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Capitulo 4


Aiora estaba en su templo, pero después de unos minutos observa la hora y se dio cuenta de que era tarde por lo que empezó a subir las escaleras del templo con dirección al piscis ya una vez llego se acercó a la cabaña de donde toco la puerta de Afro porque se vio obligado a ayudarle a cocinar como habían acordado.

Afrodita estaba sentado leyendo un libro cuando escucho como alguien tocaba la puerta por lo que fue para abrirla—Hmm... —Observando que era Aioria—Hola gatito pasa... —Hable para hacerme a un lado y que pudiera pasar

Aioria solo sonrió y paso adentrándose a la sala—perdón rosita, se me paso la hora—menciono disculpándose para rascar su cabeza en señal de nerviosismo

Afrodita: No te preocupes gatito—Mientras estábamos cocinando sentía curiosidad por la razón de la que Kanon estaba en aquella cabaña y no donde el dios Poseidón—Gatito tienes que cortar delgadas las zanahorias—Negué con la cabeza y acercándome a donde se encontraba para volver a explicarle—mientras que yo hago el caldo del pescado

Aioria: Que aburrido es cocinar... Menos mal que mi hermano siempre cocinó... —se pone a cortar las zanahorias—¿Para quién cocinamos tanto??

Afrodita: Pobre del Arquerito—negando con la cabeza—Tienes que acostumbrarte gatito, no todo el tiempo estará Aioros para ayudarte—Hablo seriamente y dándome la vuelta—Porque es un secreto y punto no preguntes más—Hablo para seguir con lo que estaba haciendo y podía sentir la mirada del gatito sobre mi

Aioria lo observo, pero no insistió—Disculpa lo de ayer... Con Kanon. Ya sabes cómo es... No iba a dejar que pase nada de todos modos... ¿Te hizo daño?

Afrodita: No me hizo daño—Sin mirarlo—Pero Aioria te voy a ser sincero y espero que no lo tomes a mal—Volteando me y mirándolo seriamente—Sea lo que estas planeando ten cuidado, como le dije ayer a Kanon toda rosa tiene espinas... y no quiero que salgas lastimado—Lo último lo dije casi en un susurro para empezar a servir los platos y dejando a Aioria en la cocina

Aioria: Afro yo no planeo nada... Es sólo que Kanon no quiere regresar al mar por alguna razón... Y eso se puede poner grave... A mí me preocupa. Pero no quiero que se vaya. Últimamente es mi único amigo...

Afrodita: Aioria...—Con una pequeña sonrisa me acerqué y le di un abrazo—No olvides que también soy tu amigo además de que tienes a tu hermano y te ayudaré en lo que necesites, pero también es un poco tu culpa porque eres muy enojón—Solté una pequeña risita mientras me separaba del abrazo

Aioria: .... No soy enojón...—suspira—Sucede que no soy tan amoroso como Aioros... Él... Es demasiado crédulo. Por eso me preocupa. Es muy blando a veces...

Afrodita: Bueno para siempre serás el gatito enojón—Sonrió y giño mi ojo—Vamos a comer lo que preparamos—Sujeto su mano para ir al comedor

Aioria se deja guiar por la rosa al comedor observándola y mirando también su entorno, más decoración del Templo del mayor

Afrodita: Bueno hay que sentarnos—Sonriendo y soltando su mano en el proceso para sentarme en una de las sillas—¿Sucede algo? —Preguntó al ver cómo estaba observado mi templo

Aioria: tienes tu Templo muy prolijo y ordenado...—se sienta frente al mayor mirando su plato—¿Sólo vamos a comer nosotros?

Afrodita: Muchas gracias, me gusta tener todo ordenado—Sonrió con amabilidad por el cumplido—Por el momento si además... hoy es un día especial para mí.... —Hablo con una sonrisa nostálgica sobre mi rostro

Aioria: ¿Un día especial?... ¿De qué se trata? —comienza a comer ya hambriento

Afrodita: No te preocupes... Son cosas mías...—Volviendo a sonreír como de costumbre—Se ve que tienes mucha hambre—Hable mientras empezaba a comer tratando de hacer que se olvidara del tema

Aioria: ... Mucha... —mira su plato— Y dime... ¿Es una receta de tu país? Nunca había probado esto...

Afrodita: Si... —Dejo a un lado mis cubiertos para conversar—Es de mi país se llama kall inkokt lax y que te pareció la comida y además de ser la primera vez que cocinas y casi te cortas la mano—Soltando una pequeña risita al recordar lo sucedido en la cocina

Aioria: estaba muy rica... ¿Extrañas tu país? —dejando los cubiertos en la mesa—¿Te gusta más Grecia?... Bueno... De hecho, sí me corté...

Afrodita se quedo unos minutos en silencio ante la pregunta del gatito y apretó ligeramente sus manos ante el recuerdo que llegó a mi mente—Bueno mi país es lindo y claro que lo extraño, pero ya tengo una vida aquí en Grecia—Le comenté para levantarme con los platos para ir a la cocina

Aioria se levanta tras la rosa y toma los platos—Deja. Yo hago el aseo. No me molesta—se pone a fregar los trastes

Afrodita: Mm.. ¿Eh? —Observo cómo los platos son quitados de mis manos para ser llevados por Aioria—Gracias...—Murmuró para ver como empieza a lavar los trastes mientras que me siento en mi sillón con los ojos cerrados ya que los mareos habían vuelto leves, pero estaban presentes

Aioria: descuida... Ya casi lo tengo. Al menos sé lavar los trastes bien ya... Es que mi hermano siempre me mandó a hacer esto—menciono para empezar a lavar

Afrodita: Hmm....entiendo ...—Escuchaba a Aioria, pero a la vez tenía un poco de sueño por lo que sólo asistí con la cabeza y mis ojos cerrados hasta quedar completamente dormido

Aioria se dio cuenta de que se estaba durmiendo, por lo que se acercó despacio a donde se encontraba—Rosita...—murmuro despacio, pero observo como se había quedado dormido por lo que con cuido lo cargo en sus brazos para llevarlo a su habitación y recostarlo sobre su cama—Afro... Será mejor que descanses... Yo ya me voy ¿sí? —menciono para acariciar unos mechones de sus cabellos, colocando una sonrisa, besa su mejilla y sale de la habitación.

Por otra parte, Afrodita solo sintió el beso, pero solo sonrió levemente para quedarse completamente dormido, cuando Aioria salió del templo un pequeño sentimiento se alojo en su pecho haciendo que pensara si de verdad tenia algún sentimiento por la rosa, Minos llegaba con Albafica quien estaba sonriendo por su paseo que habían tenido.

—De verdad me divertí gracias Minos—hablo sonriendo levemente ante el espectro que estaba al frente suyo

Minos: No es problema además me gusta verte sonreír—menciono para responder con una sonrisa— Bueno ya me tengo que ir, rosita

Albafica solo rodo los ojos—Ya te dije que no me digas así—hablo cruzado de brazos, para después sonreír levemente

Minos solo rio por lo bajo por su comportamiento—Bueno... ah casi lo olvido talvez mañana el señor Thanatos venga para hablar con Athena

Albafica se sorprendió por lo escuchado, pero agradeció que Minos le informara por lo solo sonrió—Gracias por decírmelo

Minos solo asistió con la cabeza para acercase y besar su frente para después alejarse donde emprendió el vuelo alejándose del lugar ante los pequeños gritos de Albafica su rostro estaba ruborizado y solo suspiro para volver a dentro a ver si Afrodita ya se había dormido, una vez llego a su habitación solo sonrió para acercarse y acariciarlo levemente sin despertarlo.

—Descasa hijo—hablo bajito para salir de la habitación y dejarlo descansar cuando salió por inercia llevo su mano a la frente donde Minos había depositado aquel corto beso algo como un pequeño escalofrió le llego haciendo que su corazón palpitara rápido por lo que solo negó ante las locas imaginaciones y se fue a desonzar.

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En el bar ambos guerros ya habían llego donde se observaron el lugar trayéndoles varios recuerdos de su juventud donde Milo no pudo evitar sonreír ante los momentos que pasaron juntos en aquel lugar

Camus: Es el lugar más anónimo. Aquí vienen tantos forasteros que pocos además de los empleados saben quiénes somos

Milo: Deberíamos buscarte alguna chica... Ya llevas demasiados años en abstinencia

Camus: ¿Toda mi vida es demasiados años para ti? —nunca ha tenido pareja

Milo Rueda los ojos mientras se sienta en la barra– ¿Cuántos años tienes? ¿21, 22? Por los Dioses, Armand, deberías comenzar a vivir tu vida libre un poco más...—Levanta la mano para llamar la atención del barman—¿Qué quieres tomar?

Camus: ¿22, que es vivir libre según tú? —hablo levantando una ceja divertido—Desde los 14 me fui a Siberia a entrenar a Isaac—llega el barman y pasar su mirada por las botellas atrás del Vodka

Milo: No tenemos obligaciones en tiempos de paz... Aprovecha el tiempo, no lo sé...—Hace una seña al barman indicándole un Whisky doble– Sal con alguien, conoce el mundo exterior, diviértete... No todo es el Santuario y tus obligaciones.

