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66. Es mi turno

Después de dos semanas del plan de Talía y ese beso que le robé, he desconocido que ha sido de ella. La extraño, y no dudo ni por dos horas dejar los malditos papeles e irme detrás de ella.

Sus labios fueron tan revitalizantes, y deliciosos, que si no hubiera sido por la hora,  estuviera junto a ella toda la noche de aquel martes. Sin embargo, no pudo ser.

—Presidente tiene que firmar esto —me indicó Eak mostrándome unos documentos.

—Ya sé. No tienes que recordarme eso, siempre es lo mismo. Planear, diseñar y firmar. ¡Estoy harto! —le dije a mí pequeño hermano.

—Apuesto a que quieres verla.

—¿A quien te refieres? —le contesté fingiendo ignorancia.

—No te hagas el menso, que no te luce. A quien mas que a la chiquilla esa de tu prometida —rechisto al mencionarla.

—Pues si fíjate que quiero saber de su hermoso traser...digo de ella, de ella, no solo su cuerpo —hablé con algo sarcasmo.

—Cuanto llevas sin sexo Nell , anda, responde —me preguntó con sus manos cruzadas, parado frente a mí.

—Pues...unos seis meses.

—No mientas. Dime la verdad —insistió con su cara arrugada.

—Bien, ocho meses y dos semanas, por...

—¿Quieres salir hoy? Vamos, iremos con los chicos y veremos que bellezas nos encontramos —sugirió con intenciones de sacarme a Talía de las cabezas, y sí, también hablo de la cabeza de allí abajo, que merece algo de cariño.

Después de ese corto receso, volvimos a lo mismo. Él entregando papeles para que firme y juntos revisando las propuestas nuevas que nos dejen un beneficio monetario más ventajoso a la empresa.

Luego de eso, y de la reunión que se realiza todos los lunes, fui a la cafetería de la empresa junto a mi hermana, y nos encontramos a Jon de contabilidad, con un buen filete, devorando esa carne como si fuera lo último que haría en su vida.

—Jon, por Dios no te van a robar ese filete, no lo comas así —enunció Eak con la bandeja en sus manos.

—Es que, tengo mucho que hacer. Los ingresos de este mes, más los costos que hay que realizar. Y los gastos de reparación del área de informática. Además de revisar las transacciones bancarias, necesito terminar esto rápido —habló de golpe, cual carro de carreras, sin pausas.

—Hombre, no te aceleres, no eres el único contador de esta empresa, hay más —agregué palmeando su hombro —Vamos a comer contigo, que dices...

—Son bienvenidos. Presidente y secretario principal —habló de nuevo con rapidez y su nerviosismo que lo caracterizaba.

Tan pronto como empezamos a comer, ya Jon estaba terminado lo que le quedaba y se despidió de nosotros al tomar su bandeja...

«¿Ese hombre será de eyaculación precoz?» —pensé después de su huida.

Al terminar el jugoso y buen guisado de papas que elegí, yo también emprendí una huida, pero a casa de Talía, quería verla, o por lo menos averiguar su número de móvil, para así coquetear un poco y tal vez... ¡No! ¡Espíritu de sexo, largo! ¡Yo puedo resistir!

De camino al estacionamiento, vi como dos colegas estaban comiéndose a besos, con salvajismo, como si fueran animales en época de apareamiento. Esa escena fue algo intensa para mi entrepierna, pero pude resistirme...hasta llegar al auto.

Soy muy débil ante el deseo carnal.

—¡Oh Dios perdona a tu hijo que se la esta jalando! —Suspiraba con melancolía mientras ejercía el acto.

Hasta que, minutos después. Un papel higiénico se llevó mi preciada semilla.

Encendí el auto y tome rumbo al hogar de mi amada. Él teléfono no dejó de sonar en ningún momento en el asiento del copiloto, y era de esperar, ya que el principal individuo del edificio había escapado (o sea yo).

Al llegar a la residencia de los Sirhe Park. Me baje del automóvil, toqué el timbre y la señora Sirhe me atendió, aunque su aspecto me dió a entender que estaba haciendo los quehaceres...

—Vaya, no pensé verlo aquí. ¿Qué se le ofrece? ¿Café, té, agua? —me ofreció la señora.

—Un café, si no es mucha molestia.

Después de que la madre de mi futura mujer se fuera. Comencé a explorar la sala de estar, y ahí vi fotos de ella; haciendo muecas de desagrado o llorando... ¿Enserio no le gustan las fotografías?

Bueno da igual. Me tomaré mi tiempo para detallar todo su cuerpo en la noche de bodas... Dulce. Ardiente. Pasional noche de bodas que le haré pasar...

Luego de varios minutos. Mi bebida ya estaba junto a mí, al igual que la señora Sirhe. Con la cual dialogue un par de puntos, nada del otro mundo. Sucesos que debo saber de mi Talía.

Al terminar la charla pedí el número de mi hermosa morena y me despedí...

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