Yo no soy mis pies, no soy las raíces, ni lo que ya olvidé.

No soy lo que tengo, lo que falta; tampoco soy el viento ni las aves.

No soy el amor, el sexo ni los besos de flores.

Yo no soy lo que dicen de mí, no soy tampoco lo que digo de mí, no soy lo que digo de ellos.

No soy lo que pienso, lo que ignoro, lo que anhelo.

No soy mis piernas, ni mi cuello, no soy mis llantos ni lo que temo.

Yo no soy lo que creo, no soy las teorías interminables de la creación y la vida, no soy el pasado, ni lo que fui.

No soy mi cabello ni mis ojos ni lo que sueño.

No soy mis letras, ni lo que leo. No soy los gritos, los ecos, ni los miedos.

No soy lo que escribo, ni soy lo que entiendo.

No soy mis manos, ni lo que aún no alcanzan, las escaleras que subo, ni todas las caídas que me acompañan detrás.

No soy lo roto ni el agua ni el cielo.

No soy mis ojos ni lo que veo.

Yo no sé lo que soy, pero soy lo que soy y aún no lo comprendo.

Solo soy, soy todo lo que soy, tal vez todo lo anterior y lo que falta, pero no solo soy eso.