Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39

Había pasado los primeros días de vacaciones decidiendo a qué lugar ir. Jack iba a cumplir su promesa de llevarme al lugar que yo quisiera, pero en realidad no sabía a qué lugar ir.

— ¿Por qué no vas a Italia? — propuso Eugene — Dicen que es lindo.

— Estaba pensando algo más divertido que clásico — me senté a su lado mientras frotaba mi cuello un poco — Aunque me encantaría apreciar el arte de Italia, quiero ir a Latinoamérica.

Su rostro se contrajo con un gesto extraño — ¿En serio? Digo, no tiene nada de malo. Pero también tienes a Japón, París, Inglaterra e Italia frente tuyo.

— Sí, pero también tengo a Colombia, Paraguay, México y El salvador para visitar, ¿no crees?

— ¿El salva-qué cosa? ¿A quien salvó?

— El salvador, ya sabes, el país pequeño de Centro América — Obvié haciendo un ademan con mi mano.

Negó con la cabeza — Nop, no había escuchado de ese.

— Entonces, estudia geografía — bufé con diversión — Oye, si entiendo que hay países lindos de otro lado del globo, pero en Latinoamérica hay tanto color, sabores, tanta cultura e historia que enamora.

— Entiendo, entiendo — me lanzó una sonrisa — Entonces, ¿a cuál irás?

Lancé un suspiro profundo — Ese es el problema, no me decido.

Eugene se rió — No hay prisa, tienes mes y medio para decidir — se puso de pie. Sus labios comenzaron a formar una curva que no transmitía nada bueno — Debo irme ya.

— ¿Pasa algo?

— Me han obligado a salir con una chica... No sé nada de ella que no sea su nombre, no me emociona tanto pero ya la citaron por mí.

Me levanté sonriéndole alentadoramente, al menos eso quise tratar — Vas a estar bien, estoy segura que ella es linda.

— Su nombre es Anna, ni siquiera la he visto en foto.

— Anna es un lindo nombre, apuesto que ella lo es. Anímate — lo abracé, quise que fuera uno rápido y amistoso. Cuando iba a soltarlo, Eugene enlazó un poco más fuerte sus brazos a mi cintura, atrayendo mi cuerpo al suyo. Sin querer dejarme ir.

Mi corazón se estrujó por él, de cierta forma me hacía sentir mal. Lo abracé de igual manera, fuerte, pero con un sentimiento muy distinto — Lo siento Eugene. Lamento no poder corresponderte. Pero estoy segura que vas a encontrar a alguien que te amé con la intensidad que tú lo hagas. Lo apuesto.

Me soltó, sonriéndome de lado — Ojalá tengas razón, este rostro no debe desperdiciarse — bromeó señalando toda su cara.

— Exacto. Anda, conoce a esa chica y me cuentas todo.

— No creo que me vaya bien, pero de todos modos iré.

— De acuerdo. Mucha suerte — le sonreí mientras él se daba la vuelta para irse.

De verdad esperaba que le fuera bien, el merecía que alguien lo hiciera feliz. Él lo valía.

Casi después de él, Aster pasó por mí. Me pareció un poco extraño que él lo hiciera, Jack se había encargado de ellos sin falta.

— Jackson no pudo venir.

— Hola, As. Y bueno, es evidente que no pudo — me reí por la obviedad de su comentario — ¿Sigue en el trabajo?

— No en realidad. Está en la oficina de su casa, tuvo que hacer unas cosas de último minuto y me mando a recogerte — abrió la puerta y subí al auto. Luego él lo hizo y encendió el auto.

Cuando se puso en marcha comencé a tener expectativas de esta noche. Sería simple, él quedándose mil años en su oficina y yo muriendo de aburrimiento. O quizá vería una película... Pero incluso eso no era lo mismo sin él. ¿Estaría muy ocupado? Al menos me gustaría estar a su lado, incluso si no hablamos. Estar con él sería suficiente para mí.

