-¡Vamos, DILO DE UNA VEZ!- Le grité.

-Ok, está bien... Tú no eres humana- Esperen ¿Qué, yo qué?

-¿Cómo que no soy humana? ¿Qué soy? ¿Un dragón como tú? ¿Por qué estoy acá entonces? ¿Mi familia me odia y me dieron en adopción?...- Mis neuronas están al borde de un colapso

-¿Quieres calmarte?- me interrumpe. Claro ya voy, claro que no, esa no es una opción. Estoy angustiada y sorprendida por el rumbo que ha tomado la conversación, no sé qué decir ni que pensar.

-¿Por qué estás seguro de que no soy humana? Tal vez soy diferente, tengo poderes o algo así... no sé- El dragón me mira compasivamente.

-Entiendo que estés confundida y se te dificulte aceptarlo... Pero, por favor, prométeme que no olvidarás esta conversación. No sé, si eres un dragón, o qué eres; lo único que está claro es que no eres humana- Se detuvo observándome un instante y continuó- Si eres un dragón podrás acceder a tu memoria y recordar todo lo que has vivido hasta ahora; si no lo eres... bueno... no sé cómo funciona en otras especies. Tendrás que intentar acceder a tu memoria, y si...- Se detuvo como si algo le impidiera continuar- Debo irme, tu madre viene a ver porque no has bajado- Dijo atropelladamente y desapareció de mi vista. Y ahora ¿Qué hago con esta incertidumbre?

-¡Mónica! Se puede saber porque tardas tanto en bajar- Al parecer los dragones pueden leer mentes, ¡oh, no! No puede ser, ¿qué habrá pensado de mis ocurrencias?- Te dije que no te demoraras para que almorzáramos juntos. ¿Quién dijo que colgar un par de trapos en la cuerda tomaba casi dos horas?- Mi madre está furiosa y yo dentro de poco castigada, pero ¿casi dos horas? Será mejor que baje.

Sin mediar palabra bajo rápidamente las escaleras (a mi madre le ofende que no le respondan, pero si le respondes igual te castiga). Sirvo mi almuerzo y me propongo concentrarme en el proceso de llevar la cuchara del plato a la boca y de la boca al plato; pero mi mente decide darle vueltas a lo que acaba de ocurrir. No sé que hacer o que pensar, una parte de mi quiere olvidar el suceso y no volver a repetirlo, pero la otra parte quiere respuestas; además sino quiero engañarme, deseo volver a ver aquel hermoso dragón, que a propósito ¿cómo es que llama?  ¿Varé? ¿Pare? No. Es demasiado extraño... ¿Tarea? Eso es Tare o ¿Taré? Creo que dijo Taré.

-A ver señorita, ¿y por qué no dice algo? ¿Por qué nos ignora? ¿Qué le ocurre?- definitivamente la he fastidiado y no me deja seguir el rumbo de mis pensamientos- Pues ¿Si eso es lo que quieres? Está bien.- Ahora ¿Qué bicho le habrá picado?- ¡Estás castigada!-lo sabía- Vete a tu cuarto y no salgas hasta mañana, porque de clase si no te libras.- Muy bien, ahora podré pensar sin que nadie me interrumpa en Taré, dragones, y lo más importante ¿quién soy?

-¡José! ¿A dónde crees que vas?- Escucho gritar a mi madre.

-Pues a la habitación de Mónica, necesito ayuda con mis tareas- José es mi hermanito menor, tiene 10 años y es un amor, eso sí, muy mimado, yo siempre le ayudo o le hago sus tareas. Por ser el menor toda la atención es para él, aunque no me quejo, mis padres son muy buenos con los tres, sólo que un poco rígidos.

-No señor, no puedes hablar con Mónica. Ella está castigada- Dice firmemente mi madre.

-¡Ay, no! ¿Y mi tarea?- Pregunta el pobre con angustia.

-Pues no sé, hazla tú, o pídele ayuda a Liceth.- responde mi madre y oigo unos pasos que se alejan debe ser ella.

-Pero es que cuando Liz- Así le decimos a mi hermana mayor de cariño -me hace la tarea saco regular, en cambio Moni sí sabe.- Reniega en voz baja José. Por eso es que siempre lo ayudo, aunque Liz es la mayor, me lleva dos años, tiene 17 y pronto irá a la universidad; me va mucho mejor en clase que a ella, pero nunca ha parecido afectarle.

-No, es no- Oigo contestar a mi madre, al parecer alcanzó a oír la queja de mi hermanito, creo que debe estar con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-Tendré que conformarme con un regular- dice con resignación el pobre, debe estar cabizbajo, oigo como se aleja arrastrando los pies hacia el cuarto de Liz. A lo mejor ahora si me puedo concentrar.

¿Es posible que sea algo más que humana? ¡Qué buen momento para tener dudas existenciales! noten mi sarcasmo. ¿Qué pasa conmigo? ¿Quién soy realmente? ¿Me estaré dejando llevar por fantasías? A lo mejor sí, me imaginé el monstruo ese, pero no hay forma de que yo hubiera sabido que mi madre iba a subir en ese instante. Me recuesto en mi cama, ¿Qué habrá querido decir con lo de recuperar la memoria? ¿Acaso olvido a voluntad? Porque hay cosas que me gustaría olvidar y no lo he logrado. ¿O será que alguien me la borró? ¿Habré sufrido un accidente?

No sé cuánto tiempo llevo haciéndome preguntas; pero cuando abro los ojos no estoy en mi cama, el paisaje ha cambiado, estoy en... en... un... estoy en un prado.