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Epílogo


Narra Eida, la madre de Taré.

-Ónix, nunca la entendimos, ni ella nos entendió a nosotros. Desapareció de nuestras vidas tan pronto como apareció.- Dice entre sollozos el LEFA que estuvo a cargo de la educación de la princesa.

En cuanto escucho el nombre de la princesa, comienzo a recordar lo poco que supe de ella.

Todo empezó un día como cualquier otro en el que Taré (mi hijo, todos creían que era mi hijo pero yo sabía que no. Lo cuidé como mi hijo, debido a su origen siempre supe que era especial, aunque nunca comprendí porque me lo entregaron a mí, una dragón común y corriente) salió de casa a visitar las tribus hace más o menos diez años. El mismo tiempo que llevaba un buen tiempo tratando de unir Dranol Edrán. Nunca supe que lo motivo, tal vez con ese propósito había aparecido a mi lado el mismo día en que la realeza desapareció. Cuando lo cuestioné sus intenciones se encogió de hombros diciendo que no entendía como podíamos vivir en caos, si el orden y la armonía eran más agradables y que no descansaría hasta lograr su objetivo.

Me sentí orgullosa de él, a la vez que me preocupaba su seguridad, le pedí que esperase a ser adulto y me confesó que ya dominada su dragón a la perfección. Me hizo la demostración, yo había quedado muy sorprendida, conocía leyendas acerca de dragones que antes de ser adultos manejaban su dragón pero nadie creía que fuera real. Le prometí apoyarlo y luego de casi una década de arduo trabajo casi lo había conseguido, solo una tribu se negaba a cooperar, era la tribu del rey fallecido.

Ese día mientras regresaba a casa sintió una atracción hacia una población humana, la curiosidad le condujo hasta un edificio en el que estaba una pequeña de unos cinco años que se emocionó mucho al verle, él no pudo desaparecer hasta que se acercó la madre de la niña. Esta atracción era un misterio, pero lo era aún más el que él no pudiera hacerse invisible a los ojos de la humana. Se sumergió en muchas investigaciones sin ningún resultado. Cada año le ocurría lo mismo, era atraído hasta la niña que siempre reaccionaba como si nunca le hubiera visto.

La única teoría lógica es que la chica fuese algo más que humana. Diez años después todo estaba igual, la diplomacia no funcionaba con la tribu que no quería unirse y mi hija sufría porque su hermano ya no la era igual con ella.

Cuando volvió del recorrido ese año, mi hijo estaba furioso, se dejó caer en la silla con un rugido tal que sus hermanos huyeron de casa. No quería hablar, pero al final me contó que el día anterior había ido a ver a la humana y le había suplicado que recuperara su memoria porque con toda seguridad ella no era humana. La conversación había sido corta a causa de la madre de la chica. Se había quedado esperando la reacción de ella hasta el otro día y por la tarde cuando ya estaba por desistir ella apareció ordenándole que se alejara de ella tanto como pudiera.

Él no quería obedecerla, pero algo dentro de él se rehusaba a enfrentarla. Sin embargo había rogado por una explicación y ella había repetido la orden en modo tal que su cuerpo automáticamente se alejó de ella. Eso lo enfurecía, tener que obedecer a un desconocido como si se tratase de alguien superior a él. Trate de convencerlo que era el cariño por la chica lo que lo había inducido a obedecer pero el afirmaba que era algo más.

Dispuesto a llegar al fondo del asunto decidió que los únicos que podían ayudarle eran los LEFA'S y como estos se mantenían escondidos a causa del peligro que les acechaba seguramente no estarían dispuestos a hablar. Resolvió entonces convencer al consejo de brindarle protección a los LEFA'S a cambio de que ellos ayudasen con la tribu rebelde. Luego les pediría ayuda con su problema, lo que no se esperaba cuando llegamos a la mansión de los LEFA'S es que sería recibido por la causante de sus desvelos quien era nada más y nada menos que la princesa desaparecida de Dranol Edrán que gracias a él había regresado a recuperar su reino.

La naturalidad con que ella dirigía y se hacía obedecer impactó profundamente a mi hijo, según él eso explicaba todo. Lo único que me incomodaba de ella era el haberme obligado a admitir que Taré no era mi hijo, se había puesto furioso aunque al final había comprendido mis motivos para ocultárselo. Estuvo muy emocionado al descubrir que era hermano de la princesa, podría estar con ella sin problemas. Aunque la emoción no le duró mucho porque casi al mismo tiempo ella había quedado inconsciente por casi seis meses, el pobre casi enloquece y el hecho de que el pueblo presionara por una decisión no ayudaba.

La mayoría pedía que Taré fuese rey, pero él estaba de acuerdo en que Ónix era mejor, además el la acompañaría. Nadie imaginó que la princesa rechazara casarse con su hermano, aunque por eso se ganó mi admiración.

