Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10

Los azotes me habían dejado completamente sensible. Cuando sus dedos bajaban y subían en un viaje lento sobre mi sexo, se sentía mucho más diferente de como lo había hecho en casa. No había hecho nada más que acariciarme de esa manera y sentía una presión, algo que me avecinaba y que seguramente me barrería.

— No te corras — ordeno.

— ¿Qué? — gemí aturdida. Quería hacerlo, no, más bien, necesitaba hacerlo.

— Shh... No te corras. Controla tu respiración.

Sí claro, pero él no dejaba de tocarme de esa forma tan... Placentera. Aunque, no quería que dejara de hacerlo.

— Respira lento. Inhala, luego deja salir el aire muy lento.

Comencé a hacerlo. Respiré y solté el aire despacio. Lo hice de nuevo y sentía como mis sentidos y lo que sentía se alejaba, pero, al mismo tiempo, se prolongaba el placer.

— Buena chica.

Deslizó su mano izquierda por debajo de mi vientre hasta llegar a mi hinchado botón y lo frotó.

— Maldición — susurré mordiendo mi labio inferior. Fue entonces, cuando sentí un fuerte azote — ¡Au!

Su mano derecha se deslizó por mi nalga y me dio otro azote igual que fuerte que el anterior. Sentí el picor que dejaba la marca de su mano, sus dedos estaban juntos y su mano caía fuerte justo en la cima de mis glúteos. Luego de esos dos, acarició la zona y dejo de frotar mi clítoris.

— Mantén tu respiración así, ¿Entendido?

— Aja — jadee. Él impactó su mano más fuerte en mis glúteos — ¡Si, señor!

— Así me gusta.

Cuatro veces seguidas su mano chocó contra mi piel... Y mi respiración y yo nos fuimos al garete. Mordía mi labio y agarraba la tela de sus jeans para no emitir un sonido fuerte. Jadeaba y mi respiración se había acelerado un poco. Los azotes que estaba dándome, los daba seguidos y fuertes, pero había algo en cada uno que me encantaba. Las caricias después de cada cuatro o cinco azotes seguidos se sentían como el cielo. Sentía aquel picor que se extendía de forma extrañamente deliciosa por mi cuerpo.

Él me hizo normalizar mi respiración a una más calmada, y ya entendía por qué. Las sensaciones de extendían, todo se prolongaba se sentía mucho mejor.

Me retorcía en su regazo, sentía, literalmente, que iba a explotar en cualquier momento.

— Tu culo esta rojo, me gusta como se ve — enterró sus dedos en mi piel.

— Por favor.

— ¿Por favor, qué? — preguntó dándome una suave palmada a mi sexo, luego froto su dedos por encima de mis pliegues.

— Oh... Por Dios — jadee-gemí. Mis mejillas se tiñeron de rojo, tanto de vergüenza como excitación. Me removí en su regazo al estremecerme. Pude sentir su erección cuando lo hice, estaba duro y probablemente más excitado que yo.

El separó mis piernas un poco más y comenzó una muy bien recibida caricia en mi sexo. ¡Maldición! Mi cuerpo se estremeció y sacudió violentamente, mis piernas se tensaron en cuestión de segundos y ahogué un grito mordiendo con fuerza mi labio inferior, pero no pude evitar que lo quejidos salieran de mí.

Joder... Definitivamente esa había sido la sensación más fuerte que había recibido en mi vida. Ni siquiera podía respirar con normalidad. Era todo superficial y me costaba encontrarle sentido a lo que había experimentado.

— ¿Te sientes bien? — preguntó amablemente masajeando mis piernas y mi sensible trasero.

— S-sí — jadee tragando el mundo de sensaciones que aun invadían mi cuerpo.

Él me agarró del abdomen y me ayudó a ponerme de pie. Me tambalee un poco hasta estabilizarme y quedar entre sus piernas frente a él. Fijé mis ojos en los suyos, me miraba apacible, tranquilo. Me gustaba esa manera como me miraba, me transmitía esa tranquilidad.

— De rodillas — ordenó con delicadeza.

Él tomó mi mano ayudándome mientras yo me doblaba de rodillas hasta que quedé en el suelo. Alcé mi vista para verlo a los ojos y saber que me diría, pero él negó con su cabeza dándome a entender que no podía verlo y clave nuevamente mi vista en un punto inexacto del suelo.

— Quiero que sepas algo que me es importante que entiendas, Elsa — dijo posando su mano delicadamente en mi cabello e inicio a acariciarlo — No soy solo un amo estricto, orgulloso o todo lo que dijiste. También soy muy cuidadoso, cuidaré de ti en lo que dure la doma. Para mí, tú eres una chica muy valiosa y valiente. Voy a cuidar de ti, como el diamante que considero que eres. No solo seré tu amo, también seré tu protector y amante. Podrás decirme todo lo que te gusta o disgusta, y aclaro, no solo hablo en el sexo. Confía en mí, tanto como yo lo haré en ti, ¿Esta bien?

Presioné mis labios y sonreí tímidamente — Si, señor. Confiaré en usted.

Sus palabras me llenaron de seguridad. Solía sentirme bastante intimidada por él, pero es que solo me había enseñado una faceta dura conmigo, yo suponía que había sido así ya que yo solo era una empleada. No importaba. Me gustaba este lado de él.

Dejó de acariciar mi cabello — Levántate.

Nuevamente me dio la mano y así cómo me ayudó a arrodillarme, me ayudó a levantarme, y debo admitir que mis piernas se sentían como si un sismo suave habitara en ellas.

— Aunque me gustaría tenerte sin ropa en todo lo que dura del viaje, no puedo hacerlo. Anda, vístete.

Me entregó mi ropa e hice lo que me pidió. Aunque recibí su ayuda con el cierre de la falda.

Tocaron tres veces la puerta.

— Señor Frost, el señor Colette está en la línea.

— Mierda — susurró — Déjalo en la línea, en seguida voy.

— Sí, señor Frost.

— ¿Trabajo? — pregunté.

— Por desgracia sí — se levantó, camino hasta la puerta y salió dejando la puerta abierta.

— Señorita, ¿desea algo de tomar? ¿Champaña o vino tinto? — preguntó otra chica, ella era de piel morena y cabello oscuro.

— Ah... sí. Vino, por favor — le sonreí.

— En seguida lo traigo señorita — salió de la cabina.

Entonces me quedé sola.

Arreglé mi cabello pues estaba desordenado. Cuando logré ponerlo en orden, la misma chica se acercó a mí con una copa y me la entregó.

— Gracias — Sonreí. Ella me devolvió el gesto y salió.

Bebí de la copa un sorbo y me distraje un poco viendo por una de las ventanas, pero fue demasiado aburrido en seguida ya que solo eran nubes. Escuché la vibración de algo en el lugar. Fruncí mi entrecejo al saber que aquella vibración venía de mi bolso. Me acerqué a él y saqué mi teléfono.

No era cierto.

Contesté con una sonrisa en el rostro — Solo han pasado dos horas, Tadashi.

— ¡Pero ya me haces falta! ¿Cómo pudiste dejarme en esta casa llena de sirvientas chismosas? ¡¿Cómo?!

Me reí — ¿Lo siento?

— ¡Nada de lo "siento"!... por cierto, Honey te envía saludos.

— Gracias, salúdala... ¿Han dicho algo las sirvientas?

— Puff, ¿Lo dudas? Eres la comidilla del día, Elsa.

— No lo dudaba, pero quería saberlo.

— Que no te afecte lo que dicen... aunque no sepas que dicen.

Me acerqué a una de las ventanillas aun sabiendo que lo único que vería eran las nubes

— No me interesa lo que digan, tuve suficiente de ellas.

— Supe que despidieron a Lía... ¿Sabes por qué fue?

Bebí un poco de vino — Jackson la despidió por abofetearme.

— Guou... ¿Hablas en serio?

— Sip.

— ¿Por qué te abofeteó?

— Se supone que ella gustaba de él, y que mientras yo jugaba a la "sumisa aprendiz" ella trataba de sacarlo de este mundo.

— Que irrespetuosa — soltó con un bufido — Sí a alguien le gusta algo no puede hacerlo cambiar de opinión.

Si algo me gustaba de Tadashi, era que aceptaba ese mundo, no criticaba o miraba extraño a la gente que practicaba ese estilo de vida. Por eso lo quería demasiado, jamás me juzgaba.

— Lo sé, pero sabes cómo es Lía... ella supone que puede cambiarlo todo — murmuré con disgusto.

— Lo sé... la verdad, me alegra que la despidiera. Era muy molesta, además, te criticaba mucho.

— Lo sé...

— Elsa... ¿Puedo decirte algo?

— Claro.

Suspiró — Es sobre tu relación con Jackson. Sabes que jamás te he criticado y está tampoco será la ocasión. Pero no voy a negarte que si temo por ti.

Sonreí — Gracias Tadd, pero no debes hacerlo.

— ¿Qué no debo hacerlo? Elsa, ¿sabes lo que he escuchado de él? Sus propios hermanos dicen que es peor.

— ¿Peor? ¿Peor cómo?

— Bueno... no sádico, pero dicen que es más estricto de lo que ellos pueden ser.

— Cada amo es diferente. Y hasta donde él me ha demostrado, no es nada malo.

— Solo han pasado dos horas.

— Exacto, no voy juzgarlo solo por dos horas.

— Sabes que él ha sido así desde, prácticamente, ha crecido.

— Lo sé, por si no recuerdas, yo viví desde los seis años en la mansión. Lo he visto.

— ¿Y aun así no te da miedo?

— Él no me da miedo. Me parece intimidante, sí, pero no tengo miedo. Sé que parezco débil, pero tengo mi carácter también.

— Que si tienes carácter, ¡JA! Eso lo sé de sobra, niña.

— Entonces no debes temer por mí...

— Solo prométeme que tú estarás bien, y que si él te hace daño de alguna forma... me dirás. Sabes que pueden confiar en mi — dijo sonando más tranquilo.

— Te lo prometo. Estaré bien.

Sería así. Siempre me habían dicho que no confiara demasiado rápido en alguien. Pero la realidad era que Jackson me transmitía mucha confianza, confiaba en su experiencia como amo y que me cuidaría, y si alguna vez, habría que disciplinarme, también tendría cuidado y jamás me haría un verdadero daño.

Cuando llegara a nueva a Nueva York iba a sabery sentir en carne propia lo que sería ser la sumisa de Jackson Frost.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro