15
¡Maldita sea, maldita sea, MALDITA-SEA!
Eso me había dolido más que nada. Ardía y dolía demasiado. Grité fuerte y me removí lo poco que podía estando en esa posición. Encajé mis uñas en la piel y escondí mi rostro en el hueco que hacían mis antebrazos unidos para asimilar el ardor que se apoderó de mi cuerpo...
— U-uno... gracias — susurré guturalmente lo que él me había ordenado. Contar y agradecer. Luego llegó el segundo azote sobre el mismo lugar donde me había aplicado el anterior. Una capa de dolor sobre dolor... mierda y solo iba comenzando. Grité de nuevo y gruñí presionando más mis uñas. Ahogué mis quejidos en mi boca. Yo puedo, yo puedo — D-dos, gracias.
Hubo un momento de silencio, el tercer golpe no llegó tan rápido como lo había hecho el segundo. Pero estaba segura de que había sido solo un poco más fuerte y gruñí escondiendo mi rostro negándome por completo a gritar. A parte de que mi podía quedar afónica, yo iba a soportar ese castigo y me hice jurar que no gritaría o lloraría. Una gran parte por hacer que el sintiera alguna clase de orgullo y una muy pequeña porque era algo testaruda.
Lo siguientes azotes que conté y agradecí con gran esfuerzo me habían dolido y maldita sea, cada vez más me preguntaba ¿cuánto me tardaba en obedecerle? Era una tortura aún más grande cuando Jack se tardaba en darme el siguiente golpe, era un silencio tan horrible. Aunque "silencio" era por su parte, porque de la mía yo me quejaba y jadeaba con tal de no gritar. Pero aún más grande era la tortura de no saber cuántos iba a darme.
El siguiente azote cayó justo en la parte final de mis glúteos, esa que se unía con mis muslos. Y me pegó tan fuerte que mis piernas se doblaron y me deslicé un poco de la postura que él me había dado.
— ¡Ah! — grité esta vez sin poder evitarlo — Q-quince... quin-ce — tartamudee, tomé una respiración profunda y cerré mis ojos con fuerza — G-Gracias.
— Solo diez más, Elsa. ¿Puedes soportarlo?
Jadee antes de contestar — S-Si puedo, señor.
No quería parar... Bien, una parte de mi sí quería parar, pero no quería verme como una cobarde o una gata asustada que es como me sentía. Quería que al finalizar el castigo, me sintiera orgullosa de mí por haberlo soportado y, la gata asustada que traía dentro de mí, desaparecería. Por eso quería soportarlo, porque quería sentirme valiente como él me veía.
Me preparé para el siguiente azote, y en menos de lo que pensé que llegaría; el cinturón impacto con fuerza brutalmente dolorosa sobre la capa de dolor que habían dejado los quince anteriores. Me sentí desfallecer por un momento y mis piernas volvieron a flaquear, y después de dar un esperado grito, conté y agradecí. Con cada azote que pasaba, me repetía solo faltan ocho, solo faltan siete. Trataba de alentarme a mí misma ¡Yo malditamente debía lograrlo! No iba a pasar el último y decir la palabra de seguridad, eso sería el colmo de la vergüenza y el orgullo. Aunque para los últimos, los sentí mucho más fuertes, habían sido como la cereza que adornaba el pastel, ya que fueron los que finalmente hicieron que mis ojos se cristalizaran, pero parpadee varias veces para no dejar que más dos lágrimas se derramaran.
— ¡Veinticinco! — me quejé con la voz quebradiza para luego tragar forzosamente — Gracias.
Sentía como el pulso se me calmaba poco a poco y mi respiración también. Sentía que mi culo ardía, dolía y hormigueaba tan horriblemente. La adrenalina corría por mi cuerpo y mi garganta dolía un poco.
Sentí sus manos en mi cintura para ayudarme a levantarme y me impulse un poco con mi brazos para hacerle el trabajo más fácil. Me dio la vuelta para encararlo, pero no alcé mi vista, la mantuve en el suelo. Pero por un momento alzo mi mentón y se inclinó para besar las lágrimas que yo había derramado. Luego dejó un beso en mi frente y cerré mis ojos al sentir ese gesto que tanto me había gustado. Volví a bajar mi rostro que tenía una pequeña sonrisa dibujada en los labios.
— Lo has hecho excelente Elsa, has sido valiente — pude sentir su sonrisa sobre mí. Esas palabras me hicieron sonreír también — Buena chica. Ahora, ¿volverás a titubear?
— No señor — contesté lo más rápido que pude. Malditamente no iba a darle motivos para castigarme... O bueno, trataría.
— Buena chica. Ahora, date la vuelta — ordenó con un tranquilo y renovado todo de voz.
Me di la vuelta cuando me lo pidió. Al ver mis manos note como había encajado mis uñas, mi piel se nota roja... Como debía, seguramente, tener mis nalgas. Ardían y sentía que incluso me pulsaba. Era horrible.
Jack vacío sobre mi culo un líquido espeso, luego frotó su mano la cual se sentía caliente contra la piel irritada. Sisee aire entre los dientes y me alejé un paso ya que la fricción me hizo tener un corriente por todo mi cuerpo, el colocó su mano en mi abdomen y me dio un muy leve empujón hacia mi lugar inicial.
— Esto que te pongo es un aceite para aliviar el dolor — explicó mientras sentía en caliente y suave contacto de su mano contra mis glúteos. Después de un momento, al estar ahí recibiendo ese tranquilizante gesto, lo único que sentí es hormigueo y un poco de dolor, pero el ardor había desaparecido casi por completo.
Luego se alejó por un momento, para el minuto siguiente ya lo tenía frente a mí. Me mostró un collar de cuero con una pequeña argolla en el frente.
— Este será tu collar, quiero que lo uses siempre que estés en casa — me quedaba pegado al cuello. Me embargo una oleada de dicha cuando me lo colocó. Tomó la pequeña argolla del collar y tiro de ella haciéndome caminar hasta la orilla de la cama donde se detuvo — Sube a la cama y abre las piernas.
Puse las manos sobre la cama y me impulsé un poco para subir, gatee un poco y cuando me di la vuelta para acostarme, mi cuerpo entero se estremeció al contacto de las sabanas con mi trasero. Mierda, dolía. Pero terminé de acostarme y flexioné mis piernas para abrirlas.
— ¿Ves? no cuesta nada hacer las cosas rápido — dijo haciendo que me sonrojara un poco. Él río entre dientes roncamente y caminó hasta uno de los cajones, pero al estar un poco más alejado no noté lo que estaba sacando y la ansiedad por saber me embargo, no obstante, regreso en menos tiempo.
Yo tenía la boca seca, si el me preguntaba algo seguramente los respondería como un estúpido balbuceo. Pero estaba ansiosa y demasiado a la expectativa.
Estiró su mano hacia mí y con su pulgar comenzó a frotar mi clítoris de forma fuerte y deliciosamente violenta
— Oh cielos... — gemí un poco alto cuando mis caderas se contrajeron y un delicioso temblor recorrió mi cuerpo. Su dedo trazaba circulares movimientos sobre mi punto sensible haciéndome desfallecer de los temblores que se apoderaban de mis piernas. Mi cadera se alzaba y contraía por el tenso placer que recibía. Entonces un peculiar sonido invadió la sala, luego mi cuerpo entero se sacudió al sentir una placentera vibración sobre mi entrada. Mi cuerpo entero se contrajo — ¡Ah! ¡Mmm, señor!
Mi pecho se hinchó, subía y bajaba con mi respiración descontrolada, mientras luchaba contra mis propias sensaciones. Entonces mis piernas se tensaron y mi cuerpo entero se arqueó previniéndome de un devastador orgasmo. En aquel preciso momento Jack introdujo en mi interior aquel vibrador, lo deslizaba dentro y fuera de mi fuerte y rápido, las sensaciones eran cada vez más irreales era como si en cualquier momento yo fuera a ser quebrantada por aquellas deliciosas vibraciones en mí interior, haciendo que mi clímax llegara mucho más rápido y violentamente placentero provocando que una descarga corriera por mi cuerpo y gritara del éxtasis.
Tenía pequeños espasmos en el cuerpo y jadeaba mientras cerraba los ojos. Malditamente eso había sido increíble. Nuestras miradas se conectaron, sus ojos brillaban con deleite y concupiscencia. Y yo le miraba verdaderamente agradecida y deseando más de él, aunque ya no dependía de mí, pero lo quería.