Cuando taré había ido emocionado a contarme que su hermana había despertado y pronto sería la boda y la coronación, le pedí que me dejase felicitarla y el accedió sin conocer mis motivos. Para mi sorpresa la princesa recibió mi petición con alivio, como si fuera la solución a sus problemas y yo que esperaba que me ejecutaran por mi osadía.

Aunque mi felicidad tampoco duró mucho, los LEFA'S decidieron obligarla a cumplir con su deber, borrándole la memoria. Proceso que resultó contraproducente, la princesa volvió a su estado de inconsciencia. Taré me había confesado que todo el ritual le había parecido extraño, al principio ella parecía inmune, y no había sido sino hasta después de varias horas cuando ella se desmayó (sin motivo aparente porque los LEFA'S estaban muy débiles), que ellos habían afirmado su triunfo.

Bajar de la montaña había sido un suplicio con la princesa desmayada y los demás exhaustos. La desesperación se adueñó de Taré como nunca, no dormía, no comía, exigía resultados y se lamentaba el resultado. La sanadora había declarado que su estado era peor que el anterior, porque había una energía extraña que la bloqueaba y no conseguía destruirla, ni siquiera hacerla ceder un poco.

Faltaba un día para la boda y la princesa no despertaba, se me hacía extraño que no hubiesen cancelado la boda en vista de las circunstancias, pero no era de mi incumbencia. Como siempre me dirigí al lugar alejado en el que trabajo, estando allí un fuerte estruendo captó mi atención. Cerca del palacio habían enormes llamaradas, supuse que algún dragón se había descontrolado, las llamaradas aumentaban en grandes proporcione y el centro empezó a ganar altura hasta que se perdió en la distancia.

Fue de lo más extraño porque estos episodios no solían durar tanto tiempo, luego de unos segundos por lo general el cuerpo inerte caía cerca del sitio donde había estado momentos antes. Pero esta vez no cayó el cuerpo, o tal vez por la distancia no me percaté.

Al llegar a casa, un Taré muy desconsolado me esperaba para contarme que Ónix había despertado esa mañana separándolos a él la abuela que discutían sobre su condición. Su madre se la había llevado enseguida a su cuarto y cuando fueron con los LEFA'S para evaluar su estado encontraron una furiosa mujer que tiraba todo y vociferaba que no recordaba nada. Su madre para calmarla le había dicho que era normal y aunque lo era en ese caso, nadie pensaba explicar eso. Ónix había perdido los estribos por completo, salió corriendo y gritando, todos la habían seguido con preocupación, pero no habían podido evitar que se transformara en un furioso dragón que había dejado chamuscado medio bosque para luego perderse en el espacio.

Los LEFA'S decidieron que había hecho combustión y explotado tan alto que ni siquiera las cenizas habían caído en el punto de partida. Con sus hechizos la habían buscado sin éxito, nada ni nadie los superaba o contradecía ellos eran los expertos. Habían determinado que Taré se casara al día siguiente y luego sería coronado. La mayoría de los invitados ya estaban en palacio antes del incidente y los que faltaban venían llegando y se apresuraron al ver el espectáculo.

Taré no tuvo tiempo de superar el rechazo y la perdida, ahora debía casarse como si nada. Hubiera querido buscar un poco más a su chica rebelde pero tenía otras obligaciones. Mientras conversábamos llegó mi hija y él cayó de rodillas pidiéndole que lo perdonase y accediera a casarse con él. Sorprendida y emocionada mi niña aceptó. Juntos se fueron al palacio. Y ahora estamos en el funeral de Ónix.

Casi todos han hablado ya, tomo mi turno:

-Ónix nos ha dejado, pero su recuerdo seguirá con nosotros. Una joven que sin toda la educación necesaria venció a nuestro enemigo más poderoso sin mayor ayuda. De ella debemos aprender a no menospreciar a los demás...- La abuela de Ónix sale apresuradamente del lugar y yo la sigo sin importarme mi discurso a medias. La alcanzo en un claro, más allá de unos arbustos, solo se oyen nuestros pasos. Ella se detiene y me enfrenta.

-Cómo te atreves a hablar de mi nieta.-me recrimina.- A ti no te duele su muerte.-Cómo no, si es mi culpa- Antes debes estar celebrando, sé que le pediste que le dejara su lugar a tu hija.- Entonces lo sabe.

-Es por eso que me siento mal- logro decir.

-Es bueno que te duela, me hace sentir mejor.

-¿Por qué no me delataste?

-Si lo hubiera hecho, ella no me lo habría perdonado... De todos modos ella se había opuesto a la boda antes de tu aparición... ¿Sabes? A veces creo que no murió, no puedo demostrarlo, esa energíaextraña, no desapareció inmediatamente, se alejó demasiado antes de desaparecer...Me gustaría saber que ocurrió exactamente en LORFE... Solo es una corazonada.- Dice pensativa y ambas guardamos silencio.

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