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Papá me soltó poco a poco y una sonrisa cálida se dibujó bajo su fino bigote — ¿Quieres algo de beber?

También sonreí, me sentía un poco nerviosa, pero era mucho menos incómodo que al principio — Una taza de té me sentaría bien, gracias.

Colocó su mano en mi espalda guiándome a la cocina e invitándome a tomar asiento en una silla tallada de madera, mientras él ponía algo de agua en la tetera — ¿Desde hace cuánto estás en Nueva York?

— Desde hace varios meses — agarré el borde de mi falda y arrugaba la tela entre mis manos por algunos segundos — Vivo con Jackson, me mude de Portland junto a él.

Se sentó frente a mí — ¿Llevan mucho tiempo juntos?

— Sí... algo así, bueno, lo conozco desde siempre en realidad.

— Oh, bueno, ¿Vivían cerca?

— En la misma casa, a decir verdad — relamí mis labios un poco antes de continuar — Mamá y yo vivíamos en la mansión donde ella era sirvienta.

Cuando terminé de decir eso, su rostro pareció decaído y un poco apenado en cuestión de segundos — Supe que era sirvienta, ¿desde cuándo vivieron ahí?

— Llegamos ahí cuando yo tenía cuatro años... No recuerdo mucho de eso, estaba muy pequeña — sonreí de lado, recordando cada detalle de mi mamá — Mamá nunca me hizo pasarla mal por su trabajo, si lo crees... Las personas de la casa llegaron a querernos. Cuando ella murió, una anciana me cuidó y yo pasé a trabajar para ellos desde los quince.

— ¿Desde los quince? Eso es demasiado joven, Elsa... — se levantó y sirvió dos tazas de té de manzanilla frente a nosotros. Su mirada contenía mucho pesar, incluso podría decir que hasta algo de lastima por eso.

Le di un sorbo al té — Lo sé, pero vivía en su casa sin más y me hacía sentir incomoda, decidí que trabajar para ellos podría pagar de alguna forma lo que hacían por mí... Son buenas personas, créeme — sonreí tranquilamente, para tratar de relajar su gesto preocupado — Estudié, tuve pocos amigos, pero hasta el momento siguen siéndolo... Y bueno, ahora estoy con Jack y soy feliz con él.

Una media sonrisa se dibujó en su rostro — Te la has arreglado bien, por lo que veo.

— He tenido suerte — me reí suavemente, bebí otro poco y dejé el té en el platito — Yo... Esperaba que tú fueras rubio, ¿sabes?

— La genética es muy extraña muchas veces — se rió — Pero si gustas, podríamos hacer un examen de ADN. Para que ambos estemos seguros, aunque si te soy sincero no dudo que seas realmente mi hija.

Negué con la cabeza — Yo tampoco lo dudo...

Él dejó escapar un suspiro suave. Su mirada se fue a otro punto de la habitación como si pensara lo que debía decir. Habló mirándome a los ojos — Quiero mostrarte algo que he hice hace años.

Me sentí un tanto confundida al principio, pero no podía hacer nada más que confiar en lo que hiciera. Nos levantamos de la mesa y me guio a la última habitación de donde lo había visto salir. Cuando entré, no era lo que yo había imaginado. Era demasiado grande para lo que parecía esa puerta. Era su propio taller de arte. Había lienzos enormes con los paisajes más realistas y detallados que yo había visto en mi vida. Con algunos retratos de Anna y aquella mujer de cabello negro malhumorada. Y a decir verdad le quedaban muy hermosas. Era como si pudiese retratar los sentimientos mismos con la pintura y los pinceles.

— Cuando supe del accidente de Iduna, me deprimí mucho. Me encerré aquí por largos meses porque no podía decirle a nadie porqué estaba así... — desenvolvió un gran lienzo cubierto por una tela llena de polvo. La pintura era una mujer de cabello castaño demasiado abundante y largo, precioso. Cargaba una bebé. No tardé mucho para descubrir que éramos mi mamá y yo — Mi mayor distracción era pintarlas a ustedes. Lo hacía todo el tiempo... Claro que, quería que fueran tan perfectas, que no hice demasiadas.

Me acerqué al lienzo y acaricié el rostro de mi mamá, estaba sonriendo mientras me miraba en sus brazos. Esa mirada tan dulce, delicada y cálida que recordaba de mi mamá. Con esa sonrisa que me dedicaba todo el amor que ella podía entregarme — La extraño — susurré con mi voz casi temblorosa, pasando mis manos por el cabello hasta alejarme de la pintura entrelazando mis manos. Mordiendo mi labio inferior para no llorar — Ha sido difícil no tenerla a mi lado... ¿Haz echo más?

Me sonrió, asintiendo con su cabeza — Sí, solo que he tenido que esconderlas.

— ¿Podría verlas?

— Por supuesto.

Recogió unas llaves de la mesa de madera y se acercó a un gran armario que tenía un candado, abrió esté y luego las puertas. Había cuatro pinturas más, y todas eran de mi madre y yo. En una, que era mi favorita, estábamos mamá y yo bailando en el jardín de la mansión de los Frost.

Recordaba ese día a la perfección, era tarde y era el día libre de mamá. Ella se había dedicado a jugar conmigo todo el día. Jugando a la fiesta del té o corriendo por el bosque mientras en mi mente infantil ambas éramos hadas. Estábamos con una de las sirvientas, la que tomó la fotografía. Se celebraba una fiesta y había música de violines alegres, mamá me había levantado del césped y comenzó a girar conmigo, con pasos de baile que solo sincronizábamos las dos. Ella me sonreía, siempre me hacía sentir feliz. A tal grado que nunca le preguntaba por mi papá, porque simplemente ella me bastaba.

Recordaba ese día a la perfección, porque fue exactamente un día antes de que ella muriera en ese maldito accidente. Solo recuerdo lo doloroso que fue para mí, escuchar cómo me decían que nunca volvería a ver a mi mamá, de una forma para que supuestamente no resultara doloroso. Pero ella era lo único que yo tenía. Me devastó por completo.

— Sé que esto es de una foto... ¿Cómo la conseguiste? — pregunté mirando a mi papá mientras limpiaba las lágrimas de mi rostro.

— Me llegó días después del accidente, no sé quién la envió — desvió la mirada a la pintura, sonriendo con dolor — Puedes tenerla, si quieres. Por tus lágrimas, puedo saber que fue un día especial.

Asentí con mi cabeza, ahogando mi llorar — Lo fue, realmente fue un día especial... Nunca había hablado de mamá tan seguido, ni siquiera hablo de ella hace mucho tiempo. Parece incluso que me he olvidado de ella, pero...

— Eso no es así, Elsa — su mano se colocó en mi hombro — Seguiste con tu vida, ella lo hubiera querido así.

— Lo sé... sé que sí — sonreí limpiando mi rostro, girándome un poco para quedar frente a él — ¿Puedo visitarte? Siempre que puedas, claro. No quisiera irrumpir así contigo, Anna o tu esposa...

— Claro Elsa — colocó su mano en mi mejilla — O si lo prefieres, puedo ir hasta Manhattan...

— Creo que ambos deberíamos siempre tener contacto, ¿no crees? — me reí suavemente — De verdad quiero conocerte más. No quiero seguir mi vida sin familia.

Me abrazó, y no me negué a ese gesto por nada del mundo — Y no vas a tener que hacerlo, lo prometo Elsa.

*****

En cuanto Jack me recogió, papá tuvo ese enorme gesto de obsequiarme ese precioso cuadro que había pintado de mamá y yo bailando. Se lo agradecí enormemente, era como tener un poco de ambos de mis padres para mí. Eso era demasiado emotivo para un solo día.

Después de unas calles, Jack me preguntó — ¿Y... cómo te fue?

— Fue muy conmovedor, Jack... — mis labios se curvaron suavemente, volteando a verlo — Creo que realmente conectamos de alguna forma... hablamos mucho de mamá. Lloré demasiado, fui un poco emocional en ese sentido, pero no pude evitarlo... Nunca hablo de ella y hacerlo fue hermoso, recordó muchas cosas...

Agarró mi mano — ¿Estás feliz?

— Muy feliz — me acerqué a él y deposité un beso en su mejilla — Gracias.

En cuanto las comisuras de sus labios se estiraron, lo noté más contento y relajado — Siéntate en mi regazo.

— Pero estás conduciendo...

— Soy un buen conductor — presumió con esa sonrisa seductora en sus labios. Con sus ojos azules oscureciéndose — Hazlo.

Verlo así me enloquecía, esa energía sutilmente imperiosa en una sola palabra de sus labios simplemente me hacía caer rendida a sus pies. Esperé en momento indicado en una luz roja y enseguida estaba es sus piernas, adorándolo con mis labios sobre los suyos.

Sus manos tomaron mi cintura topando mi cuerpo al suyo, sin dejar nada de espacio entre nosotros. Esa sensación de calor e intensidad se coló en cada célula de mi cuerpo, cuando su lengua jugueteaba con la mía, era suficiente como para que toda la voluntad que podría tener en ese momento, se esfumara y fuera únicamente de él. En ese punto yo era consiente que, si él me pidiese algo en ese justo momento, yo iba a realizarlo porque simplemente complacerlo me haría sentir satisfecha.

Los otros autos comenzaron a tocar la bocina y Jackson dejó de besarme para comenzar a manejar de nuevo. Por otro lado, yo me sentía idiotizada. Él ocupaba una mano para conducir y la otra la mantenía ocupada en mi cadera, subiendo un poco para acariciarme la cintura con tanta lentitud que me relajaba.

Una risa de entre sus dientes me hizo erizar la piel — Ya habrá tiempo.

— ¿Cuándo lleguemos a casa? — cuestioné rozando mis labios por su cuello suevamente.

— Quisiera, pero en realidad quiero que nos vistamos para un evento de esta noche.

Me acomodé un poco en sus piernas, lo miré con una ceja alzada — ¿Un evento? ¿de qué?

— ¿Recuerdas que te mencioné un club Ds en Nueva York?

— Sí...

— Bueno, ellos organizaran una fiesta de aniversario. Y recibí una invitación al evento.

Mi boca calló en cuento me lo dijo. Un evento de un club Ds, lo que significaba miles de amos, sumisas y viceversa, por todos lados. Comencé a intrigarme — ¿Has ido otras veces?

— Sí.

— ¿Y cómo es?

— Es... bueno, para mí es normal. Es un evento donde Amos o dominas llevan a sus sumisos de la forma en la que quiera, muchos van elegantes, pero hay otros que llegan encadenados, incluso. Hay mucha diversidad, antes lo hacían para mantener entretenimiento, pero ahora lo hace quien quiere y a muchos les place mostrar a sus sumisas, incluso prestarlas.

Abrí mi boca ligeramente, sin creerlo — ¿De verdad?

— Sí, pero no es como si lo hicieran solo porque se les antojo. Su pareja debe dar consentimiento para hacerlo.

Asentí con mi cabeza — Así que... ¿Veré muchas cosas interesantes esta noche, cierto?

— Más de las que te podrías imaginar.

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Llegamos a casa y tomé una ducha rápida sin mojarme el cabello. Decidimos que ducharnos juntos no sería una gran idea justo ahora. Yo estaba algo ansiosa por ir a esa fiesta y seguramente si Jack y yo entrabamos juntos a esa ducha, posiblemente nos perdiéramos del evento. Jack se había arreglado primero mientras yo me duchaba, lo cual probablemente fue un error ya que yo me tardaría, de momento, él esperaba por mí en la sala mientras veía la televisión.