— Cada vez que te castigue — me tendió una mano y me ayudó a sentarme en la cama — Vas a recibir esto. Como una recompensa por haberlo soportado.
Relamí mis labios — Ah, entonces... gracias, señor — sonreí entre agotada y satisfecha.
Rayos, si iba a recibir esto cada que me castigara, los castigos no eran tan malos después de todo.
Vi un atisbo de sonrisa antes de que el halará un poco el aro de mi collar hacia abajo, claro, la mirada abajo que habíamos acordado. Pero ahora se me hacia más difícil no mirarle, no cuando él me miraba de una forma tan... tan... suya.
— Bien, soportaste bien tu castigo, pero también espero que toleres lo siguiente.
Mierda, esperaba en serio que no fuera alguna cosa horrible.
— Vas a aprender a controlar tu cuerpo y las sensaciones que recibes — fruncí mi entrecejo sin entender muy bien — Retendrás tu orgasmo por el tiempo que puedas hacerlo.
— ¿Se puede hacer algo así, señor?
— Sí. Si lo logras o no, no te preocupes, estás aprendiendo; pero trata de hacerlo.
Claro que iba a hacerlo lo mejor posible.
Minutos más tarde
¡Oh Dios mío! ¡Quería malditamente correrme! ¡Eso era dolorosamente insoportable!
Jackson me había puesto un vibrador más pequeño aunque muy potente y a pesar de que se sentía extremadamente bien, era una verdadera tortura tener que soportar estar al filo del orgasmo. Jack me había dicho que mientras más lento respirara, más se prolongaría el orgasmo y consigo, las sensaciones fuertes. También recordé que me lo había dicho en el Jet, pero eso era casi imposible para mí.
Él nos había llevado de nuevo a aquel sofá, mientras él se sentó, yo estaba de rodillas frente a él con las piernas flexionadas, tensas y abiertas. Tomaba entre mi puño la tela de su pantalón y la estrujaba al mismo tiempo que gemía y respiraba "profundo" para canalizar lo que sentía pero no sabía exactamente cuándo tiempo había pasado y ya se me estaba haciendo demasiado difícil.
De pronto sentí sus manos en mi cintura e instintivamente alce mi vista. Jack me levantó del suelo y me sentó a horcajadas suyas. Coloqué mis manos en sus hombros como apoyo e incliné mi rostro hacia adelante cerrando mis ojos con fuerza. Quería resistir un poco más, pero simplemente ya no podía. Mis piernas temblaban y movía mis caderas contrayéndolas en un vaivén curvando mi espalda, mierda, necesitaba mi clímax.
Jack besó mi cuello y susurró — Córrete — autorizó.
No tardé absolutamente nada en hacerlo. Mi cuerpo entero vibró con violencia con las oleadas de placer que abrumaron mi sistema, gemí apangando un poco el sonido mordiéndome el labio inferior. Sentía su ardiente mirada sobre mí y eso me encantaba, me hacía sentir deseada. Poco a poco me fui relajando, aunque aún seguía un poco jadeante.
— ¿Cuánto tiempo crees que paso? — preguntó en un tono serio-divertido, una combinación que se le daba muy bien. O bueno, a mí me gustaba mucho.
— No lo sé... ¿Quince minutos?
— Cinco.
— ¿Ah? — cuestioné. Malditamente no se habían sentido como cinco insignificantes minutos. Que decepción.
— Solo cinco, pero está bien, pronto resistirás.
Mis ojos se ampliaron — Entonces ¿repetiremos esto otra vez, señor?
No, no, no, no, ¡NO!
— Sí, lo repetiremos — mierda — pero por ahora hemos terminado.
Dejé caer mi cabeza en su hombro, estaba agotada, no demasiado; pero lo estaba. Y pensar que debía aprender una forma de tortura deleitosamente horrible, solo me hacía querer que el día siguiente empezara.
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Gracias por las 20k HAHAHA ¡Gracias, gracias, gracias! son las mejores, gracias por apoyar esta historia x3 espero que les este gustando como va el Fic y si no entienden algo pregunten sin pena ;)
¡Graciaaaaaaaas! :,D
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