Capítulo 27
Alex
El prever algo, no significaba que tuviese que gustarme. Por eso no estaba feliz de tener a aquel tipo en mi hall de entrada. Sabía que hacer pública la transformación de Mira, atraería sobre ella más atención de la que deseábamos, pero era un daño colateral que estaba dispuesto a asumir. Ser reconocida como vampiro, le daba más seguridad de la que yo podría ofrecerle. La ley era la ley, y todos sabían lo que ocurría cuando la quebrantabas. Llámanos salvajes, pero sólo hay dos maneras de castigar a un vampiro; la muerte y la cadena perpetua, y no sabría decirte cual es más cruel. Y sí, a un vampiro se le puede encarcelar. Ni nos transformamos en ningún animal, ni nos descomponemos en vapor, y sobre todo no volamos ni levitamos. Aunque si algo es cierto, es que trepamos excesivamente bien y siempre caemos bien de grandes alturas. ¿El hombre gato?, es un apodo cariñoso que les dan a los niños vampiro cuando salen a explorar al mundo. "¡Cómo salta mi gatito!", me solía decir mi madre.
A lo que iba. Tenía un vampiro macho al que no había invitado, parado delante de mí. Su curiosidad era palpable, pero más aún su impaciencia. Estaba claro que quería ver algo que no tenía delante, y que mi personal de seguridad le hiciese esperar hasta mi llegada, no le había gustado nada. Eso me decía dos cosas; primero que era un macho acostumbrado a hacer lo que quería, y segundo, que tenía la seguridad de conseguir más de lo que los demás querían perder. En resumen, un macho viejo e importante.
- Estoy seguro de que no le he invitado a mi casa. Pero soy educado, así que tiene un minuto para justificar el que no le dé una patada cuando lo saquen de aquí.-
- Soy Theodore Milles.-
- Le quedan 50 segundos.-
- Quizás no me ha entendido bien. Soy el doctor Theodore Milles, y he venido a ver a la conversa.-
- 38 segundos.-
- Se lo que intenta. Puedo olerla desde aquí, igual que puedo oler su vinculación. Quiere protegerla, algo muy normal en un macho emparejado. Pero hay cosas que ambos desconocen, y que yo puedo ayudar a...digamos...llevar mejor.-
- Ya tenemos seguro medico, estamos cubiertos. Así que si es tan amable.-
Le extendí el brazo mostrándole la salida. Él solo levantó la nariz, inhaló profundamente y sonrió.
- Oh, sí. Puedo entenderle. Es algo asombroso que lo hayan conseguido, lo sé. Nuestra raza lleva siglos intentando conseguir algo, como lo que tú has logrado sin siquiera proponértelo. Créeme Alexander, vais a necesitar un médico de la raza, y va a ser pronto.-
- Le he dicho que no le necesitamos.-
- ¿Te refieres a ese medicucho humano, Matheus?.-
- De momento cubre todas nuestras necesidades.-
- En este caso no lo creo. Vas a tener que contener ese instinto salvaje y transigir, Alexander. Matheus no será capaz de hacerse cargo de lo que viene.-
Cerré la puerta con fuerza, pero su sonrisa prepotente se quedó grabada en mi retina.
- Reforzaré el perímetro.-
- Hazlo, Byron. Puede haber sido el primero, pero no va a ser el único.-
- No sé cómo ha llegado hasta aquí.-
- Estábamos esperando una incursión encubierta, no una visita que no pretendía ocultarse.-
- Daré instrucciones al resto de los hombres.-
- Trae a todos lo que no tengan una asignación, y no aceptes nuevos trabajos. Los quiero aquí. Esto se está complicando más de lo que temía.-
Byron asintió y desapareció por el pasillo lateral. Cuando me giré, encontré la silueta de Mira casi escondida en lo alto de la escalera. Podía estar lejos, pero podía notar su angustia penetrando en mis huesos. Subí las escaleras casi en un parpadeo, y la envolví entre mis brazos.
- ¿Qué quiso decir con "lo que viene"?.-
- No lo sé, es un ser retorcido. Pero llamaré a Matheus. Le pediré que te haga un reconocimiento, que nos lo haga a los dos.-
- ¿Crees que podido hacerte algo a ti, te he cambiado?.-
- Es sólo una manera de obtener respuestas, antes de tener las preguntas.-
- De acuerdo.-
- Te ves cansada, quizás haya percibido tu debilidad.-
- Tengo miedo.-
- ¿Por qué?.-
- He vivido lo suficiente con Leopold, como para conocer sus pautas de alimentación. Y sé que yo lo hago más veces en menos tiempo. Y creo que eso no es normal.-
- Has sido transformada, eso tampoco es normal. Tal vez eres algo diferente, eso es todo.-
- Lo dices como si asumirlo sea algo habitual.-
- Soy mestizo, Mira. Cada uno de nosotros es diferente, todo depende del porcentaje de mestizaje que tengamos. ¿Quién sabe la mezcla que llevas encima?.-
- Entonces llama a Matheus, hagámoslo ahora.-
- De acuerdo.-
No iba a confesarle que a mí también me preocupaba aquel "lo que viene". Ese viejo sabía algo que yo no, y eso me roía las entrañas. Pero lo peor, era saber que quizás tuviese razón, y tendría que volver a él arrastrándome.
Mira
- ¡Embarazada!.-
Era una posibilidad que no había previsto, y por la cara de desconcierto de Alexander, algo que le había sorprendido incluso más que a mí. Los números no me acompañaban. Dos puñeteras veces, habíamos tenido sexo dos puñeteras veces, y estaba embarazada. ¿Pues no decían que a los vampiros les costaba quedarse embarazados?, sí, había oído que era más fácil quedarse embarazada teniendo relaciones sexuales con un condón, que teniendo sexo con un vampiro. Pues ahí iban todas las estadísticas, a la mierda. ¿Me disgustaba haberme quedado embarazada de Alexander?, pues era difícil decirlo, sobre todo porque por mucho que él recalcara, una y otra vez, que yo era el milagro que había estado esperando toda su vida, nuestra relación no sabía cómo definirla.
- ¿Estás seguro?.-
- He repetido la prueba 3 veces. Vais a ser padres.-
- ¿Y ahora, qué?.-
- Pues, si fueras una persona normal, te diría que pidieras cita con el especialista. Los vampiros también tendréis médicos, supongo.-
- Sí, los tenemos.-
- Pues entonces...-
- Sí, lo sé.-
Los dedos de Alexander se aferraron con delicadeza a mi mano, y me ayudó a bajar de la camilla. Había algo en su mandíbula apretada que era algo más que irritación. ¿No le gustaba la idea de ser padre?. Sí, mucho ser su media naranja, pero a la hora de la verdad, los vampiros eran como el resto de los hombres humanos. Un bebé no planeado era una píldora difícil de tragar.
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