Al llegar a casa, Tiana me recibió con el exquisito olor a pasta con crema de champiñones. Tenía mucha hambre.

— Hola Tia. Oye, huele delicioso.

— ¿Te gusta? Sé que es tu platillo favorito. Disfrútalo.

Le sonreí — Muchas gracias. Oye, ¿Jack ha estado mucho en su oficina?

— Sí... no quiero ser entrometida, pero te aconsejo que por el momento no le hables. Ha estado gritando por llamadas y maldice mucho... Está estresado. Georgia fue y le ofreció muchas cosas, pero todas las rechazó con sobrada paciencia.

— Bien... gracias por el dato — dije mirando en dirección a donde él estado.

Ella y Georgia se fueron unos minutos después de que llegue. Cené rápidamente y luego dejé mis cosas en mi habitación, cepillé mis dientes y me cambié de ropa poniéndome nada más un camisón casi transparente y corto y mi tanga. Peiné mi cabello soltándolo del moño del que lo traía perfectamente trenzado.

Caminé hacia la oficina de Jack, nerviosa, pues no quería encontrarme con una mala cara. Pensé un poco más antes de tocar la puerta. ¿Estaría muy ocupado para incluso hablar un poco conmigo? Ni siquiera había salido de ahí para saludar.

Los últimos tres días él estaba haciendo muchas cosas a la vez en su trabajo porque la siguiente semana él me había prometido tomarse dos o incluso un mes de vacaciones para estar conmigo. Pero, maldita sea, solo habían sido setenta y dos horas y yo ya me ahogaba sin tu atención. Sí, sí, él había estado más tiempo fuera de casa y yo podía con eso. La diferencia era que cuando él estaba de viaje yo sabía que no podía hacer nada por mí. Ahora él estaba en casa y me agobiaba y aburría no ser su punto de atención.

Quería llamar su atención de alguna manera, para poder sacarlo de esa oficina y del estrés que cargaba sus hombros.

Giré la mirada a la izquierda. La puerta al sótano estaba al lado, como incitándome a bajar. Sonreí maliciosamente y con un plan creándose en mi mente, bajé. Cuando llegué a bajo me di cuenta que ya hacía un tiempo no estaba en ese lugar que subía mi adrenalina con fuerza. Mis mejillas se tornaron rojas descaradamente cuando miré hacia la caja donde estaban guardados los vibradores. Pensé por un segundo que complacerme no sería malo en realidad, yo también estaba cansada y quería relajarme un poco. Y aunque me seguía dando vergüenza, pero aun así saque uno y me dirige a la cama.

Me monté en ella, sonriendo porque esto era algo que yo tenía prohibido y me sentía ridículamente rebelde. Se suponía que, si Jack no me lo autorizaba, yo no podía tocarme. Pero bueno, él tenía que salir de esa cueva en algún momento... así fuera para castigarme. Lo cual, no me molestaba mucho que digamos.

Nunca lo hacía, tocarme aún era bastante nuevo para mí. Sentir mis manos en mi piel, sabiendo que era lo que me gustaba. Pasaba mis manos por mis pechos sobre la tela del camisón. Al toque más delicado y suave de mis manos le faltaba, por obvias razones, la fuerza y virilidad de mi amo.

Y aunque no era lo mismo, imaginaba a Jack tocándome, deslizando sus grandes y pesadas manos por mis senos. Pellizcando con rudeza mis puntas. Mientras su aliento cálido se hallaba en mi cuello y hacía que el resto de mi cuerpo reaccionara temblando de ansiedad.

