Desesperación
"Tres malditos años han pasado desde esa llamada en el aeropuerto que recibí y que cambió por completo mi vida. Tengo todo el dinero que puedo imaginar, pero el vacío persiste dentro de mí. Quiero acabar con todo esto. No es justo que más gente continúe muriendo en estos absurdos juegos.
Vivo en un apartamento mediano, con las comodidades básicas, para que nadie me siga la pista ni descubra que los estoy siguiendo. Podría intentar luchar por la custodia de mi hija —soy su madre—, pero me parece una lucha sin sentido.
Soy un fracasado. No merezco nada en esta vida. Haber perdido la custodia de mi hija fue una de las peores experiencias de mi vida."
Mientras se lamentaba en su miseria, se encontraba en el bar desde temprano, bebiendo hasta caer dormido. Necesitaba apagar los pensamientos en su cabeza y ¿qué mejor manera que hacerlo aquí? Además, nadie ni nada lo estaba esperando en su casa.
— Dame otra copa. Necesito acabar con todo —expresaba, poniendo el vaso fuertemente en la mesa y esperando una interacción del camarero.
— Sung Ki-hoon, ya has bebido demasiados tragos por el día de hoy. Lo mejor será que te vayas a tu casa a descansar —iba diciendo, intentando quitar el vaso del omega—. Además, apestas a que tu celo está por llegar.
Que había bebido demasiado, eso lo decidiría él, no un estúpido camarero cuyo único trabajo es servirle bebidas hasta que no pueda más. Continuó protestando antes de hablar bastante entrecortadamente.
— Sabes que yo decidiré cuándo sea hora... de dejar de tomar... Mientras tanto, ve sirviendo otra copa, mucho más cargada que esta —se puso una de sus manos en su cabeza, haciendo el gesto de pensar antes de hablar—. Sabes, quizás un whisky triple.
Cómo le encantaba cuando seguían sus órdenes. Ya que vio cómo el hombre le dio una mirada que no supo comprender, antes de agarrar su copa y volver a llenarla, poniéndola en la barra de nuevo. Él se la tomó gustoso de un solo trago, soltando un suspiro.
Estuvo a un paso de volver a pedir otro trago hasta que sintió que una mano se le pasaba en la espalda, muy cerca de su trasero.
Estaba a un paso de reclamarle al hombre antes de sentir cómo las feromonas del alfa se hacían más intensas, continuando con ese toqueteo en toda su espalda antes de hablar.
— Omega, vamos para mi habitación. Te haré sentir en las nubes —expresaba mientras continuaba soltando mucha más cantidad de feromonas para ponerlo manso.
Sentía que el ambiente era mucho más pesado y casi no estaba razonando correctamente. No estaba claro si era por las feromonas del hombre o tanto licor que había en su sistema. Solo supo que, como pudo, se dio la vuelta mirando la cara de este hombre que por todas partes gritaba alfa. Quería decir algo, pero sus palabras se habían quedado pegadas en la punta de su lengua.
Vio cómo el hombre solo le dedicó una mirada lujuriosa antes de sentarse a su lado y hacerle señas al camarero para que le trajera una copa.
— Toma, Omega. Este trago es solo tuyo a cambio de un beso tuyo.
Estaba demasiado confuso para pensar correctamente, así que solo asintió a lo que dijo el alfa, sintiendo cómo se volvió a acercar hasta él, tocando su trasero disimuladamente, antes de sentir los labios del hombre en su boca y cómo también le metía la lengua.
Quería pensar que era mentira, que no había sentido alguna pastilla deslizarse a través de la lengua del hombre antes de tragar.
Simplemente no le dio importancia, así que se acercó hasta el trago para tomarlo de un solo golpe, sintiendo cómo al pasar algunos minutos se iba sintiendo cada vez más mareado, además de los toques del hombre en su cuerpo que se hacían más intensos.
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