Me coloqué un conjunto rojo de lencería de encaje y luego me enfundé en una suave bata de baño para sentarme frente de tocador y maquillarme, lo cual me era sencillo, pero quería verme bonita, para que cuando Jack viera el resultado final de mi apariencia, quedara impresionado... o esperaba que incluso más.

La base, el corrector pocas veces lo aplicaba porque casi nunca tenía tiempo para maquillarme tanto, incluso el contorno me llevaba tiempo. Retoqué la sombra de mis ojos con dedicación, mis cejas, las pestanas colocando unas postizas sobre las naturales, el delineado de mis ojos me llevó más tiempo, pero había quedado perfecto.

Decidí que mi peinado constaría de una medía coleta, tomando solamente unos mechones de mi cabello y enlazándolos en la parte de atrás, dejando mi flequillo hacia atrás y hacerme unas ondas en mi cabello para hacerlo hacia atrás cayendo como cascada sobre mi espalda hasta casi llegar a mi cadera. Posiblemente ya era hora de un corte, pero lo dejaría para luego. Mi accesorio favorito se vería hermoso por el diamante que colgaba de él, así que me puse me inconfundible collar.

Entré al armario para escoger lo más importante de la noche. El vestido. Tenía muchos de los cuales escoger parecía sencillo, pero en realidad era abrumador. Me probé uno plateado, y sentía que no era el correcto. Intenté con uno azul marino, pero resultaba que tenía demasiado escote y para mí era un poco exagerado. En cuanto me probé el rojo, supe que simplemente el vestido era hecho para mí. Tenía los hombros descubiertos, acentuaba mi estrecha cintura, con una amplia falta que llegaba a mis pies, poseía una abertura que al caminar dejaba ver una de mis piernas. Entonces me calcé unos tacones del mismo color. Era precioso y me hacía sentir bonita y elegante.

Me miraba al espejo de mi tocador cuando Jack irrumpió la puerta — Elsa, has tardado casi dos... — se detuvo a media frase. Incluso parecía que no tenía que continuar.

Jackson era un hombre que personificaba con perfección a la elegancia y el deseo mismo. Me parecía excesivamente un placer verlo enfundado con una camisa perfectamente blanca y lisa usando una corbata negra. Encima un chaleco gris y luego todo el traje era azul marino, el saco portaba solapas delgadas, con un pequeño pañuelo blanco en la bolsita del pecho y su cinturón negro combinaba con sus zapatos.

Oh, yo conocía ese cinturón.

Me sentía ruborizada de tanto mirarlo, sin embargo, era imposible que no se me hiciera más atractivo cuando el mismo sabía que me encantaba verlo en traje, incluso si él se propasaba, me llegaba a excitar. Esa noche, Jack parecía el hombre perfecto. Aunque bueno, para mí, mi amo siempre sería perfecto.

Me adelanté unos pasos riéndome un poco al notar que él no se movía, se disponía a observarme y dedicarme sus ojos a todo mi ser. Haciéndome sentir bien con su mirada puesta únicamente en mí.

Con mis tacones lograba alcanzarlo a la perfección. Coloqué mis manos sobre su pecho subiéndolas lentamente sus anchos hombros — Te ves muy guapo, Jack — besé rápidamente sus labios.

Jack sonrió, depositando un tierno beso en mi frente — Y tu jamás te habías visto más hermosa, Elsa. No necesitas una corona para ser una reina.

Mi corazón ya latía bastante rápido. Me enamoraba más. Me provocaba amarlo más. Era humanamente imposible que yo dejase de adorarlo como lo hacía. Sus labios me domaron y controlaron, me abandoné a su merced. Sabía que estaría a salvo con él. Cada roce de nuestros labios era un relámpago que crepitaba entre nosotros. Esa particular caricia de su lengua que se robaba mi brío y me empujaba a mi estado más dócil y frágil. El cual no me daba miedo entregar porque sabía que Jack me cuidaba.

