16
Me gustaba... No, la verdad es que me encantaba tener ese collar puesto.
Estaba frente al espejo, mirándome simplemente como me veía con ese collar; y realmente me gustaba lo que veía. No era nada grotesco o feo, más bien el collar lucía delicado, como una simple gargantilla, el cuero era delgado y suave contra la piel y el pequeño aro nada más lucía como un extraño dije... No lo sé, me encantaba. Para mi representaba mi sumisión, que yo tenía dueño y que a pesar de no poder decirle al mundo lo que soy (no es que quisiera, igualmente) yo podría identificarme, saber quién soy.
Me arreglé un poco el cabello suelto, me gusta llevarlo muy largo. Me había vestido con una falda negra que llegaba hasta la mitad de los muslos que hacía que mis piernas se lucieran, una blusa blanca con un poco de escote y me coloque una chaqueta roja y mi atuendo finalizaba con unos tacones rojos estilo Pigalle.
Iba a ir a Nueva York University por el programa de diseño interactivo, era la mejor opción de universidad para estudiar eso, según Jackson. Las clases empezaban dentro de dos meses y yo debía dejar mis documentos y pasar una entre vista, más una semana de ambientación para adaptarme a la universidad. Estaba muy muy nerviosa, ya que iría yo sola.
Jackson me había dicho que se iba a tomar dos semanas al menos para estar conmigo, pero hubo un problema en su trabajo donde lo necesitaban urgentemente y obviamente iba a ir. Solamente iba a dejarme, pero estaba bien, creo que estaría más nerviosa si él hubiera estado conmigo. Se frustró un poco, pero bueno, era su trabajo y yo entendía a la perfección eso. Sí quería pasar mucho más tiempo con él, pero su vida laboral no se iba a detener de todos modos.
Me di un último vistazo al espejo y salí de la habitación con el ruido de mis tacones sonando por el pasillo hasta el salón donde él se encontraba.
— Estoy lista, señor — avisé haciendo que él se volteara. Dios, me encantaba como lucía de traje. En Sus ojos recorrieron mi cuerpo desde mis piernas hasta mi cabeza... o no, esperen, se detuvo en mi cuello.
— Luces realmente bien pero... ¿Vas a llevarlo puesto? — preguntó con curiosidad y un poco de confusión en su tono de voz.
Toqué mi cuello y ahí estaba el collar, se me había olvidado quitármelo.
— La verdad es que no quiero quitármelo — confesé acercándome más a él — ¿Puedo llevarlo, señor?
— Claro, pero... espera — alargó sus manos y desajustó el pequeño aro y en su lugar, fue a la habitación y volvió rápido, poniendo un pequeño y muy bonito dije en su lugar, era un símbolo celta — Es un Triskel, es mayormente conocido como el símbolo del BDSM.
— ¿En serio? — tomé el dije en mis manos, Estaba conformado por un círculo exterior dentro de este círculo hay tres espirales con giros dobles que forman a su vez tres círculos, estas espirales nacen de un mismo punto — ¿Y por qué? ¿Qué tiene de especial?
Comenzamos a caminar hacia la salida — El Triskel representa la trinidad de mente, alma y cuerpo. También como deben ser las relaciones Ds, sanas, seguras y consensuadas.
— Oh... lindo significado — además se veía muy bien en el collar.
Abrió la puerta del Ferrari para mí y subí al cómodo auto.
Entonces recordé nuestro consenso... El contrato, había cosas que obviamente quería cambiar... Algunas, no todas, pero debía cambiarlas.
Cuando él se sentó al lado mío, decidí decirle.
— Hablando de consensos, quiero hablar sobre lo que límite en el contrato... Más cambiarlo que solo hablarlo, en realidad.
Encendió el auto y volteó a verme — ¿En serio? — preguntó un poco sorprendido. Asentí con mi cabeza — ¿Qué parte?
— Creo que fue totalmente absurdo no aceptar la relación 24/7... Estoy en casa de todos modos ¿no?
No contestó, solo sacó el auto de la casa, y hasta que estuvo manejando en la calle, dijo:
— Sí, es lo más lógico sinceramente. Pero no lo viste así al inicio, ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Mis mejillas se tornaron rojas por un momento — Lo que pasó los últimos días.
Él ladeó una sonrisa juguetona — Me alegra que te hayas dado cuenta, en serio. ¿Alguna otra cosa que quieras cambiar?
Presioné mis labios y luego suspiré — También sobre... Las pinzas.
— ¿Las pinzas? ¿Quieres intentarlo también? — preguntó mientras giraba el auto a la derecha.
— Sí... Menos las pinzas... Eh... Genitales, esas ni loca.
Una risa ronca brotó de su garganta — Me lo imagine. ¿Eso es todo?
— Por ahora sí.
— Bien. ¿Y cómo te sientes ahora?
— Algo nerviosa, aunque me quedaré un rato conociendo el campus.
— No estés nerviosa, no es la gran cosa. Solo dejarás tus datos, te inscribirás y posiblemente te dejen una entrevista este mismo día.
Palidecí — ¿Un entre-que? ¿Entrevista? ¡¿Ahora?! ¡No! ¡Ni siquiera me vestí decente para una!
Demonios, claramente debí vestirme mejor. Dios, ¿estaba hiperventilando? ¡Estaba hiperventilando!
— Oye, en serio debes tranquilizarte — dijo poniendo una mano en mi pierna mientras se reía de mi reacción — Lo harás bien.
— Es fácil decirlo — rodé los ojos — Tu no fuiste a tu entrevista con una falda pequeña, señor.
— No, pero me gusta esa falda — su mano recorrió mi pierna hasta levantar un poco más la falda.
Una corriente recorrió mi espalda y mi cuerpo entero. Mi pecho se infló y retuve el aire mientras el suave camino de su mano incluso más arriba... Y más.
— Y ¿Cómo te sientes de acá? — su mano finalmente llego a mi sexo haciendo que abriera un poco mis piernas e involuntariamente jadee.
— Ah... Considerando que debo caminar con el vibrador... — frotó sus dedos en mi clítoris por encima de las bragas — Oh Dios... Digo... Es incómodo. ¿Tienes algún propósito, cierto señor?
— Siempre tengo propósito — volteó a verme con una sonrisa ladeada y realmente sexy — Reclina un poco el asiento.
Bajé la mano y con un poco de dificultad bajé la pequeña palanca para que mi respaldo bajara un poco dejándome acostada.
— Abre las piernas — ordenó sin quitar la vista del frente del camino. Lo hice, mis piernas temblaban y mi pecho comenzó a hincharse por el aire retenido que expulsaba con lentitud. Sí, uno de mis defectos era no poder controlar mi maldita respiración, pero en mi defensa, ¡Él tenía la culpa!
Mientras el auto iba en marcha, metió su mano en mis bragas y sus dedos masajearon mi clítoris con una neutra y fascinante velocidad haciendo que mí cadera se contrajera ante la corriente placentera que se propago a través de mi cuerpo.
Él, simplemente, hacía que mi sexo se calentara y mojara con una velocidad realmente aterradora. Pero realmente sabía hacerlo bien... mejor que bien. Porque era realmente extraordinario ver, que mientras manejaba como si de un día normal de tratase, yo estaba a punto de colapsar a su lado en el asiento del pasajero. Daba gracias a Dios porque las ventanas del auto fueran polarizadas.
— Ya vamos a llegar, debería para ¿no? — comenzó lentamente a sacar su mano de mis bragas, pero puse mi mano sobre la suya deteniéndolo.
— Por favor no... — gemí suplicándole — Por favor, sigue, señor.
Su risa erizo por completo mi cuerpo. Su mano regresó y esta vez presionó sus dedos en mí y aumentó su velocidad — Eres una sinvergüenza, ¿Sabías eso? — no pude contestarle, aunque de todos modos no lo iba hacer. En cambió gemí estando al borde de mi clímax, mis piernas estaban tensas y mi cadera se contrajo — Déjate ir, Elsa.
Le dio un pequeño y suave pellizco a mi clítoris y finalmente pude correrme — ¡Oh maldita sea!... maldita sea — gemí retorciéndome de placer. Deje escapar gran cantidad de aire y mis pulmones busco aire hasta que se regularizó mi respiración... un poco. Estaba abrumada y complacida... más que todo complacida — Sí soy un poco sinvergüenza — susurré jadeante — pero tú me estás guiando ¿no?
Estacionó el auto.
Rió suavemente otra vez — Y también eres insolente, veo que te gustaron esos veinticinco azotes, ¿no? — sacó su mano de mis bragas y me miró con una ceja alzada.
Me senté de inmediato — Lo siento, lo siento, lo siento...
— Para, estaba bromeando — suspiré relajándome — Vaya, en serio te asustó, tu rostro tiene color de nuevo — se burló con una sonrisa juguetona en su rostro.
— Claro, es fácil para ti decirlo — me arreglé la falda y respiré profundo... vaya manera de empezar la tarde, Arendelle — Nunca te han dado veinticinco azotes en tu vida, señor.
— No, pero yo nunca he sido sumiso.
— Eso puedo apostarlo, no tienes ni un pelo de sumisión.
