¿Manos Manchadas? 1/4
Hola, ¿qué tal están por aquí? De nuevo me reporto con esta actualización. Si supieran, este capítulo no me costó tanto escribir como otros; más bien, fue bastante fácil y me dejé guiar por la inspiración.
Lo que puedo advertirles es que este capítulo no es tan fuerte. Solo estamos como terminando de cerrar el ciclo con el bebé perdido de Gi-hun antes de sumergirnos en otra trama.
Un saludo especial para neptu_ne matt_1412
Algunos de los lectores de mi grupo de WhatsApp, a través de sus teorías, me proporcionan una inspiración indirecta.
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Cuando terminó de decir eso último, se sintió un silencio abrasador entre ambos. Ninguno de los dos parecía querer romperlo.
Gi-hun sentía una mezcla de emociones. Sabía que necesitaba ese choque de realidad, pero la forma brusca en que se lo dijeron fue demasiado. Inconscientemente, llevó sus manos a su vientre por unos segundos antes de salir de la sala.
Escuchaba a la señora Jang Geum-ja intentando disculparse o consolarlo, pero en ese momento, no necesitaba nada. Sabía que solo querían sacarlo de su negación, pero sus palabras dolieron como balas.
No quería escuchar más. Se llevó una mano a la boca, haciendo un gesto de silencio, y se dirigió al baño. Allí, aseguró la puerta y escuchó los golpes y la voz de ella.
—Gi-hun, por lo que más quieras, no cometas una locura —continuaba golpeando con insistencia la puerta—. Y mucho menos te vuelvas a encerrar en este estado de negación. Perdóname.
Tenía un nudo en la garganta, ya que quería decir tantas cosas, aunque ahora no salían correctamente. Así que se quedó callado, viendo cómo su mirada se desviaba por unos segundos hacia el montón de pruebas de embarazo que estaban esparcidas por el lavadero. Había sido tan iluso.
Tenía muy claro que, para una persona como él, era imposible tener un momento de felicidad cuando todo a su alrededor no era más que oscuridad. Porque todos siempre se encargaban de pisotearlo y, lo peor, él se lo permitía. Soltó un grito de frustración y, con las manos, tiró de un solo golpe las pruebas de embarazo al suelo.
Escuchó ese sonido en particular que hacían cada una de ellas al caer al suelo y romperse. Y con ellas, se rompieron también sus ilusiones de que todo lo vivido en el día de hoy hubiera tenido sentido. Lo había perdido todo de esta manera tan dolorosa.
Golpeó de nuevo el suelo con frustración varias veces, sin poder contener las lágrimas. Necesitaba sacar todo lo que estaba sintiendo.
—Gi-hun, por el amor de Dios, ¿qué estás haciendo ahí adentro? Dime que estás bien.
Volvía a escuchar esas palabras desde fuera del baño. Además, el constante golpeteo de la puerta era muy molesto. Quería que dejara de hacerlo. No había motivos para que siguieran preocupándose por él, aunque también sabía que debía decir algo.
—No necesitas preocuparte por mí —intentó calmar su respiración para que su voz no sonara entrecortada—. Yo voy a estar bien. Solo necesito unos minutos para tranquilizarme, algo así como reaccionar y salir de esta ilusión.
Estuvo un rato sin saber si lo dicho tuvo el efecto necesario, ya que toda su mente era un remolino de pensamientos y se sentía tan confundido como si estuviera en una nube de humo.
Pareció funcionar, ya que no volvió a escuchar el golpe en la puerta. Eso lo tranquilizó un poco, a medida que los golpes que se daba en el piso perdían fuerza y ya no eran tan contundentes.
De nuevo, estuvo unos minutos en esa posición hasta que se levantó con torpeza, recogió las pruebas y las tiró a la basura antes de salir del baño. No quería verse al espejo y ver lo destruido que estaba, así que lo ignoró.
Caminó con pasos torpes hasta la sala, donde lo estaban esperando con una taza de té. Sonrió un poco ante ese gesto antes de sentarse en el sofá y volver a abrazar su vientre vacío. Eso le causaba una profunda tristeza a su Omega interior, que solo quería llorar y encerrarse en sí mismo por la pérdida.
Y, sin negarlo, también quería hacer eso mismo: encontrar una manera de olvidar todo el dolor que sentía.
Algunas lágrimas volvieron a salir inconscientemente por todo lo que había perdido y por el hecho de que, de alguna manera, debía comenzar a hacerse a la idea. Vio cómo la señora Jang Geum-ja se acercó hasta él, sentándose a unos metros. Además de entregarle la taza de té humeante, la cual aceptó gustosamente, le dio un trago.
Era de menta, uno de sus favoritos; le recordaba a su antiguo hogar.
Gracias a eso, sonrió un tanto melancólico a medida que le iba dando varios sorbos, ya que estaba intentando no quemarse la lengua. Cuando levantó la vista de la taza, vio la mirada de la señora que tenía arrepentimiento. Le gustaría decir algo para hacerla sentir mejor, pero nada salía de su boca. Así que lo único que podía hacer era poner una de sus manos sobre la de la señora.