Camus: No hay mucho que quiera hacer, estoy bien así.

Milo con el vaso de Whisky en mano, meneándolo un poco para impregnarle lo frío del hielo y cerca de sus labios– Estoy seguro de que el Viejo Maestro se divirtió más que tú y sólo sentado en una maldita montaña... —Rodó los ojos y dio un trago a su bebida, carraspeando un poco.

Camus: Pasaba el tiempo creando esculturas de hielo—usa su cosmos para enfriar mejor su vaso antes de tomar—Tenia a los niños no es como si pudiera dejarlos solos en esa cabaña apartada

Milo: Si, sí. Entiendo por completo la responsabilidad que teníamos antes. Eras un maestro y yo un guerrero, ambos en servicio...—Termina de tomar el contenido del vaso de un sólo trago y regresa la mirada hacia él– ¿Pero y ahora? Seguimos al servicio de la señorita Athena, pero nos concedió libertad para continuar nuestras vidas. No puedes seguir limitándote de esa manera. No seas tan duro contigo mismo—Le indica al barman que repita la ronda.

Camus: No lo sé Milo. No me adapto con facilidad. No sé qué más hacer, me acostumbre a pasar los días "libres" en tranquilidad. Tú eres diferente, no lo sé solo me gusta la vida hogareña—lo termina de un largo trago y espera a que le vuelvan a servir

Milo sólo sonríe negando– Eres un caso perdido, amigo mío...

Camus: Puede ser. Tu siempre fuiste él lograba que hiciera locuras

Milo recibe la bebida y solo le da la vuelta un poco, jugando con el hielo– Tienes dos hijos que a pesar de que son unos guerreros, siguen siendo unos niños y... —Se remueve un poco de su asiento– Supongo que no les vendría mal un poco diversión con su padre.

Camus: Diversión —toma el vaso de un solo trago— que podría ser divertido.
Ellos se han adaptado tan bien a toda esta modernidad

Milo: Pero tú no—Relaja los hombros y gira su cuerpo en el asiento hacia él— Estoy para sacarte de esa zona de confort y que disfrutes tu vida. En cualquier caso, siempre te acompañaré y lo sabes...—Toma también de un sólo trago.

Camus: Parece que soy una carga para ti muy seguido

Milo: Jamás serias una carga para mí, Camus. Disfruto mucho tu compañía, pero a veces eres algo difícil de tratar.

Camus: Eres mi único amigo Milo. Nuestros otros compañeros solo les parece bien como soy, pero tú ves más que eso

Milo recarga sus codos sobre la barra y entrelaza sus manos a la altura del mentón, perdiendo la vista en alguna de las botellas que tenía en frente– Lo hago porque te amo... ~—Lo dice en un murmuro bajo, pero suficientemente entendible.

Camus toma de un solo trago otra vez—Y como sabes que es así. —ya está algo inhibido

Milo mira hacia Camus intentando ocultar su sorpresa, pues no esperaba realmente que lo escuchara– ¿Qué cosa?

Camus: ¿Amar... como sabes qué es? —toma más, ya empieza a estar ebrio—Has tenido muchas novias. ¿A ellas también las amaste? —pregunta tranquilo con curiosidad

Milo le quita la bebida, apartándola de él — ¿Estás ebrio? No podemos hablar así...

Camus: Regrésamelo—le quita el vaso y se lo termina—no lo estoy.

Milo: ¡Camus! —Se para, posándose al lado de el e intentando detenerlo, pero el movimiento hizo que quedaran a centímetros de sus rostros.

Camus se queda quieto mirándolo a los ojos con expresión adormilada.

Milo: ¡Por Hades, Camus! ¿Qué te pasa? —Rueda los ojos y se rodea el mismo los hombros con el brazo contrario para cargarlo, no sin antes dejar suficiente dinero en la barra para pagar la cuenta y propina– ¿Quieres irte ya?

Camus: No.... estoy bien aquí—trata de tomar otra vez su vaso

Milo: ¡Ya no tiene nada Camus! —Voltea el vaso y lo agita para comprobárselo– Ven, vámonos a Acuario de nuevo. Te diré lo que quieras en el camino, ¿de acuerdo? —Vuelve a acomodar su brazo sobre su cuello.

Milo ayudo a Camus para poder salir del bar, para su buena suerte por así decirle Aioria después de salir del templo de piscis se dirigió al pueblo para comprar algunas cosas que necesitaba por lo que a lo lejos visualizo a Milo por lo que se acercó a saludarlo.

Aioria: Hola

Milo: ¿Leonardo? ¿Qué haces aquí? —hablo observando a su compañero

—deja de llamarme así—Hablo rodando lo ojos con un poco de fastidio—solo pasaba... estoy aburrido—observa a Camus medio muerto—¿está todo bien?

Milo rueda los ojos mientras mantiene sostenido a Camus– Leonardo, Leandro, Leoncio, lo que sea... Sí, sólo tomó de más, lo llevaré al Santuario.

Camus: Quiero más —trata de soltarse sin mucho esfuerzo—¿Me contaras? —lo mira fijo con expresión inquisitiva pero aun adormilada

Milo lo sostiene de la cadera para hacerlo caminar– Llegando a Acuario podemos tomar más si quieres, pero no quiero que termines congelando el bar, ¿de acuerdo? Vamos—Lo empuja para que camine– Te contaré lo que quieras, dime qué quieres saber...

Camus: ¿De verdad? —se apoya contra su amigo—¿Cuántas novias?

Milo empujando la puerta del establecimiento con su propio cuerpo para ambos salir de ahí– Oficialmente sólo una, Camus. Y con ella comprobé que... - suspira desanimado - soy gay... Y que sólo podré amar a un hombre en mi vida...—Continúa caminando

Camus: ¿Una? No, no, no. Muchas. Tu presumes... y varias también—pareciera ver fijo al frente—¿Por qué solo un hombre?

Milo: Qué bien me conoces, Camus - rueda los ojos y habla sarcástico - todas fueron sólo sexo, desahogo. El sexo te hace sentir bien, te relaja y te ayuda a olvidarte de las cosas por el momento, es como una droga. —Lo acomoda mejor ya que se estaba soltando– "Oficialmente" sólo fue Shaina... Y con ninguna he podido dejar de amar a ese hombre, Camus. Desde que era un niño.

Camus: Pero el sexo es con tu novia... solo con tu.... pareja—habla bajito—No sé qué es eso.... yo no he hecho eso.

Milo: El sexo es sólo para saciar tus ganas, Cam... Hacer el amor... Nunca lo he hecho, pero sin duda debe ser algo muy lindo—Le da palmadas en el hombro– Lo sé, Camus. De verdad deberías intentarlo, yo te puedo ayudar... Podemos conseguirte una linda chica, a tu gusto...

Mientras caminaban Aioria también los seguía ya que sinceramente tenia curiosidad por saber que era lo que pasaba entre ambos, aunque por otro lado también ayudo a Camus antes de que se tropezará.

Camus hace un gesto medio dormido—Mi gusto... las chicas son lindas... los chicos también...Me gustan las sonrisas... personas alegres, brillantes

Aioria: Estará hablando de ti amigo...

Milo lo recargó un momento en las gradas del coliseo para ambos descansar. Escuchó atentamente lo que decía y con lo último, se quedó callado por un momento– O-Okay... Podríamos intentar conseguirte a una chica así... O un chico, como lo prefieras... ¿Dime, tienes a alguien en mente? —Se sentó al lado de él, muy cerca para mantenerlo sostenido pues tambaleaba un poco.

Camus se sienta y se acomoda aportándose semi recostado en las gradas—Sonrisas cálidas como el sol... —se pierde en sus pensamientos alcohólicos

Milo lo mira entre curioso y confundido– ¿Podrías ser más específico? Uhmm Mü tiene una sonrisa muy linda, ¿te gusta él? —pregunto observándolo

Aioria: Afro tiene una linda sonrisa—hablo recordando cuando piscis sonreía ante su compañía

Camus: Mu—piensa un poco— su sonrisa es linda, pero no cálida. No, no me gusta—hizo una pausa—Afro es linda, pero con mucha seguridad y fuerza

Milo ríe bajo, divertido ante aquel comentario– ¿Me harás nombrarte a toda la orden dorada o me darás un nombre? ¿Qué tal Shura? —menciono divertido

Aioria: Dinos Camus—menciono sacudiéndolo un poco y haciendo que Milo se moleste

—¡Oye! Déjalo no ves que esta ebrio—menciono para apartarlo de Acuario y amenazarlo con la mirada

Camus: Shura no sonríe—dice indignado el capricornio era serio hasta más que el mismo

Milo: ¡Camus, somos 88 caballeros a la orden de Athena, dime un nombre!

Camus: Andrómeda... su sonrisa es tierna y cálida... La lady de la panadería.... siempre sonríe mucho—murmura varias personas como si fuera al azar—Mi amigo.... si. Milo tiene una sonrisa muy bonita y cálida

Milo se soba el tabique de la nariz intentando no reír, le parecía gracioso ver a Camus en ese estado–Bien... ¿Con cuál de ellos quisieras intentar tener... Intimidad sexual? Como sea que ustedes los tercos le llamen.

Camus lo mira con los ojos grandes sorprendidos mientras se sonroja y cubre su rostro con las manos—No digas eso... es vergonzoso...

Milo ríe un poco– Solo quiero ayudarte, Camus. Escoge a alguien...

Aioria solo lo miro con una expresión de no poder creer lo que estaba escuchando por lo que solo negó con la cabeza—Oyes eso es personal—menciono señalándolo con el dedo—sabes me voy, te dejo con Camus—menciono para darse vuelta—y él se muere por ti—hablo haciendo que el escorpión lo mirada amenazantemente

Camus: No sé. No sé... son lindos yo no lo soy... —dice con desdén—mira entre sus dedos* tengo un secreto —habla bajito

Milo posa su mano sobre su hombro, animándolo– Cam... Eres... - iba a decir un halago sobre su hermoso físico, pero prefirió detenerse y dejarlo continuar - puedes contarme lo que quieras, lo sabes. Somos amigos

Camus: Mi amigo... —asiente lento quedando sus manos de su cara—De joven. Cuando mi maestro me conto eso...—voltea a los lados—del sexo... —dice bajito—me imaginaba con Milo.
No se lo digas, es vergonzoso—le advierte como si regañara a un niño

Milo miró a Camus sorprendido y tragó grueso, pero decidió preguntar más...– ¿E-exactamente... ¿Qué te imaginabas con... Milo? —Preguntó nervioso, removiéndose un poco de su lugar.

Camus: Yo... besos... caricias... —se muerde un dedo nervioso— yo a él y el a mi...

Milo: C-Camus... —susurró—Con su mano temblorosa por los nervios, comenzó a acariciar uno de los mechones de su cabello que caían por su rostro, dando también un suave tacto sobre su mejilla, llamando así la atención del francés– ¿Quieres que te lleve a tu templo? Debes estar agotado...

Camus cierra los ojos disfrutando de las caricias relajándose—Sí, quiero dormir

Milo se queda unos momentos más acariciando y delineando las facciones de su rostro a modo de caricias con su dedo, mirándolo detenidamente– Te quiero tanto... — murmura bajo

Camus: Mph —murmura relajado casi quedándose dormido

Milo: Cam...—Le susurra para que reaccione—Ven, vámonos a descansar. Ya todos deben estar dormidos—Se pone de cuclillas frente a él, dándole la espalda—Sube a mi espalda, te llevare cargando.

Camus abre un poco los ojos—¿Es tarde? —se abraza a su cuello escondiendo su rostro en la cabellera añil

Milo asiente y lo sostiene de las piernas mientras lo levanta y comienza a ascender con Camus en la espalda– No eres tan tolerante al alcohol, Camus. Ten cuidado para la próxima.

Camus: Mph —restriega el rostro poniéndose cómodo—No mucho

Milo lo mira de reojo sobre su hombro y sonríe. Ya estaban pasando de Libra a Escorpio— ¿Quieres descansar en mi templo o te llevo a Acuario?

Camus: Donde sea—lo abrasa más fuerte

Milo: Bien...—Se adentra a la habitación de Escorpio y aun con Camus en la espalda, se sienta en la cama para dejarlo a él también. – Ponte cómodo, ¿sí? —Saca un pijama estampada de escorpiones y la deja acomodada al lado de él– Saldré un momento para que te cambies y ahora regreso, ¿te preparo un té?

Camus siente la suave superficie y se acuesta gimiendo cómodo—No, kalua—se incorpora viéndolo salir y se empieza a desvestir, pero queda en bóxer y se acuesta cubriéndose con la manta

Milo frunce el ceño y niega— No te traeré más alcohol...—Sale un momento y al regresar solo se sienta a su lado por unos segundos, tocándole la espalda, pues pensó que ya había dormido— Descansa Camus, yo dormiré afuera para que estés cómodo—Se levanta de ahí y sale de la habitación.

Camus se despierta y lo mira molesto. Toma una almohada y lo golpea con ella—Duérmete Milo —tubo una regresión de cuando eran niños y dormían juntos

Milo: ¡Ay, idiota! —Intenta cubrirse del golpe con su mano–Ya, ya. Me voy a dormir—Camina hacia la puerta– ¡Qué descanses, Camus! —Cierra la puerta detrás de él y sale. Se recarga del otro lado de la puerta y suspira sonrojado.

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