró del brazo y me alejó del peligro.
—Debemos salir de aquí enseguida —mencionó Louis, y yo asentí, así que tomé mi mochila, pero no alcancé a hacer más que eso, debido a que no tardaron en rodearnos.
—Estos sujetos no te dejan ni dormir tranquilo —declaró Davis saliendo de su soñolencia por la mareada de tipos que se aparecían de la nada—. ¡Dónde diablos está el resto de tus hombres, Louis! —preguntó.
—¡No lo sé! —expresó él, y de inmediato, mi hermano me obligó a agacharme en cuanto los hombres se arrojaron contra nosotros; en esta ocasión parecían también contar con cuchillos.
—¡Esto no puede ser! —dije sentada en el suelo abrazando mi mochila y cubierta de terror. No sabía para donde mirar, pues sobre mí Louis y Davis luchaban por protegerme de aquellos sujetos, y en la otra esquina, veía a Dalton ser amedrentado por más encapuchados que parecían querer emboscarlo, no obstante, sus piernas y brazos eran más temerarios que en el pasado, así que lo vi agacharse, dar un giro y meterles una zancada que los hizo caer, pero en cuanto se le volvieron a encimar, éste repartió nuevamente golpes con sus piernas y manos; era sin dudas un despliegue de fuerza sin igual. Aunque me maravillaba por las tácticas de mi novio, la realidad es que no era invencible, así que pronto le arrebató el cuchillo el mismo que había intentado acabarme.
—¡Rayos! —lo escuché exclamar a mi amado.
—¡Dalton! —grité, y entonces el resto giró hacia él, y en una reacción rápida, Davis arrojó una daga que evitó que el maleante que lo había dejado expuesto lo matara, pues la dichosa le dio en el ojo derribándolo. Ahora con menos enemigos, mi hermano aprovechó para ponernos al día.
—¡Salgamos de aquí! ¡Síganme! —entonces tomándome de la espalda de mi pijama, Louis me obligó a correr junto a ellos, aunque apenas y les podía seguir el paso, pues su carrera era tan veloz que no llega a tomar el ritmo, así que prácticamente tenía que saltar para evitar tropezarme y entorpecer nuestro escape.
—¡Cómo es que sabes a dónde vamos Louis! —gritó Dalton desde detrás de nosotros.
—¡Conozco este lugar como la palma de mi mano, así que confía en mí! —le respondió mi hermano.
El sitió estaba demasiado oscuro y se me hacía difícil saber para qué sitio nos dirigíamos, aun así, creía en mi hermano, de modo que eso era lo de menos. En el camino tuvimos que pasar por entre unas piedras, y en determinado momento, Louis tuvo que cargarme, pues mis piernas no daban para tanto como las suyas. Por otro lado, al llegar una zona más despejada, alguien encendió unas luces que nos encandiló por algunos minutos, hasta que alguien gritó "¡Suban!", ahí me di cuenta de que Louis tenía preparado un helicóptero con un piloto bien adaptado al momento.
—Adelante, no hay tiempo —expresó mi hermano, y finalmente subimos.
Otro escape exitoso debería decir, no obstante, este tipo de vehículos no podían viajar tan lejos, y nosotros tampoco teníamos la apariencia adecuada como para seguir trasladándonos a otros lugares.
—¿Trajiste todo Travis? —le preguntó al piloto mi hermano.
—Está todo como lo ordenó señor —mencionó el su subordinado mientras manejaba la nave.
—Ya escucharon chicos, los cambios de ropa están justo ahí detrás —señaló unos bolsos.
—Sorprendente. ¿En qué momento se te ocurrió hacer esto? —mencioné y revisé una de las valijas con ropa, y encontré prendas mías que había desaparecido de mi casa hace ya algunos meses—. ¡Este vestido lo estuve buscando durante mucho tiempo! ¡De modo que estaba aquí!
—Pensé todo esto en el mismo día que llegamos aquí, y esa ropa la tenía guardada en otro lado, lo mismo con otras de ustedes —declaró él.
—Y yo que pensaba que simplemente estuviste vagueando —mencionó Dalton.
—No, pero esta es la última vez que tendré algo así preparado. A partir de aquí tendremos que improvisar —aseguró él, y Louis empezó a quitarse la ropa delante mío a lo que yo me volteé.
—¡Qué haces! —grité avergonzada.
—Tenemos que prepararnos ahora. Así que debemos cambiarnos de ropa, por cierto, toma —mi hermano me alcanzó un celular.
—¿Un teléfono nuevo? —pregunté sujetando éste.
—Sí. El tuyo lo perdiste en el avión, ¿no?, pues aquí tienes otro; no sabemos cuándo lo necesitarás otra vez —me aseguró.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro