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Cap. 28

Se sentaron en la mesa redonda y Sunoo empujó por tercera vez en lo que va del descanso a Jihye.

La Alfa no dejaba de querer olerlo de cerca.

— ¡Es que hueles tan bien! — Sunghoon rodó los ojos mientras tomaba el cuello de la camisa de la chica y la jalaba fuera del espacio de Kim.

Sunoo sobó su sien. — Creo que extraño los supresores.

— Oh sí — Jake se devoró su plátano de una, Jay pareció shockeado por un momento gracias a su acción. —, ¿cómo te sientes en tu segundo día de libertad?

Levantó sus hombros con algo de desinterés, la verdad era que ayer después del colegio se había encerrado en su cuarto y llorado hasta que se quedó dormido. No había podido creer que de verdad todo estaba pasando, que los supresores ya no fueran necesarios o que hiperventilara al saber que muchos sabían que era Omega.

Fue como el golpe de realidad que necesitaba, por fin estaba siendo consciente de su vida como realmente era, un Omega.

— ¿Bien? Aunque hoy en la mañana fue difícil — sonrió un poco al recordarlo. La confusión, la extrañeza de no saber como actuar. —, estoy acostumbrado a tomar siempre una tableta al despertar y como era costumbre casi lo hago inconscientemente — carcajeó un poco antes de negar, todos lo observaban atentos en espera de que terminara su relato. —, pero justo entró appa Wonwoo y casi le da algo al ver que me iba a tomar la pastilla, la arranco de mis manos junto a las demás que tenía guardadas y salió corriendo como si fuera ladrón al primer piso.

Jake se carcajeó con él porque sabía que era algo que su padre definitivamente haría.

— No se que hizo con ellas pero tengo la teoría de que las quemó. Cuando baje olía a humo de cigarrillo desde la cocina y mis padres no fuman.

Esta vez todos rieron.

Jungwon hizo que Yedam dejara de lado su celular, ya que el Alfa estaba esperando un mensaje de su novia, y puso sus brazos sobre la mesa, mirando a nadie en específico pero teniendo la atención de todos en la mesa.

— Voy a decir esto una vez — Sunghoon dejó de prestarle atención porque ya sabía de que iba a hablar y en cambio tomó su celular al ver que tenía un mensaje de su madre. —, están invitados a mi cumpleaños, lleven regalos bonitos, nada de feria.

Jay se quejó. — Es eso o nada, tómalo o déjalo.

— Lo dejo, tu nunca compras nada bonito.

— Touché.

Kai frunció el ceño, estirándose en su sitio. — ¿Hay límite de presupuesto?

— Nada menos de veinte dólares.

— La gente de hoy en día piensan que los lindos son millonarios — Chan bufó mientras apoyaba su cara entre sus manos. —. ¿Puedo llevar el trago?

Jungwon no lo golpeó solo porque estaba muy lejos de él. — Cumplo catorce, no diecisiete, estúpido. Van a tomar puro juguito.

— Y aún así tienes una boquita de caramelo. — provocó Kai haciendo que el menor rodara los ojos.

Yang giró su vista a Sunghoon y se percató de que este no le estaba poniendo atención, sonrió a medias. — Bueno, es lo que pasa cuando te juntas mucho con Sunghoon.

Chan y Yedam carcajeron al ver como Sunghoon se quedó tieso en su sitio, apenas siendo conciente de lo que Jungwon dijo y sabiendo que era verdad.

— ¿Sunghoon diciendo malas palabras? — Sunoo miró al Alfa entre divertido e intrigado, jamás hubiera imaginado algo como eso.

Chan tomó la palabra. — Nadie lo creería, la primera vez que lo escuchamos pensamos que era otra persona — Yedam asintió. —, habíamos perdido un amistoso pero era el primer partido de Sunghoon y él quería ganar, se fue primero a los camerinos y cuando llegamos...

— Te juro que conocí insultos desde la A hasta la Z.

Jake se mostró interesado en aprender nuevos insultos. — ¿Ah sí? ¿Cómo cuales?

— Laucha, tricocéfalo, que sigo sin saber que es eso — Park golpeó su frente con la palma de su mano —, lacra, excremento de ballena, nuca pelada, sapoterno, rana triple hijo de puta, bicho granudo mutado, mercenario ciego desempleado, calamar con diarrea-

— Estás repitiendo todo lo que dije ese día. — se quejó.

Yedam levantó los hombros. — Todos recordamos que dijiste ese día, excepto la parte de: ojalá tu temen se quede partido en el oyo de una banca...?

Todos miraron a Sunghoon en espera de la traducción de lo que quiso decir ese día.

El Alfa ahogó un jadeo y escondió su cara entre sus brazos. — Dije que ojalatutilinsequedeatoradoeneloyodeuncaño.

Jihye frunció el ceño. — ¿Qué?

— Habla bien oe. — Jay puso una mano en la boca de Yedam.

Sunghoon quiso escapar. Suspiró y levantó su rostro. — Dije: ojalá tu tilín se quede atorado en el oyo de un caño.

Todos parpadearon sorprendidos por un momento, no quitando su mirada de Sunghoon y poniendo nervioso a este, para después partirse en carcajadas que llamaron la atención de todos los estudiantes en el lugar.

— ¿¡Tilín!? ¿¡Ese tilín!? — Jihye se calló de la banca y Jungwon golpeó su pierna por tonta sin dejar de reírse.

Jake se sonó la nariz y limpio sus lágrimas, sobó un poco sus mejillas para que estas dejaran de doler debido a la intensidad de su sonrisa y Sunoo negó mientras miraba a Sunghoon divertido.

Que creativo era el Alfa para los insultos.

— Yah... paren — Sunghoon miró preocupado a sus amigos. —. ¿Sabían que el setenta por ciento de muertes en el mundo son producidas por ataques de risa?

Todos rieron con más ganas.

— ¡Es cierto! — se quejó. Al ver que nadie le prestó atención se cruzó de brazos.

A pesar de ser ignorado Sunghoon tomó ese tiempo para dedicarse a ver a Sunoo reír. No pudo evitarlo, copió su sonrisa, porque le hacía feliz ser él quien las provocara en Kim. ¿Qué más podía pedir que no fuera ser el causante de la felicidad de la persona que ama? Al menos por unos minutos.

Que extraño es el amor, es de suertudos amar y ser correspondido, pero es de valientes amar y no serlo pero siendo feliz tan solo por sentirlo.

— Bueno ya... — giró su mirada a Jay, quien respiró hondo seguidas veces para evitar volver a reír, adivinaba que le dolía el estómago a horrores. — paremos o me voy a hacer pipí.

— Por el tilín. — todos volvieron a reír y Jay golpeó a Jihye por causarlo.

Sunghoon rodó los ojos antes de sentir su celular vibrar sobre la mesa. Lo tomó y desbloqueo la pantalla, viendo que era otro mensaje de su madre.

Hizo una mueca y tecleó una respuesta rápida antes de enfocar su vista en Jungwon, pues el menor había golpeado su brazo levemente.

Se sorprendió cuando lo vio con una expresión un tanto preocupada. Yang le mostró su teléfono, era una conversación con Heeseung.

Sería una tarde difícil para ellos.

Su mamá era una Omega ejemplar, madre soltera con un prestigioso trabajo y un carácter duro que formó para que nadie pasara sobre ella debido a su designación. Sunghoon la admiraba mucho, pero la extrañaba aún más.

Gracias al peso de su trabajo su madre viajaba constantemente, ya que al ser CEO de una empresa debía estar sobre ella todo el tiempo, cuando era niño le gustaba acompañarla al trabajo, ella le dedicaba más tiempo ahí, pero con el pasar de los años creyó que su hijo ya no necesitaba tanta atención como antes y se concentró en su trabajo.

Sunghoon no la culpaba, entendía su posición y la respetaba. Atesoraba los momentos que compartían cada que ella se tomaba vacaciones, o días libres, o largos descansos. La relación de ambos no era mala, a pesar de que se veían muy pocas veces al año. Sin embargo Sunghoon se sentía mal, al querer que ella se quedara con él todos los días del año, su madre necesitaba un descanso luego de arduos años de trabajo, y él necesitaba de ella luego de noches de soledad familiar.

Su madre era lo único que tenía.

Por eso estaba feliz de que ella volviera hoy, pero no estaba feliz por saber que tendrían que ir a almorzar con su tía. La hermana de su mamá y la madre de Heeseung, su primo.

Los padres de Heeseung eran peculiares, tenían una empresa bastante reconocida que les daba cierto estatus debido a la fama, y era por esa fama que se volvieron ambiciosos y presumidos. Siempre le tuvieron envidia a su madre y nunca trataron de esconder eso.

Por eso una cena con ellos era sinónimo de fracaso. Y más sabiendo que Heeseung pensaba presentar a Jungwon a sus padres.

Sunghoon casi podría adivinar lo que dirían, sacarían a relucir que Jungwon ni siquiera es de una familia con renombre y que obviamente era mucho menor que él.

Estaba de acuerdo con el último punto, se lo había dicho a Heeseung muchas veces y ambos lo tenían claro, más de una vez los problemas de su relación giraba en eso.

Pero Park entendió, que pese a la edad o las situaciones, es difícil separar a dos personas enamoradas.

Aún recuerda la primera vez que consoló a Jungwon, ellos no tenían nada en común, ni círculo de amigos, todo se basaba en que Jungwon era el novio de su primo.

Yang había ido a buscar a Heeseung a su casa en medio de la lluvia, luego de otra de sus peleas, pero Heeseung no estaba con él. No podía dejar ir a Jungwon en ese estado, por lo que lo invito a pasar y le ofreció una taza de leche.

Recuerda su llanto y sus palabras. — Nací muy tarde para estar con él — solo se quedó escuchándolo, no sabía que decir, nunca había consolado a nadie. —, ¿por qué el amor tiene que ser tan difícil?

Esa pregunta fue fácil para él, había estado pensando en ella desde hace mucho tiempo.

— Porque las cosas buenas son duras de conseguir — Jungwon lo miró a través de sus lágrimas. —, se tiene que tener perseverancia y decisión. Si de verdad amas entonces conseguirás felicidad y terminará la lluvia.

Gaeul ladró observándolo desde la cama, su cachorrito por fin estaba con él, su madre se lo había llevado en su último viaje y se quedó él solo en la casa.

Terminó de arreglar su camisa y se miró al espejo, peino hacia atrás sus cabellos y luego se echó uno de sus perfumes.

Su mamá apareció en el marco de la puerta de su habitación, arreglándose un arete. — ¿Por qué hay un letrero de servicio higiénico en el baño? — se crispó en su sitio, había olvidado sacar eso. — ¿Sunghoon?

— Hice una fiesta y no quería que nadie se perdiera buscando el baño — Joohyun asintió y se acercó a él para peinar a un lado sus cabellos. Bufó. —. ¿Me parece o estás un poco más baja?

El perrito ladró otra vez como estando de acuerdo con sus palabras.

Joohyun parpadeó y puso una mano sobre la cabeza de su hijo y la pasó sobre ella. — Tanto viajar me ha achicado. De todas formas me pondré los tacos.

Rió mientras le veía irse a su cuarto en busca de sus zapatos mortales. Tomó su celular de su escritorio, bajo a Gaeul de la cama y salió con él a la sala para esperar a su madre ahí, revisando por mientras los mensajes que tenía.

Ni Heeseung ni Jungwon le respondían. Eso le preocupó.

— Ya estoy lista — Joohyun bajo a toda prisa como si no tuviera en cuenta que su vida dependía de esos tacones de punta filosa y cargó a Gaeul en cuanto llegó a ella, le puso su correa y caminó hasta la puerta. —. Vamos, mientras más rápido lleguemos más pronto nos iremos.

Eso le recuerda una de las cenas que tuvo con sus tíos. Su madre no aguantó otro segundo de charlas sobre los logros del matrimonio Lee y el dinero que gozaban por lo que fingió que tenía una importante llamada, lo tomó de la mano y corrieron juntos mientras decía; — Rápido Sunghoon— pasaron como un auto de carreras por la entrada de la mansión. —, nos fuimos, salimos, desaparecimos — entró a su auto como alma que lleva el diablo y le abrió la puerta del copiloto. —, ¡apúrate!

— ¿Tú conduces?

Abrió los ojos sorprendido. — ¿Yo?

— Obvio tú, ¿no habías dado ya tu prueba de manejo?

— Sí pero-

Le lanzó las llaves y las atrapó por pura suerte. — Vamos, lo harás increíble, de niño manejabas tu carrito como todo un profesional. Si yo conduzco voy a romper el freno con estos tacos y bye bye familia Park.

Al llegar a casa de sus tíos Gaeul estaba dormida en los asientos traseros y su madre parecía un gato tieso aferrado con uñas al asiento del copiloto.

— ¿Vas a bajar? — preguntó nervioso, no lo hizo tan mal. Solo se saltó un semáforo en rojo por casualidad y por pura suerte no habían sido chocados, y por otra pura suerte no habían sido parados por la policía.

Joohyun abrió la puerta del copiloto, bajo un pie y luego el otro y salió fuera, cerrando con lentitud la puerta del auto, mirando la mansión frente a ella.

Parecía en shock aún, pero de pronto abrió en demasía sus ojos, sorprendida.

— Podemos decir que me desmayé y tuviste que llevarme al hospital — ella lo llamó con la mano mientras él se encargaba de bajar a su cachorro. —, rápido Sunghoon, sostenme.

Rodó los ojos y la obligó a caminar a las puertas de la mansión. Al estar dentro su madre recobró su compostura y cordialidad, caminó segura, como si Sunghoon no supiera que quería escapar, y pronto estuvieron en el gran comedor, donde se encontraban los señores Lee y también Heeseung... sin Jungwon.

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