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Capítulo 13- Sanadora


-¿Pero qué pasó?- Pregunto y sin esperar respuesta me teletransporto cerca de ellos y luego de mucho esfuerzo logro zafarlos de la furia del fuego y teletransportarlos con los demás. Pero es muy tarde están totalmente calcinados.

-Lo siento, hay cosas que la magia no puede hacer. Ya no hay signos de vida.- Puedo ver consternación en todos los rostros a mi alrededor.- Ahora ¿alguien sabe quiénes eran y que hacían esos dos junto a los ZEMOG'S?

-Bueno...- uno de los LEFA'S toma la palabra- lo que pasó es que no estábamos de acuerdo con tu decisión de dejarlos vivos, así que después de discutirlo decidimos que lo haríamos por nuestra cuenta y ellos dos se ofrecieron de voluntarios... No debimos permitir que fueran los más jóvenes.

-No es porque hayan sido jóvenes es porque la magia del ZEMOG y la del RENYOJ provienen de la misma fuente, una superior a todos nosotros. El ZEMOG es el máximo castigo de acuerdo con el RENYOJ y funciona tal como yo lo dije. Ustedes no me desafiaron a mí, sino al mismo RENYOJ, agradezcamos que solo perdimos dos hermanos y los demás logramos huir a tiempo.

-Cierto- dice mi abuelo- ahora podemos saber ¿Qué ocurre con sus majestades?-puedo notar su ansiedad.

Antes de responderle me concentro en el sitio de la tragedia, puedo percibir limpieza absoluta, pronto la naturaleza recuperará el lugar.

-Debido a que fueron muy mal heridos, tardarán en recuperarse y más aún sin sanadores, pero estarán bien- Le respondo a mi abuelo en voz audible- si no os importa los llevaré la sótano- como ninguno revira, los teletransporto, allá estarán en paz. Espero estar en lo cierto, no soy una sanadora y sé que aunque la magia ayuda no es bueno abusar de ella.

-Taré- Digo captando su atención y le hago una seña para que me siga. Camino hasta separarnos prudencialmente del grupo y me detengo.

-Sé que no hay sanadores- le digo- ¿pero sabes de alguien que tenga algún conocimiento?- Puedo ver sorpresa en su rostro

-No, no sé... Creí que podías acceder a ese conocimiento con tus poderes- Si supiera.

-En realidad no, es algo parecido pero no idéntico. Necesitamos sanadores.

-Princesa, princesa- me doy vuelta y veo como el LEFA supremo y un dragón se aproximan a paso rápido.

-Sí mi LEFA. ¿Qué ocurre?- Puedo ver emoción en los ojos del dragón o más bien dragona. Ahora que me fijo bien en el acompañante del LEFA, puedo ver que es una dragona.

-Eres la viva imagen de tu madre- dice nuestra acompañante que ha cambiado de forma en menos de un pestañeo, me envuelve en sus brazos tan cariñosamente que enseguida sé que es mi abuela- Ónix, mi pequeña. Siempre te he recordado como una bebé y mira cómo estás de grande y hermosa- Dirige su mirada a Taré- Nunca supe que mi hija fuera a tener otro bebé, pero te aseguro que puedo sentir que eres de mi familia- El aludido casi se desmaya- ya lo asimilarás- Le dice mientras el LEFA le ayuda a recobrar el equilibrio. –Ahora querida vamos a ayudar a los heridos- ¿Qué? Supongo que desea ver a su hija.

-Abuela, no están presentables. Mejor...

-No, no y no. Soy sanadora y debo enseñarte. Si le hubiera hecho caso a tu madre tendrías mi conocimiento. Pero he sido muy ceñida a las normas toda mi vida.- Dice mientras se apresura a entrar en la mansión. No me queda de otra que seguirla.

En cuanto llegamos al sótano, la vi acercarse a una mesita y sacar, y sacar cosas de los bolsillos.

-¿Pero cómo es posible? A simple vista diría que no traes nada- Ella me sonríe

-Las ropas de los sanadores están hechizadas, para que podamos llevar con nosotros todo lo necesario con comodidad.- Puedo sentir que acumula una energía agradable y se dirige a mi madre.

Percibo como esta energía fluye del cuerpo de mi abuelo al de mi madre, ingresa por su boca y se va esparciendo por su cuerpo a la vez que el color de su piel va tornándose de un tono más saludable. Luego pasa a donde mi padre, realiza el mismo procedimiento y vuelve a la mesita por unas plantas que mezcla en un pequeño recipiente formando un líquido amarillento que huele a canela y se los da a beber. Claro está no del modo convencional porque ellos siguen inconscientes pero ella es hábil en su trabajo.

-Listo en unos minutos estarán como nuevos- dice mientras se percata de que hay más enfermos- ¿y estos quiénes son? ¿De dónde salieron?- me interroga.

-No lo sé, son personas a quienes la bruja no mató, sino que las encantó estando mal heridas. No he podido despertarlas con mi magia.- Ella levanta sus cejas.

-Hablando de tu magia, puede que tenga que atenderte ahora- Pues sí que sabe, la verdad es que cada vez que hago uso de mis habilidades siento un poco de mareo, o bueno eso era al principio. Ahora me siento muy débil, pero no lo voy a admitir.

-No te preocupes por mí. ¿Podrías ayudarlos?- Ella se encoge de hombros y les da un sorbo de la bebida que preparó.

-¿Madre?- Escucho una voz algo débil y confundida pero muy familiar.

-Despertaste hija-Le responde mi abuela- Todo este tiempo de creyendo que nunca los volvería a ver. Los dábamos por muertos y de la nada aparece Ónix diciendo que estaban vivos. Casi me da un ataque, perdóname por...

-¡Kendra! Mi reina, estás bien- Mi padre se levanta de un salto- ¿Dónde está Gran Sazebac?

-No lo sé querido, pero estoy bien.

-Y será mejor que vuelvas a recostare aun no te has recuperado del todo.- Interviene mi abuela, mi padre la observa reticente.

-Sí padre, haz caso a la abuela. Además lo único que debe preocuparte es la recuperación. Perdonadme por tardar tanto en cumplir vuestros deseos.- Creo que me voy a desmayar, pero antes debo saber algo- ¿Madre, yo debería tener hermanos?- La pregunta parece sorprende y entristecer a la vez a mi madre.

-No, quiero decir sí- suspira- ocho días antes de la tragedia me di cuenta que estaba en estado... Pero no lo dije porque sabíamos que Sazebac nos mataría, así que sufrí en silencio el no poder ver a mi hijo- toca su vientre- Y no sé qué ha pasado, ni como lo perdí... Pero no está. Ni siquiera sé cómo estoy aquí, sentí como si todo dentro de mí estallara... Vomité sangre y ahora estoy aquí como si nada...

-Eh... abuela... me siento mal... teníamos razón... Taré...- Alcanzo a decir entre susurros, no sé si me escuchan, todo está borroso, la cabeza me da vueltas y de pronto solo hay oscuridad.


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