Cap. 32
Yedam, Kai y Chan fueron los primeros en irse luego de probar el juego del barco pirata, entonces los dejaron solos, con Jihye, Jungwon y Heeseung. Luego de tomarse fotos en una cabina Jihye se encontró en el camino con Karina y Giselle, la vicepresidenta del consejo y ellas la invitaron al cine para ver una nueva película de terror, ella aceptó, inconsciente de lo que sucedía con su hermano menor y su pareja, y pronto se despidió de ellos y se marchó.
Entonces los dejaron solos con Jungwon y Heeseung, y fue como tener un brazalete muy malo con colmillos presionando la piel de tu muñeca, sólo querían quitarse la comezón que ocasionaba y la tensión que podían sentir a millas. Para sus suertes, aunque un poco angustiados, Heeseung les avisó que acompañaría a Jungwon a su casa, Sunghoon y Jay temieron de que Heeseung le dijera a Yang lo que ocurría con respecto a su viaje, y temían también de cómo iba a reaccionar el menor, pero lo dejaron ir. Considerando que sería mejor que hablaran ahora y buscaran una solución que no los afectara... demasiado.
— Otro. — el hombre detrás de la barra recibió el billete de Sunoo y le dió tres tiros más, Sunoo lucía muy concentrado, al final Jay si se atrevió a tomar la mano de Jake cuando ambos las tenían elevadas debido a la velocidad del juego por lo que Kim tenía que cumplir con la apuesta. Ya había ganado un koala gris antes pero él quería el perrito marrón gigante para Sunghoon por lo que el koala se lo dió a Jake para luego pedir otra ronda.
Sunghoon estaba agradecido de que Kim estuviera viendo a las botellas frente a él y no en su dirección porque de ser así habría notado al instante sus mejillas furiosamente pintadas de rojo. Sunoo se veía muy sexy mientras apuntaba con su rifle. Además, ¡él quería el peluche grande para él! gracias a dios no estaba chillando.
Jay lo codeó cuando Sunoo dió el primer tiro, derribando la primera torre, si lograba derribar las otras dos el perro sería suyo. — ¿Quieres hielo? estás más caliente que este café. — alzó el vaso de café que había comprado hace un rato junto a los churros de Jake como ejemplo. Lo empujó ligeramente y Jay rió divertido por su broma antes de girarse a ver a Shim jugando con las orejitas del koala.
— Mira Jay, Sunoo le ha regalado un peluche a Jake, ¿tu que le has dado? — la sonrisa de Jay se esfumó en un instante, giró a verlo con los ojos entrecerrados antes de sonreír escalofriantemente, Sunghoon tembló.
— ¡Ajá! — Sunoo sopló la punta de su arma y la dejó sobre la mesa con una sonrisa ladeada ganadora. — el perro por favor — el hombre le entregó el enorme peluche sin rechistar y el Omega lo tomó alegre antes de girarse a Sunghoon. —. Bueno, este me gusta más para tí.
Park lo tomó contento mientras apreciaba los detalles del peluche, el pelaje del perrito era marrón mientras sus orejas y nariz eran de color crema y tenía la lengua sacada hacia afuera. Era perfecto, Sunghoon lo abrazó contra sí meciéndose en su sitio. — Gracias. — Sunoo sonrió mientras lo observaba mimar su regalo.
— Lindo, pero yo tengo dos. — Jake sonrió vanidoso mientras sostenía su peluche de koala y gatito, el segundo siendo conseguido por Jay, Park menor no sabía en qué momento había ido por él, sin duda a su amigo no le gustaba quedarse atrás.
— Ya pero el mío es más grande que los dos tuyos, juntos — ambos se sacaron la lengua infantilmente antes de girarse hacia Jay y Sunoo respectivamente. —. ¿Quieres comer? vi que había un puesto de Sundae's frente al juego del barquito.
Sunoo asintió y dejó que Sunghoon se pusieran a su lado. — ¿Ustedes vendrán? — Jake negó mientras apretaba sus peluches.
— Jay me llevará a casa, ¿no te importa que me vaya antes, no? — Kim alzó sus hombros, Jake lo abrazó cortamente antes de dejar un beso en su mejilla. — Nos vemos mañana, adiós Sung-presumido-hoon.
— Adiós Jae-vanidoso-yun.
Jake le sacó la lengua, otra vez, antes de que Jay tomara su mano y lo arrastrara hacia la salida, sacudiendo su derecha libre en señal de despedida.
Sunoo empezó a caminar hacia el puesto de comida con Sunghoon a su lado, pateando de vez en cuando las pequeñas piedras en su camino. Sunghoon por otro lado estaba pensando en si decir lo que tenía pensado o no, estaba solo, con Sunoo, mientras sostenía un peluche que el chico le regaló. Era este su sueño cumplido, y temía arruinarlo.
— ¿De que sabor vas a querer? yo quiero el de oreo. — vieron las opciones a través de la ventanilla, Sunghoon tarareo pensativo.
— Yo quiero el de frutilla.
— Oh, ese también es bueno, creo que mejor pediré ese.
Park sonrió. — ¿Qué te parece si pides el de oreo, yo el de frutilla y compartimos ambos?
— Ah — Sunoo suspiró. —, suena favorable, acepto.
Decidieron comer el postre en la plaza frente a la feria para tener mayor tranquilidad. Observaron desde ahí a los niños correr por todo el lugar, arrastrando a los adultos a los juegos en los que querían subir. Mientras que los adolescentes iban en grupos o parejas, estando más interesados en la rueda de la fortuna.
— Espera, es la última cucharada, hay que partirlo.
— Eso es, como, la mitad de una mitad, ni lo sentiremos. — Sunghoon aún así partió la crema batida a la mitad y sacó con su pequeña cuchara esta para luego llevársela a los labios. — ¿Y bien?
El Alfa trató de saborear. — No se, no estoy seguro.
— ¿Lo ves? ni lo sentiste.
Ambos rieron antes de que fueran interrumpidos por el celular de Sunoo, quien sonaba con su característico tono de llamada de Stitches. Al ver el identificador de llamadas Kim hizo una mueca antes de contestar.
— ¿Hola, papá? — Sunghoon prendió su celular viendo que ya eran pasada las siete de la noche, ya habían pasado mucho tiempo fuera. — Si, está bien, ya regreso, adiós — El peli marrón colgó y guardó su celular en su bolsillo. —. Creo que será mejor irnos ya, es muy tarde.
— Te acompaño.
— ¿Eh? no, Hoon, ya tienes que volver a tu casa.
Sunghoon quiso gritar, le había dicho Hoon, era la primera vez que Sunoo le llamaba por un apodo, aunque, ¿era un apodo? bueno solo era la abreviación de su nombre, además parecía ser que lo había dicho inconcientemente pero aún así eso no quitaba su emoción.
Si alguien me despierta juro que me desgracio. — apretó sus manos mientras escuchaba a su lobo practicar diferentes gruñidos en su interior por si esto resultaba ser un sueño y su alarma sonara en cualquier momento para despertarlo y tuviera que maldecir como un animal.
— No, está bien, quiero acompañarte. — no debiste decir quiero, no debiste decir quiero, le acabas de decir que quieres pasar más tiempo con él, lo que no es mentira, pero un tantito más de sutileza Sunghoon, me paniqueas.
— ¿Seguro? — Sunghoon no dudó en asentir. Se giró sobre su sitio y tomó su peluche de la banca para luego señalar con la cabeza el camino a su lado. Sunoo negó divertido antes de empezar a caminar al lado de Park. — Bien, pero vamos en autobús.
— Claro, claro, yo te sigo.
— Deja de empujarme, voy a clavarte un colmillo. — Mingyu puso un puchero en sus labios antes de jalar la cortina para que no se vieran a través de la ventana y Sunoo no se diera cuenta de que lo estaban espiando mientras se despedía de aquel chico alto que sabían, era Sunghoon, el mismo Alfa que Wonu había señalado como novio de Sunoo la primera vez que los vió hablando juntos y por el cual Sunoo había querido ir a aquella fiesta donde su celo se adelantó.
Wonu y Mingyu estaban empezando a sospechar, prevenían una charla con el Alfa "amigo" de su hijo.
Mientras tanto Sunoo pensaba en un nombre para el peluche que le regaló a Sunghoon, el Alfa quería que fuera él quien le diera un nombre. — De verdad no se me ocurre nada, lo único que viene a mi cabeza es una palta.
— ¿Quieres palta?
— No sé, creo que si — ambos rieron por lo random que había sido incluir el alimento en su conversación de la nada. —. Mhm... ¿cuál es tu color favorito?
— ¿Mi color favorito? — Sunoo asintió. — es el morado, ¿por qué?
— Podríamos ponerle un nombre que se parezca un poco a tu color favorito, ¿no? — Sunghoon asintió encantado. — no se... solo se me ocurre purple o puppy, decide.
— Puppy suena tierno — Sunoo estuvo de acuerdo. —, si me gusta, vamos a ponerle puppy.
— Listo, cachorro bautizado.
Park abrazó más fuerte a su peluche antes de suspirar, triste porque sabía que ya era momento de irse. — Bueno, creo que deberías entrar, está empezando a hacer frío.
— ¿Tienes frío?
— N-no, yo no, estoy bien, es solo que-
El menor rió, enternecido por el pequeño tartamudeo de Sunghoon. — Está bien, tienes razón, tú también deberías volver a tu casa, es muy tarde. Gracias por acompañarme hasta aquí.
— No es nada, entonces... supongo que adiós.
— Si... hasta mañana.
— Claro, la escuela, jeje — rió nerviosamente antes de retroceder un paso, sonrojado hasta las orejas. — eh- ya- ya me voy.
— Okey.
No puede ser, este día quedará marcado como el día que hiciste el ridículo con solo despedirte. Bravo, humano tonto. — hizo una mueca frente al sarcasmo de su lobo antes de que su cerebro se iluminara.
Bueno, si íbamos a enmarcar este día, por lo menos que sea mejor que tan solo hacer el ridículo.
Se inclinó hacia adelante velozmente antes de que pudiera arrepentirse y dejó un casto beso en la mejilla del menor, separándose tan rápido como pudo solo para encontrar la expresión sorprendida de Sunoo y un pequeño sonrojo en sus mejillas.
¡ESO ES UN LOGRO! ¡ESO ES UN LOGRO MALDITA SEA! ¡HICISTE UNA BUENA POR FIN! — el animal sacudió su cola emocionado mientras aullaba animado.
— Nos vemos.
Dió media vuelta y caminó con fingida calma, recitando en su mente: "Un pie primero luego el otro, un pie primero luego el otro, que no se te olvide como caminar porque él todavía te puede mirar."
Y una vez que llegó a la parada se dejó caer al suelo mientras ocultaba su rostro con sus manos y chillaba eufórico por su atrevimiento y por la sensación que dejó en sus labios las suaves y cálidas mejillas de Kim. Se sentía flotar en una nube, sus manos cosquilleaban y la sonrisa en su rostro empezaba a doler, sus ojos brillaban con ganas de llorar porque se sentía dichoso, pleno, feliz.
Por otro lado Sunoo salió de su trance minutos después, cuando Sunghoon ya había desaparecido de su vista, aturdido llevó una mano hacia la mejilla que Park había besado y la dejó ahí, aún podía sentir los labios del Alfa en la zona y eso hacía que su pecho se calentara.
Aún atontado abrió la puerta de su casa y se adentró, esta vez con su mano cubriendo su boca, intentando ocultar la tonta sonrisa que no quería abandonar su rostro.
Sus padres estuvieron frente a él en un instante.
— ¿Qué. Fue. Eso?
Los miró sobre sus pestañas. Un poco nervioso. — ¿Q-qué fue qué?
— Lo que acabamos de ver por la ventana. ¿¡Ese Alfa te besó la mejilla!? — Mingyu estaba rojísimo.
Sunoo sonrió apenado, con la cabeza gacha. — Lo hizo, ¿verdad?
Y caminó hasta su habitación dejando a sus padres atrás, confundidos, mientras se miraba entre sí, ¿que había querido decir?
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