Aquel gesto, en el cual sintió cómo le apretaron con un agarre delicado su mano, dándole a entender que, cuando quisiera, podía soltarse sin ningún tipo de problema, lo agradeció mentalmente.
A medida que continuaba tomándose ese té, sintiendo cómo el ambiente se iba llenando de esas feromonas maternales, algo que agradecía en lo más profundo de su ser, aunque de nuevo se estaba sin atreverse a decir algo para intentar quitar este silencio tan abrumador entre ambos.
Se terminó de tomar el té y puso la taza en la mesa antes de recostar la cabeza en el sofá, sintiendo cómo se relajaba su cuerpo. Era algo que necesitaba justo ahora. También vio cómo la señora seguía sin soltar su mano, pero apreciaba este silencio por un rato. Aunque ahora ya no, así que decidió dar el primer paso.
Sin importar quién tuviera la razón en esta conversación que se había salido de sus manos, lo que más quería era tranquilidad y que este día quedara en el olvido.
—Yo... yo —sintió cómo las palabras se enredaban en su boca, así que la cerró por unos segundos antes de volver a hablar, intentando expresarse—. Lo siento mucho, no quería decir eso. Aunque desde el inicio no sé por qué se me ocurrió decirte esta tontería.
Volvió a cerrar su boca de golpe, intentando volver a encontrar la valentía necesaria para decir todo lo que estaba sintiendo. Eso lo estaba atormentando desde hace unos meses.
—Y yo sé más que nadie que tú no eres mi mamá —ya se atrevió a decirlo, agachó su cabeza para no ver las expresiones de ella—. Pero te estaba considerando una y... tú me has dicho todas estas palabras. Yo... sé que quieres que acepte la realidad de que mi bebé está muerto —de nuevo sus palabras salían entrecortadas.
Quizás esperaba que lo interrumpieran mientras hablaba, aunque no quería que eso sucediera. Se sentía cada vez más envuelto en esas feromonas que le proporcionaban seguridad y amor, pero temía que después de lo que iba a decir lo vieran como alguien patético e inútil.
Respiró hondo, cerró los ojos unos segundos y finalmente dijo:
—Soy tan miserable que no soy capaz de hacerlo. Prefiero herir a los demás antes que pedir disculpas como es debido.
Ya lo terminó de decir, sintiéndose más patético por atreverse a confesarlo. Era alguien tan inestable, tan destructivo, que pensaba que, en lo más profundo de su corazón, se merecía todo lo que le estaba pasando. Sinceramente, ya no aguantaba más y se terminó derrumbando en llanto, el cual esta vez no retuvo.
La señora lo vio derrumbarse en segundos y actuó rápido. Enseguida lo envolvió entre sus brazos, dándole un abrazo y pasando sus manos por la espalda por algunos minutos antes de hablar bastante lento, todo con tal de que se calmara.
—Mi niño, tú no debes llegar a pedirme disculpas a mí —tomó un respiro antes de continuar, sin haberlo soltado del abrazo—. Sabes, soy yo la que te debe esa disculpa por todo lo que te dije. —Esperó alguna reacción, al no ser así, continuó—. Fue un momento de calentura en el cual ninguno de los dos llegó a medir sus acciones ni lo que dijo.
Sintiéndose un poco mejor por las palabras de ella y cómo lo hacían sentir, liberándose de esa culpa momentánea junto a sus lágrimas, volvió a abrazarla más fuerte, sin soltarse ninguno de los dos.
—Menos pensamos en cómo lo llegaría a tomar la otra persona, pero algo de lo que quiero que tú mantengas en claro es que puedes llamarme mamá si así lo gustas —lo terminó diciendo, sintiendo cómo se aferraba más a ella al terminar de decir eso.
Escuchar eso fue como calmar una parte de su corazón cuando escuchó que la podía llamar mamá, algo que se imaginó muy lejano o que quizás lo iban a dejar de lado solo por atreverse a llamarla de esta manera a una persona un tanto desconocida.
—Sé que no soy tu mamá, mucho menos pretendo llegar a reemplazar su lugar. —continuó liberando sus feromonas antes de hablar— porque es algo sagrado, pero mientras tú lo necesites, lo puedo ser para ti, cuidándote cada vez que lo vayas a necesitar, mi niño Gi-hun.
—Y sé que tienes mucho dolor en tu corazón, algo que quiero que vayas soltando lentamente. Sé que será un camino bastante doloroso, por eso quiero sugerirte que tomes terapia. Yo estaré para ti, apoyándote.
Terapia... No, todo menos eso. Sería como aceptar esto de una manera tan dolorosa. Podía sugerirle cualquier cosa menos tomar terapia. Sabía que podía encontrar una manera de estar mejor que tener terapia, así que se volvió a alejar un poco, volviendo a tomar respiraciones calmadas antes de volver a hablar.
—Puedes pedirme cualquier cosa menos eso, mamá. —lo dijo suavemente, casi con miedo de que lo juzgaran— Yo no estoy bien justo ahora, pero encontraré la manera de estar estable sin necesidad de que tenga que tomar una terapia y que me estén diciendo lo que tenga que hacer o no, así que por esta ocasión lo rechazaré.
Al terminar de decir eso, vio esa mirada juzgadora solo por no acceder a la terapia, aunque era algo que quería que ella respetara por encima de todo. Por ahora, no quería estar en ese tipo de lugares, así que se alejó de ella.
—Mami, no debes preocuparte por mí. —Tenía tantas cosas que decir, pero se limitó para que ella se calmara.— Y yo estaré bien, te lo aseguro, aunque por ahora necesito irme de aquí.
"Necesito buscar a mi hija".
Lo pensó, pero no lo dijo, ya que menos lo iban a dejar salir de aquí. Encontrarían cualquier manera de retenerlo y, sin quererlo, estaba preocupando demasiado a su hija por cómo podría estar de la herida que él le causó en su calentura.
—¿A dónde pretendes ir a las doce de la noche, Gi-hun? Piensa un poco en tu salud. —Lo decía con preocupación.— No es nada bueno todo este estrés que está teniendo tu cuerpo. Llegará un punto en que terminarás colapsando.
Preocuparse por su salud era lo menos importante justo ahora. Había más prioridades que su cuerpo y cómo se sintiera. Como su princesa, muy poco le importaba la hora; haría lo que fuera por verla de nuevo y pedirle disculpas, aunque fuera de rodillas.
—Colapsando y el estrés es algo sin importancia para mí. —Se rió de su propio chiste antes de continuar—. Además, ¿qué debería importarme mi salud? Total, ya perdí a mi hijo; mi cuerpo está vacío, no tiene nada. Lo que me queda es luchar por mi hija.
Se rió de su propio chiste, aunque su mamá no lo vio así. Ya estaba a punto de reclamar algo, pero sencillamente no se lo permitió, ya que volvió a hablar.
—Sabes que ella me odia. Me dejé guiar por un alfa y, gracias a eso, terminó con una herida en su cabeza. Estuvo sola durante quince minutos. Yo necesito saber cómo está y disculparme.
No dejé que le dijeran algo más, ya que la abracé muy fuerte, asegurándole a ella y a él que iba a estar bien, que nada malo iba a pasar por irse a esta hora de la casa.
Se fue de nuevo de esta casa con las lágrimas en los ojos hasta donde estaba su coche. Abrió la puerta para entrar y dio algunos golpes en el volante por la frustración que sentía.
Por todo en general, al mirar la hora en su reloj (12:15 AM), solo necesitaba que todo acabara. Quería ver a su hija y luchar por su custodia. ¿Acaso era tan difícil hacerlo? Sin contar que su alfa, su alfa, aparecía y desaparecía como por arte de magia, llegando a dejarlo solo cuando más lo necesitaba.
Eso hacía doler a su parte omega y a él mismo, pero seguía sintiendo que era lo mejor, ya que ni siquiera era capaz de mantener vivo a un bebé en su vientre.
Se sentía tan mala madre que quería morirse, una manera de acabar con todo esto.
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3:15 AM
La sangre estaba en sus manos o venía de alguna parte de su cuerpo. Se rió ante la gracia de que lo hubieran herido, además de que todo estaba oscuro a su alrededor. Era hasta gracioso descubrir de quién era la sangre o el cuerpo esta vez.
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Y bueno, con esto hemos terminado el capítulo de hoy. ¡Tantas emociones vividas en este episodio! Y mucho más con este final, me imagino que se les están formando muchas teorías.
Lo que puedo advertirles es que para los próximos capítulos deben estar muy atentos a las horas, porque serán muy cruciales. Además, como vieron, el título está dividido en cuatro partes, ¡de suspenso!
¿Que si serán intensos? ¡Lo serán! Llenos de emociones al límite, por supuesto. ¿Quién sería yo sin hacerles vivir esto?
Y como un spoiler que nadie pidió, en estos capítulos morirá la exesposa de Gi-hun. Pero les aseguro que no les gustará nada, porque viene ligado al dolor de Gi-hun.
Las lectoras del grupo de WhatsApp saben por qué y ellas también han influido en la toma de decisiones.
Abro el debate sobre quién quieren que narre el próximo capítulo:
Y justifica tu respuesta del por qué quieres que ese personaje este narrado eso; de lo contrario, el voto no se tomará como válido.
A) Gi-hun.
B) Líder.
¡Por aquí sus opiniones del capítulo de hoy!
¡Sus teorías de quién será la sangre y cómo llegó hasta ese punto!
Cómo siempre les dejo el link del grupo de WhatsApp: Abre este enlace para unirte a mi grupo de WhatsApp:
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Mi número de teléfono en caso de que no les cargue: +5804241720472
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