Dejó de besarme, dejándome con la respiración agitaba, mordiéndome los labios para retener mi deseo — ¿Lista para irnos?

Respondí, hipnotizada por sus ojos azules — Sí, amo.

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Me agarré del brazo de Jack cuando bajamos del auto. El lugar estaba un poco apartado del centro de Nueva York, sin embargo, era un lugar inmenso con un jardín preciosamente iluminado con lucecitas amarillas guiando el camino. Desde afuera se escuchaba algo de música, me imaginaba que había empezado desde hacía unas horas.

Al acercarnos un guardia de seguridad abrió la puerta para nosotros, y avanzamos un pasillo con paredes rojas siendo seguidos por otras parejas que recién llegaban.

— Te veo muy ansiosa.

Miré a mi lado cuando escuché la profunda voz de Jack hablándome al oído — Tengo más curiosidad, en realidad.

— Solo trata de disimularlo — se burló mirando hacia el frente, deteniéndonos en otra puerta.

Cuando las abrieron, realmente descubrí que lo que yo sabía del Ds, era muy poco.

Mientras avanzábamos, a mis ojos se les estaba haciendo una tare muy difícil disimular lo que veía. Algunos amos y dominas llevaban a sus sumisos como si de una mascota se tratase, había mujeres y hombres con orejas de gato o perro con una cola en sus glúteos, lo único que vestían era ropa interior a juego. Gateaban por ahí o estaban de rodillas por los pies de sus amos mientras estos los presumían con orgullo al hablar con otro dominante. Otros iban tan elegantes, pero de su collar iban encadenados yendo al lugar al que fuera a sus amos.

Noté que también habían, en su mayoría mujeres, vestidas como niñas de cinco años. Literalmente. Tomadas de la mano de su amo con una mirada inocente que impresionaba a cualquiera.

— ¿Ellas... son sugar baby? — pregunté mirando a Jack. El negó con la cabeza.

— No es igual. A las sugar babies se les paga. Ellas son little girls. Es un juego de rol.

— Oh... curioso — susurré.

Mientras paseábamos en la sala, Jack saludaba a algunas personas y me presentaba ante ellos, aunque más parecía que me presumía y me hacía sonrojar ante eso. Como no los conocía decidía callarme y mirar más a mi alrededor, porque era como si a cada esquina hubiese algo nuevo. La última vez que decidí mirar, porque me daba cierta vergüenza estar de indiscreta, fue cuando noté a un amo dejó que sus dos sumisas se besaran frente a tres hombres, mientras se toqueteaban entre ellas, y dejó que otro hombre las tocara, incluso que las besara.

Jack dejó la conversación, y en cuanto me vio comenzó a brotar esa risa gutural de él — ¿Por qué estás tan roja?

— Es que... bueno, hay muchas cosas acá, ¿sabes? para mí es como ver porno en vivo.

Él comenzó a reírse de mí — ¿Te incómoda?

— No... algunas cosas sí — me reí — Aunque me da intriga saber si a ti te gustan algunas de estas cosas y no me lo has dicho.

Sonrió, negando levemente con la cabeza — No llego a muchos extremos, pero debo admitir que los exhibicionistas se divierten.

Acaricié su pecho, riéndome un poco — Podríamos intentar algo juntos, ¿sabes? Nos gustó hacerlo en algo público, así que...

— ¿Estarías dispuesta a dejar que otras personas observen cómo te follo? Recuerdo que te da pena incluso que te escuchen gemir — me recordó con una perfecta sonrisa divertida en sus labios, a unos milímetros de los míos casi chocándonos con esa intensa electricidad que fluía entre nosotros.

Solté una risita traviesa — Sí son desconocidos, cuanta conmigo — terminé de unir nuestros labios.

— Algunos están a punto de tener sexo aquí, y ustedes están muy melosos — la característica voz de mi amiga pelirroja hizo que nos separáramos — Eso significa que las cosas entre ustedes están bien, ¿cierto?

Merida llevaba un vestido negro apretado a su cuerpo definiendo sus curvas, a su lado, llevaba a un elegante Hiccup de una cadena de su cuello. No parecía molestarle, de todos modos, miraba a Mérida casi con burla.

— Hola Mer — saludó Jack colocándome de lado sin soltarme — Hola Hicc.

— Hola Jack... — se removió en su lugar — Esto es porque perdí una apuesta, no te confundas.

Merida lanzó una carcajada — Repite eso y verás cómo quedará tu trasero.

Rodó los ojos — Muy graciosa, Mer.

No quería incomodar a Hiccup, pero me reí de todos modos — ¿Desde cuando llegaron? — pregunté mirando a mi amiga.

— Hace una hora, en cuanto los vi quise acercarme, no suelo ser sociable y conocer personas aquí me agobia... Vengo por la comida.

— Y los postres son buenos — termina Hiccup tomando un pastelillo de una charola — ¿Piensan quedarse parados ahí todo este tiempo?

— Bailar no nos haría daño — Jack me observó, sus ojos brillaron cuando se toparon con los míos — ¿Quieres bailar?

Entonces, Merida comenzó a carcajearse fuertemente — ¡¿Bailar?! ¡¿Acaso has visto bailar a esta mujer?!

— ¡Merida! — chille sintiendo como velozmente mis mejillas se tornaban de un rojo diabólicamente vergonzoso.

Jack me miró divertidamente — ¿No sabes bailar?

Me crucé de brazos, mirando hacia otro lado para evitar sentirme totalmente — En mi defensa, no es algo que haga a menudo como para hacerlo totalmente bien.

— Entonces yo te enseño.

Tomó mi mano y decididamente hacia la pista de baila, que realmente me recordaba a esas escenas de mis libros favoritos, donde hacían sus bailes reales y sus invitados llenaban la pista de baile, danzando con esa clásica música de salón. Parejas bailaban con tanta gracia y elegancia que parecían sacados de los libros o las películas. Y luego estaba yo, que cada paso parecía un odioso martirio para mí. No había momento donde yo no estuviera chocando o tropezando cuando no sabía qué dirección tomaría Jack, golpeando a otras parejas por accidente. Pateando los lustrosos zapatos de Jack.

— Perdón... — susurré, con mi rostro que casi explotaba de rojo, a la décima vez que pateaba a Jack — T-Te lo dije, no soy buena.

Jack se rió, deteniéndose — No voy a mentirte, realmente eres pésima — comenzó a reírse. A reírse como nunca.

— ¡No te rías! — exigí poniendo mi frente sobre su pecho — Es vergonzoso.

— No — puso su mano en mi barbilla, levantándola — Creo que solo necesitas un incentivo.

Fruncí mi entrecejo — ¿De qué hablas?

Hizo un gesto pensativo — Cada vez que te equivoques, choques con otra pareja o me patees, serán tres azotes con la palmeta.

— ¡Oh no! ¡Esa cosa ni de chiste la quiero en mi trasero!

— Entonces, tu segunda opción es que voy a quitarte un orgasmo por error.

Ladee mi cabeza — ¿Podemos dejarlo en un azote por error?

De nuevo tuve la oportunidad de escuchar esa hipnótica risa suya. Volvió a tomar mi cintura y mi mano — Solo deja que te guie — hizo un paso hacia adelante y yo uno hacia atrás — La música hará el resto.

Comenzó a querer guiarme, con pasos lentos y precisos, que posiblemente pudieron verse majestuosos si yo supiera seguirlos. Pero el caso es que, yo tenía dos pies izquierdos y no cooperaba para nada. Mi descoordinación era torpe y penosa. En cuanto Jack trató de hacerme dar una vuela, mi tobillo se dobló y tuve que sostenerme rápidamente de sus brazos al mismo tiempo que sus manos me hacían mantener de nuevo el equilibrio. Yo jamás me había sentido tan torpe.

Jack negó con la cabeza, dejando ver una sonrisa divertida y esos ojos azules de mar brillando viéndome con ternura — Definitivamente no tienes remedio, mujer.

Juraba que mi rostro explotaba — Lo siento... algún día aprenderé, lo prometo.

— Tendrás un buen maestro.

— De eso no tengo duda.

Escuchamos como curiosamente alguien carraspeó la garganta. Al voltear mi buen humor descendió con absurda velocidad. Ver a Rapunzel con ese vestido realmente escotado y sus pechos casi saliéndose de él, justo en ese momento en el que me sentía ridícula y torpe, me molestaba y abochornaba aún más. Era como si el maldito universo, las estrellas alineadas con todo y planetas estuvieran en mi contra. Apostaba que ella sí sabía bailar y que se burlaría de algún modo de mí.

— Hola... — saludó en ese ambiente incómodo entre los tres. Carraspeó — Solo quería saludar y...

Ninguno de los dos contestó. Observé a Jack, no tenía una expresión en particular en su rostro, pero tanto como yo me sentía se notaba su incomodidad.

Rapunzel, al no obtener respuesta de ambos, se sonrojó — En realidad... quería hablar... más bien, decirles... o explicarles. Bueno, explicarles no porque yo no debería hacerlo, creo que es más que todo algo que debería decirles y...

Comenzó a divagar, y cada vez solo veía que su boca se movía y se movía diciendo mucho sin decir nada en realidad. Incluso comenzó a tartamudear, y hasta el momento Jack seguía sin decir nada, tal vez estaba demasiado confundido por lo que ella decía. Después de un momento, simplemente la hizo callar con amabilidad.

— Espera... ¿prefieres que mejor hablamos a solas los tres? — preguntó sin ser duro.

Rapunzel terminó suspirando — La verdad... es que solo quiero hablar con Elsa — me miró fijamente — Solo serán unos minutos, lo prometo.

— La última vez que hablamos no salió nada bien, Rapunzel — me negué — no creo que sea diferente.

— Y tienes derecho a desconfiar de mí, pero... ¿podrías bajar la guardia un segundo, por favor?

Miré a Jack, para que me diera alguna clase de respuesta o guía, pero no único que recibí es un encogimiento de hombros, dejándome toda la responsabilidad a mí.

Rapunzel... simplemente era alguien con quien no podía estar en un mismo espacio, su presencia más que molestarme me incomodaba muchísimo. De todos modos, no quería rebajarme a una persona que simplemente ignoraba a otras sin haber escuchado lo que tenía por decir, aún más si venía tan... visiblemente vulnerable que incluso daba un poco de pena.

Relamí mis labios, y miré a Jack — Vuelvo enseguida.

— Bien...

Rapunzel se dio la vuelta y la seguí hasta el jardín de aquel lugar, caminamos un poco más en un silencio tenso para alejarnos de la música y podernos escucharnos claramente.

Por un segundo, ella se quedó muy callada, y sin saber exactamente qué decir, yo también me quedé en silencio esperando que ella dijera algo.

Rapunzel me daba la espalda, cuando me volteó a ver, su parecía una mezcla de vergüenza y tristeza — Quería disculparme contigo, Elsa.

Mentiría si yo dijera que eso no me sorprendió — ¿De verdad?

Asintió con la cabeza — Yo... bueno, más bien todo lo que hice... Fue bajo, caí muy bajo. Realmente no me importaba hacerte sentir mal, dejarte de lado como si no fueras nada — apartó la mirada — Acepto que fue horrible, sé que lo es... me sentía tan sola que no me importaba irrumpir en la relación que tenías con Jack — una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero era triste. Muy apagada — Pero es solo de verlo... soy tan vulnerable ante él que me creí capaz de hacerlo todo con tal de recuperarlo. Hace poco me enteré que visitó a mi mamá, y casi me da un paro creyendo que preguntaba por mí. Estaba tan esperanzada que creí que te había dejado...