Me quité el camisón y la ropa interior. Me recosté en la cama abriendo un poco mis piernas. Llevé a mi boca aquel juguete a mi boca y lo chupé como si de Jack se tratará, comencé a lubricarlo con mi saliva. Quería que Jack saliera de esa maldita oficina y me hiciera suya. Que me tomara de la forma en la que él quisiera pero que me complaciera, así como yo gustosa lo hacía con él. Imaginarlo, así como me hallaba de caliente en ese instante, entre mis piernas embistiéndome casi sin piedad para mí era un éxtasis. Deslicé el vibrador entre la humedad de mi vagina, lento, apreciando cómo se abría pasó dentro de mí. Gemí. Muy suave e íntimo. Solo para mí.

En cuanto encendí el pequeño motor, se agitó con fuerza entre mis piernas y gemí más fuerte. Una vez comencé a gemir, no paré. Fuerte, suave y muchas veces mordía mi labio inferior tragándome toda la sensación que mi cuerpo generaba. Mi cadera se contrajo y mis piernas por instinto se abrieron un poco. Esa vibración tenía un poder fuerte en mí, mientras hacía que entrara y saliera de mi interior. Ese momento de mi propio e íntimo placer me hacía sentir de una forma extrañamente bien. Todo mi cuerpo sentía y aclamaba un tacto más firme, sí, por supuesto que sí. Pero otra parte quería que llegara al orgasmo con ese manoseo más delicado y conocido como el mío. Con mis manos pequeñas actuando por mi cuerpo. Con la intensidad del vibrar entre mis piernas y las embestidas cortas y dóciles que hacía que me temblaran las piernas. Que ese punto donde mi cuerpo se destruía explotando en pedazos, haciéndome gemir con fuerza y relajarme como recompensa.

Ese orgasmo era mío. Y se sentía totalmente perfecto.

Cuando saqué el juguete de mi interior, cubrí mi rostro sonrojado y comencé a reírme. Sí Jack me había escuchado, lo más probable era que estaba en problemas. Pero no escuché ningún ruido, me decepcioné un poco al no poder traer su atención. Bajé de la cama y limpié el dildo con gel de alcohol y una toalla limpia que siempre dejaba ahí.

— Bueno... al menos tuve un orgasmo — susurré colocándome el camisón.

Pasos fuertes se escucharon bajar la escalera. Mi espalda se puso rígida — Sí, lo tuviste — cuando voltee, Jack me echaba una mirada seria y casi molesta. Pero sus ojos con ese brillo de sorpresa y diversión nadie se lo quitaba. Eso y la erección que presionaba entre sus pantalones — La pregunta es: ¿quién te autorizó? Porque yo no recuerdo haberlo hecho.

Bajé mi mirada escondiendo mi rostro de la sonrisa descarada que quería formarse en mi rostro — Estabas ocupado en tu oficina.

Se acercó a mí a paso ávido, tomó mis caderas dándome la vuelta arrojando la mitad de mi cuerpo contra la cama. Nalgueó con fuerza mi glúteo derecho haciéndome gritar un poco — Podías entrar. ¿Si sabes tocar la puerta, cierto?

— Estabas muy ocupado.

Deslizó sus dedos entre mis pliegues húmedos. Dejé caer mi cabeza al colchón, jadeando y sonriendo triunfante sabiendo que iba a obtener lo que quería. Jack sumergió sus grandes dedos dentro de mí, los hizo entrar lo más profundo que pudo y yo me retorcía en la cama, con mis piernas estiradas intentando mantenerme de pie.

Se inclinó, susurrando en mi oído en voz baja y profunda — ¿Es esto lo que querías, traviesa? ¿querías mi atención?

— Sí — gemí empujando mi cadera hacia atrás — Te necesito, señor.

Las corrientes nerviosas en mi espalda baja, recorrían a mi vientre. Cada de hundía con profundidad sus dedos en mi interior, apretaba un poco mis paredes alrededor deseando que lo hiciera más rápido, más fuerte. Que fuera su mano la dueña de mi placer.

Tan pronto sentí que estaba al filo de mi delirante orgasmo, Jack paró, tomó la fusta más gruesa y la abanicó con fuerza sobre mis glúteos. Grité, grité con dolor de verdad.