— Exacto. Ahora, limpia esto, no iré así al trabajo — alzó su mano y la tomé metiendo sus dedos en mi boca. Disfruté mi sabor en mi boca y de su mirada en mí. No aparte mis ojos de los suyos mientras chupaba sus dedos, me gustaba el brillo que había en su mirada. Como sus ojos solo le concentraban en mí y en lo que hacía. Presioné mis labios y lengua en sus dedos, cuando los saqué mordisquee juguetonamente la punta de sus dedos. Él sonrió ladeadamente con algo de diversión brillando en su mirada — Algún día vas a usar tu boca correctamente.
No pude evitar sonreír juguetonamente — Esperare ansiosa — voltee a ver hacia la universidad — Bien, debo irme, señor.
— Espera, antes ten esto — de la bolsa de su pantalón saco algo tan pequeño como un reproductor Mp3 — Es el control de velocidades del vibrador, yo te enviaré un mensaje de cuando debes encenderlo.
Mis ojos se abrieron demasiado, casi salen disparados de mi rostro — ¿Encenderlo? — Me reí nerviosamente — Estás haciendo bromas esta tarde, señor, almorzaste payasitos ¿no? — Alzo una ceja, mirándome como "no-te-pases-niña" mierda... simplemente, mierda — ¿Es en serio? ¿Encenderlo? ¿No basta con llevarlo puesto?
— Vas a seguir aprendiendo a controlar tus orgasmos. Ese pequeño vibrador tiene quince velocidades. Si en la primera, que es la más suave, logras retenerlo durante cinco minutos que fue tu límite anterior, vas a enviarme un mensaje y vas a subir a la segunda velocidad... como un juego, y dudo que quieras perder.
— ¿Me castigarías?
Negó con la cabeza — No, pero te correrías en público y dudo que quieras eso.
Perfecto, simplemente ¡perfecto!
— Pero ¿y si no soporto?
— Hazlo hasta donde puedas.
— Igual me tendría que correr o apagar el control, ¿no?
— Sí. Pero me daré cuenta si no haces nada de esto y voy a castigarte si es así.
— Voy a hacerlo — respondí con determinación — Soporté veinticinco azotes, ¿no? Esto... será pan comido.
Malditamente quería que fuera así. Debía ser así. Aunque la última vez fue muy difícil.
— Así es — dijo asintiendo una vez con su cabeza — Solo... concéntrate y será más fácil para ti.
— Está bien — sonreí nerviosa — Bien, me voy...
Se inclinó y como mis mejillas para dejarme un beso... oh, Dios, como amaba que me besara. Sus labios y los míos se movían al compás, ferozmente deseando no estar frente a una universidad para continuar más afondo ese baile caliente de nuestras bocas. Deseaba eso. Su lengua domaba a la mía tan deliciosamente que hacía que mis piernas temblaran como gelatina. Y antes de que se separara del todo, tiró de mi labio inferior haciéndome gemir un poco.
— Ahora sí, vete yo igual voy tarde.
Sonreí embelesada — Que tengas un buen día, señor — abrí la puerta del auto y salí.
— Gracias, buen día y se una buena chica — me giñó un ojo.
— Siempre — Le giñe un ojo también, él sonrío llevando su vista al frente mientras negaba con su cabeza.
Cerré la puerta y segundos después de que me di la vuelta lo vi marcharse a su trabajo. Sin duda ambos estábamos con un buen humor.
Caminé por el pasto admirando la universidad. Era sensacional y realmente me emocionaba estar ahí. Pero ya que estaba nerviosa como para fijarme con detalle en la gran y espectacular estructura de los edificios que me rodeaban, me dedique a guardar el pequeño control en mi bolso y saque mi teléfono para el Google Maps, seguramente sabía dónde estaba el edificio de registro. Se me había olvidado preguntar. Y claro, lo encontré pero estaba a un mundo de llegar ahí, así que me dispuse a caminar.
A mitad del camino recibí un mensaje de Jackson.
*Enciende la primera velocidad.
PD: Si no recibo un mensaje por cada velocidad que pases, serán cinco azotes.
Suerte, preciosa ;)*
Sonreí y comencé a teclear mi respuesta.
*Gracias, señor. Aunque no serán necesarios los azotes ;)*¨
Recibí su respuesta enseguida.
*Una lástima, con lo que me gusta ver ese lindo trasero rojo*
Me reí *Verlo no es lo mismo que sentirlo. Auch. Suerte en el trabajo*
*Suerte en la entrevista*
Sonreí y guardé el teléfono. Vi el control en mi bolsa y así puedo jurar que vi una sonrisa burlona y llamas infernales saliendo de él. Como si se burlara de mí.
Bien... que el juego comience.
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