Ladee mi cabeza sin comprender — ¿Visitó a tu mamá? ¿Para qué?

— Oh... — se removió — Resultó ser que estaba buscando información sobre tu madre. Al perecer fueron amigas... es un poco gracioso, ¿no crees?

Me di cuenta que hablaba de Katherine Corona, ¿Cómo no me había dado cuenta yo misma? — Algo irónico, sí — decidí no decir más.

Suspiró — De todos modos... Quiero decirte que vine aquí para probarme a mí que simplemente perdía más mi tiempo — la vi tragar con rudeza antes de seguir — Jack te ama, lo veo en la forma en la que te observa. Esa tierna y especial mirada que desconocía, te mira con un brillo diferente que el que me daba a mí. Más intenso, como si frente suyo estuviera el sol mismo. Incluso cuando eres torpe se nota que te adora — rodó los ojos — Mujer, de verdad deberías tomar clases de baile.

Me abstuve de golpear mi frente con la palma de mi mano. Que bochorno.

— Solo... quisiera saber que pasó entre ustedes. ¿Cómo lo enamoraste tan rápido? Es que, realmente ha sido muy espontaneo y no logro entenderlo...

Quise pensar en mi respuesta para no contestar con cualquier cosa, sin embargo, no era necesario. No iba a responder — No te castigues de esa manera, sino, vas a pasártela preguntándote eso una y otra vez. Solo te haces daño. Y lo peor, es que tú misma has dicho la respuesta. Fue espontaneo — sonreí suavemente — Solo nos enamoramos y ya.

Ella mordió su labio apartando la vista, noté como unas lágrimas bajaban de su rostro — Pero yo también lo amo... — cuando me miró, aquella mirada fría y venenosa que conocía, se había muerto — Veo difícil olvidarme de Jack, Elsa. Lo juro... sin embargo tienes razón. Me castigo, me hago daño con todo esto... Realmente espero que me disculpes por irrumpir así es sus vidas. No quiero hablar con Jack porque no podría mirarlo a la cara de nuevo, no me atrevo.

Me acerqué a ella, estirando un poco la esquina de mi labio — Y a pesar de todo, espero que puedas superarlo y que puedas ser feliz, Rapunzel. Te hace falta amarte primero.

Sonrió, aunque apenas lo noté — Yo también espero poder hacerlo... gracias por hablar conmigo — me dio la espalda y comenzó a alejarse — Adiós, Elsa.

En cuanto caminé a la entrada, vi a Jack en la puerta despidiéndose de Rapunzel, ambos con un simple asentimiento de cabeza respetuoso. Como si entre ellos nunca hubiese pasado nada.

Cuando Jack me miró de nuevo, sonrió y acarició mi mejilla cuando estuve frente a él — ¿No hubo peleas, al parecer?

— Se disculpó...

— ¿Y...? ¿Nada más?

— Algunas cosas más.

Se vio frustrado — Yo tan curioso y tú tan evasiva.

Enredé mis brazos en sus hombros, y le di mi mirada más tierna que pude ofrecerle — ¿Podrías besarme, señor?

Enarcó una ceja con regocijo — ¿Solo así? Que mal educada.

— Por favor — me reí suavemente — ¿Podrías besarme, señor, por favor?

Mi amo me besó. Y mi corazón sumiso se aventuró de nuevo a dejarlo todo en sus manos.

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¡El bello edit de arriba esta patrocinado y 100% hecho de las manitas de zannietommo5! ¡Le quedó precioso😭❤! Gracias beba de mi corazón😍❤

Y ahora es el momento de "Respondiendo preguntas" :v/ Es el primero que hago pero ajá, queria hacerlo justo en esta parte de la historia. Así que si tiene alguna pregunta acerca de la historia, inspiración o cualquier cosa que se les ocurra, es momento de hacerlas :3

¡Espero que lo hayan disfrutado! Es el más largo que he hecho en la historia así que espero que si les haya gustado :3

¡Gracias por leer y comentar!

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