Me levante rápidamente con el corazón golpeándome el pecho con violencia. Mordí mi labio inferior, deseando que lo hiciera de nuevo.

— Aquí no se hace lo que tú quieras, Elsa — reprendió golpeando con la fusta mis glúteos.

Chillé de nuevo, no me moví de mi lugar porque sabía que más de esos azotes aterrizarían a mi trasero. El cuero y mi piel no se llevaban bien, mucho menos con la fuerza con la que él lo hacía. Pero sentir su autoridad sobre mí cuerpo y mi mente era lo más relajante y llenaba de alivio mi ser. Hacía que el ardor se hiciera placer y se soportaba mejor. Porque me excitaba que él me castigara.

Diez, solamente me dio diez azotes. Sin embargo, el trasero me pulsaba y apostaba que estaba muy rojo. Y mi rostro estaba a punto de arder de lo colorado que lo apreciaba. Casi podía tocar mi clímax.

Jack jaló de mi cabello obligándome a mirarlo — ¿Dirás algo al respecto?

— Perdóname.

— ¿Y en serio lo lamentas?

Lo miré fijamente a sus ojos oscuramente azules — Yo... no — tragué — E-Esa la primera vez que lo hago... solo quería llamar tu atención.

Sonrió descaradamente en mi rostro y me soltó el cabello. Yo me coloqué bien y me arrodillé a sus pies. Él se alejó un poco — ¿De verdad? — asentí con mi cabeza lentamente — Bueno, yo creo que con ese orgasmo ha sido suficiente.

— ¡No! Te necesito a ti, por favor, por favor, te quiero a ti — supliqué estrujando la seda del camisón con fuerza.

— Arriba — me levanté de inmediato sin levantar mi mirada — Sé que ha sido solo una vez, pero aun así te di la orden de no tocarte si no te lo permito. Y no lo hice.

— Pero...

— Pero nada — me silenció, sonando un poco severo... muy severo. Tomó el dobladillo de mi ropa y retiró la prenda dejándome desnuda. Me hizo mirarlo un poco y luego ordenó — Sube a la cama.

El corazón me golpeaba con fuerza en mi pecho, la excitación subió a niveles más altos. Como deseaba que me tocara.

En cuanto subí, esposó mis tobillos a los postes de la cama, mis muñecas las amarró bajo mi espalda.

Mientras sus ojos oscuros observaban mi cuerpo desnudo ante él, comenzó a quitarse su camisa y entonces fui yo quien inició a regocijarse con su marcado cuerpo a mi vista.

Tomó la fusta y la golpeó con algo de fuerza contra mi clítoris.

— ¡Ay! — chillé tratando de cerrar mis piernas por instinto, pero no pude. Golpeó esa zona de nuevo, y también grité.

No dijo nada. Con la lengua de cuero dio golpecitos suaves, rápidos sobre mi feminidad. Sentía... comenzaba a apreciar de nuevo ese estremecimiento en mi interior, bajo el vientre. Me calentaba. Me conmocionaba. Hacía que mi cadera se elevara y contrajera creando lentamente y con tortura mi nuevo orgasmo. Dejó de hacerlo y sumergió tres de sus dedos en mí y se inclinó para que su lengua acariciara mi punto débil.

Gimoteé con fuerza, mi cuerpo se contrajo. La excitación no podía en mi cuerpo, me pedía escapar con desesperación como un criminal a su libertad. Necesitaba sentirme descarada, gemir como su zorra. Estaba alterada porque me hiciera suya de una vez. Profundamente sus dedos entraban haciendo una leve presión y salían de mi interior. Su húmeda lengua se deslizaba suavemente entre mi clítoris. Veloz. Despacio. Succionaba y dejaba ir. Me quemaba al límite de mi clímax y luego parecía que estaba intolerantemente lejos de mi orgasmo. Moví mi cadera un poco contra su boca, exigiendo algo en lo que él tenía poder.

