Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿Quien soy?

Hola de nuevo. ¿Qué tal están por aquí? Todavía no me creo la cantidad de visitas y comentarios que está teniendo este fanfic. Muchas gracias de verdad.

Y bueno, también tenemos ganador en la encuesta que se hizo en el capítulo pasado. Ganó la opción B, así que con esa se trabajará.

¿Qué puedo decir de este capítulo? Me costó mucho escribirlo y, al final, tomó un rumbo que no me imaginé, pero me ha gustado. Advierto que está bastante fuerte en el sentido emocionalmente intenso.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Uno, dos, tres, cuatro segundos fue lo que tardó en romperse en llanto en los brazos de su amigo al confesar lo último, sintiendo cómo el otro dejaba las pertenencias que traía tiradas en el suelo para mantenerlo abrazado fuertemente mientras le iba pasando las manos en su espalda, un gesto que quería pensar que lo podía calmar y necesitaba que fuera así.

Quería creerse a sí mismo que lo calmaría lo suficiente para volver a levantarse y quizás volver a ser el mismo... aunque, ¿quién era realmente? Un omega defectuoso, incapaz de protegerse a sí mismo, de solo servir para lamentarse en su miseria de dolor.

Comenzó a sentir las feromonas que el otro comenzaba a soltar para mostrarle seguridad, algo que lo sacó de sus pensamientos aunque estaba sin funcionar para calmar aquello que tenía por dentro y, sencillamente, esto solo le estaba dando ganas de vomitar.

Estas feromonas, con este olor tan cítrico, solo por el hecho de que estaban sin pertenecer a ese alfa que tanto estaba añorando su omega interior. Y él, sencillamente, estaba detestando a esa persona con todas sus fuerzas por atreverse a hacerle esto, dejarlo así vacío por dentro.

Trataba de ignorar las feromonas tan repugnantes; cualquier cosa era mejor que estar así de roto y mucho más al tener este tipo de pensamientos. Abrazó con mucha más fuerza a su amigo, escondiéndose en su pecho como un niño pequeño que solo busca la protección.

Park Jung-bae entendió lo que su amigo estaba necesitando, así que se lo dio, abrazando con la misma intensidad que sabía que estaba necesitando. Además, quería —no necesitaba— entender quién había sido el causante de dejar a su amigo así. Tomando el tiempo suficiente para ver que se había calmado un poco, se atrevió a hablar tratando de no sonar tan brusco con sus palabras.

—Sung Ki-hoon, ¿quién se atrevió a tocarte sin tu permiso? Dime quién fue este alfa que te dejó en este estado —iba expresándose tratando de estar sin alzar tanto la voz para estar sin asustarlo antes de volver a hablar—. Dime su nombre y lo acabaré con mis propias manos, te lo juro. No permitiré que nadie te haya hecho daño sin pagar las consecuencias.

Su nombre fue algo que retumbó en su cabeza al escuchar eso. Es lo que más quisiera saber: el nombre de esta persona. Pero sencillamente no era capaz ni de ponerle un nombre, mucho menos un rostro claro para poder expresarlo, algo de lo cual lo terminó frustrando mucho más de lo que estaba. Se alejó por un momento de la protección que tenía en el pecho de su amigo para atreverse a hablarle bastante despacio.

—Yo... yo no lo sé... yo —rompió a llorar en llanto de nuevo, además de estar sin saber cómo expresarse ante la situación—. Lo único que recuerdo es haber estado en el bar tomando, creo que luego un hombre se me acercó invitándome un trago.

Decir esto último lo destruyó de nuevo al medio ver la escena de verse a sí mismo en ese bar de nuevo y la figura de esa persona bastante borrosa en su cabeza. Algo lo cual hizo que volviera con los sollozos que intentaba de nuevo apagar mordiéndose los labios. No quería comenzar a gritar de nuevo.

Cuando sintió que podía volver a hablar sin volver a romperse en llanto y mucho más que sus palabras no fueran entendidas correctamente, volvió a hablar bastante pausado.

—Y luego yo estuve sin saber nada de mí hasta hace poco que me he despertado aquí en mi apartamento —comenzó a decir eso más pausadamente, viendo las expresiones que estaba poniendo su amigo en su cara.

Ya lo estaba viendo venir que él lo llegara a tomar por loco porque era más que verdad: ¿quién iba a creer todo lo que estaba contando? Hasta era más coherente que hubiera aparecido en algún callejón de mala muerte sin ropa. Quizás en otras circunstancias, el chiste le hubiera parecido bastante gracioso. Y al ver cómo su amigo estaba ahí callado sin decir nada, solo lo estaba mirando como que terminara de contar la situación, lo llegó a hacer.

—Si nada de lo que estoy diciendo parece tener algún sentido aparente, porque ¿quién abusaría de mí en algún lugar para luego tomarse la molestia de traerme hasta ahí? Yo entenderé si de verdad no crees nada de lo que te estoy diciendo y si crees que estoy borracho o algo por el estilo.

Al estar sin obtener respuestas por parte de su amigo al terminar de soltar toda la explicación, eso hizo lo más lógico para su mente. Se alejó del abrazo tan protector que estaba teniendo justo ahora para pararse de la cama e ir comenzando bastante lento, ignorando el dolor de caderas y cabeza. Poco le estaba importando que lo vieran caminando como un bebé aprendiendo a caminar.

Necesitaba una pastilla, drogas o algo que calmara todo lo que mantenía en su interior. Y qué mejor manera que las pastillas. Sabía que todavía estaban varias tiradas en el suelo y se tomaría unas dos o tres, las suficientes para calmar todo. Al estar en el baño, se aseguró de cerrar la puerta para que nadie entrara. Se rió por el mismo pensamiento: a estas alturas, ya su amigo se habrá ido para contarle a su esposa que su amigo era un loco con todas sus letras.

Que ya había sobrepasado todos los límites, había inventado hasta una violación para tener algo de atención de las personas. Irónico, ¿no? La situación, cuando él estaba sin pedir esta atención. Quiso soltar una risa pero no fue así; solo se tiró al piso comenzando a recoger unas tres pastillas que estaban regadas en el suelo para tomarlas de un golpe seco y se tiró al suelo admirando lo bello que estaba el techo aunque seguían sin ser suficientes para calmar lo que estaba sintiendo en su interior.

Quizás otras dos más llegarían a calmar el dolor de cabeza. Recogió otras más que estaban en el suelo, tomándolas con bastante dificultad porque, lo gracioso de la situación, se le resbalaban de sus manos, cayendo al suelo y las volvía a recoger para intentar tomarlas. Y siguió en este mismo ciclo de recogerlas de sus manos resbaladizas por algunos intentos más antes de tomarlas.

Y oh, sorpresa: nada de que su dolor de cabeza se iba. Eso lo frustraba más, instigándolo para tomar más pastillas. Estaba a unos pasos de hacerlo, pero comenzaba a ver las cosas con otros ojos, como que el techo se iba moviendo ante sus ojos. Se veía muy animado; le provocaba tocar el techo con sus propias manos mientras se preguntaba por qué nunca antes lo había visto así, además de que comenzaba a sentir unos golpes bastante fuertes en su puerta y gritos de alguna persona.

—Sung Ki-hoon, puedes abrir la puerta de una vez y dejarte de los rodeos. No te pienso dejar solo. Sé que he cometido un error al no actuar a tiempo cuando debía. Déjame entrar y te ayudaré a encontrar a ese alfa que te ha destruido la vida.

Encontrar a quien debían encontrar. Él estaba aquí mismo, frente a sus ojos, bastante completo, o eso se creía a sí mismo al atreverse a mirar su cuerpo por unos segundos. Además, ¿quién estaba siendo esta persona que le estaba hablando? ¿Y por qué la voz se le estaba haciendo tan conocida en estos instantes?

Acaso se había regresado esa persona que creía su amigo para continuar lamentándose en su miseria o para ver qué más era capaz de inventarse por más atención? Soltó una risa ante lo irónico de esto, alejándose más de la puerta para estar más cerca de las pastillas antes de hablar, o creía que estaba haciendo el intento.

—Vuelve luego, amigo, o quien sea que me esté molestando justo ahora. Sabes que estoy de maravilla, disfrutando el cómo las cosas se van moviendo a mi alrededor, en especial el techo —soltó otra risa más al volver a escuchar el sonido de la puerta, mucho más fuerte—. No me molesten, yo me encuentro en perfecto estado. Estaré bien más tarde si quieres saber de mí. Escríbeme luego, adiós.

Seguía con el mareo presente y las cosas parecían no moverse tanto como hace unos segundos. No era justo, quería ver moverse más el techo, así que se atrevió a sentarse intentando mirar dónde estaban las pastillas o lo que quedaba de ellas. Ya hasta había perdido la cuenta de cuántas había tomado y de verdad necesitaba más de este efecto tan bueno y tan adictivo que lo hacía olvidar todo, incluyendo a su parte Omega que lloraba por dentro.

Pero, ¿y dónde quedaba él? Fue quien más sufrió a raíz de todo esto. Su parte Omega debería apoyarlo, hacerlo sentir tranquilo, no con este nudo en la garganta que lo hacía querer buscar cualquier cosa para olvidar lo asqueroso que se sentía su cuerpo. ¡Carajo! ¿Por qué mantenía estos momentos de lucidez? Necesitaba más pastillas, aunque estaba sin ver dónde estaban. ¿Acaso se las había terminado de tomar ya todas?

Repentinamente sintió un ruido estridente de algo cayendo al suelo. Eso hizo que girara la cabeza instintivamente para mirar qué había pasado. Cuando lo hizo, algo en su ser lo revolvió. Pensaba que era ese alfa, quería escapar, quería gritar, aunque su cuerpo se había quedado completamente paralizado en esta misma posición. Solo iba sintiendo cómo su cuerpo iba temblando a medida que se iba acercando, al igual que oler esas feromonas.

Lo hacían sentir mareado con cada paso que daba ese alfa y no encontraba la manera de decirle que se alejara. Y al no hacerlo, se continuaba acercando. Al tenerlo a solo unos pasos, sin terminar de reconocer quién era esa persona, su ser se comenzó a revolver hasta el punto de que las arcadas lo atacaron y comenzó a vomitar en el suelo.

Al sentir cómo se atrevían a poner una de esas manos con ese olor a feromonas, soltó otro buche de vómito mientras, con sus pocas fuerzas, intentaba alejarse de esa persona. En su mente gritaba "peligro" y necesitaba escapar.

— ¡Aléjate de mí! No te atrevas de nuevo a intentar drogarme con afrodisíaco o lo que sea para volver a tenerme entre tus manos. —Intentaba hacer movimientos inútiles con las manos para que se alejara de su cuerpo. Ya lo habían destruido lo suficiente para ahora esto de nuevo. — Yo estaba bien... o era relativamente feliz antes de que tú arruinaras mi vida... Dime qué más quieres de mí... ¿Seguir convirtiéndome en un desecho humano?

— Sung Ki-hoon, basta ya. —Lo dijo con una voz bastante fuerte antes de atreverse a agarrarlo y sentarlo mientras él se iba sentado a sus espaldas. — Deja estos delirios por un momento. ¿Acaso estás sin reconocer a tu amigo? Cometí un error al no haber actuado con suficiente rapidez en tu habitación.

"Amigo". Esas palabras retumbaron en su interior al escucharlas. Si sentía que podía tener un amigo, aunque justo ahora estaba sin recordar el nombre del mismo, mucho menos su cara. Además, no se parecía en nada, aunque podía ser su mente la que estaba tan desviada. Comenzó a soltar algunos hipos antes de comenzar a hablar muy pausadamente, casi como un niño pequeño.

— Eres mi amigo, aquel que no se atrevería a tocarme en contra de mi voluntad. —Iba diciendo con una voz bastante leve, intentando evitar el toque en su espalda. No quería huir de nuevo y esperaba que no fuera una trampa. — Porque él es lo que hizo ese alfa. Mira cómo me ha dejado, destruido. Quiero acabar con todo.

— Claro que jamás me atrevería a hacerlo. Eres muy importante para mí. "Y mi hermano me mataría si me atrevo a tocarte". —Lo último dicho fue como un susurro para que no llegara a escucharlo antes de continuar pasando sus manos por la espalda del Omega para calmarlo.

Comenzaron a transcurrir algunos minutos en esa misma posición antes de ver cómo el Omega se había relajado lo suficiente para sacarlo del baño, llevándolo hasta el cuarto para ponerle otra ropa. El Omega se había llenado de vómito, así que el Alfa, viendo a su amigo atado e inconsciente, tuvo que resolver esa situación.

Buscó en los cajones antes de encontrar una ropa medianamente decente. Comenzó a desvestirlo, intentando no mirar el cuerpo del Omega. Al ver cómo se retorcía cuando estaba a punto de quitarle la ropa interior, esperó unos momentos hasta que se recompuso, continuando con su deber de cambiarlo.

Al terminar de cambiarlo, lo cargó y lo sacó de su habitación hasta el carro, donde se encontraba su hermano, quien le hacía señas para que lo dejara en la parte de atrás. El Alfa se puso al volante y esperó las órdenes de hacia dónde ir exactamente.

—¿Por qué te has tardado tanto? Además, dime por qué mi peluche se encuentra en este estado —expresó, pasando una de sus manos por su cabello para calmarse, al igual que iba soltando sus feromonas—. Creí haberte dicho que lo dejaras en su departamento vigilando.

—Esto fue lo que hice, solo lo dejé unas horas a solas mientras compraba comida, pero su amigo se atrevió a venir hasta aquí. Me tocó dejarlo inconsciente, además de que su pareja estaba en el baño y, por la cantidad de pastillas en el piso, parece que sufrió una sobredosis de calmantes o una depresión por estar lejos de usted.

Iba diciendo a medida que se metía en la carretera principal. Vio a su hermano que mantenía al Omega en sus piernas, bastante dormido por las feromonas que, a estas alturas, ya lo estaban mareando. Soltó un carraspeo, esperando que su hermano se atreviera a hablar.

—Mi precioso peluche me ha extrañado tanto y por eso se ha puesto en este estado. Esto lo arreglaremos muy pronto a solas, amor —expresó, viendo esas mejillas sonrojadas de su Omega, antes de volver a hablar—. Y respecto a esta situación, vamos a mi hospital privado. Necesito que lo revisen y me aseguren que mi peluche está más que bien.

Al tener clara la respuesta de hacia dónde iban, comenzó a cambiar la ruta para desviarse completamente, manejando por más de 40 minutos consecutivos. En ese tiempo, se atrevió a abrir las ventanas para que el olor de las feromonas no lo mareara. Cuando llegó, se encargó de estacionar el carro mientras su hermano iba subiendo hasta el hospital.

—Los quiero a todos bajo mis órdenes. Necesito que revisen a mi Omega y me digan qué tiene exactamente. Se ha tomado varias pastillas de calmantes, aunque no se cuántas exactamente.

Iba diciendo con voz autoritaria, viendo cómo varios médicos se iban acercando con camillas para ponerlo ahí y llevarlo adentro de las instalaciones. Él, simplemente, se quedó en la sala de espera dando vueltas por un rato largo. Luego, llegó su hermano y platicaron un poco hasta que pasaron dos horas y el doctor se acercó hasta ellos.

—Le hemos hecho un lavado estomacal debido a la cantidad de pastillas que había ingerido. Gracias a Dios había vomitado y eso nos ayudó también. El Omega presenta un cuadro de depresión por haberse separado tan abruptamente de usted. Le recomiendo tomar medidas sobre qué hacer por ahora. Se encuentra sedado. Puede pasar a verlo.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Y bueno, hemos llegado hasta el final. Tantas emociones sentidas en este capítulo, ¿verdad?

Disculpen si la última parte del capítulo estaba un poco mal. Ando con un dolor de cabeza fuerte, así que no sé qué tal ha quedado esa parte.

Abrimos una nueva sección por aquí para que digan todas sus teorías sobre lo que pueda venir. La que más se acerque a la historia mañana tendrá un saludo especial.

Para finalizar, ¿les interesaría que creara un grupo de WhatsApp para hablar por ahí?

¡Los leo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro