-Si acaso despierta- dice mi abuela con resignación.

-No te atrevas a insinuarlo siquiera- grita Taré, abro los ojos y veo que tiene a mi abuela agarrada por los hombros y la sacude fuertemente.- Tienes que despertarla.- No lo soporto más.

-¿O sino que?- Le grito, mientras lo aparto de un golpe.

-¿Cómo es posible?- dice Taré confundido- Ella dijo que no había síntomas de mejoría.- Estoy por responderle cuando la puerta se abre.

-¿A qué se debe tanto alboroto?- Entra mi madre, mirando a todas partes, la verme se emociona. – Has despertado, nos tenías preocupados, ven vamos a tu cuarto.- me lleva de la mano hasta un cuarto que no logro reconocer, está lleno de cosas de novia, vestidos, velos, lencería, parece más un almacén que un cuarto.- No sabíamos que te gustaría, así que hemos buscado de todo, mídetelos y usa lo que prefieras. Mañana a primera hora vendrán a peinarte y maquillarte. Será una boda inolvidable.- Ella va a salir, pero yo la detengo.

-Madre, ¿Qué sucede? ¿Boda? ¿Vestidos? ¿Me voy a casar? ¿Con quién?- me agarro la cabeza y me rostro expresa confusión- Oh, no recuerdo nada, ni novio, ni compromiso.- Me observó las manos y solo llevo el anillo de la realeza- Pero si hasta perdí el anillo de compromiso. ¿Qué me pasa madre?- Busco una explicación en ella, que esta sonriente, ¿será que no la convence mi actuación?

-Veo que ha funcionado- ah, esa sonrisa era de triunfo, bueno vamos a ver quién ríe de último.- el anillo lo guardé yo para que no se te perdiera mientras estabas inconsciente- no soy la única embustera, nunca recibí un anillo.- Ya te lo traigo. Te vas a casar con tu hermano Taré como es la costumbre.- Para disimula empiezo a medirme el primer vestido que se me atraviesa.

-Ese te queda maravilloso, pero estoy segura que todos te van perfectamente. Estarás deslumbrante. - ¿Que solo piensa en el que dirán?

-Pero madre, yo no me siento bien, no siento nada por ¿mi hermano?, ni recuerdo tener uno. Esto es frustrante, estoy en blanco, como esos vestidos.- Digo al borde de un ataque de histeria, tengo que concentrarme para no salirme del guion, me colma la paciencia esta familia tan extraña.

-Tranquila mi princesa hermosa, que no te dé un ataque, esto es normal, ya verás como todo sale bien.- Me dice suavemente.

-¡NORMAL!- Le grito- ¿es normal que no recuerde nada? ¿Pasa todos los días que uno se levante sin recuerdos? ¿Todas las novias olvidan su compromiso? – empiezo a tirar todo lo que encuentro, mi madre grita pidiendo ayuda y entran los LEFA'S, mis abuelos, mi padre y Taré.

-Pero, ¿Qué rayos pasa aquí?- pregunta mi padre y madre me señala

-¿Qué pasa? Te diré. Pasa que no recuerdo nada, y cuando he preguntado ella ha salido con que es normal. ¿Acaso normal no es algo común?-Todos me miran desconcertados- Oh, también he olvidado el significado de las cosas. ¡Ya no puedo más, esto es demasiado!- Les grito y terminó de lanzar lo poco que está intacto, siento como oleadas de calor invaden mi cuerpo, de repente tengo demasiada energía y necesito liberarla, de modo que sin pensarlo dos veces salgo corriendo y dando alaridos como si estuviese poseída.

Mi carrera me lleva a un bosque, antes de adentrarme él volteo a mirar y todos vienen corriendo detrás de mí. Un rugido involuntario sale de mi garganta, mis brazos se agitan y de un brinco inesperado me transformo en dragón. Pero no soy cualquier dragón, sino uno enorme, furioso e inexperto. No sé cómo controlar esta bestia, nunca me explicaron al respecto. Ahora grandes llamaradas salen de mi boca, solo soy un testigo de mi propia desesperación, mis alas se agitan y el suelo desaparece ante mis pies, miro a todas partes y estoy cada vez más cerca de las nubes. Abajo se escuchan gritos y llantos, no que me importen; han demostrado ser unos egoístas que solo ven por sus propios intereses. Las nubes han quedado atrás pero la bestia se debilita, la oscuridad me llama, me absorbe y no puedo evadirla. Tampoco quiero hacerlo y me dejo llevar.

FIN