Se detuvo, dejándome con ese gran placer inmensurable que yacía en mi sexo.

Se quitó el resto de su ropa, subió a la cama e hizo que chupara su miembro. Tomó mi cabello y embistió mi boca un poco. Escuchar sus gemidos y que le complacía solo hizo que me calentara más. No podía más. De verdad quería que me penetrara. De nuevo, bajó la cama y me arrastró a la orilla abriendo mis piernas al máximo. Y justo como imaginaba que él lo haría, me penetró con fuerza y sin un poco de misericordia. Y gemí fuerte con mucho placer, porque a pesar de que había dolido un poco, la delicia que había sentido era inmensa. Cualquier cosa que le molestara, trabajo, negocios y todo eso, se relajaba con cada embestida contra mí. Sus grandes manos tomaban con impulso mi cadera. Sus gemidos guturales y esos gruñidos cargados con todo el placer que tomada de mí.

Cuando mi cuerpo explotó en el clímax más violento y crudo que me pudo dar esa noche, sus labios atraparon todo quejido en el interior de su boca. Tomo un tesoro que había ganado. Su besos apasionados y urgentes, mientras golpeaba su miembro en mi interior dejándose llevar ahí mismo. Jadeando, con el sudor cubriendo nuestra piel, nos quedamos ahí sin decir nada. Apreciando nuestros cuerpos como uno. Era delirante.

Salió de mi cálido interior y se puso su bóxer. Quitó las esposas de mis tobillos y las cuerdas de mis muñecas. Mis ojos se cerraban, ya estaba lo suficientemente cansada y él no se veía muy diferente.

Hizo que me sentara de rodillas sobre la cama, besó mi frente — Aunque fue entretenido escuchar cómo te masturbabas, no lo hagas sin mi permiso de nuevo. La próxima vez no seré tan considerado como hoy.

Solté una risita — Esta bien, señor — me estiré un poco y abracé sus hombros y uní nuestros labios dulcemente — Estoy cansada.

Me devolvió el beso — Igual yo — me pasó de nuevo mi camisón corto y me lo puse — Vamos.

⸎⸎⸎⸎⸎

Tomados de la mano fuimos a la habitación, tomamos una ducha rápida juntos y nos acostamos. Acunó mi cuerpo contra él suyo generando un agradable calor en mi pecho.

— Jack.

— ¿Sí?

— Lo siento si interrumpí algo importante...

Me sonrió y me besó — Tú eres más importante para mí.

Me sonrojé — Y tú también lo eres para mí... Quiero que no te estreses mucho, ¿sí? Tiana dijo que no estabas de buen humor.

— No lo estaba, pero en realidad no solo estoy haciendo trabajo. Todos estos días he estado buscando a tu familia también.

Mis ojos se abrieron con sorpresa y emoción — ¿Y? ¿Pasó algo? Oh, por favor, dime que encontraste a alguien.

— Estoy casi seguro que di con tu padre, Elsa.











*Les tira el capítulo en la cara y se larga corriendo para que no la linchen*

*Pero todas la traen de regreso a puros putazos para que dé explicaciones*

Hi, tardé un mes pero juro que no es apropósito. Tengo mis motivos TuT pero como son personales e van a quedar con la duda :v y además en la universidad se quisieron pasar de qleros e hicieron un cambio de ajdncosjdcn cuesta explicar porque es algo complicado :'c

En fin, lamento haber tardado tanto, no fue mi intención tampoco. Escribí un capítulo y mi compu se pasó de verga y se apagó solita. Cuando la encendí solo estaba menos de la mitad y como es bien largo me dio cólera y no quise seguir :'v

Una disculpa si hay errores pero no me quería tardar más con la edición, la hice pero ajá, hay cosas que se escapan... o muchas :v

Bye :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro